Vive entre Rincón y El Palo, entrena en Padelsol, tiene 15 años, está considerada como la número uno en su categoría y es la número 29 del ranking mundial profesional (WPT) pero “quiere más”.
Esta es una historia de éxito pero, sobre todo, es una historia de esfuerzo, de ilusión, de superación… La historia de Bea González, una adolescente jugando en un mundo de profesionales, con sus retos, sus victorias, sus grandes titulares pero también sus asperezas, sus titanes sacrificios. Este año jugará 25 torneos, acumula unos cuantos, y ya es la número la 29 del Circuito Profesional Mundial (World Padel Tour).
Beatriz González Fernández tiene 15 años recién cumplidos. Para algunos, una niña aún. Entrena de lunes a viernes, y los fines de semana suele competir. Cuando los torneos son del Circuito Profesional comienza a jugar los miércoles, aunque tiene que viajar los martes. La pregunta es obligada: ¿cómo compatibiliza el deporte y los estudios? “Es considerada Jugadora de Alto Rendimiento, gracias a la Junta de Andalucía, y le adaptan las fechas de los exámenes”, nos dice su padre Antonio. Con todo, estudia en el Colegio la Asunción y nos dicen allí que saca las mejores notas posibles “no porque sea Jugadora de Alto Rendimiento sino porque es un gran estudiante”. Bea, nos lo confirma: “este año me está costando más pero lo llevo bien, se trata de organizarse”.
Todo empezó de pequeña, el lugar donde suelen empezar las grandes historias. Su padre, Antonio González, jugaba al pádel con amigos. Lo típico. Ella cogía una pala y daba palazos contra la pared hasta que un día pidió jugar. “Yo me lo tomaba como un juego”, nos dice Bea. Tenía 6 años y apuntaba buenas maneras. Fabian Gelibter del Club Miraflores de El Palo vió jugar a Bea y la llevó a entrenar a sus instalaciones. Un mes después estaba federada y jugando en circuitos andaluces. Desde entonces, desde su primer partido oficial, atención, estuvo tres años consecutivos sin perder ni un solo encuentro. Todo el mundo empezó a mirar a aquella chica malagueña, la gran promesa.
A los tres meses de empezar a jugar ya estaba metida en el Circuito Nacional. Su palmarés sorprende a cualquiera: tres veces Campeona de España, Campeona del Master Nacional, Campeona del Mundo con la Selección Española, Subcampeona del Mundo por Parejas, número 1 de España en su categoría…, y el año pasado, con 14 años comenzó a jugar el World Padel Tour (para que se hagan una idea el WPT es al padel como la ATP al tenis, o sea la liga de las mejores jugadoras absolutas del mundo). Bea González es la jugadora más joven de la historia en jugar este circuito mundial y, vamos más allá, en meterse en el cuadro final y llegar varias veces a dieciseisavos de final y una vez hasta octavos. Porque aquí viene el siguiente capítulo de esta historia.
Beíta, como le llaman en su entorno, quería probarse en el WPT, ir poco a poco, pero Paula Eyheraguibel, ocho veces campeona del mundo, a través de Carolina Navarro, ve jugar a Bea en Alicante y le pide formar pareja. “Pensábamos que era una broma”, nos dice Antonio. Una niña junto a la leyenda del pádel, Paula Eyheraguibe. Los titulares saltaron a la prensa nacional: “Una campeona de 42 años y una niña de 14: la pareja más singular del pádel”, El Confidencial. No sólo debutan sino que se meten dos veces en los cuartos de final. “Al principio, estaba muy nerviosa con Paula pero aprendí mucho”, nos dice Bea. “Fue una revolución a nivel mediático, era una niña”, nos dice su padre. Terminó el año pasado como la número 29 del mundo.
Lo sorprendente, y subrayable, es que Bea no se arruga. “Dentro de la pista, todos se olvidan de que tengo 15 años pero es lo que tienen que hacer”, afirma Bea. Siendo la más joven del circuito, se enfrenta contra las mejores profesionales del planeta, deportistas que viven del pádel, donde conviven muchos intereses, que entrenan siete horas al día, siete días a la semana … Preguntamos cómo se gestiona todo eso con quince años: “lo lleva, lo lleva, es verdad que lo del año pasado fue una locura, su madre o yo le acompañamos a los viajes pero no deja de ser muy difícil”. Para sostener toda esta estructura, Bea ya trabaja con un psicólogo deportivo, un preparador físico, una nutricionista y dos entrenadores. “Lo que sorprende a todos es que ella quiere más”, afirma su entrenador, Pablo Herrera. Tiene hambre de más partidos, victorias, experiencias. El pádel, como el tenis, es un deporte donde la psicología, lo emocional, lo anímico influye mucho; a esto añadimos que se juega en equipo. Este año, jugará el WPT con Elena Ramírez una jugadora de Huelva que tiene 21 años. Su entrenador lo tiene claro: “el día que saque la mala leche dará un salto cualitativo”.
El año pasado compitió más de 40 fines de semana en todas los opens regionales, nacionales e internacionales. Este año quiere ser más selectiva: WPT, Campeonato de España y el Campeonato del Mundo de Menores que este año se disputará en Málaga. En total, entre 20 y 25 torneos. “Al fin y al cabo, necesita vivir como una chica de su edad”, nos dice su padre. Porque ese es el otro capítulo de este relato: la vida de Bea. Su cole, sus entrenos, sus amigas… “Tengo poco tiempo con mis amigas y el que tengo lo intento aprovechar a tope”, nos cuenta. “A veces, le ha venido grande, coge un avión el martes, juega el miércoles y puedes perder y te vuelves a casa”, dice Antonio, y añade “ella hace muchos sacrificios, debe renunciar a muchas cosas”.
Beatriz González es un referente para tantos chavales que hacen deporte, el ejemplo perfecto del éxito a través de un extraordinario sacrificio, primero de ella, luego de su familia y entorno. Horas de entreno, viajes, torneos, patrocinadores, la exigencia de la profesionalidad en un mundo de adultos… Una historia de voluntad y esfuerzo que, tan solo, acaba de empezar.
Gran aproximación a Bea, cada vez nos cuesta más llamarla Beita con su más de 1’70cm, y además, la persona está muy encima de la deportista. Madurando rápido pero sacando a la niña que lleva dentro de vez en cuando, que es cuando más nos sorprende, sigue siendo una niña, muy alta y que juega con adultos, pero una niña. Son 15 años y ya la admiramos por su forma de asimilar tantos cambios a una edad tan temprana, no es nada fácil, pero su familia es la base para no torcer el camino de su vida.
Nota: no le gusta perder ni al parchís.
Precioso, muy completo, muy real y yo como madre, diria que me ha hasta emocionado.
Tenemos la suerte de tener a un gran equipo de profesionales a su alrededor muy pendientes de ella, mucho apoyo de toda su familia y amigos, y a una niña con mucho merito, mucho talento y mucho espiritu de superacion.
Gracias!!!