Todo parece imposible hasta que se hace. La Cala del Moral se volcó hace un par de fines de semana, en un acto multitudinario, como jamás se ha visto en la localidad, por una buena causa. “Todos con Pablo” demostró que cuando se toca la tecla adecuada, la tecla de la solidaridad, estamos todos a una, somos mejores y hacemos cosas mejores.
Pablo es un niño de siete años, vecino de Rincón de la Victoria, enfermo de cáncer. Los vecinos, los amigos, los comerciantes de La Cala del Moral han querido que pase sus últimos días con sus padres y que cumpla todos sus sueños. Con este objetivo, se organizaron rápidamente colocando huchas en distintos comercios y planificando, en pocas horas, un evento con grupos de música, escuelas de baile, paellas solidarias, sorteos… Desde primera hora, todas las expectativas se vieron superadas y miles de personas inundaron la Plaza Gloria Fuertes para contribuir a tan noble causa.
En medio del drama de la historia de Pablo, los seres humanos somos capaces de entregar a los demás lo mejor que tenemos, y ese es un motivo de una emoción positiva. Como expresó Juan Donoso Cortés, “hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”. Los organizadores del evento informan de que se recaudaron casi 20.000 euros. Este fin de semana pasado, se celebraron distintos eventos por la misma causa, un partido de fútbol, una carrera popular, una obra de teatro de mis admirados Manolo Doña y El Morta.
El ejemplo de “Todos con Pablo” nos debe hacer reflexionar. Son muchas las causas solidarias que deben ser cubiertas y no todas pueden satisfacerse. Los rinconeros, desde nuestra solidaridad, exhibimos nuestro mejor capital humano, pero también desnudamos la impericia, ineficiencia e imprevisibilidad de los responsables políticos que no llegan a los lugares necesarios para hacer frente a estas causas.
Son muchas las asociaciones que necesitan de la solidaridad en nuestro municipio -Asalbez, Amirax, el Economato Social…- y otras tantas las causas particulares, invisibles, vecinos que se desangran sin que nadie sepa nada al respecto. La historia de Pablo, lamentablemente, no es la única. Por ello, si bien es fecunda y ejemplar esta iniciativa no nos debemos cegar olvidando otras tantas causas que requieren del abrigo social.
Debemos recordar que la solidaridad es uno de los valores humanos más importantes, base de valores como la amistad o la lealtad, que no caduca, que debe ser ejercida con responsabilidad, que siempre es motivo de ejemplo para nuestros niños y jóvenes y que, como dijo la poeta nicaragüense, Gioconda Belli, “la solidaridad es la ternura de los pueblos”, en nuestro caso, de nuestro pueblo, de Rincón de la Victoria.