Antes, al principio, aquel dolor, primero como un hilo de humo negro serpenteando por algún lugar en el interior del cráneo y justo después, de inmediato, como un rayo, un dolor brutal. Un dolor repentino, inédito, excesivo…, brutal. Era extraño. Parecía que todo le iba a explotar. Uno de cada seis españoles va a sufrir un ictus a lo largo de su vida, pero, a pesar de la alta frecuencia de este episodio muchas personas aún no saben qué es y cuáles son sus causas.
Ayer nos juntamos unos amigos en la gala “El Humor Moverá el Mundo” para celebrar el Día Mundial contra el Ictus Cerebral. Sí, es cierto, el Día Mundial contra el Ictus Cerebral se conmemora el próximo 29 de octubre pero en Málaga, nosotros, lo celebramos cuando queremos. Digo que anoche nos juntamos unos cuantos, no para estar juntos sino para hacer algo juntos. Amigos, humoristas, monologuistas, cómicos, artistas en definitiva, currantes de la guasa con un arma cargada de futuro, en el Auditorio Edgar Neville, con el humor en ristre disparando contra la opacidad de la enfermedad.
La imagen de una mujer indefensa, de rostro paralizado, asustada, reflejada en una pantalla de televisión apagada… El spot publicitario de uno mismo que no anuncia nada. En vez de pensamiento, tenía un ruido sordo y una pasta triste en la cabeza y un dolor irrevocable y miedo. Cerró los ojos y esperó a que pasara lo que tenía que pasar. El ictus constituye la primera causa de muerte en la mujer española y de discapacidad en el adulto.
Cualquiera y en cualquier momento podemos sufrir un ictus. Se ha avanzado mucho, pero queda muchísimo por hacer. Es una epidemia global y un problema sociosanitario de primera magnitud en todo el mundo. Una de las enfermedades del siglo XXI. Después de un ictus, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente, otro tercio queda con secuelas y otro tercio fallece. Además, el 25% de las personas que padecen un ictus mueren durante los 30 días siguientes.
Manolo Doña, desde bambalinas, diciendo “Rober, una más y nos vamos”; Antonio Pareja con su sonrisa pícara y carnavalera afinando la guitarra; Jacob Torres, en el escenario, haciendo el mítico monólogo del reggaeton; Alexis Sacarrisas, al fondo, en una silla, demostrando que ser un buen payaso es una cosa muy seria; Salvi Pérez pontificando sobre la profesión, los circuitos y la madre que los parió; “Morta” siempre cariñoso contándome el último regalo que le han hecho. Un grupo de gente buena, nada más…, y al frente, Alberto Burgos Mercader, el presi de la Asociación Mercader, contra el Ictus Cerebral, fomentando el caos imposible e irrevocable.
El ictus, o infarto cerebral, es una enfermedad que aparece de una forma muy aguda, súbitamente, y cualquiera estamos expuestos a padecerla en cualquier momento. Conocer esto es fundamental y, a partir de ahí, los síntomas de alarma: pérdida de fuerza en la cara, debilidad en el brazo o en la pierna, entumecimiento o adormecimiento en la mitad del cuerpo, pérdida de visión en uno o los dos ojos, vértigo intenso, dificultades para pronunciar, expresarse y que te comprendan…, después, si ocurre, llamar al 112 y no esperar jamás.
Un grupo de buena gente echando una mano, y cientos de personas entre el público, y compañeros como Inmaculada Urbano y Antonio Briceño, y mitos del Málaga C.F. como Basti, y decenas de asociaciones que siguen luchando, día a día, desde su ilusión y con tan pocos recursos, y Pepi, y Rocío con su libro, y Jacqueline haciendo las fotos, y los del Pimpi, y las cámaras de Onda Azul registrándolo todo para la posteridad.
Se veía desde fuera como el que ve una película. En un instante determinado, no podría decir cuando, sin darse cuenta, le dejó de importar lo que pasaba dentro de la peli y también fuera. De alguna manera, la película transcurría en todas partes. Aguantó varias horas, allí, sola, en medio de la tormenta. El diagnóstico fue transparente: accidente vascular en forma de ictus.