Apuntad: “Crónicas Sorprendentes de Málaga”

Atribuyeron a Horacio, la cita “habent sua fata libelli”, que en verdad es de Terenciano Mauro y que se podría traducir como que “los libros tienen su propio destino”.

Salvador Valverde, escritor, periodista, investigador, debo decir que amigo de la casa y colaborador en aventuras radiofónicas, ha vuelto a publicar con “Crónicas Sorprendentes de Málaga”, una nueva entrega de las historias de la historia de Málaga, crónicas olvidadas o maltratadas de épocas lejanas en el tiempo, un relato que nos define y nos acerca. Un libro que es fruto de la investigación y las lecturas. Un libro que tiene su propio destino -habent sua fata libelli-: perdurar y evocar.

Anécdotas, curiosidades, relatos perdidos…, Salvador Valverde nos narra, con sencillez periodística, episodios apasionantes de nuestra historia: la estancia de Cristóbal Colón en Málaga, junto a los Reyes Católicos, justo antes de la toma de Granada, en los campamentos, medrando por su interés; la tragedia sufrida en la Plaza de Toros de Ronda por culpa de un soldado hercúleo que, imitando a Sansón frente a los filibusteros, tiró parte de las columnas del coso llenándolo “todo de confusión, lamentos y dolorosos ayes” y, por cierto, matando a diez personas; las leyendas de tesoros legendarios en Alpandeire, Marbella, Comares…, o en la mítica Cueva del Tesoro, de Rincón de la Victoria; terremotos, bandoleros, reliquias, Gibralfaro, Capuchinos, Algarrobo…

Valverde juega con capas sobrepuestas de tiempo y espacio, que configuran un mapa a pequeña escala de nuestro lugar y de nuestro pasado. Seré claro: el libro me parece una pequeña joya, magnífico, diría que asombroso por momentos, sencillo, directo, abriéndome ventanas que van de un sitio a otro, y luego a otro, y dándome ideas –que no sé si su autor aprobaría, pero bueno-, sobre otros trabajos, otras novelas, puntos de partida o puntos de fuga para otras historias que contar.

En cada episodio de Valverde, se encuentran, o a mí me evocan cientos de entrevistas, métodos, películas, entradas en Google, tradiciones orales, cuentos infantiles, adaptaciones, cortos… Valverde hace un dibujo de puntos conectados, que son la historia de Málaga, y agujeros fantásticos que, no sólo nos lleva a otras épocas, sino a otras historias, contadas, inventadas o por inventar. El libro de Valverde, Crónicas Sorprendentes de Málaga, me resulta placentero en la lectura, interesante en su meollo pero, sobre todo, evocador.

Leer la crónica de los terremotos más devastadores de la provincia me impulsa a escribir el guión de una peli apocalíptica en la que nada queda tras el desastre, sólo un ruido ultrasónico en medio del silencio (imagino al amigo Alberto Pons metiéndole mano, guión y celuloide); disfrutar de la lectura de Valverde al respecto de un curandero filipino me sugiere un capítulo inédito de García Márquez en Macondo en el que se curan los males con humos y especias; el secuestro del diputado José Sánchez Lafuente y Casamayor me impulsa al cine negro, o al western (el western son las historias de nuestros bandoleros pero en América), vendando los ojos y trasladando al malogrado diputado a una cueva del Torcal…

Ya digo, cada historia, cada narración de Salvador Valverde me sirve para empezar otra cosa, en una implosión de ideas, evocándome, deleitándome, haciéndome tirar de sus hilos para llegar a estadíos que no conozco… , y eso es bueno, muy bueno. Así que GRACIAS, amigo.

A parte de esto, y ya termino, volviendo al principio, el último libro de Salvador Valverde tiene la particularidad de su propio destino. La narración de esas pequeñas historias de la historia se mantendrá en el tiempo, siendo objeto de estudio de futuros historiadores, curiosos del pasado, visita obligada para estudiosos y fuente inagotable de bibliografías sobre lo que fuimos. “Habent sua fata libelli”.

Un último apunte: Bayle, en su diccionario, escribe que “la exactitud en citar es un talento más raro de lo que se piensa”. Valverde, amigo, enhorabuena por la exactitud en la cita, los agradecimientos que nos dedicas, la dedicatoria y todo lo demás también. Enhorabuena por todo.