Escribo estas líneas escuchando a Bowie que es lo más marciano y espacial que pude encontrar en mi discoteca.
La historia nos la han contado mil veces, y mil veces nos llamó la atención tanto que detuvimos todo lo que estábamos haciendo, y nos quedamos enganchados a ese libro, a la tele, a una canción… El mito de la ciencia.
La historia viene a ser algo así: el Mayor Tom, astronauta, inicia su viaje espacial desde la cuenta atrás hasta que alcanza el cosmos infinito y expansivo. En este lugar, el Mayor Tom deja el mundo material para iniciar su propio viaje a las estrellas, un viaje interior quizás, iniciático siempre, no sin antes despedirse de sus seres queridos. En algún momento indeterminado de este viaje, el Mayor Tom pierde el contacto con la tierra, quedando atrapado en su bote de hojalata, como él llama a su nave espacial, a la deriva.
Hace unos días, hemos conocido algunos detalles más sobre Mars One, el proyecto de viaje sin retorno a Marte, con el objeto de establecer una colonia permanente propuesto por una fundación holandesa. Al parecer, se ha publicado la lista de 100 candidatos que pasan a la tercera ronda de selección, que incluye a dos españoles, un licenciado en Físicas de 37 años y un técnico en energía solar de 39.
Andrex Ingersoll, científico planetario, lo resumió con precisión: “Marte es demasiado frío; Venus, demasiado caliente; la Tierra está precisamente donde debe estar.” ¿¿Qué necesidad, diría mi abuelo??
René Thom, científico técnico y delicioso, escribió en su Parábolas y catástrofes, entrevista sobre matemática, ciencia y filosofía, de Tusquets Editores, que “lo que limita lo verdadero, no es lo falso, sino lo insignificante”, y añade que “la ciencia moderna, en el punto en el que se encuentra, es un torrente de insignificancia”.
Leo después que Mars One es un proyecto privado y televisivo -pretende financiarse convertido en ‘reality show’- impulsado por el investigador holandés Bas Landorsp para establecer la vida humana permanente en Marte. La iniciativa cree que el asentamiento humano en Marte es posible hoy en día con las tecnologías existentes. Su plan de la misión integra componentes «que están totalmente probados y fácilmente disponibles de líderes de la industria en todo el mundo».
El mundo científico vive una burbuja, como la inmobiliaria, llena de fórmulas y de una aparente seridad. Como expone René Thom, hay una sobrevaloración de sesudos estudios científicos, cuya única utilidad es engordar doctorados y biografías, justificando ingentes partidas presupuestarias de dinero público o privado, dinero en definitiva.
El proyecto Mars One ha recibido una gran atención popular pero ha sido prácticamente ignorado por la comunidad científica. Un estudio del InstitutoTecnológico de Massachusetts (MIT) señala que la iniciativa, tal y como está planteada, es inviable. Solo para empezar, los colonos podrían morir asfixiados en cuestión de días, sino de horas.
Dicho de otro modo: el mito de la ciencia. Miles de proyectos se dedican a poner luz sobre temas que resultan de una menudez extraordinaria. No estoy especulando. Ahí van algunos estudios reales pagados por todos: 1. Las ratas no siempre distinguen el japonés hablado al revés del holandés hablado al revés; 2. Diseño de una «bomba gay» para provocar la homosexualidad en el enemigo; 3. ¿Por qué los pájaros carpinteros no sufren dolores de cabeza?; 4. uno más, las tasas de suicidio relacionadas con la cantidad de música country emitida en la radio. No me digan que no es maravilloso (modo ironía, claro).
Idea 1: para esos lugares donde no llega la ciencia, siempre quedarán las novelas, las pelis, David Bowie.
Idea 2: “Si no hay vida en Marte entonces bien puede ser que estemos solos. Puede ser que seamos únicos en el universo.” Clay Sherrod, astrónomo. La posibilidad de que estemos solos en la galaxia me resulta mucho más interesante que la posibilidad de vida ahí fuera.