La semana pasada tuve el honor de presentar la exposición ”Retrospectiva” de Vera Montalbán, en el Hotel Vincci, Posada del Patio, en Málaga, con motivo de la próxima inauguración de una galería en Birmingham (Reino Unido) dedicada al artista.
La vida de Vera Montalbán es la vida de un ser libre. Punto y final. Su obra, la de Vera Montalbán, es la obra de un ser libre. Punto y final.
La idea que personalmente me gusta de arte, y y sobre todo, me es útil, es el arte como un juego que, por serio que sea, que lo es, no deja de ser un juego en el sentido de que quien sacraliza algo lo fosiliza y, luego, finalmente, lo pierde. La obra, y sospecho que la vida, de Vera Montalbán es un juego, serio, seguramente, pero un juego en el que se juega con libertad, con colores apasionados, trazos expansivos, cuerpos desnudos de mujeres bellas, sin fronteras, sin censuras.
“Un carro con ruedas radiadas no sólo lleva grano u otras mercancías de un lugar a otro; lleva la brillante idea de un carro con ruedas radiadas de una mente a otra”. De igual manera, la obra de Vera Montalbán no es sólo el juego, la libertad, los colores apasionados, los trazos expansivos, los cuerpos…, sino la idea de los mismo conceptos en transmisión constante desde su obra y, anteriormente, desde él hasta nosotros.
Trazo firme, mezcla de colores, tablillas enteladas, compradores expertos y óleo. Lienzo, paletilla, acrílicos, taller y tiempo. Ensayo y error, borrar y empezar, investigar… Vida, rutina, imaginación, concepto: Desnudo, Retrato social, Abstracción y Geometría.
Descubrir a Vera Montalbán es entrar en el 70×70 o en un 60×100, dispararse con una potente arma de destrucción masiva cargada de imaginación, intuición y espontaneidad, dejarse llevar por los cuerpos desnudos, curvos, bellos, sugerentes… (Bar Musical, Champan, La Loca…) que no podrán, de ninguna manera dejarles indeferentes, sublimes, pecadores, musas de formas abundantes, voluptuosas y senos grandes, sugerentes siempre, mujeres que son metales de espuma y sueño.
Descubrir a Vera Montalbán es la reflexión silenciosa, la fina ironía, como en El Banderillero Arlequín, el golpe manso pero duro del espíritu libre que madura, irreverente en su crónica de un tiempo que nos ha tocado sobrevivir. Desde el cura rechoncho con mirada maliciosa al guardia civil hostil. Pregunta: ¿denuncia social o temática social? “Ambas”, contesta Vera Montalbán, el autor. La ligereza de la vida en contraposición con la espiritualidad del alma y la ferocidad de la ley.
Descubrir a Vera Montalbán es hundirse en los mares de la pintura abstracta y geométrica (La Feria, Tragaperras, En Construcción, Sinagoga…) un mundo exhausto de formas, colores, ruido, rostros, casas, torres, caos pero un caos correcto y organizado, proyectando un mapa de referencias culturales que, sin ser a priori información que deba conocer el espectador, sí que constituye, como mínimo, el paisaje, el lienzo en el que construir el cuadro.
Es un lujo poder ver compilada tal cantidad de obra de un artista tan interesante, inteligente, radical, anormal, y que para colmo produce piezas, en mi opinión, potentes y bellas. Un lujo, tenerlas en Málaga, verlas, disfrutarlas; un honor poder presentarlo, en un acto de contrición, de homenaje, poder conocerle, admirado pintor; un placer, disfrutar de la obra de un autodidacta libre, colorista, emprendedor, que surge desde el hoy y el ayer para perdurar.
La colección que se expone en Málaga cuenta con una veintena de obras representativas del pintor malagueño, principalmente sus últimos trabajos y algunos de los que se expondrán en Reino Unido. Dice Vera Montalbán: “si no estoy contento con la obra, prefiero borrarla y volver a intentarlo”.
La vida es ensayo y error, borrar lo que no preferimos y volver a ello más tarde. Como si esta exposición que hemos inaugurado fuese una metáfora a pequeña escala de nosotros mismos, os invito a que disfrutéis de los cuadros de nuestro protagonista, el gran Vera Montalbán, unos cuadros libres, sin términos medios, abiertos a un universo genial, único y enérgico, al Universo de Vera Motalbán.
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