En el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid, en el curso 1977/78, los filósofos García Calvo y Savater se juntaron para ofrecer una conferencia sobre la crisis de la educación, centrándose en la crisis de la universidad. Algunos creyeron que eran ingenuos, quizás alarmistas. Han pasado más de 30 años y la realidad ha superado el peor de los augurios. Visionaros, como García Calvo y Savater, que no ven visiones, que ven hechos.
Vivo en un pueblo de Málaga, Rincón de la Victoria, donde la masificación en los centros se ha convertido en norma: una norma desoladora y extraña, como de otra época, como de otro espacio. Los institutos (los colegios también) parecen bazares de oriente, infestados de estudiantes y profesores, aulas que se construyen en lugares de paso y patios-hormiguero. No es una exageración.
Desde hace años, la Plataforma por la Educación en Rincón de la Victoria, a la pertenezco con orgullo, lucha por la construcción de un nuevo instituto. Han (hemos) convocado manifestaciones, reuniones con políticos y técnicos, asambleas informativas… Nada que haya servido para que la voluntad política ponga en marcha la maquinaria adecuada.
Cuando hablamos de institutos, aulas y estudiantes, hablamos, en verdad, de educación, con mayúsculas, de la buena educación, de un futuro digno para todos, de una mejor sociedad, de la verdadera riqueza que es el talento… En definitiva, de nosotros, todos.
Al hablar de la crisis de la educación, como ya lo hicieron nuestros filósofos García Calvo y Savater, no hablamos de derechas o izquierdas, faltaría más, no de luchas cainitas o electorales, hablamos para reflexionar, para debatir, para llegar a espacios comunes, a acuerdos, sobre lo realmente importante, sobre lo que nos interesa, nuestros hijos, sobre el futuro de este país.
Un amigo, joven, estudiante, me pone un tweet, desde la I.E.S. Bezmiliana: “Roberto, sácame de aquí”. El grito es mudo, contra las paredes de la nada, que son las paredes virtuales de twitter, es un grito del que no quiere estar donde está: generación de prisioneros.
Confunden la educación con la instrucción, predicar con el ejemplo, formar seres aptos para gobernarse a sí mismos con seres gobernados por los demás, aprender a ser, obtener lo mejor de uno mismo, la virtud, el buen ciudadano… Confunden las cosas.
Ángel Gabilondo, ex-ministro, argumentaba hace años que “la educación es la mejor política social y económica”, y no le faltaba razón. Recortar en educación es recortar en cohesión social, en dignidad, en igualdad y, sobre todo, en riqueza. La masificación siempre es mala educación. No podemos permanecer impasibles. Indignarse ya no es suficiente. Hay que tomar partido: estás con la buena o con la mala educación.
NOTA: el próximo sábado, día 4 de octubre, a las 11:30 de la mañana, estamos convocados a una manifestación en Málaga desde el auditorio Eduardo Ocón. Recorreremos el Paseo del Parque, Calle Larios para, finalmente, montar el “instituto en la calle” en la Plaza de la Constitución. Hemos programado actividades lúdico-educativas para reivindicar la construcción del instituto de Torre de Benagalbón. Os esperamos.
NOTA 2: Si piensas que la Educación es cara, verás lo que nos cuesta la ignorancia. Nos va la vida en ello, la vida de todos.