Las escabadoras de los años felices

Quique González :: Tenía que decírtelo (Videoclip oficial)

(Este post está basado en el track. 1 del disco “Delantera Mítica” de Quique González, cuyo título es “Tenía que decírtelo”)

Hoy me levanté recordando aquellos tiempos de Belle Époque y excesos. Las grúas, los audis, el tiempo en el espejo… Años 20 a los 20 y un concejal pillado con bolsas de basura. Me levanté recordando el casino en llamas, las escarbadoras de los años felices, las tramas, los tramos, los vestidos de novia pagados con dinero negro y las noches de euforia y pirotecnia.

Hace tiempo leí un artículo de la periodista alemana, Stefanie Claudia Müller. En él, se descarnaba la realidad patria con la crudeza de la perspectiva extranjera, del que no tiene nada que perder y escribe. Müller afirmaba que a España no le falta “talento, ni capacidad empresarial ni creatividad, que tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel”, para añadir, justo después, que “la razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción”.

Esta mañana, al levantarme, desayunando, recordé a los pájaros huyendo del nido, usando pasaportes falsos; recordé las noches de clubes y risas, noches de coca y rosas, y un strepteasse encima de un piano de cola y un milagro que ocurre en el cine. Esta mañana, al mirarnos en el espejo, nos hemos visto más ajados y canosos, como cansados, incómodos en cuerpos de otros, empachados de siesta y fiesta.

(El espejo: es curioso que en un mundo donde parece que las pantallas han sustituido a la contemplación directa, un objeto antiguo, plano, analógico, discreto, barato y que suele pasar desapercibido, como es el espejo, pueda guardar tanta carga significativa respecto a lo que somos. El espejo es Müller, las noticias de los desahucios en el informativo de las tres y una parada reflexiva que hemos dejado de hacer. Nos lamentamos, poco más).

No podemos, no debemos seguir mirándonos en el espejo, quietos, sin hacer casi nada, jugando a un juego que no podemos permitirnos. Nepotismo y corrupción, gestiones ineficaces y despilfarro. Diecisiete regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados -17 servicios meteorológicos, 17 defensores del pueblo…-, 200 embajadas y miles de asesores, 30.000 coches oficiales, cientos de miles de líneas ADSL pagadas con dinero de todos, o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna.

Hoy me levanté pensando en el espejo que contempla a esta España Hundida S.A. Recordando la escopeta cargada al lado de la mecedora, y la cafetera oxidada de los lunes al sol. Luego, he pensado en los Presidentes de la Desesperación, cubriendo el expediente, con el cuchillo entre los dientes, y el telepronter redactado, el tweet de un jefe de prensa, fakes y morralla, la foto en el ABC, jugando a salvarnos la vida, con la estrategia de un predicador y el pulso tembloroso del que sabe, fehacientemente, que está fallándonos.

Siempre hemos sido los mismos. Los mismos de la crisis que propició la peste negra en el siglo XIV, los mismos de los años del hambre del primer franquismo, de la depresión del XVII con los Austrias, los mismos de las subprime, la prima de riesgo, las preferentes y los rescates… Cada tiempo tiene su crisis, es así, todo, y esta mañana, frente al espejo, caí en la cuenta de que tenía que decírtelo.

Nota 1: Las grandes crisis suelen ser causa, o al menos acicate, de cambios sustanciales de los sistemas económicos y también políticos. Pura catarsis, cambio de baraja, destrucción creativa, avería y redención, de la necesidad virtud, tanto da; crisis y cambios siempre vienen de la mano. Que, al menos, esto no se nos olvide.

Nota 2: Completa el juego, propuesto en este post, escuchando el track. 1 del disco “Delantera Mítica” de Quique González, cuyo título es “Tenía que decírtelo”, haciendo click justo encima de la foto.