Indios y cowboys

9 Nov

Los tertulianos de la tele saben de todo. Y cuando no, lo disimulan con gran profesionalidad. Son las tablas, supongo, las que les confieren la pericia necesaria para que, ojeando unos cuantos titulares en sus juguetitos electrónicos durante los segundos previos a su turno de palabra, sepan defender un discurso coherente o hasta posicionarse si el programa lo requiere. He dicho tablas pero me refería a tablets. Yo tuve un profesor de Arte en Bachillerato que nos permitía sacar libros y apuntes durante cinco minutos al inicio de sus exámenes, e ilusos con tratados y enciclopedias entre mis compañeros a los que les gustaba el reto de darle algo de esperanza a su pereza omnisciente. Yo intuí enseguida que aquello no me daría más puntos que infartos y, si de algo me sirvió aquella neurótica experiencia fue para aprender el montón de estupideces que se pueden llegar a decir cuando pillas alguna frase suelta.

Por eso me causa tanta admiración comprobar lo bien que estas personas hilan dos datos, tres temas y cuatro frases cuando decae la ineptitud en la polítia nacional y se quedan huérfanos de crispación mediática. El espectáculo debe continuar. ¿Pero cómo? Con el PSOE agazapadito, esperando que amaine la vida, ¿cómo? Anteayer, en el matinal que me susurra el aburrimiento a media mañana pasaron de comentar el deshielo del Ártico que han visto dieciséis millones de personas asustadas en un video de youtube, a sazonarnos algunas frases sobre la Gurtel que, por no dar miedo, ya ni al Tato en el PP. A mí se me había olvidado que los tertulianos servían igual para opinar sobre el cambio climático que para debatir sobre pelotazos, o sea, sobre lo poco que cobrará Cristiano Ronaldo si se le compara con lo que ingresará la familia Neymar, por ahora del Barcelona, ya que los urbanísticos se han tornado del suficiente desinterés como para hundirle la audiencia a cualquiera. Ya me había acostumbrado yo a ubicar ideológicamente a Maraña y Escolar contra todos, pero hablando sobre el consumo de alcohol entre preadolescentes o la luz marina comestible de Ángel Leon, nos imbuimos en el pensamiento único. Esto debe ser la igualdad esa de la que hablaba Felipe González cuando defendía el servicio militar obligatorio. Cuánto bromuro nos espera. El 80% CISeando a Rajoy sin cocina, de aquí a dos congresos y medio del PSOE y 103 primarias en Podemos.

Menos mal que está Trump. Para quitarnos el aburrimiento y devolvernos la pimienta de la ira, estupendo, aunque para librarnos del pensamiento único, no sirve. Es malo malísimo. Yo creo que no había tanta maldad de común acuerdo desde lo del eje del mal, por lo menos. ¿Será para tanto?

Yo que he leído unos cuanos titulares en mi tablet antes de escribir, sé que es misógino y racista presunto y sin precintar. Lo sabe todo el mundo, como diría Pablo Iglesia defendiendo a Espinar. Un bicho. Hasta del Ku Klux Klan han soslayado en la Sexta que es, sin que haya podido comprobar a qué se refieren, de dónde sacan la noticia o en qué se basan para mencionarlo. Ojalá haya perdido. Y se vaya a su casa tranquilo porque vapuleado ya ha sido provisionalmente, por si se libraba después. Sólo ante el peligro. Que pierda y le coloquen un muro mejicano muy alto a su alrededor, con un barril de amontillado dentro. Quizá esa tapia sí la pague con gusto el gobierno mejicano.

Un 77% de los españoles votarían a Clinton. Como si nos imcumbiese. ¡Un 77! Un 19% de raritos, ni fu ni fa. Estos serán los que votaban a UPyD. Y un 3% a Le Pen, Amanecer Dorado, a Hofer en Austria, al húngaro Viktor Orban o al partido Ley y Justicia en Polonia. Ah, no, que no eran estos… El malo es Trump. Y nosotros, sin ombligo, toda la noche pendientes de que caiga desde lo más alto y duro que pueda.

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