El último lapón

9 Sep
El último lapón
El último lapón

(Traducción Joan Riambau Möller)

El pasado día 3 de septiembre, la editorial Destino nos presentó una de las novedades editoriales para este último trimestre del año. Antes, nos hizo llegar su booktrailer que sin duda les recomiendo que vean porque capta el misterio de la novela y es que estos avances de libros no sólo se han puesto de moda sino que se están convirtiendo en algo complementario.

Olivier Truc es periodista, corresponsal en los países bálticos para Le Monde, pero no piensen que van por ahí los tiros en esta novela, qué va, son mucho más sutiles y amables. Para empezar viajaremos hasta Kautokeino, en Laponia central. El tiempo de la historia lo marcará curiosamente la luz solar de cada capítulo, algo que les producirá curiosidad e interés creciente conforme vayan adentrándose en la trama porque todo comienza el último día de la noche polar.

El ambiente donde estarán sumergidos es el mundo lapón: su historia, su religión, su forma de vida y su actualidad, lo que incluye la política y las necesidades. La ficción comienza cuando es robado uno de los pocos tambores sami que quedan en el mundo y que volvía para mostrarse en un museo de la localidad. El tambor en esta cultura les servía a los chamanes para comunicarse con los muertos. Los principales sospechosos son un grupo de extrema derecha que disputan al pueblo sami sus tierras. Y cuando ya parece que no pueden sorprendernos más aparece muerto un ganadero sami en medio de la tundra, caso que intentarán resolver nuestros protagonistas, Klemet y Nina, una pareja de policías pertenecientes al cuerpo especial de la policía de renos.

Klemet es mayor, está a punto de jubilarse, nacido sami pero educado en la integración con tintes políticos que tienen todos los países para absorber pueblos con culturas pronunciadas. Un pasado que le pesa y del que parece que se avergüenza en ocasiones. Incluso es objeto de mofa por parte de algún que otro compañero.

Nina es una policía recién llegada con hambre de aprender y conocer, policía de escuela en oposición a su compañero que es un agente que ha crecido en el pueblo y se conoce el oficio y a todos los que habitan en el vidda.

Las duras condiciones de la forma de vida allí no ayudarán a estos policías a encontrar pistas ni refuerzos en la resolución ni del asesinato ni de encontrar el tambor robado.

Si hay algo que me ha impactado de la novela es la vida en el vidda, el conocimiento de dicha cultura, la relación directa de la historia alemana nazi con las minas y especialmente con el uranio que tanto afectaron a este pueblo y que tanto siguen marcando los intereses políticos. Son magistrales las descripciones de Truc de esos enormes espacios llenos de nieve, de toda la inmensidad, apuntaladas por los perfiles psicológicos de las personas que lo pueblan, curtidas en el frío, en el silencio de una casi oscuridad perpetua, donde un rayo de sol se celebra con una fiesta, o donde el infinito de las auroras boreales se aprecia como algo inherente y en general todo el contexto de naturaleza que enmarca la historia.

La intriga es la justa, la necesaria, sin excesos, directa, que aumenta gradualmente como los rayos solares escapando de la noche polar: ganando minuto a minuto como el autor la gana hoja a hoja. Recomendada para los amantes de la novela policíaca con un entorno sorprendente  y a los que gusten de conocer otra cultura, en este caso, el pueblo sami, con una identidad de las más desconocidas.

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