Novela negra a la española. Con sus asesinatos, sus inocentes víctimas –niñas adolescentes-, su detective con problemas psicológicos y …. sus ertxainas, y guardias civiles.
Sí, un thriller español, con un entorno conocido, el valle de Baztán, y un marco como la población de Elizondo con su río y sus soportales que aparecen en numerosas ocasiones dentro del relato.
Nuestra protagonista es Amaia Salazar, oriunda de la zona, que vuelve a su ambiente después de varios años y allí revivirá –a la par que los asesinatos- todos los miedos y traumas de la niñez. Amaia dirigirá la investigación de unos crímenes que aparecen de forma ritual e irá adentrando al lector en sus propios temores y terrores psicológicos que nos harán comprender mejor a los personajes que le rodean e incluso al asesino/a. Es curioso apreciar como la mujer es el personaje que más impera, con la visión de mujer dura, fuerte, protagonista del ambiente matriarcal, aguerridas, que no se doblegan ante la adversidad.
En principio estamos ante una estructura de novela negra tipo, protagonista con problemas que se desarrollan en un segundo hilo narrativo de forma tan intensa como la principal y personajes secundarios que se encuentran perfilados alrededor de la protagonista. Sin embargo, aquí habría que hacer dos excepciones: una, que sus familiares están perfectamente dibujados y algunos de éstos son muy atrayentes e interesantes, y segunda, destacar el tratamiento de los problemas de la protagonista que no la convierten en el típico personaje amargado de grandes conflictos internos que se reflejan en su vida personal, al revés, su vida personal y su pareja son su equilibrio.
El hábitat conocido, acompañado de un clima frío, invernal y neblinoso aumenta el misterio de la novela. Pero sin duda, lo excepcional y lo que hace diferente al relato del resto de novelas negras que he leído –además de su ubicación española- es el puntito tradicional que tiene desde el principio. Las sorgiñas –brujas-, el basajaún –el Señor del bosque- y las belagiles –mujeres oscuras- están a la orden del día, lo que aumentará nuestros conocimientos en mitología local y añadirá más secreto y misterio a los asesinatos. No crean que estas leyendas devalúan la novela, no, no lo hacen por la sencilla razón de que es una medida exacta, porque la mesura bien entendida puede ser un plus, como en este caso, y confieso que fue una de las razones que me hicieron predisponerme en origen a la lectura con cierto escepticismo a pesar de venir avalada por una crítica buena.
Una novela que engancha desde el principio, fácil de leer, con un vocabulario cuidado pero a la vez sencillo, cuyas tramas e hilos conductivos mantienen la tensión sin decaer ni producir altibajos. Si añadimos los tintes regionales y particulares, tenemos una novela negra original, cuyo punto álgido no se demora en ningún intervalo ni aun cuando crees tener a tu sospechoso/a.
Muy recomendable a los amantes de este género, no sólo porque la autora es española, sino por la originalidad en la perspectiva y en el enfoque. Y también porque hay que leerse el libro antes de que los productores de la saga Millenium (Stieg Larsson) –que ya han comprado los derechos cinematográficos de la historia- la lleven a la pantalla grande.
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