La túnica
Y nos abandonamos. Nos dejamos ir. Dejamos las letras escritas, el paño de limpieza, los vídeos, las reflexiones y nos acercamos en su busca. Estamos cansados de esperar. Ya ha pasado un año. ¡Todo un año!. Ya hemos soñado con lo que vendrá, ahora toca hacerlo realidad. En este inmenso teatro en que se convierten las calles malacitanas, saldremos todos a representar nuestro papel. Desde el espectador estático en sus sillas, hasta el que callejea en el último rincón de un lugar desconocido habitualmente. Desde el nazareno que se recubre hasta los hombres de un submarino a los pies de Ella. Desde la abuela que vende limones cascarúos hasta el último bar de moda. Málaga se despereza y la Pasión se vive en la calle. Como esas Magdalenas en los polígonos de la ciudad. Como ese Simón de Cirene sentado al borde de una cama de hospital. Como ese Pedro renegando de un amigo. Como esa madre llorando por el hijo perdido.
Tenemos la Pasión en la calle, los cofrades vamos a representarla para dar a conocer nuestras creencias sin olvidar tampoco la parte cultural y cultual que hay en cada una de nuestras representaciones, pero como cofrades y cristianos tenemos una Pasión que dura todo el año, y no me refiero sólo a lo que late en nuestros corazones con nuestra hermandad. Me refiero a todas esas personas que están a nuestro alrededor que sufren y sobre todo que necesitan amor. Jesús nos dejó un legado universal sobre el amor y estos días viviremos el día de amor fraterno, aprovechemos pues, salgamos a la calle, sí, representemos nuestro trocito de esta obra, con amor, con Pasión como sólo un cofrade sabe echarle, con Muerte como purga de lo que nos sobra, pero sobre todo con la Resurrección que da el quitarse el capirote tras horas y respirar aire nuevo, el salir del varal habiéndolo llevado hasta lo más alto, el disfrutar con los ojos del más pequeño de la casa una variedad infinita de colores, olores y sabores, pero sobre todo, con una única túnica, la túnica de Jesús el Nazareno.