Nazareno de caramelo

19 Mar

El nazareno. El camino humano que precede al trono. La espina dorsal de una procesión. El pilar económico del que se sustenta la Cofradía. El sentido de la fe en su más amplia paleta de colores. El que cumple una promesa o prueba por primera vez la incomodidad del esparto. El que disfruta con la soledad que proporciona una tela sintiéndose el grano que conforma una montaña. El principio y el fin de todo el cortejo. El alfa y el omega humano de esta forma de sentir. Déjenme que les hable de unos nazarenos muy especiales, diferentes, cuya luz sale a través del capirote. Nazarenos de no más un metro veinte, como mucho. Nazarenos que la noche antes ni han dormido y que seguramente tampoco han dejado dormir a los suyos. Nazarenos persistentes y tozudos que llevan un año dando la lata con aquella pregunta de ¿Y cuándo es Semana Santa? Nazarenos que cada vez que encuentran a un amigo con su mismo afán y divertimento dicen aquello de ¿Y tú en cual sales? –Y sin esperar respuesta afirman contundentes- Pues yo este año voy a salir en… Mamá, mamá ¿A que yo este año ya salgo de capirote? Y el amigo se queda mirándolo con admiración como si fuera un ser superior porque va a llevar capirote y el sigue en el corralito con la faraona. Seguro que ya han adivinado de quienes les hablo. Son los nazarenos más pequeños, los que tienen las manos llenas de ilusión…y de cera, los que tienen el corazón puro y no entienden de intrigas, los que miran a Jesús y a María con otra perspectiva, más cerca y sin duda, más pura. Tengo la bendita suerte de encontrarme una vez al año con ellos en la sección de Lágrimas y Favores el Domingo de Ramos, valientes que llegan hasta el final del recorrido sin una queja a pesar del calor, la sed y el hambre. Nazarenos que son testigos de fe y voluntad, nazarenos especiales que me  consta que existen en todas las cofradías. Yo les llamo “nazarenos de caramelo”, y hoy, me rindo a sus pies y les escribo con toda mi admiración porque merecen que los cuidemos y mimemos. Todo mi cariño para ellos. Sois mi regalo del Domingo de Ramos.

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