Dicen que hablar de dinero es de mala educación y peor gusto y que a la pregunta de ¿y tu cuanto cobras? Lo más fino y educado es salirse por la tangente, o tirarse un penalti como el de Sergio Ramos. Pero parece que hay personas que solo miden la catadura moral de tu pechera por la cantidad de euros que te embolses. Y que el dinero, enriquece el alma tanto como el oro tus bolsillos y tu estómago. El tema es que todos los voluntariados, sean cuales fueren, les quedan muy lejos como si vinieran de otro planeta. Formar parte de esos grupos de voluntarios no es tarea fácil, y los tenemos en todos los ámbitos sociales e incluso en los sitios más insospechados como por ejemplo, en la Agrupación de Cofradías, véase el equipo de La Saeta, dirigida por Andrés Camino o el Archivo Agrupacional a las órdenes de Trinidad García-Herrera y no hablamos ya de la Fundación Corinto, donde todas las hermandades que participan lo hacen desde un voluntariado casi anónimo, en cuanto a personal, y siendo la última incorporación en ella la cofradía de la Paloma.
Ser voluntario implica entregar lo mejor de ti y no está exento de responsabilidad, al revés, implica demostrar -además de hacerlo con tu trabajo- tu capacidad de resolución, tu compromiso y tu seriedad. A cambio de nada. Bueno, sí, a cambio del placer de hacer algo que te gusta y algo que ayuda a la sociedad, como en el caso de la Fundación, con más de 400 familias en acogida, enriquecer con sus investigaciones, como en el caso de la revista La Saeta, o atesorar parte del patrimonio cultural malagueño como en el caso del archivo. Les pongo estos ejemplos por los que puedo dar fe porque los veo casi a diario y porque he visto como se trabaja en el resto.
Ahora que la Agrupación se encuentra en el periplo de su primera Semana Santa a las órdenes de Eduardo Pastor y aun siendo consciente de que hay cosas que son susceptibles de mejorar en ella, les invito a conocer a los muchos que trabajan con ahínco para que todo salga bien, y para que cualquiera pueda ejercer su derecho a la crítica, o te pregunte con sorna ¿Y tú cuanto cobras?… a esos que preguntan, la próxima vez les responderé: Y tú, ¿dónde eres voluntario?