Hemos vuelto, los sempiternos cofrades empiezan a reaparecer si es que alguna vez nos fuimos, que como diría aquel humorista «va a ser que no», porque somos una ‘miajita’ perseverantes… Se acerca la consabida y redicha primavera, nos desperezamos de este invierno y comenzamos a laborar como hormiguitas alrededor de nuestras casas hermandad, albacerías y actos.
Volveremos a empaparnos de ceremonias, cultos y misas. Los más freaks releerán la historia completa del Arguval si hace falta para recordar todos los detalles, y así poder dar habida cuenta documentada a cualquier acompañante despistado.
Las nuevas generaciones (y no hablo de juventudes políticas) se bajarán la última app para android o iPhone, y crearán (si no los tienen ya) grupos de whatsapp, y los más clásicos (con sector aparte para los más rancios) se reunirán en tertulia, bien cafelito, churros con chocolate o copa larga… Pero larga…
¿Para qué? Pues para hablar de este mundo, para intentar arreglar el universo cofrade interestelar, para hablar por hablar, por gusto, con el fin de repasar todo lo acontecido desde la última primavera, las últimas elecciones o las que han de llegar, el estreno de aquella cofradía o el escándalo de otra, el último encargo al bordador ´X´ o la nueva imagen del tallista ´Y´.
Y como todo grupo social, no arreglaremos casi nada, ni llegaremos a grandes conclusiones, ni conoceremos tan si quiera el sexo de los ángeles. Como otro año más, una vuelta al devenir del tiempo, otra espera, otra Cuaresma, con su idiosincrasia personal, pero igual en fondo, porque al final lo único que prevalece, lo que no cambia, lo que es eterno, y lo que nos mueve es estático y en movimiento a la vez: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Lo auténtico.
Lo que vale.
Sean bienvenidos…
muy verdadero