Hace unos días leí la reflexión de un amigo ante algunas afirmaciones vertidas en las que se autodenominaba ‘de la Generación Perdida’.
En literatura “la generación perdida”, término acuñado por la escritora norteamericana Stein, incluía a aquellos escritores norteamericanos que lucharon en la I Guerra Mundial y después, y a los que permanecieron en Europa o regresaron.
Los miembros más relevantes de la generación perdida fueron: John Steinbeck, Hemmingway, F. Scott-Fitzgerald, Cummings y McLeish, entre otros.
¿Y a qué viene este rollo literario en una columna cofrade? Pues miren, llevo tiempo escuchando que no hay relevo generacional en las cofradías, que no existen jóvenes que sean capaces de asumir responsabilidades y cargos. Lo he escuchado en foros serios de debate, en foros menos serios, en cofradías, en reuniones, en bares, y todos llegan a sesudas conclusiones de la falta de juventud para el relevo. Si conociéramos un poco más nuestra historia reciente, nos daríamos cuenta que siempre ha sido una cantinela cofrade la queja sobre la juventud. Desde que se fundó casi la Agrupación. Siempre se han considerado escasos los jóvenes, pocos o incompetentes en algunos casos para la sustitución a la generación que lleva las riendas. Sólo hay que tirar de hemerotecas y leer para darse cuenta que también ha sido una gran excusa recurrente para dejar el poder….
¿Y saben qué? Que siempre ha habido juventud, que estuvo y que estará. Recuerden sino la revolución de los 70 y el cambio de hombres de trono pagados por hermanos jóvenes, o aquella famosa Cuadrilla del Arte que revolucionó estética y formas de entender la religiosidad popular, con criterio. Nos hemos preocupado y seguimos preocupándonos por formar, educar y enseñar a nuestros jóvenes en nuestras creencias, tradición y cultura entre otros motivos porque también es endogámico y la mayoría de los jóvenes son hijos de cofrades. Así que ¿cuál es la preocupación?
Y no es una pregunta retórica, miren, tenemos una juventud más preparada que incluso nosotros cuando llegamos, se saben los “arguval” al derecho y al revés, están formados musicalmente como componentes de bandas y muchos tienen más estudios que nosotros mismos en arte…sí, y alguno me dirá: ‘es que son juventud teórica, no trabaja’. ¡Error! Es cierto que hay mucha juventud de teoría que no le gusta remangarse y trabajar (pero es que ese tipo siempre los habrá y en los ‘mayores’ también los hay), hay también quienes se remangan y trabajan y por último están aquellos que no sólo saben trabajar sino que aspiran a un puesto responsable y están altamente capacitados porque así lo han demostrado en otras circunstancias.
El problema es que siempre ha habido ciertas reticencias en dejar paso a la savia nueva, y aquí, perdónenme pero voy a repetirme con lo que ya dije en el Pregón de la Juventud Cofrade que dí hace unos años: creo que es algo tan fácil como trabajar en equipo, absorbiendo los mayores de la alegría y la fuerza de los jóvenes, su ímpetu y sus ganas y a la vez los jóvenes trabajando, aportando sus ideas y asumiendo cada vez más sus decisiones, sean equivocadas o no, entre otras cosas porque todos nos hemos equivocado ¿verdad?
Tenemos unas generaciones cofrades venideras que si algún día les dejamos serán mucho mejores que nosotros, con creencias más firmes que las nuestras (dada la sociedad global que les ha tocado vivir), con una preparación más completa, con unas ganas de afrontar retos inimaginables y con ganas de empezar ¿vamos a seguir negándoselo y haciendo titulares de la falta de juventud cofrade? Por favor, no seamos tan ligeros al afirmar ciertas cosas, ya que corremos el riesgo de convertir a nuestros sucesores en una Generación Perdida que demostrará con el tiempo cuán equivocados estaban sus mayores….dejen paso en las tertulias, compartan con ellos y verán cómo no todo el horizonte es tan negro.