“La Aurora”, óleo de Bouguereau. 1881
Si el autor de “La Eva futura”, (novela de Villiers de L`Isle-Adam, publicada en 1886), hubiera tenido que elegir un tipo de belleza femenina para representar a su personaje fundacional de lo que se ha llamado luego “androides”, y escritor que crea un tipo de novela de ciencia-ficción, ¿habría optado por este tipo de mujer, ahí representado por su contemporáneo, el pintor William A. Bouguereau? Bueno, en lugar de “androide” aquí habría que decir “ginoide”, pues estamos ante una mujer; pero para el caso, tanto monta : es el término y su posterior popularización lo que ahora remarcamos. Repito : ¿habría el aristócrata novelista elegido para su Eva esa representación del orgulloso pintor que era Guillermo Adolfo Bouguereau?
No lo sabemos, pero es dudoso, ya que los artistas contemporáneos suelen preferir la rivalidad antes que el trabajo en común. Y aun cuando el novelista no pasó de los 50 años de vida, mientras que el pintor llegó casi a los 80, fueron contemporáneos. Y sus obras, por lo tanto, – dejando ahora al margen los sentidos y valoraciones artísticas de estas -, también lo son, aunque la palabra “contemporáneo”, aplicada a las obras de arte, es equívoca : se puede ser coetáneo y estar en las antípodas, desde el punto de vista de los estilos y las tendencias artísticas, como también desde el punto de vista de las ideas y las creencias, así que usemos el término en su sentido estrictamente “temporal”.
¿Qué podemos decir, entonces, que hay de común entre obras y artistas como tantas y tantos del siglo XIX, ya se trate de pintura, ya de narrativa o de poesía? A veces lo único que las une es su temporalidad : que coexistieron en el tiempo. Y poco más.
Y ahora damos un salto en la temática : ¿podemos decir algo así de la historia de la humanidad en términos generales? Pensemos en nuestros orígenes, los más lejanos, aquellos en los que nuestros ancestros comenzaban a poder ser considerados como “humanos” : ¿qué tuvieron en común el hombre del valle del Neander, el del abrigo francés del Cro-magnón, los de la zona del Aurignac…?
Ya sabemos que los neandertales son muy anteriores en su origen a los antes llamados cromañones (nombre que se desechó en su día por los prehistoriadores) y los de la cultura auriñaciense, esto es, “la cultura de los ciervos”, toda vez que la palabra vasca “oreiñak” significa “ciervos”, y es hermana de la palabra francesa Aurignac.
Pero si dejamos a un lado la cuestión de fondo estricta, ¿no enterraban a sus muertos y tenían sus creencias en el más allá tanto los “homo sapiens” que conocemos como neandertales como los llamados “homo sapiens sapiens” que re-conocemos como nuestros auténticos ancestros? ¿Acaso no convivieron y hasta cohabitaron durante decenios, incluso durante unos 10.000 años, como poco? En nuestro ADN hay rastro del de los neandertales, conque… Estas, y otras cosas que implican tanto al arte como a los procesos de hominización, seguiremos tratando en posteriores textos. Aquí debemos dejarlo por ahora.
“La Eva futura” es novela de anticipación, e incluso sin quererlo acaba por de incidir sobre cuestiones que a partir del siglo XX se han enquistado en nuestra sociedad : machismo, feminismo, modos de moral, sexismos diversos… Esto, aun cuando la intención del autor no lo pretendiera. Pero el hecho se da.
En cuanto a la obra pictórica del tan laureado en vida Bouguereau, no se sale de unos límites que le ubican en modos de academicismos, e incluso de un tipo de realismo, que le alejó de otros contemporáneos como Paul Cézanne, por no nombrar a otros que llegaron a despreciar al prepotente Bouguereau. Y con c cierta razón lo hicieron : Bouguereau sólo miraba por sí mismo y hacia el pasado clásico helénico, que trató de superar, mientras que Cézanne se orientó hacia el futuro, en lo que al arte de la pintura se refiere, y con razón es considerado como uno de los padres de la pintura moderna.
Esto, obviamente, son opiniones personales : sujetas a revisión. Pues así que nuevas lecturas y reflexiones me llevan a ello, mis pensamientos deberán modificarse.
Es obvio que estas opiniones sobre pintura o sobre otros tipos de manifestaciones de Arte son absolutamente discutibles : y me digo si eso tal vez no las hace más “feraces”. Feraces, no feroces, puntualizo.