NEBIROS : Todo y Nada.

4 Jun

Ambas palabras con mayúscula porque las dos significan lo que en su sub-stantividad dicen : “Todo” es lo que abarca en nuestra lengua la totalidad de algo. Lo podemos hacer más intensivo, al propio significado de “todo”, mediante el artículo antepuesto : “el Todo”. Algo similar ocurre con “Nada”, y con “la Nada”. Y en cuanto a esa manera de dejar ahí arriba escrita la palabra “sub-stantividad”, queremos así hacer ver más aún el sentido de lo sustantivo que en dichas palabras yacen : “lo sub – estante” es “lo que está debajo” de algo, sosteniéndolo. Lo que le sirve de cimientos. Su “cemento de base”. Y si ese elemento cimentador brilla por su absoluta ausencia, es La Nada lo que tenemos. Así, pues, “la nada” sería “la No-Substantividad” de algo, el vacuum, el vacío absoluto. Que esto nos pueda llevar al Ser y la Nada, es ya otra cuestión, que aquí no se aborda ahora nada más que de forma muy tangencial, como de puntillas, muy de paso.

Ni tan siquiera la muerte alcanza a significar ese vacío absoluto : porque morir es parte de un proceso que se inició en “un haber sido”, lo que invalida la idea de vacío absoluto. Pero la cuestión ahora es la que sigue : ¿es posible novelar en torno a esas dos ideas, imaginando en la novelación misma un sujeto al menos, un “protagonista del ser todo o ser nada”?

Lo es. O al menos, supongo que lo puede ser : en cierta medida.  Quiero decir que hasta cierto punto, la novela no hace mucho publicada por Siruela de Juan Eduardo Cirlot y que se titula NEBIROS, aborda eso de “el todo y la nada”. Ya digo : de manera deliberadamente tangencial. Y eso posiblemente porque en su novela Cirlot no quiere filosofar, sino transcribir un fragmento de “lo vivo muerto”, adelantar un a modo de “la no vida”, pero en un contexto muy concreto : el del mal en sus formas más diversas, como el sufrimiento integrado en “el en sí” de cada individuo.

“Si la vida lo es todo y yo no soy nada, ¿por qué soy yo quien sufre?”, se pregunta el protagonista solitario del monólogo que es la novela “Nebiros” en la página 118, ese mismo protagonista que descubre en sí “su trágica manera de ser” (pág. 137), y que nos va desgranando una minuciosa odisea existencial, desde la soledad y los recuerdos, y través de una ciudad que nunca se nombra pero que se intuye siempre : esas grandes ciudades asomadas al mediterráneo y con puertos de mar importantes. Más adelante en su tiempo de creación, concretamente en un verso de su obra poética que titula BRONWYN, afirma “yo soy un ser humano a pesar mío”. Y la distancia temporal que hay entre NEBIROS  y  el tomo de poemas titulado “Bronwyn” es la que va de 1950, que es cuando escribió su primera y única novela, hasta ese momento indeterminado siempre en que, a raíz de ver una película en 1966, “El señor de la guerra”, escribe un libro de poemas, “Bronwyn”, en febrero de 1967. Junto al film dicho, la versión rusa del HAMLET, están en el “origen demiúrgico” de esos poemas de Juan Eduardo Cirlot.

Y volviendo a la novela, a la novela con nombre de demonio, (pues eso es Nebiros : uno de los grandes demonios con poder sobre batallones de diablos), cuando el “agonista único” de la novela se dispone a entrar el cuarto que su padre había usado desde que muriera su esposa, la madre del paseante solitario, nos encontramos con esta afirmación : “No es posible separar el alma del primitivo de la del hombre contemporáneo como si fueran dos cosas distintas. ” Y añade a continuación lo que explica esa neta afirmación : “El poderío de las tinieblas sigue actuando todavía, como cuando el ser humano erraba por las planicies nocturnas huyendo de los enormes animales a los que no podía combatir con simples piedras.” (Pág. 59).

La obra de Juan Eduardo Cirlot en su totalidad, desde los poemas o las críticas de arte, hasta el Diccionario de Símbolos o esta su primera ( y al parecer, única) novela, es de una extraordinaria riqueza. Conecta mundos diversos, como el cine, los sueños, la poesía, la música. En Nebiros, sobre la que deberé volver con nueva mirada, hay profundas reflexiones sobre el mal en el mundo, sobre la naturaleza del ser humano, sobre el sufrimiento mismo y esa dualidad (inquietante) que con-forman el yo individual frente a la muchedumbre de seres, frente a la colectividad. es novela que te atrapa y se lee de un tirón, como se suele decir, pero que te obliga, a mi parecer, a una más moderada y lenta lectura, a una posterior “re-lectura reflexiva” : su riqueza de pensamiento lo exige. Y eso es muy de agradecer.

4 respuestas a «NEBIROS : Todo y Nada.»

  1. La edición que puede el lector consultar es la publicada en SIRUELA. En la colección “Libros del Tiempo”. Madrid, 2016
    Edición y epílogo de Victoria Cirlot. Ediciones Siruela, S. A.

  2. La unidad y la riqueza temática de toda la obra de Juan Eduardo Cirlot es asombrosa. Sugiere un modo de música, cosa que el propio autor debía saber y sin duda sabía y no evitaba. Hay una especie de reflexión que se hace a veces intensa pero que nunca desfallece ni cansa, sino que por el contrario nos incita a más y más reflexionar.
    En “Nebiros” esta reflexión se traslada al personaje de la novela, ese paseante nocturno, y de ese modo el lector con mayor facilidad puede ir acompañándole en sus interiores pensamientos, que sólo a veces se exteriorizan an palabras, en frases, en voz viva y sonora.

  3. En un sentido muy amplio, la obra de Juan Eduardo Cirlot nos parece un colosal monumento a la libertad de pensamiento y la íntima sinceridad del artista, de todo artista, en épocas donde ser fiel a uno mismo resulta, si no peligroso de manera descarada, desde luego sí que altamente com prometido.
    Cirlot, más que un creador de la primera mitad del siglo XX, nos parece un hombre del Renacimiento, un espíritu libre que halló en la poesía y la búsqueda del saber ese escape de la realidad, cuando la realidad se torna insufrible.
    Creo que debemos felicitarnos de que su hija, Victoria Cirlot, y Editorial Siruela, hayan decidido dar a la luz esta singular novela. “Nebiros” es tan fiel retrato de una época oscura y negativa como lo es, en otro orden de estilo narrativo, “Tiempo de silencio”, de Martín Santos.

  4. Por ahora, dejamos aquí la obra de JE Cirlot. Nuestra intención es volver sobre ella más adelante, y tratar de señalar concomitancias entre esta novela, “Nebiros”, y poemas que su día fueron publicados igualmente en Editorial Siruela. Hasta entonces, saltamos a otros temas.
    Gracias

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