Sueños : ¿remansos?

28 Jul

“En algunas ocasiones, -me dijo-, mis sueños son como remansos en medio de tempestades; y en otras, carecen de sentido. Los mire por donde los mire, son absurdos”. De nada sirvió que le hablara del Surrealismo, de su uso de los mundos oníricos para la creación de nuevos espacios literarios, y demás. Tampoco le consolaba que desde el Romanticismo el sueño fuera un elemento de notable valor en muchos autores y obras. “Mire usted, -me dijo, cortante-, cuando una cosa es absurda para uno, es absurda y basta. ¡Y algunos de mis sueños son absurdos, tan absurdos que ni pueden ser referidos por persona cuerda alguna!”

Entonces le pregunté :

“¿Ha probado usted con la Simbología?”

Me dijo que sólo se guiaba por lo que se lee en diccionarios de sueños, y que también acudía, últimamente, a lo que se lee en la red. “Internet es como Dios”, me aseguró. “Y  es Google su Profeta”, añadí en tono irónico. No le gustó mi broma : su sentido del humor andaba bajo mínimos, deduje.

“Hay estupendos Diccionarios de Símbolos, -le comenté. Como el de Hans Bierdermann, o el de Jean Chevalier y Alain Gheerbrandt. Eso, sin contar las cosas que se han escrito sobre los significados de sueños desde Artemidoro de Éfeso (o de Daldis) hasta Sigmundo Freud y ese gran maestro que es…”

“¡ A la mierda !”  Me dijo bruscamente, casi gritando, e hizo el ademán de arrojar algo al suelo con violencia. Luego, se calmó un tanto, se disculpó y me comentó:

“Usted me disculpe, pero es que de pronto me ha venido la sensación de que todo lo que me estaba diciendo ya lo había soñado yo antes. Y eso ocurrió en un sueño donde aparecía de pronto un volumen de la Patrología de Jacques P. Migne, y alguien, una especie de enano con aspecto diabólico, me lo arrojaba a la cabeza mientras me recitaba esos nombres y otros más…”

Le disculpé, como no podía ser de otro modo, dadas las circunstancias que me atañían : tenía yo la intención de lograr valiosas informaciones de mi curioso interlocutor.

Me esforzaba en lograr que se calmara algo más, lo que no era difícil al tratarse de una persona por lo general afable, y mientras eso hacía iba yo dándole vueltas a la idea de que me relatara el sueño a que había aludido. “Suelo interpretar bastante bien los sueños”, le aseguré.

Consintió en referirme el sueño. “Pero nunca cuente usted que yo se lo conté”, me advirtió. “Cuente con ello”, le respondí al tiempo que le dedicaba un guiño.

El sueño del señor XXX.-

“Estoy en un promontorio cercano a la costa. No sé qué costa es, no la reconozco. El mar está en plena tempestad, y sobre las aguas veo muchas pequeñas embarcaciones que avanzan con dificultades, zarandeadas por las olas. Esta visión dura unos segundos, calculo. Luego, el mar se calma y me doy cuenta de que las embarcaciones se apresuran a dirigirse cada una a su punto de destino, acercándose a la costa y llegando todas, a salvo ya de cambios de tiempo, a sus puertos o lugares de amarre. Tengo la sensación de cada embarcación va guiada por un solo individuo, a lo sumo, dos. Me despierto con la idea, vagamente recordada, de haber leído en algún lugar y momento del sueño estas palabras : sonnos : remansos. Y de algún rincón del recuerdo (que se va desvaneciendo en mi memoria) del sueño, me vienen las palabras “Patrología” y “Migne”.

Algunas premisas.-

“¿Me permite algunas preguntas?”, le digo, apenas he comprobado que su relato del sueño está debidamente grabado.

“Sí, claro. Siempre que se trate de preguntas…, pertinentes”.

“Por supuesto. Serán preguntas idóneas, como podrá comprobar”, le digo, y paso a explicarle que en todo sueño suele haber detalles que el soñador no refiere pero que si se les preguntan, los recuerdan. “¿Detalles, como cuáles?”, me dice.

“Pues verá : y son las preguntas que les decía. ¿Recuerda el color de las aguas del mar? ¿Qué luz había, era la mañana, la tarde, iba a oscurecer? ¿Había sonidos en el sueño, como por ejemplo del viento, o de la misma tempestad y oleaje?”

(Continuará)

Una respuesta a «Sueños : ¿remansos?»

  1. El señor XXX existe en realidad, y es persona conocida. Su sueño, que aquí se relata, está recogido y grabado en uno de esos artilugios modernos que son los móviles con diversidad de funciones, la menor de las cuales suele ser la de hablar por teléfono. En el próximo texto, que espero no sea muy tardío en fechas con respecto a éste de ahora, se explican las circunstancias que dan sentido a este sueño, así como su propia consistencia : muchas veces, los sueños, tienen tal consistencia fuera ya del ámbito onírico donde nacen o se originan, que resultan con el tiempo más reales que la vida de vigilia misma : ¿quién no recuerda a veces con mayor persistencia a lo largo del tiempo algo soñado que un montón de cosas que se experimentaron en la vigilia? Gracias, lectores.

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