Ocurre a veces en los sueños que la propia mente, (es posible que aún se ignore el motivo pero podemos intuirlo), construye lo que podríamos llamar “un espacio onírico personal”. Con esto queremos decir que no es raro que soñemos con lugares, ya sean casas, caminos, paisajes o simples habitaciones más o menos amplias, como un dormitorio, una cocina, un salón de estar…, que de un sueño a otro son reconocidas como “espacios ya soñados”. No se identifican siempre con espacios conocidos de la vida de vigilia, sino que son únicos en sí mismos. Son estrictamente “lugares oníricos”, espacios del sueño.
En ellos son diferentes las cosas que luego se ven o se vivencian en el soñar : episodios que tienen que ver con lo que a diario tratamos y gestionamos, o que nada tienen que ver con nuestras actividades cotidianas. Si uno sueña una playa, un camino entre riscos, o una carretera terriza, que serpea entre arboledas, y con casas acá y allá, eso puede luego ser reconocido como algo que existe en la vida de vigilia, a la que solemos llamar “real” – olvidando que los sueños son también algo real, sólo que de naturaleza diferente, de distinto modo de realidad -, o como algo absolutamente nuevo que sólo conocemos (y re-conocemos, a veces) en el seno de nuestros soñares. Y en esos lugares, en el sueño, las cosas que ocurren o que soñamos que ocurren, son unas veces como una historia que se continúa de sueño en sueño, y otras veces nada tienen que ver unas con otras. fenómenos corrientes de los procesos oníricos que solemos recordar.
El espacio onírico debemos en principio concebirlo como algo que existe en nuestra mente, o que es construido, fabricado por la mente a partir de los datos que se han ido almacenando en ella a lo largo de nuestras experiencias vitales, tanto las de la vida de la vigilia como las que tenemos en anteriores sueños, y además de esos datos, estos otros : lo que leemos, lo que imaginamos, lo que deseamos, lo que nos decimos o decimos a otros, son también construcciones mentales que se deben tener en cuenta cuando se quiere explicar eso que venimos llamando “espacio onírico”. Ahora bien : ¿cuál es la realidad de dicho espacio? ¿Coincide con la del sueño en sí, o hay en ese “lugar de sueño” algo más de lo que en el sueño mismo podemos encontrar?
Aquí debemos anotar que no entendemos ahora por espacio mental lo que planteara en su momento Fauconnier en su conocido modelo lingüístico, con lo que nos ceñimos a lo que de manera concisa ahora se explicita.
La realidad de lo que llamamos espacio onírico es, en primer lugar, mental. Ni más ni menos que como lo son las cosas que sólo pueden ser imaginadas, aun cuando las imaginemos en lo que llamamos “realidad de la vigilia”. Pero además de eso, la realidad de los espacios oníricos puede tener concordancias con otras realidades ya no mentales, sino “trans-mentales”, o “supra-mentales” : las de aquellas cosas que ocupan espacios propios en la vida de vigilia, pero como “cosas que pertenecen al mundo imaginario”, pero que han encontrado un modo de entidad real fuera de lo estrictamente mental. Por ejemplo, los mundos novelescos, al igual que muchos personajes de novelas o de obras literarias, pueden haber sido antes “entes oníricos”. Es típico el caso del doctor Jekyll y el señor Hyde : son, ambos, seres producto de un sueño de Roberto Louis Stevenson, y que éste finalmente los convierte en obra literaria. Se trata de un ejemplo ya paradigmático, y al que hemos acudido más de una vez.
Esto debería dejar bien claro que el trasvase entre lo que se sueña y lo que se encuentra uno en la vida de la vigilia es algo normal, constante, y que en ocasiones puede tener una gran fluidez. Debemos habituarnos a este tipo de hechos, y de ese modo, expresiones como “espectáculo dantesco”, para querer decir algo que nos horroriza, (lo que a su vez indica que de todo el mundo que crea Dante, sólo en “Inferno” es lo que impacta de veras nuestra imaginación, y el Paraíso queda relegado al olvido : ¿no es algo, eso, que habla de la naturaleza humana, más proclive a lo negativo que no a la positividad?), o por el contrario, “lugar de ensueño”, para indicar algo sumamente hermoso y deseable, indican que lo que pasa en los mundos imaginarios forma en gran medida parte de lo que llamamos “realidad”. Y también definen nuestro mundo mental.
Resulta que las relaciones entre la creatividad (literaria, en especial) y el sueño son cosa bastante más frecuente de lo que se podría, en principio, suponer; y por otra parte, las que se dan entre el mundo “real” de la vigilia, lo que ocurre “afuera de nosotros”, y la misma creación (literaria : ahora también), son igualmente cosa habitual. Obras como la de Franz Kafka son derivaciones de sueños, del mundo onírico del famoso escritor, o como algunas de las de Federico García Lorca o Antonio Machado están inspiradas en hechos ocurridos en sus días. Tal es el caso de “Bodas de Sangre”, o del crimen que se relata en “La tierra de Alvar González”. Y con esto nos quedamos en ejemplos mínimos, sobre los que ya hemos incidido alguna vez, y sobre los que volveremos para extraer de ellos algunas otras curiosas conclusiones. O, si no conclusiones, lo que podría parecer pretencioso por nuestra parte, sí que preguntas. Y preguntas de cierto calado.
Con lo hasta aquí dicho, se aborda un primer aspecto, muy genérico, de lo que llamamos “espacio onírico”. En sucesivos textos en este mismo foro iremos un poco más allá, y entraremos de lleno en sueños dados, esto es, referidos y publicados, y en obras de muchos conocidas. Por ejemplo, en ese relato de Julio Cortázar, que se recomienda, y que se titula “La noche boca arriba”. Acudan a ese breve texto : lo tiene en la red. Gratis.
No me resisto a insistir en que acudan a ese cuento de julio Cortázar, «La noche boca arriba». Veré de ofrecerles aquí el link del relato. Gracias. :http://www.literatura.us/cortazar/arriba.html
http://www.literatura.us/cortazar/arriba.html
Pues me sucede que sueño con lugares muy específicos, y luego al cabo de meses y hasta años, vuelvo a soñar con ellos, los visito, paso por allí y nadie me cree. Es muy confuso y no sabía que mi subconsciente podía hacer eso. No obstante, para mí es maravilloso.
Creo que se trata de un fenómeno no muy frecuente, pero tampoco extraño y, desde luego, nada preocupante. Al contrario : lo que esos sueños te dicen o te sugieren es que la facultad de soñar en tu persona está muy viva, y tal vez deberías cultivarla con métodos que están descritos en obras serias y fáciles de conseguir.
Durante un tiempo yo empecé a cultivar mis propios sueños, y realmente noté que se entra en un ámbito extraordinario.
Gracias por tu comentario