El Palacio de los Sueños

5 May

Figura humana y Sol

1.-

De las muchas cosas que se hacen en investigaciones clasificadas como alto secreto nos podríamos preguntar cuántas de ellas podrían ser armas a usar contra un pensamiento libre de coacciones, democrático

En la Antigüedad se usaron los sueños con una doble finalidad : para la práctica de terapias específicas, que se llevaban a cabo en templos dedicados a ese menester, como era el de Asclepios, dios de la Medicina, (estamos hablando de la Antigüedad en la Grecia Clásica), y para la adivinación. Existían oneiromantas, esto es, practicantes de las “mancias” o adivinaciones a través de los sueños, desde tiempos muy primitivos. Y no sólo en Grecia y en Roma: en la misma Biblia hay testimonios de dicha práctica en muchos pueblos antiguos. El episodio de José en la corte del Faraón, y el Libro de Daniel, son buena  muestra de lo que decimos. Entre otros muchos casos y libros.

Los astrólogos no eran astrónomos, pero ellos sabían, -o decían saber -, “cosas” por medio de la “consideración de los astros” : “cum-siderare” era eso, contemplar los astros para  deducir de ellos “señales”. Esta práctica nunca se perdió. Ganó muchos adeptos durante la Edad Media, y ha llegado hasta nuestros días. La terapia a través de los sueños también era conocida, como ya se ha dicho, y durante un tiempo cayó en olvido. Un olvido relativo, no total, porque a partir de 1900 renació el uso de los sueños como método curativo de ciertos males, tales las fobias o las adicciones, entre otros.

Y es que a partir de la obra de S. Freud, primero, y de sus discípulos luego, y con las terapias conductistas, que de nuevo ha cobrado impulso la utilización de los sueños con fines terapéuticos y cognitivos. Pero…, ¿y el uso de los sueños con fines más oscuros : como medio de control de las mentes de grandes comunidades por parte de un poder que aspira a serlo absoluto? Parece cosa de novela-ficción, como podría ser el caso de la obra de Ismaíl Kadaré, “El Palacio de los Sueños”, pero ¿lo es?

Sin embargo, sin llegar al extremo que nos pinta la novela, descartar esos métodos así porque sí, y cara a un futuro más o menos próximo, no nos parece  prudente: pues sabemos ya qué es la “presión subliminal”, y cómo sus efectos son reales y han sido constatados. Y el hecho de que tal práctica esté oficialmente prohibida por leyes, no significa que oficiosamente se siga, o no, haciendo. Más bien nos lleva a pensar que habrá métodos y lugares donde el relativo control subliminal de muchas mentes es un hecho. O podría serlo en cualquier momento. (¿Existe ya la tecnología para tal fin?).

Naturalmente como estas cuestiones han sido tratadas desde el ángulo de la literatura de ficción-futurista y a veces de ficción-catástrofe, resulta difícil tomarse en serio de pronto lo que sólo leemos en novelas. Pero cuando lo que fueron sólo novelas se ha hecho realidad con el paso del tiempo, ¿qué, entonces?

La cuestión no es menor. O al menos no la considero menor. Pero la realidad es que otras cuestiones, éstas de urgencia inmediata, puede ayudar a que cosas como las que ahora aquí planteamos se vean o muy lejanas, o irreales incluso. “Eso es nada más que mala teoría de la conspiración mundial”. Y punto. Un historia pormenorizada de lo que han sido los sueños, el fenómeno onírico, y de lo que hoy la ciencia se plantea al respecto, podría poner en duda esa apresurada opinión que devalúa lo que se pretende prevenir como algo real, pero futuro. O algo ya ocurriendo, pero en otro orden de cosas.

“El Palacio de los Sueños” se publicó en 1981, y estuvo siete años silenciada. Hasta 1988 no vuelve a editarse, en Tirana, con la advertencia de que tenía “algunas correcciones” del propio autor. Era una novela que denunciaba a un régimen totalitario de los más “oscuros” de la Europa del siglo XX, después de la Segunda Guerra mundial. Un caso similar, con las variantes de escenarios y mundos, lo tenemos en la obra del peruano Manuel Scorza, cuyas novelas, de las que conozco seis en total, se publicaron en Planeta, en Plaza y Janés, en Siglo XXI, (la última), pero cuyo nombre no está en la Enciclopedia que en 20 tomos sacó en su día El País. ¿Olvidos? No, no lo creo.

2.-

Resultará al menos curioso contrastar cómo contemplan o usan o se miden con o lo que se quiere decir aquí, los llamados “pueblos primitivos actuales” con respecto al mundo de los sueños, y cómo lo solemos hacer en muchos casos en nuestra actual cultura.

Baste con imaginar de qué va “El Palacio de los Sueños” de I. Kadaré, que está a medio camino entre F. Kafka y su ominoso mundo presente y A. Huxley y su más ominoso mundo venidero, o el mismo G. Orwell, y los Cantos de algunos pueblos “pieles rojas” en contacto con el mundo de los sueños. ¡Qué abismos hemos cruzado las diversas humanidades que hemos ido y vamos ocupando el mismo (¿el mismo?) mundo!

Sólo por ofrecer algunas muestras de lo que digo, pondremos ante los ojos lectores algunos de esos cantos, los referidos al sueño, claro está. ¡Ellos sí que vivían en Palacios llenos de verdor y bajo noches estrelladas! Nosotros, tenemos que empezara a luchar contra la contaminación lumínica… ¿Será que nos faltan las luces precisas para hacer un  mundo habitable? A veces me temo que sí, que nos sobra neón y nos falta luz. ¿Quién murió diciendo “¡Luz, más luz!” ? ¿Era Goethe? El genio alemán de todo un siglo intuyendo en sus últimos momentos el mal de toda una cultura lanzada de cabeza al abismo del neón… “Memento, homine!”

El libro del que tomo algunos cantos se titula “Cantos Pieles-Rojas”, lo editó en 1983 José J. de Olañeta, con traducción de Eva del Campo. Tiene una Introducción de Rafael Díaz Maderuelo, de la Universidad Complutense.

Algunos Cantos.-

Tú y yo iremos

“Es por encima por donde tú y yo iremos;

a lo largo de la Vía Láctea, tú y yo iremos;

a lo largo de la pista florida, tú y yo iremos;

recogiendo flores a nuestro paso, tú y yo iremos.”

(Wintu)

¿Es verdad?

“¿Veamos, es verdad,

Veamos, es verdad,

Esta vida que vivo?

Vosotros, los Dioses, que estáis en todas partes,

¿Veamos, es verdad

Esta vida que vivo?”

(Pawnee)

Canto del sueño

“A veces

Me ocurre que me compadezco

Mientras que, llevado por el viento,

Atravieso el cielo.”

(Chippewa)

Y algunas breves observaciones:

1.-  Ignoro si lo de “la Vía Láctea” es una licencia de la traductora o también los indios de las praderas norteamericanas llamaban así, como los griegos y nosotros, al firmamento visible. Sospecho que puede ser licencia y que se traduce una metáfora que sería, sin duda, parecida a lo que dice luego : “… a lo largo de la pista florida”.

2.- ¡Qué enorme “distancia mental” entre estos cánticos, relativos muchos de ellos al Sueño, y los sueños que veremos de contemporáneos nuestros, muchos de ellos llenos de angustias y temores, pesadillas casi infernales!

Sí, lo sé: también tenemos sueños de gozo, de alegrías, de placidez. Pero estamos a años-luz de lo que los pueblos Senoi hacen con sus sueños cada mañana, y cómo al parecer de antropólogos y psicólogos expertos que los han estudiado, sus logros en ese terreno son similares a los de la Ciencia Occidental en la Física de los “Cuanta”. ¡Increíble!

Me pregunto cuántas cosas nos hemos ido dejando atrás, en el camino, parece que sin retorno, del llamado “progreso tecnológico del primer mundo”. Cada cual se dé su propia respuesta. Es lo justo, creo.

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