Respirar en Huelin

5 Jul
LVMM

En las pasadas elecciones municipales, la candidata por el Partido Socialista, María Gámez, tenía como referencia repetitiva la alusión a los barrios.

Siempre decía que Málaga eran los barrios. Que los barrios estaban abandonados y soltaba la típica retahíla que cualquier político con dos dedos de frente repite delante de sus conciudadanos para caerles bien.

De acuerdo. Resulta evidente que en parte lleva razón. Los barrios hacen la ciudad pero hay que saber diferenciar entre barrios y barrios. Los hay con alma y sin ella. Están los que tienen sello de identidad. Los que marcan. Y los que no.

Mismamente un servidor habita por la zona limonera y hay lugares –aquí no se dice barrio porque queda más bajuno- donde lo más llamativo que sucede es que a la madre moderna de Telva y 23 hijos se le caiga la gorra al suelo en su tour matutino de deporte.

De igual manera que algunas zonas son meras llanuras de madrigueras otras conocen la historia de la ciudad pues ellas son las protagonistas de la misma.

Así llegamos a un barrio de los que saben a cosas. De los que huelen. De los guays. Llegamos a Huelin.

A finales del Siglo diecinueve Málaga caminaba de manera descarada hacia la industrialización. Decenas de fábricas de diferentes sectores funcionaban a máximo rendimiento en la ciudad. Había trabajo y cada vez se precisaba más mano de obra.

Hasta el momento, los trabajadores debían desplazarse a diario hasta las distintas fábricas que por lo general se situaban en la zona oeste de la ciudad. Ahora allí hay pisos. Antes era to campo.

La mayoría de los empresarios e industriales de la época no eran de Málaga. Los más puros eran de descendencia extranjera teniendo el Reino Unido y Lagunas de Cameros como origen de la mayoría de ellos.

El perfil de estos acaudalados promotores era el de profesionales buenos que trataban de manera adecuada a los trabajadores. Buenos sí. Tontos no.

Dado que hasta el momento la tipología de las urbanizaciones donde habitaban los trabajadores eran corrales de vecinos, llegó un momento en que uno de estos empresarios pensó: ¿Y si construyo un barrio para mis trabajadores pero sin patios? ¿Y si anulo la posibilidad de reuniones entre ellos al salir del trabajo? ¡A ver si se van a poner a hablar y se van a dar cuenta de que les pago poco!

Y en el año 1860 Eduardo Huelin Reissig presenta el proyecto del barrio. Casitas individuales. Sin patios. Calles sencillas y cada cierto número de casas se situaba una un poco más grande. La del capataz. Todos controlados.

El barrio disponía de todos los servicios y se salpicaba con lo básico: Iglesia –San Patricio- y colegio.

Poco a poco –la historia que sigue ya la sabemos- el barrio fue creciendo. Ya no eran trabajadores de la industria pues éstas desaparecieron poco a poco.

Huelin ha sido y sigue siendo barrio de pescadores. Las casitas bajas albergaban al principio trabajadores de las distintas industrias: textiles, metalurgias…etc y posteriormente fueron siendo ocupadas por los que hasta ese momento vivían en chabolas a la orilla del mar. –Amigos, sorprendentemente no hace tanto como pareciera de esto-.

El hecho en sí de que se tratara de un lugar habitado por gente de la mar convierte al barrio en un sitio señero. De los de la Virgen del Carmen de toda la vida. De su capilla pequeña y de los de un barrio volcado casi un mes en torno a su protectora.

Así llegamos hasta nuestros días. Llegamos hasta un barrio donde unas chimeneas te obligan a recordar de dónde venimos. De grandes extensiones de terreno que antes albergaban bidones de “la campsa”. Es barrio de trabajadores.

Y mantiene su salud como ninguno. Es este un lugar de prototípicos malagueños. Es sitio de señoras con sus bambitos fresquitos en verano. De las que se sientan en las calles por la noche a la fresca. De señores muy morenos. De los que cogieron el color en la barca y ya se les ha tatuado en la piel. De tatuajes baratos en el brazo con la Virgen que los guiaba.

Es el barrio del gran mercado. El mejor de la ciudad sin duda.  Málaga tiene la suerte de contar con varias plazas buenas para llevarte a tu casa pescado. Está el central a la cabeza como mercado señero. De los buenos. Pero…. No amigo no…

Si quieres comprar pescado bueno de verdad y barato: Huelin.

Es el mercado donde te encuentras a gente de Córdoba y Sevilla con cajones grandes de corcho los fines de semana. La gente viene de fuera a por boquerones y jureles. Es conocido en España entera. Por sus mostradores de mármol pasan a diario lingotes de plata de la más preciada. De la que nos hace famosos y vestimos hasta en la camiseta del Málaga.

Huelin tiene sabor. Aunque lo vaya perdiendo. En sus calles están algunos de los mejores lugares para comer pescado en Málaga capital.

¿Te has parado a pensar dónde puedes comer pescaíto en el centro a precio de humano? Piensa piensa…. Te salen muy pocos.

En Huelin están los grandes chiringuitos. Desgraciadamente, desde hace poco el ayuntamiento ha decidido que mejor quitar los de caña tradicionales por los modernos. Quitar las barcas por cacharros de acero. Y han tenido que ceder. Pero ni con esas quitan los cuadritos de la Virgen del Carmen y el Cautivo.

Desde hace años venimos presenciando cómo casas clásicas del barrio van desapareciendo. Cómo edificios de medio pelo destrozan la fisonomía de un lugar singular copiado en media España como modelo efectivo y bueno.

Ahora va a morir el mercado. Harán uno nuevo con parking y seguro que con puestos de acero. Y atrás quedará la historia de los puestos de El Rubichi o Pepe Alba.

Pero allí aún habita gente de la que sin querer lleva el barrio a cuestas. Y ahí seguirá el carpintero de calle Carpio haciendo maderas para colocar el brasero debajo de la mesa de las abuelas. Y seguirá Jesús el estanquero en calle Spiteri frente a la capillita de las Lágrimas del Carmen.

Y seguirá la Peña Costa del Sol donde Fernando Puche tiene su hueco para estar agusto. Y llegarás a Huelin. Y respirarás. Y sabrás que es Málaga de todas todas.

Y en el Marioeva se seguirá sabiendo freír boquerones. Y media Málaga seguirá acercándose a su mercaillo. Y desde hace poco, tracatrá, tiene una Directora de distrito de lo más simpática. ¿Y cómo se llama? María Huelin. No hay más que hablar.

Si Chiquito de la Calzada ha decidido vivir en Huelin será por algo.

Viva Málaga.

2 respuestas a «Respirar en Huelin»

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