Los aprendices masocas

9 Mar

Estaba yo muy afanada intentando trabajar en el ordenador cuando la cara de Pitita me ocupó toda la pantalla.

-Hola, nena- me dijo aquella cara inmensa en tiempo real- ¿te pillo en mal momento?

-No, qué va- mentí yo con muy mal fingida hipocresía.

-Es que, sabes, he descubierto una aplicación muy divertida que te permite localizar a tus amigos e interactuar con ellos en cualquier momento y, de todas, todas, necesitaba hablar contigo. He pasado una noche horrorosa por culpa de una pesadilla…

-¿Y eso?- pregunto ya resignada a perder el texto interrumpido.

-Figúrate, chica, he soñado que era una concursante del programa “Maestros de la costura” y Lorenzo Caprile me reñía muchísimo. Él y el resto del jurado, esa chiquita del flequillo, y el otro muchacho, Alejandro, me habían ordenado customizar un mono de seda en quince minutos y yo, apuradísima, le cosía algunos parches de colores. Entonces venían todos ellos, con cara de muy mala uva, a ponerme más nerviosa todavía, y zaherirme:

-Pero, Pitita, ¿Se puede saber qué haces?

-Pues customizar el mono, o sea, lo estoy poniendo en plan “Custo”.

-¿Ah, sí?- replicaba Alejandro con sangrante ironía- pues sabes lo que te digo, que esa birria tuya parece uno de esos trabajitos manuales, de los que hacías en el colegio para el día de la madre.

Casi, casi me puse a llorar de lo mal que me sentía, cuando Caprile añadió:

-Estoy completamente de acuerdo con Alejandro. Me da horror ver cómo destrozas ese mono de seda. Eres la peor concursante del programa.

-Lo que pasa, Lorencito -le repuse- es que eres un misógino.

-¿Lorencito?- ¿cómo te atreves a llamarme así, a mí que soy el árbitro absoluto de la gran costura?

-Te llamo así porque te conozco de toda la vida ¿qué pasa? Y, por eso, sé cómo eres; misógino, misógino y más que misógino.

-¿Me vas a llamar misógino a mí, que me ocupo de embellecer a las mujeres?

-Te lo llamo a ti y a todos los modistos, que sólo queréis que las mujeres estén muy delgadas para que no le gusten a los hombres. Por culpa de tus diseños, la reina se ha quedado en los huesos, que, para poder meterse en tus vestidos, ya no come nada la pobre ¿y sabes lo que te digo? Que la mujer ha de tener sus redondeces. He ido a una exposición de Picasso y Fellini y ya se ve que les ponían muy surtiditas de todo…Esos sí que eran unos artistas machotes.

-¿A una exposición? ¿Te estás volviendo intelectual, Pitita? De veras que me decepcionas. Lo mismo hasta eres ya feminista. Tú sí que has cambiado.

-He cambiado, sí, ahora soy una artista de la pluma y veo las cosas de otro modo.

-¿Una artista de la pluma? Ya se te ve, te estás volviendo intelectual y machorra.

-Y tú un misógino machista.

-Y tú una homófoba, que eso es peor todavía.

O sea, que imagínate, nos insultamos un montón el uno al otro toda la noche, menuda pesadilla, me he levantado medio muerta.

Me pongo a pensar en “Maestros de la costura” y otros concursos similares de los que es secuela, como “Operación Triunfo”, “Tu cara me suena” o “MasterChef”. Básicamente se trata de que un jurado implacable acaba con la autoestima de unos principiantes de lo que sea, a base de comentarios sangrantes y descalificaciones, se entiende que por su bien y para que aprendan de verdad. Un método, que fue condenado hace la pila de años en las aulas por cruel y desmotivador y ha pasado a los platós como lo más de lo más.

O sea, esos mismos chicos a los que, según la pedagogía moderna, hay que tratar con guante de seda en colegios e institutos para que no se traumaticen y colmarlos de elogios y menciones a fin de que aprendan con el estímulo de la motivación, son capaces de ponerse luego a las órdenes de un jurado durísimo que los somete a exigencias inflexibles, dedicándoles toda clase de ironías y sarcasmos humillantes, mientras agachan la cabeza con una sumisión masoca y borreguil, pues resulta que admiten que en cuestión de aprendizaje, la letra con sangre entra, y quien dice la letra, dice el sofrito, el cante o el baile o la aguja ¿Les va la marcha o es sólo una moda? Si es una moda, es una moda antiquísima, la del maestro Ciruelo que mandaba hacer copias o ponía a los niños indisciplinados de cara a la pared y se burlaba de los torpes.

En fin, el sadomasoquismo como práctica, como esencia vintage en pleno siglo XXI; hacer daño o sufrirlo como en las básicas leyes depredadoras y animalescas ¿pero qué pasa con los hedonistas? ¿con los librepensadores? ¿con los autodidactas? ¿con esa gente que aprende a su libre albedrío y por placer? El hedonismo tiene sus días contados. O siempre los tuvo, por algo fracasó la Institución Libre de Enseñanza. Un ideal sin reprimendas, sin castigos, que transcendía a la propia naturaleza humana. Sin exámenes, nadie estudia. Sin recriminaciones, nadie se pone las pilas ¿por qué?

-Oye, chica, ¿estás ahí?, mira, que he pensado yo en algo para sacarme el disgusto de lo de Caprile ¿Sabes que he descubierto una ostrería fantástica en Barcenillas y muy baratita? Se llama Los Reyes ¿Vamos a tomar el aperitivo? Las ostras no engordan, pero igual si sí. Hay que vivir la vida.

-Claro, Pitita, allá voy, dame cinco minutos.

5 respuestas a «Los aprendices masocas»

  1. Esto no es un comentario.

    Acabo de escribir un poema que he roto
    de inmediato porque quedaba bien
    para ir al poemario de los días perdidos.
    Arrancando de nuevo, escribo este que sigue,
    que no voy a romper porque la papelera
    reboza de horas consumidas y no le queda
    espacio para el tiempo que resta hasta
    perderlo todo. El negro sobre blanco
    lo dejo en la cuartilla, no quiero darle
    más trabajo al retén de basuras, esos hombres
    que recogen por las noches los versos
    arrugados en papeles anónimos destinados
    a la trituradora que habita en los polígonos.
    Morirse es escribir en un lento goteo
    de sangre y tinta,
    el torpe que publica se siente transfundido
    de nueva hemoglobina y se cree respirar
    con pulmones novísimos. Todo es tan viejo,
    que nacer es artritis heredada. Por lo dicho,
    poeta, da igual que escribas y que rompas,
    que escribas y publiques.
    Lo importante, es salir a la calle
    sin dolor de juanetes.

    • Pues bien, no has perdido el tiempo, me encanta. Es de un tono muy inspirado que me recuerda a uno de los poemas de mi admirado Blas de Otero. Te lo remito; todo está inventado, también la angustia, pero se repite porque es condición del ser humano y, por más que pasen siglos, nuestras zozobras son las mismas. Aquí va el poema:

      Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
      aquel que amó, vivió, murió por dentro
      y un buen día bajó a la calle: entonces
      comprendió: y rompió todos su versos.

      Así es, así fue. Salió una noche
      echando espuma por los ojos, ebrio
      de amor, huyendo sin saber adónde:
      a donde el aire no apestase a muerto.

      Tiendas de paz, brizados pabellones,
      eran sus brazos, como llama al viento;
      olas de sangre contra el pecho, enormes
      olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

      ¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
      en vuelo horizontal cruzan el cielo;
      horribles peces de metal recorren
      las espaldas del mar, de puerto a puerto.

      Yo doy todos mis versos por un hombre
      en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
      mi última voluntad. Bilbao, a once
      de abril, cincuenta y uno.

  2. Y que haya que cargar
    con semejantes encargos
    de burros, que no jumentos
    cuyo fin era ayudar
    desde tiempos del Imperio
    Romano a la sociedad…
    Si hablamos de emolumentos
    por concurso y currículo
    los menos van a parar
    al chico sobresaliente
    mas queda fuera del círculo
    y para el zote los más
    pues de política entiende.
    Como también conocí
    algún maestro “Almendro”
    sinónimo del “Ciruelo”
    que se refiere aquí
    (la diferencia estribaba
    que de almendro era la vara)
    digamos en su descargo
    que el Ciruelo originario
    era culto y matemático
    preceptor del rey Felipe
    Segundo y catedrático…
    Luego te salen al quite
    y te cuentan lo contrario
    los mismos que hoy día
    enseñan su ideario
    dando vueltas a la tortilla…

    (A los claros, Dios nos tenga en sus manos, Gongorilla, dixit Quevedo)

    Auguri Lola y siempre avanti con esas presentaciones…

    • Pues hoy día no se estila
      mandar a la última fila
      y el maestro es chipiguay,
      la escuela es muy divertida,
      mas no se estudia, caray,
      que se monta el gurigay
      y los profes toman tila.
      Pero al llegar al plató
      ante el jurado
      se acaba la rebelión,
      pues te manda al paredón
      si descuidas el bordado.
      A Caprile no le molan
      las nuevas pedagogías,
      que es amigo del rigor.
      La satrería no es ciencia liviana
      y se aprende con sudor
      como en “Fama”.
      https://www.youtube.com/watch?v=m4-v544vEnQ

  3. En clave responsorial

    Salirse de una mismo para darse
    a los otros, es cosa de otro tiempo.
    En los años 50 del Siglo XX,
    el mundo compungía su eje
    doblado por barbaries y crímenes.
    Aquel hombre se sale de sí mismo
    en forma de catarsis, y rompe
    su pasado de Parnaso para -nueva
    mirada, nueva voz- escribir
    la conciencia de un pueblo perdido
    y perdedor. Nacerse a otra poesía.
    Una inmensa mayoría espumea
    por sus ojos -del poeta- lo que fuera
    soliloquio un tiempo atrás.

    Aquel tiempo ha pasado, ya no
    vuelven las tropas de la sangre
    a unirse en leucocitos, blancos
    pañuelos de paz, egos fundidos.
    Hoy, la guerra es un minuto
    en los telediarios, y los muertos
    son seres fabulosos, casi mitos
    de tiempos muy lejanos, teóricos
    constructos, material de mitólogos.
    Los campos de batallas son palabros,
    topónimos que no están en los mapas.
    Ya no existen los otros, Blas de Otero.

    Vivimos un tiempo intransitivo,
    no hay sujeto directo a quién llevar
    acciones, y el objeto indirecto es
    un les tan vacío que apenas tiene
    el pulso necesario de las oraciones
    del mundo del poeta que firmo
    a píe de página su Inmensa Mayoría.

    El canto es a uno mismo,
    y de uno son las cuentas, el metal
    numerario, facturas y recibos,
    ascensos y medallas sobre el pedestal
    de esta meritocracia que sólo adosa
    en otros los chalets residenciales y una
    suerte de enganches de la grúa,
    porque aparcaste mal en doble fila.

    Todo es de uno, la soledad sonora
    es canto de solista. Si acaso son
    de otros, a saber: la novia que te
    dejó por otro, el Otro de Machado,
    porque es suyo, la hipoteca del banco,
    y la caja final que te has pagado a plazos.

    Un abrazo, Lola.

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