La maternidad de Susana

23 Ene

Susana Díaz está embarazada y algunos tachan su embarazo como maniobra electoralista, como si la presidenta hubiera planeado su maternidad para sumar votos en los próximos comicios. Como estrategia política me resulta algo retorcida, si no se explica de un modo alegórico como en la antigua Roma, donde la Venus Genetrix con su grávido vientre era un símbolo de prosperidad. En ese caso, el votante andaluz apostaría en las urnas por un estado de buena esperanza, por un mañana que traiga también a las tierras empobrecidas, nuevos frutos por extensión de la fertilidad de su divinidad protectora. Un niño, dicen, trae siempre un pan debajo del brazo. Y aquí hay ya un hambre atroz.

Con estas armas de Venus, se especula que Susana proyectaría ganar unas elecciones autonómicas que anticiparía a marzo; mes bendecido por Marte que conduce a sus guerreros a la victoria y trae en sus templados vientos, Céfiro y Favonio, los auspicios de la primavera. Lo que no está nada mal después de tanto invierno real y metafórico.

Hallo en esta estrategia política, si lo es, un refinamiento lírico bucólico, un sutil alegorismo rubio de Botticelli llamando al lado más sensible y emotivo de las urnas. En este plan, más que de artimañas, se podría hablar de arte puro aplicado a la campaña electoral, pero me da que, en el fondo del asunto, hay explicaciones más prosaicas. Es imposible que Susana Díaz confíe una mayoría absoluta a la empatía emotiva y poética de los símbolos. Probablemente, le urge ganar las elecciones y ser madre al mismo tiempo sin esperar a una conjunción favorable de los astros. Tiene prisa, eso es todo.

Prisa por disolver ese matrimonio desavenido en el que se ha convertido la coalición de gobierno con IU. Valderas y compañía se crecen en iniciativas dispares desde que ha asomado en el horizonte otro partido de izquierdas con posibles con el que presumen que podría ser mayor su protagonismo y han empezado a sacar pecho. Nosotros también podemos, parecen decir.

Por el momento “Podemos” no se ha organizado como una candidatura demasiado sólida que sea opción de voto a las elecciones autonómicas de Andalucía, pero darles tiempo es darles oportunidad y ellos no necesitan demasiado. Son muy dados a las operaciones relámpago como se sabe por su historial y ya han traído a Pablo Iglesias a Sevilla, donde, por cierto, se le afiló la lengua más que de costumbre contra el PSOE, dejando claro contra quien compiten. Del PP no dijo nada porque ya sabe lo mal que torea en esta plaza.

Ni Podemos ni IU con Maillo al frente, tienen mucho que hacer por separado, pero darles tiempo es darles ocasión. Lo mismo se lo piensan y empiezan a acercar posturas, lo mismo ya se lo están pensando. Y un año, en estos tiempos veloces, da para mucho. Incluso para planear una nueva coalición de izquierdas que meta miedo. Una coyuntura como ésta invita a los romances riesgosos y acelerados. Pero nada, en cambio, que pueda cuajar en dos meses. Marzo está a la vuelta de la esquina y Susana Díaz en la cima de su popularidad. Si adelanta las elecciones, ganará tranquilamente, tal vez con mayoría absoluta.

Por el momento, las actuaciones de “Podemos” en Andalucía no han levantado entusiasmos y los votantes de IU están confusos, como sin saber qué votan cuando votan. Que eso signifique otra coalición con el PSOE a cómo están las cosas, da grima y parece inútil.

Susana Díaz tiene prisa; por ganar las elecciones y ser madre al mismo tiempo. Su primera maternidad a los cuarenta años no es más que un síntoma del grado de emancipación al que hemos llegado las mujeres. Si quieres hacer carrera, tienes que dejar los hijos para luego. No es que decidas tú cuando vas a ser madre, es que lo decide tu agenda y, si a los cuarenta, todavía no has encontrado un hueco, lo haces que, a la fuerza, ahorcan.

Esto es lo plausible, aunque no creo que sea lo perfecto. Si la carrera profesional de las mujeres no fuese tan dura y tan competitiva, se podrían tener hijos a los veinte, que sería lo ideal. Considero que gran parte de los conflictos que hay entre padres e hijos en la actualidad se deben al tremendo desajuste generacional que hay entre ellos.

La manera más natural de remediar esta situación pasa por una verdadera concienciación social, que haga compatible la vida profesional y familiar de las mujeres sin que una se resienta por la otra. Eso tiene que ver con la flexibilidad de horarios, las bajas también por paternidad y la plena aceptación de que se nos integra en el mundo laboral sin que se considere una limitación la maternidad, que es el mayor motor del mundo.

3 respuestas a «La maternidad de Susana»

  1. Ya se blindan los gestores
    de posibles imputaciones
    y al abrigo de elecciones,
    con obras que son amores
    Alaya se va a la Audiencia
    como la Lola a los puertos
    deja inconclusa su gesta
    y nos deja boquiabiertos
    que a esta jueza tan mona
    jefa de esta gran cocina
    (Andalucía y su chacina)
    la tengan de marmitona
    ¡La cantidad de manúos
    que se libran de la trena
    juegan su partido a dúo
    y así eluden la condena!
    Aquí es superado Gestas
    ladrón malo del Calvario
    al que cerraron la Puerta
    por incidir en el agravio
    Tenga feliz gesta Susana
    y la ilumine en su cuna…
    a luz nos da nuestra Luna
    sin quedarse embarazada

    Menos es nada…

  2. Después de tanto revuelo
    en los juzgados,
    se adelantan elecciones
    y olvidan los imputados
    que el cambio no quiere cuentas
    con las cuentas del pasado
    ¿quién ha pagado la deuda?
    ¿quién devolverá los fondos
    de los cursos a parados?
    La justicia fue tan lenta
    que se durmieron las causas
    pendientes en los juzgados
    y, cuando lleguen las urnas,
    todo quedará olvidado.
    Con la Pantoja en la trena
    el asunto está zanjado…
    que nos quiten lo encausado
    y venga la Macarena.

  3. Por si no queríamos té
    tres tazas nos han largado,
    sumando la de Cataluña
    ya se convierten en cuatro
    Las elecciones en España
    son como agua de mayo
    que llega a calmar la sed
    de justicia y de trabajo
    Promesas ya prometidas
    por lo alto y por lo bajo
    se apoderan de los medios
    con popular beneplácito,
    (sea por cambiar de tiesto)
    sin salirse del programa
    ni dejar por ello el mando
    de la tele o del pijama…
    Aguardar en paz el cambio
    prometido hace ya tiempo
    y que esperamos sentados
    ( no nos digan esquiroles
    si acaso nos levantamos)
    Como todo en la vida
    a esto nos lleva el hábito
    Si ya es hazaña el hacerlo
    una cada cuatro años…
    ¿qué nos podrá suponer
    cuando se haga intercalado?
    Mente en blanco al acabar
    y físicamente agotados…

    ¡No lo quiero ni pensar…!

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