Iglesias

28 Nov

Esta semana se habla de iglesias. De iglesias profanadas por la corrupción moral. En este país la corrupción nos asalta por todos los flancos, tal que pareciese que sólo quedase incorrupto el brazo de Santa Teresa. Un negro nubarrón de sotanas bujarronas ha planeado desde Granada al Vaticano en línea directa para soliviantar al Papa Francisco. La denuncia de un  joven de veinticuatro años, con una adolescencia destrozada por los abusos, pone al descubierto otra trama de curas pederastas y ahora se habla de orgías camufladas bajo la apariencia de retiros espirituales. Hábitos habituales para los que se sabían impunes por el silenciamiento férreo de sus prácticas perversas que, de tan normalizadas, eran parte de un tinglado de poder que no aceptaba siquiera ser cuestionado. Para las víctimas sólo quedaba obedecer y callar y, para el resto, hacer la vista gorda. Cada institución, incluso la católica, ha ido aceptando tener sus cloacas soterradas como si, irremediablemente, formasen parte del sistema. La anormalidad formaba parte de lo normal y ya está.

Pero el niño que pedía revancha dentro de aquel joven decidió confiar en aquel Papa que prometía renovar la Iglesia y le escribió con la misma fe infantil con que se escribe a los Reyes Magos. Con el resultado milagroso de que el propio Pontífice en persona lo llamase al teléfono, le pidiese perdón en nombre de las ovejas más negras de su rebaño y prometiese tomar cartas en el asunto. Si este Papa es un revolucionario de verdad y no de manual como Obama, podremos comprobar que su actitud abierta y campechana no es una estrategia de marketing para salvar la imagen en bancarrota del Vaticano, e irá a la raíz del problema. Y el problema, desde hace siglos, además del abuso de poder de ciertos perlas, es el celibato. El celibato conviene a naturalezas heroicas como la de San Antonio, pero tortura a otras naturalezas más frágiles que finalmente estallan por sus costuras. La castidad impuesta y mal llevada inspira aberraciones que bien podrían evitarse con un matrimonio cristiano y razonable. Lo otro es alimentar la vieja tradición de barraganas, confusos hijos de curas y, a lo peor, excesos que acaba concibiendo la sexualidad largamente reprimida. Acabar con el celibato no es romper con ningún dogma, pues en la Biblia no se indica nada al respecto y sí podría ser muy buena medida para acrecentar las vocaciones a este punto tan escasas. Otra cosa es decidir qué hacer en el caso de que los curas fuesen homosexuales ¿Aceptaría el Papa también su matrimonio gay?

Urge acabar con las contradicciones de la Iglesia, pues sus escándalos provocan en las masas un rechazo frontal a los valores que deberían representar y las hacen caer en un ateismo renegado y peligroso. No es sólo que los clérigos traicionen sus principios cuando lo hacen, sino que, con ello, propagan la amoralidad en los demás. Sin referentes ejemplares, nos educamos en un cinismo despechado y sin horizontes, que nos hacen concebir la honestidad y la coherencia como cualidades imposibles. La profanación de las iglesias desorienta a los fieles. Y ya ha surgido también en las Iglesias de Podemos, la primera profanación. Al votante, anhelante de integridad, le desmotiva la fisura de Errejón. El candidato de Podemos disfrutaba de una beca a medida en la UMA con la que cumplía, supuestamente, trabajando desde Madrid. Se habla ahora de que todo entraba dentro de la legalidad y quizás eso sea lo más triste. Quiere decir que incluso la ley arropa irregularidades en su siempre confusa letra pequeña. Supongo que también entraban dentro de la legalidad, las clases con profesores siempre ausentes a las que, asistí, de vez en cuando, en la Universidad. Profesores fantasma que justificaban su falta de oficio con el aprobado general a última hora. Eso duele cuando uno se ha matriculado en una carrera con la ilusión de aprender.

Lo de Errejón era un caso que se da por cientos, un modus operandi tan generalizado que ni siquiera él mismo consideró susceptible de denuncia y tal vez nunca hubiese salido a la luz si no es porque urgía buscarle algunas cosquillas a Podemos. Aún más porque Podemos se ha empeñado en ir por libre y ahora se niega a repartir el pastel.

En fin, estos días hablamos de Iglesias, también de Francisco Nicolás Gómez Iglesias (el pequeño Nicolás). Él simboliza la corrupción en estado puro, pero, a su favor, se puede decir que nunca ha pretendido simbolizar otra cosa. Dentro de un sistema donde la corrupción campa a sus anchas, se ha movido en ella como pez en el agua. Éste es el único secreto de su pretendida inteligencia. Maestros tiene este Iglesias que lo instruyeron bien en tales lides. Y, de entre ellos, posiblemente un tutor poderoso e influyente que lo ha introducido en su ámbito de poder. Ése es el nombre que nos falta. Nicolás no se ha hecho a sí mismo, posiblemente ha recibido un fuerte apoyo por detrás. Sobre todo, por detrás.

10 respuestas a «Iglesias»

  1. Un Papa soliviantado, sublevado desde abajo, levantado desde lo bajo, por herido sublevado. Esos “abajos” que incitan al Papa a levantar el velo del silencio inveterado, tienen su origen en bajos sofaldados, vestasotanas de flexible poyera que, presuntamente, han actuado contra la dignidad de personas concretas y contra el deber y carisma sacerdotal. Este Papa, además de sucesor de Pedro, ha resultado ser un instrumento para la reparación del orden público infringido. Respetemos la presunción de inocencia de cualquiera como criterio formal, incluido estos religiosos, pero reconózcase un Papa que pretende abrir las puertas del cielo antes del último resuello; eso por sí solo ya vale vítores. Este Papa, con madrugar, renueva más que un concilio.
    Lo que ocurre en la infancia deja hormigón en las piernas y brazos sin asideros para el resto por vivir, y una esquizofrenia interior partiendo al individuo en una falla irreparable. La violencia contra la infancia y la adolescencia debería tipificarse, más allá de pecado en lo religioso, como delito de lesa humanidad en los códigos jurídicos civiles, es decir, penales en este caso. Que por mucho tiempo que transcurra, la instrucción penal y su sanción no prescriban nunca, y quien atente contra infantes y adolescentes queden obligados de por vida a mirar para atrás, no vaya a ser que un resabiado, un reparados de agravios o un Papa indolente con el abuso levante el nefando pasado. Y el presente, entonces, se escriba con las letras de la justicia. La cara es el espejo del alma, se suele decir, aunque hay caras y almas demasido distales. En todo caso, cuando el alma está partida, la cara está desencajada, rota la unidad expresiva de la alegría, como la de ese monaguillo de la imagen, con la frente abierta de un pensamiento demediado, un ojo hueco para una visión parcial ya nunca clara, y una barbilla biselada en un lateral que corre toda la mandíbula contraída para expresarse con libertad. ¿Cuántos músculos y huesos habrán quedado inmóviles por culpa del expolio a la dignidad de las personas, quedándose fijos como un pedestal para el recuerdo doloroso? Frontal, nasal, maxilar, mentoniano y masetero dejan en la imagen de ese monaguillo un rostro desfigurado por la indecencia de otros. Al niño de la imagen le cabe una mano abierta por la frente, dejando el cerebro a la intemperie y permitiendo que esa mano negra y proterva manipule su cerebro en formación. ¿No será la cara el espejo del cerebro?
    Es cierto que quizás el problema de la Iglesia pueda tener su cuota en el celibato, pero no es menos cierto que en la universidad haya que depurar el modo de ingreso. Errejón lo veo más como efecto que como causa de lo que pasa en las universidades, aunque habrá que estar a cada caso, también al suyo, para poder tener una opinión completa, que ignoro. Pero volviendo al tema de marras, “cuando el abad lame el cuchillo, malo para el monaguillo”. Una frase anónima, según parece. Abad debe de venir de padre, abba, así que se presume la autoridad. A lo mejor no estaría mal que los inspectores de trabajo programaran una inspección de monaguillos. Acabemos con algo de humor.

  2. «Y tras pasar el cepillo, tenía por costumbre el cura cepillarse al monaguillo». Oye, que eso me recuerda a una canción de Aute http://www.youtube.com/watch?v=VIqIya3_raQ
    «No es en vano». También a la película de Almodóvar «La mala educación». Lo malo es que todo encaja tanto en una realidad, que nos lo creemos sin concebir la presunta inocencia y ellos,los presuntos, a través de su abogado defensor, defienden su inocencia todavía. No obstante, aún no he encontrado a nadie que se la crea ¿podría ser que no…

  3. Saben ese que llega un monaguillo a urgencias, con un fuerte dolor ahí atrás. Tras observarlo un momento, el médico de guardia grita -«¡rápido, a la sala de curas…!». Y grita a su vez y con mucha más fuerza, el monaguillo-«¡¡¡NO…A LA SALA DE CURAS, NOOOOOOO!!!
    Ea, me voy a la Ruta de la Tapa, ¿quién se apunta?

  4. Está muy bien que el Papa se involucre, por cuanto concierne a la Iglesia Católica, en el asunto de la pederastia, que ya el escándalo clama al cielo. Y que se airee bien el tufo en los medios, que para eso están. Aunque no estaría de más que, igualmente y a falta de papa laico o ateo en los predios del Sacro Imperio, digamos occidente, algún ministro del ramo, en este caso Educación, fuera revestido de plenos poderes y tomara cartas en los miles de casos de pederastia que se producen y se reproducen en colegios e institutos españoles, sean públicos o privados, donde escolares menores, de ambos sexos, (¡tienen monaguillas..!) continúan sufriendo los abusos, desde el profesorado al maestro de kárate, cuyos efectos se pierden entre bastidores, un recuadrito en la prensa y aquí paz…
    Incluso el mismo Aute se toma el asunto un poco a chufla en su disco “Lástima, Luis” Un fragmento, qué menos, pobrecillo el Luis…

    “Estaba ya muy chungo,
    la taquicardia, el miedo, Ridley Scott,
    y encima va el imbécil
    a echar el resto con una menor
    que está, además, no veas,
    como en sus buenos tiempos la Bardot…”

    Y tan normal, oye, que de otra manera te echan los perros. Si los conoceremos por sus obras…
    Es por eso el requerimiento de una institución europea, occidental, potente y bien financiada (nuestra juventud merece el mejor futuro) que estudie de manera escrupulosa cada caso particular de pederastia, con luz, taquígrafos, oportunas notas de prensa para todos los medios, que se aplique el castigo pertinente y que se entere el mundo entero.
    De otra forma – dejando a un lado el factor religioso – será difícil creer en algo que no sea el mero oportunismo político del momento.

    Buenas tardes

  5. Winspector, te puedo asegurar que en los colegios e institutos actuales es imposible que haya pederastia. Cualquiera, hoy día, se atreve a ponerle la mano encima a un menor…
    Pero bulos, sí. Montones. Son tan abundantes, que ya ni en Consejería de Educación se los creen. Así, por ejemplo, si una niña, se enamora del profesor de gimnasia, cosa muy frecuente, y éste no le hace caso, como es lógico, empieza, por el despecho, a airear que es pederasta y a intentar montarle el pollo.
    Como mentir ya no es pecado, como cuando nos educaba la iglesia, los adolescentes se han acostumbrado a mentir y difamar como ven en la telebasura…
    Ya te digo, yo echo de menos esos valores que nos infundían con la educación religiosa, a los que se ha perdido todo respeto, en parte, por el mal ejemplo que dan algunos corruptos sacerdotes con sus escándalos de antaño. No son muchos, pero qué ruido hacen y cuánto mal!!!

  6. Seña Lola no me lo tome a mal
    los otros tampoco son “tantos”;
    y tanto uno como otro, además
    mal disimula y considera venial
    lo que es gran pecado nefando;
    su constante vivir en la mentira
    a la luz es respuesta desairada
    del que ve su inocencia perdida
    o encuentra su infancia robada.
    Mas incidir en causa corporativa
    es siempre el cuento que no acaba…

    Buonanotte, sogni d’oro para tod@s…
    hasta el alba.

  7. Precisamente, he escrito un relato de un profesor muy lolitero, pero creo que lo de Humbert Humbert, es otro tipo de pederastia, nada ética, pero no sé decir si consentida. aunque no tan violenta ¿no?

  8. La ética, ese eterno problema…Obsesionarse con una menor, al estilo de Humbert, no creo que deba entrar dentro de unos parámetros éticos. Tira mucho el cuerpo de la nínfula (catalogando de esta manera a la chica, ya tenemos una ninfa en ciernes…) a la que idealiza y magnifica, por su condición de profesor de poesía. Pero también es una persona solitaria, bien que adulta, cerrándose cada vez más a un deseo posesivo y por tanto enfermizo, mientras la chica vive con sus amistades en su espacio juvenil, algo que lo encela y acaba transtornándolo definitivamente…En este y otros muchos casos, en ausencia de válvulas de escape, la violencia hacia los demás o contra uno mismo, siempre pone el epílogo. En lo que me concierne y recordando a JL Pinillos, una cosa son los hombres (o mujeres) y otra la mente humana.

    En fin, desdramaticemos un poco y vamos a recordar los últimos tiempos del felipismo, principios de los noventa, cuando tocábamos el cielo con los dedos y la gente se tomaba a risa, sanamente, lo que hoy puede provocar torvas miradas y denuncias en Estrasburgo. Y es que donde no hay harina…

    https://www.youtube.com/watch?v=PL0tfh1My2c

    Saludos

  9. Nínfulas he conocido yo muy complacidas con sus amantes maduros, profesores o no, eso no se llama pederastia, me parece, porque el trauma nunca les salió, que yo sepa. Muy edificante el vídeo, winspe…

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