Ay, qué dolor

10 Nov

No somos Grecia, pero ya nos han hecho el griego. Y el griego duele así sin vaselina o sin esa célebre mantequilla que le aplicó Marlon Brando a María Schneider en “El último tango en París”. De aquel modo brutal, perdimos toda la virginidad cuando en una no tan remota jornada de primavera, nos metieron por el lado más angosto semejante paquete, de medidas. Un decreto se parece a una violación, un aquí te pillo, aquí te mato; un desgarro a bocajarro. Así fue como perdimos la virginidad. Ese estado beatífico, ingenuo, que nos hacía creer que los políticos eran como esos dioses de Lucrecio, ajenos en sus alturas, a nuestro pulso cotidiano. No iban a hacer nada bueno por nosotros pero tampoco nada malo; eso nos permitió vivir en un limbo de ignorancia apolítica como si la cosa no fuese con nosotros. Pero fue. Contra nosotros y a calzón bajado en un plis plas y lo supimos todo de repente. Que la política puede colarse en tu vida, en tu casa, aunque no la invites y echarte de ella, del trabajo, bajarte el sueldo y congelarte la pensión y quitarte las ayudas, las subvenciones, el pan de cada día. Todo en una tarde y en un solo paquete. Menudo paquete aquel y qué manera de quedarnos todos en bragas.
Entonces quisimos matar al mensajero portador de tan malas noticias, de quien ya no esperábamos ninguna alegría efectiva, pero tampoco, con esa apariencia beatífica, que nos diese de ese modo por el saco. Cuando nos decidimos por el linchamiento del personaje en la plaza pública, lo peor fue saber que ni aún así; que Zapatero era sólo un mandado. Mandado por la dinámica de los mercados y esos azares de la economía mundial que cuentan los periódicos en esas páginas amarillas que arrojamos sin leer al cesto del reciclaje como si no fueran con nosotros. Pero van. Contra nosotros y se meten en nuestra casa de rondón y nos echan a la calle. Y resulta que la crisis de EEUU y la de Grecia nos importan mucho más de lo que estábamos dispuestos a que nos importase. Nos duele Grecia y ese modo de hacernos el griego a todas horas, a toda Europa, de la que fue cuna y ahora mortaja. Grecia que amenaza con destruir la democracia que ella misma inventó y arrastrar a la eurocracia hacia sus clásicas ruinas.
Si ella todo lo debe, no olvidemos que a ella todo se lo debemos; el invento de la política y de la dieta mediterránea a la que ahora volvemos a rescatar del pasado por apremio del bolsillo. Lo que no consiguieron médicos y dietistas con sus saludables consejos, lo logró la inflación y ya casi no hay hogar que los penates no provean de legumbres de lunes a domingo. Los vapores de potajes, pucheros y cocidos vuelven a confundir sus aromas en los ojos de patio de cada casa de vecinos. Lo agradecerá nuestra salud y tal vez nuestra capacidad de raciocinio. Un ejemplo como el del sabio Diógenes nos demuestra que para pensar con lucidez, no hay como vivir en un tonel y alimentarse de higos y naranjas. Si el hambre aguza el ingenio y la mala leche, vamos por el camino de ir sobrados. Aunque, por el momento, sólo nos da por lo segundo, “hacer el griego como a ti mismo”; crispación social que se llama.
Lo cierto es que Grecia manda en los fondos y las formas y, a su manera, en el estilo. Miro el debate entre los candidatos a la presidencia del país y veo las clásicas ruinas de muy anteriores gobiernos, “si un tiempo fuertes, hoy desmoronados”, echándose en cara mutuamente las batallitas que ambos perdieron hace chiquicientos años. Este futuro que nos prometen huele a pasado del más rancio y a lo peor del estilo heleno. Rubalcaba como enredante Odiseo le hace el griego a Rajoy que responde con el argumento falso de los sofistas para caer luego en la máxima de Sócrates; “sólo sé que no sé nada”. Al menos, de su propio programa.
Ambos, exministros de educación, dan el peor ejemplo pedagógico, violando las normas sociales del diálogo; insultando uno y sin respetar los turnos de palabra el otro.
Ninguno quiere o dice ser como el otro, pero se parecen en mucho más que en el color de las corbatas. Más que líderes, están llamados a ser actores de reparto, segundones de a bordo como rezan sus currículos y su afición a buscar en campaña el apoyo de sus antiguos mentores, de los que aún se sienten teloneros. Son personajes de la misma historia, que ya es historia y nunca porvenir y, con las mismas, se reiteran en idéntica incoherencia; saber lo que va a costarle a los ciudadanos salir de la crisis, pero no saber cuánto cuesta su propia campaña electoral. Un tremendo gasto, en todo caso, innecesario pues no hay nada que digan que no hayan dicho antes. Nada que puedan hacer, que no hayan podido hacer antes. Y no hicieron.
Por propia inercia, parece que ganará Rajoy, pero hay una fatalidad que parece impedir su triunfo. Un 11-M le arrancó una presidencia previsible y, si se cumpliese la profecía de que este mismo día, 11-N, va a ser la fecha del Apocalipsis, podría repetirse la historia. O, más bien, finalizar. Por, si acaso, adiós.

22 respuestas a «Ay, qué dolor»

  1. ¡Maldita sea! ¿Cómo que a adiós? Yo no creo en profecías ni chorradas por el estilo. Por demás, y por si acaso, diré que, ¿Cómo es posible que después de observar el debate ese, puede haber un sólo español o española (permítaseme la redundancia, no vaya a ser), no apesebrado y sensato que vote a PSOE o PP?

    Un saludo, y gracias.

  2. ¡Maldita sea! ¿Cómo que adiós? Yo no creo en profecías ni chorradas por el estilo. Por demás, y por si acaso, diré que, ¿Cómo es posible que después de observar el debate ese, puede haber un sólo español o española (permítaseme la redundancia, no vaya a ser), no apesebrado y sensato que vote a PSOE o PP?

    Un saludo, y gracias.

  3. ¡Maldita sea! ¿Cómo que adiós? Yo no creo en profecías ni chorradas por el estilo. Por demás, y por si acaso, diré que, ¿Cómo es posible que después de observar el debate ese, puede haber un sólo español o española (permítaseme la redundancia, no vaya a ser), no apesebrado y sensato, que vote a PSOE o PP?
    Un saludo, y gracias.

  4. Adiós era una ironía, sigo aquí, si es que todavía no se acaba el mundo antes de las cero horas. Supongo que tú hablas también con ironía por lo que leo en tus últimas líneas. Lo que voten los españoles, creo que ya estaba decidido antes del debate; votos útiles y de urgencia o contra alguien, como suele ocurrir, por lo que la campaña significa un gasto innecesario, sobre todo, en tiempos de crisis ¿No hubiera sido mejor emplear ese dinero en librar del desahucio a tantos españoles desesperados?
    Gracias, gato. Sólo digo lo que pienso y pienso lo que digo…

  5. No puedo exculpar a los que pagaron por una vivienda el triple o cuádruple de su precio sensato y razonable, arruinándose ellos y arruinándonos a nosotros (empezando por impedir que pudiésemos adquirir una vivienda). Por demás, es evidente que el gasto de la campaña electoral es absolutamente prescindible, y que ese dinero se podía y debería emplear de manera eficaz y eficiente cubriendo reales necesidades ciudadanas. Pero no regalándolo a merecidos y desesperados hipotecados, sino facilitándoles trabajo fijo y salario justo y suficiente (como a todos).

  6. “¿A ti no te han dado nunca por el ANE…? Pues a partir de ahora, sí”. Ese era el lema de los panfletos de la izquierda extrema, incluidos aquellos del PLO (Partido Libertario Obrero ) “¡defendeos de las garras de los políticos!”. Corría el año 1981. La CEOE y las centrales sindicales habían acordado que los incrementos salariales a aplicar en los convenios colectivos, a negociar durante 1982, serían establecidos entre el 9%, como mínimo, y el 11%, como máximo, de acuerdo con las condiciones que más adelante se estipularían….. Acuerdo Nacional sobre el Empleo, el genuino y añorado ANE español y sus – para muchos, irrisorias – subidas salariales. Se quejaban de vicio, claro, que si llegan a saber lo que les deparaba el futuro…

    Hoy, con el griego en ciernes y salvo algún indignado o alguna mala lengua, parece que la cosa no vaya con nosotros. Será que se le coge gusto al asunto y, si bien es verdad que al principio puede producir un cierto dolor, después, igual que ocurre con los dientes o cuando te convierten en astado, terminas por acostumbrarte y pasa a formar parte intrínseca de tu vida; un poco como aquellos de los que, maliciosamente, se dice que han salido del armario o han cambiado de acera: les suele ir tan bien que ya no vuelven nunca al antiguo redil.

    Cuando pienso que algunos han llegado a equiparar Europa con una anciana loca, ciega y vestida con encajes – la verdad es que hace aguas por doquier y le revientan los zurcidos costurones – me acuerdo de A. Clarke y su 2010, odisea 2, cuando, al final de la película, la voz en off aconseja “no vayáis (todavía) a Europa (satélite del que sería nuevo sol, Júpiter) pues una nueva vida está alumbrando allí…”

    Renacer. Potajes, cocidos, pucheros…Tal vez sea eso.

    Enhorabuena, Lola. Buenas noches a tod@s.

  7. Sí, la culpa de la crisis la tienen los griegos, italianos, portugueses e irlandeses (o a lo mejor, los alemanes y franceses). Porque los españoles, por lo general, picaros, individualistas, mentirosos hasta el extremo del autoengaño, amantes de los atajos a ninguna parte (buena), y votantes de políticos agilipollados tal adolescentes (véase el debate Rubalcaba-Rajoy); sin duda no son culpables de la crisis (de volares antes que económica) que nos desespera y distrae, de eso no cabe la menor duda; es cierto.

  8. Regnum coelorum vionlenza pate
    da caldo amore, e da viva speranza,
    che vince la divina volontate.

    “Yo que me creía muerto, voy a morirme”. Como Proust.

    Saludos a tod@s.

  9. Muchas gracias, Javier, viniendo el elogio de ti es un auténtico honor. Un abrazo.
    El problema, Holden, es que votamos a los que se presentan y, si no votamos, nos dicen que faltamos a nuestra obligación democrática. Creo que la abstención tiene que estar contemplada entre los derechos democráticos, si no tenemos más que obligaciones y nos falta la esencial libertad de no pronunciarnos, será que hablamos de fascismo. Por lo demás, es cierto que, en lugar, de criticar a los políticos, podríamos probar a ocupar su espacio, optando por formar algún partido. Es lo que yo esperaba del 15-M. Muchos estamos buscando una nueva opción. Si no la hay, habría que inventarla.
    Winspe, el griego duele, pero parece, dicen, que luego uno se acostumbra. Nos hemos vuelto pasivos en toda la extensión de la palabra y no es cuestión de que, al final, hasta nos guste, como bien dices. No deberíamos permitir en silencio estos abusos de poder que tanto nos duelen. La resignación es un modo de consentir la entrada al fascismo. Sea de izquierdas, derechas o de los mercados.

  10. Todo parece indicar, Lola, que el Apocalipsis ha pedido una suspensión cautelar; un receso más, antes de la gran hecatombe. Tu adiós (La chica del adiós, buena película)ha sido una profesía autoincumplida, por fortuna, y pasado el once del once, aquí seguimos. Y el cupon de la ONCE que no nos ha tocado (supongo), y ya estamos a catorce, y el calendario nos va dejando idus como calendas que no las parte un rayo ni vallecano, ni vaticano, ni el que no cesa que escribiera el malogrado de la Nana. Y aquí estamos, esperando comicios salvadores de la gran colonoscopia(eufemismo) a la que nos van a someter la salva sea, o sea. Así la cosa, aquellos que padezcan de hemorroides, abscesos, fístulas y otras, si salen del oráculo, que miren para atrás, que ahí están los mercados y las obligadas correciones macroeconómicas para clavarla a pelo. Hasta la presente la Democracia era el sistema de laxitud o atemperación de los que no tenían nada; ahora, es la congoja de saber que ante lo que viene lo mejor es comprimir esfinteres. Si alguien los deja abierto, la puede cagar, literalmente. El que aspira a mandar sólo sabe que no sabe nada, como buen discípulo de Sócrates; pero el que va a ser mandado, sólo saber que no sabe nadar en ese proceloso maremoto de los mercados.
    NOTA BENE: En el último artículo tuyo, Lola, debo decir que quien escribía como Pancho Panchito en último lugar no era yo, alguien me suplantó, si bien el copy right no está reconocido para nadie, por supuesto. No obstante, alguien no contento con su identidad busca la máscara de otro como disfraz en estas carnestolandas blogueras. De veras, Lola, que he pensado en no arrimar más ascuas a esta plaza cuando hay gente que juega a esconderse como camaleones en el nombre de otro,aunque soy consciente de que tú no eres culpable de que algunos busquen usos homónimos para pasar el rato. No sé si volveré a este forum, en todo caso, mis respectos sinceros los tienes,Lola y un saludo a todos, menos a los facsimileros. Ah,suscribo lo de Javier La Beira, un brillante artículo. Los dos últimos artículos han sido extraordinarios. En el anterior, hasta Manrique ha podido licuar sangre como San Genaro, en gesto de agradecimiento por tu negro sobre blanco.

  11. Espero que el Pancho apócrifo se dé por enterado y no vaya poniéndose laureles que no le corresponden. Para trío de Panchos aquellos del bolero, pero Pancho Panchito es uno y no trino, caray con la suplantación esquizoide. Quien quiera identidad que se construya su propio alter ego, qué caramba.
    De acuerdo, amigo, cualquiera de los miembros electos vendrán erectos a darnos por la retaguardia. Está cantado.
    Hacer, qué hacemos, aparte de esperar tiempos mejores antes del Apocalipsis. Por lo menos, mantener espíritu positivo. Dice Punset que el optimismo atrae la buena fortuna, pero no olvidemos que Zapatero era un gran optimista y…
    Gracias, Pancho y ¿por qué eso de irte? Te necesitamos con tu voz auténtica, única, sea con “vos” o de tú a tú ¿Eras, eres, dinos, vos?

  12. Mi último comentario tampoco lo he escrito yo. Es la segunda vez que me pasa en algo más de un año. No es mal balance. Mis respetos también para ti, Lola.

  13. A mí, además de suplantarme, parece que también me censuran (hace dos días que intento publicar un comentario). Por demás, parece fácil evitar las suplantaciones: bastaría con borrar aquellos comentarios que no respeten (coincidan) NOMBRE – DIRECCIÓN E-MAIL – DIRECCIÓN IP. Aunque no es agradable que a la dueña del blog le den trabajo extra los tristes usurpadores.

  14. Quintiliano, no quise decir ano. Intentaremos con ahínco que no vuelvan a darnos por el cinco. Buen romano, Quinto, más que amigo, eres mi hermano.
    No sé nada, Holden, Wins, del “Caso de los apócrifos”, pero estoy en ello y, bien, no he dejado ningún comentario sin publicar ¿Seguro que lo has mandado al blog?

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