En primer lugar, y como debe de hacerse en una democracia sana, quiero felicitar desde estas líneas a Don Francisco de la Torre a quien contemplo como próximo alcalde de Málaga. A pesar de una contenida participación en estos comicios, ha conseguido atraer casi 10000 papeletas más a las urnas. El noble pueblo malacitano ha hablado. Pero ni todas ni todos éramos Paco. El PSOE, con Daniel Pérez ha logrado conciliar más de 17000 nuevos votantes respecto a las elecciones anteriores. Eduardo Zorrilla no sé si sube o baja, las mareas, uniones confluencias y conciliábulos y botellones desorientan a números y electores. Sin embargo, Cassá, Ciudadanos, protagoniza el batacazo de la noche. Pierde un concejal y más de 5000 votos que han flotado sobre este mudable azar político. Ser palmero es lo que tiene; no sólo estás obligado a subir a la palma sino que cuando estás cogiendo cocos se te ven las ideas e, incluso, su ausencia. Los simpatizantes de C’s Málaga han votado la marca registrada en lugar del sucedáneo. Deslizaron en sus sobres la idea de un Don Francisco progre como santo de la jornada. Tal como están las coaliciones en Andalucía, Cassá entregará la vara de mando a De la Torre. Podrá salir de nuevo detrás de él en cualquiera de los pasos procesionales que el alcalde considere oportuno. Será escrito un nuevo pacto a la andaluza que fue articulado, no lo olvidemos, para diluir aquellas estructuras de poder de un partido que llevaba en los despachos más años que el propio Generalísimo bajo el palio. El PP lleva ya 25 años en Málaga con sus inevitables consecuencias de clientelismo real o psicológico que en Sevilla había que desmontar pero que aquí resistirá otros 4 añitos para sufrir igual pena. Así son los misterios de la política. Al final de una noche electoral todos ganan, y lo que en un sitio vale, no vale para otro. Nada tan mudable como la moral de partido cuyos intereses suelen coincidir con los intereses bursátiles, antes que con cualquier otra ética.
Don Francisco ha ganado con limpieza y holgura, pero ni todas ni todos somos Paco. La previsible suma de concejales entre PP y C’s entregará la mayoría absoluta a un bando. Si sumamos las y los concejales de la oposición descubrimos que PSOE junto con Adelante alcanzan los 15, es decir, De la Torre gobernará por sólo un voto concedido por un partido que dispone de dos. Estas son las reglas del juego y deben ser respetadas, lo que no significa que no reflexionemos sobre el sistema y sus códigos. Existe un número más que significativo de habitantes de Málaga que están manifestando en las urnas que no comparten ni el diseño, ni el destino al que conduce a estas calles el actual alcalde en funciones. Una de las características más claras de los consistorios por él presididos es su ausencia de negociación y, sobre todo, de sensibilidad hacia ese enorme, repito, enorme porcentaje de la ciudadanía que no encuentra su voz representada en el devenir de sus aceras, desde hoy por sólo un voto de diferencia. La democracia tiene sus leyes, pero también sus actitudes que no dudo, según sentencia del tiempo pasado, serán semejantes a las de una apisonadora conducida por nuestro ufano nuevo alcalde tras la que Cassá irá dando palmas e imitando algún verdial de los montes. En fin, los líderes de la oposición malagueña lo han intentado, pero Paco tiene mucho tirón. Ha sabido moverse en los barrios, en las asociaciones, hasta el punto de que, ante cualquier problema, en la barra de una peña siempre habrá alguien que te diga que eso se lo dice a Paco y eso se arregla. Así, como si llevara el número de su móvil en la agenda. Una casi mayoría menos uno ve nuestra Málaga en manos de especuladores, incluso la ve en manos de su ayuntamiento, superada ya en población y dinamismo económico por Zaragoza, hacia los precipicios de una burbuja turística con efectos devastadores en su estallido, pero hay que saber explicar todo esto a la ciudadanía. Ni todas ni todos somos Paco, pero Paco es mucho Paco, al menos un voto más que los otros.