Don Francisco ha hecho de la feria una especie de ábaco folclórico con el que intenta convencer de la absoluta necesidad de esta feria que conocemos, tal como hizo Pitágoras con los catetos a quienes debía calcular una hipotenusa. La ciudad no son sólo números y estadísticas. Apenas había apagado su brillo sobre la bahía el último cohete, ya anunciaba nuestro alcalde que el impacto de la feria se podía cifrar en más de 50 millones de euros. Por su parte la asociación de hosteleros indicó que había incrementado sus ventas un 10% en la feria del Centro. El número de visitantes se calcula en torno a los 6 millones y medio. No sé si son un millón dando más de seis vueltas o todas esas criaturitas llegadas de allende nuestras fronteras para invadir nuestras calles. Ejércitos menores conquistaron inmensos territorios.
Así lo han sentido los habitantes del Centro de Málaga y de los barrios periféricos al Centro, números de censo que Don Francisco jamás toma en cuenta, si no vienen acompañados de algún beneficio para alguien que conceptúe el Centro como una mina de la que extraer billetes, aunque arruine la existencia de otra parte de la ciudadanía. Las ruinas no se estructuran en solitarios cálculos de derrota, no sólo se cuadran en balances en rojo. A veces son más dañinas que tres cifras en negativo. Nadie toma en cuenta las espirales de un cerebro que no duerma durante días a causa de las voces de unos descerebrados, o esa sensación de no poder salir con calma a comprar el pan por el regreso entre vomitonas y bolsas de basura a la puerta de tu casa. Incluso musitando un rezo para que nadie se haya colado en el portal para mearlo. No conozco fórmulas de cálculo para todas estas sensaciones de asco y desamparo por parte de una autoridad municipal que hace dejación de sus funciones en pos del beneficio de unos cuantos que, además sólo se ve incrementado un 10% a pesar del paseo de esos 6 millones de indígenas o foráneos. Una cifra irrisoria y previsible según experiencias previas. Esas expectativas ni generan contratos, ni merecen un Centro usurpado e intransitable no sólo para vecinos, sino para cualquier transeúnte. Imaginemos ese turista al que se intenta encandilar con el moderno aspecto de Málaga, y se ha alojado en cualquier establecimiento de la zona cero del desastre. Esto es, feria del Centro. Que cada quién se ponga la mano en el corazón y considere si volvería a una ciudad así. Y lo peor es que alguien regrese porque disfrute este tipo de espectáculos multitudinarios, así como de escena luciferina de “Miedo y asco en las Vegas”.
El arbolito desde chiquito. Esta feria en el Centro nació torcida y Don Francisco ha mostrado muy pocas ganas de enderezarla. Quizás preferiría, como muchos de sus amigos, un padrón del Centro con cero habitantes. Así, esas pocas familias que poseen un buen número de inmuebles entre estas aceras podrían reorganizarlos como apartamentos turísticos con bares a sus pies durante las 24 horas. Una Málaga non stop. El aspecto salvaje que ofrecen ciertos destinos mediterráneos. Más allá de las buenas palabras, ya digo, no parece que Don Francisco calcule este número de habitantes del Centro y aledaños entre sus planes y proyectos.
Alguien debería de calcular, más que hacer números, los beneficios que aporta esta feria del Centro caracterizada por muchedumbre, botellón y suciedad. Las ciudades también cultivan su casting de visitantes. No siempre tendremos la suerte de que el resto de los competidores turísticos se hallen sumidos en el desorden. La feria del Centro debería acompasar un ambiente propio para el paisaje de cultura que pretendemos dibujar a quien contemple esas calles. Si se realizan las divisiones correspondientes, comprobamos un gasto menor a nueve euros por persona. Una ciudad vendida por menos de trece monedas, la cifra de la traición.
No puedo estar más de acuerdo!
Suscribo cada una de las palabras. Los hosteleros se han apropiado del centro, de donde sacan grandes beneficios que no repercuten en el resto de la población, mientras que los vecinos del centro somos machacados.
Muy de acuerdo. Además no se olvide que este evento es el agosto de los/las carteristas y robamóviles
Soy un navarro casado con una malagueña, llevo 30 años viniendo a esta maravillosa tierra. Por cierto , este año no he podido ir a la feria del centro, lo cual me ha dado bastante pena porque me parece absolutamente recomendable.
Me parece que su articulo sobre la feria es lamentable, o usted no ha viajado nunca fuera de esta fantastica ciudad o no se entera de nada.
En todas las fiestas de todos los pueblos y ciudades de España, existen problemas e inconvenientes para las personas que viven en el entorno de dichas celebraciones. Con su forma de pensar habria que modifiar-suprimir, los san fermines , las fallas, la feria de sevilla, … Y hasta las fiestas de su pueblo.
(Por cierto, por si alguien piensa lo contrario, no tengo intereses ni de amigos, ni urbanisticos, ni de ningun otro tipo, para dar esta opinion, si no solo el mero echo de ponderar algo cuando creo que es atacado injustamente)
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Decidle a Carlos que el hecho de que en otras partes se hagan las cosas mal no justifica que aquí también se hagan. Por tor lado , no es lo mismo venir al centro unas horas un día , que vivir en el centro entre mierda, meados, ruidos ensordecedores, borracheras, peleas, ambulancias … Y no solo en feria sino en numerosos días al año. El Sr. Alcalde , D.Francisco, defiende los intereses de los hosteleros y de los propietarios de locales e inmuebles que están haciendose ricos con el modelo turistico insostenible que está propiciando. Lo demás son demostraciones de su desconocimiento y de su atrevimiento para evaluar lo que conoce poco y desde fuera. Debería ser mas prudente, Carlos.