Huelga en LIMASA

23 Nov

Los trabajadores de Limasa han anunciado que irán a la huelga a partir del día 14 de diciembre si no firman un nuevo convenio con la empresa. En “Los juegos de la edad tardía” de Luis Landero, una de mis novelas favoritas, el abuelo aconsejaba a su nieto que se propusiera en la vida un afán inalcanzable porque así su existencia siempre tendría el sentido de estar luchando por llegar a conseguirlo, pero sin conseguirlo. Parece que Luis pensaba en Málaga cuando escribió aquel texto. Las vicisitudes históricas tienen la culpa de que nuestra catedral esté inacabada. El complejo terreno de nuestros montes impide que se pueda desviar el Guadalmedina. Y la errática y errónea política de Don Francisco de la Torre es la única responsable del eterno problema de la suciedad de Málaga. Peazo afanes, así en malagueño. Lo que en el resto de ciudades civilizadas de España se consiguió hace tiempo, en Málaga sigue siendo un afán inalcanzable de esos que proponía el personaje de Landero. Hace más de diez años que viajé a Vitoria y me sorprendí con que los contenedores habían sido eliminados y las bolsas se depositaban a una hora en un espacio marcado en el suelo. En breve desaparecían y el lugar era desinfectado por los operarios. No vamos a pedir lo que no somos. Seamos claros y conscientes. Pero sin llegar a esos niveles extraordinarios de educación ciudadana, estimulada por las educadas multas del consistorio vitoriano, sí podríamos haber conseguido desde hace lustros, un nivel adecuado de limpieza y, sobre todo, de calma laboral en una plantilla y comités que, todo hay que decirlo, parecen proclives a enseñar el hacha a la ciudadanía malagueña secuestrada. Unas veces con razón y otras sin ella. Lo que está claro a las luces del magnífico sol que nos alumbra es que pagamos un servicio caro y deficiente gracias a la entrega que Don Francisco hizo de la ciudad a unas empresas que ya han demostrado de sobra que no merecen chulearnos ni un euro más de nuestras arcas y que deberían ser declaradas compañías non gratas en Málaga.

El problema de las huelgas de LIMASA es que no se hacen contra una empresa que poco se va a ver afectada. Son huelgas dominó o billar por ponerle un nombre. Si yo detengo la productividad de una fábrica o de un almacén, la empresa pierde dinero y buscará la negociación. En este caso la ficha que cae o la bola que rueda por el tapete golpea a otros. Los ciudadanos contemplarán ante sí las montañas de basura y cucarachas y, lo que es peor, los hosteleros de todo tipo perderán un dineral que nadie les descontará de sus impuestos. Ante una amenaza de huelga de limpieza en una ciudad turística, los cruceros y aviones se dan la vuelta. No nos engañemos, esta no es la ciudad del paraíso más que en los versos de Emilio Prados. Es un lugar con un cierto atractivo por lo agradable que es y por su oferta hotelera, pero si a las obras del centro sumamos la basura, la visita a Málaga no es imprescindible. Esas son las cartas. La condena del comité de empresa para que no pueda enarbolar la amenaza de huelga iría contra el más elemental derecho de los trabajadores. Lo que corresponde a unos y otros es que primero negocien pero, sobre todo, dado el daño a toda la ciudad que este tipo de acciones provoca, que todas las partes expliquen a los vecinos sus reivindicaciones y argumentos. Por un lado, ya tenemos un De la Torre que por absoluta pasividad y dejación de funciones ha permitido que la situación llegue a este punto. Enfrente, unos trabajadores que tampoco se pueden mostrar como el proletariado oprimido de la Rusia zarista. Por otro, unas empresas que consideran a Málaga como la vaca a la que han extraído la leche que han podido y con la que no tienen compromiso alguno para enviarla al matadero. Tampoco les va a suceder nada hagan lo que hagan. El propio Ayuntamiento firmó el permiso para que nos explotaran como proxenetas, y ni puede ni quiere exigirles responsabilidades. Los afanes imposibles de nuestra Málaga.

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