El tren de cercanías hacia Torremolinos es moderno, cómodo y suele estar limpio, incluso el baño. Traquetea sus raíles con un cierto aire cosmopolita con anuncios en español e inglés, pero si el viajero se dirige a Torremolinos, entonces se convierte en un medio de transporte público no apto para todos los públicos, lo que a los cabezones de ADIF, o a quienes corresponda la responsabilidad sobre esa estación, les importa un pito, por no escribir algo más grueso. La parada de Torremolinos anuncia desde el subterráneo la decadencia que entre unas y otras administraciones están inyectando a aquellas calles costeras y turísticas. En el centro del pueblo y alejada de las otras, la estación de Torremolinos no sólo no está adaptada para personas con movilidad reducida o discapacidad, sino que cuando la escalera automática se rompe, paliativo de varios tramos de escalones, puede quedar averiada durante días sin consecuencias. Al usuario le dan morcilla -por no escribir algo más violento- porque a los ineptos, he escrito ineptos, encargados de esa estación se la trae floja; ni les afecta al sueldo, ni al puesto de trabajo. En una empresa decente sería razón para despedir al, o a la, inútil de turno que cobra de las arcas del Estado sin mostrar la más mínima preocupación ni sensibilidad por sus conciudadanos. RENFE arrastra un déficit que pagamos todos los españoles pero no todos los españoles somos aptos para RENFE según se ve. Mientras tecleo este artículo busco una información en Internet y me sorprende que los datos de la Wikipedia sobre esa estación indiquen que dispone de ascensor. Puedo asegurar que tiene dos entradas desde la plaza sobre la estación. Y aseguro que si uno se dirige a Málaga, además de bajar los tres tramos de escalera de unos diez escalones cada uno, deberá descender otros dos tramos y atravesar un pasadizo con dos más en su final. Ahí está el andén. Si se llega desde Málaga, tampoco hay ascensor, pero sí unos largos tramos de escalera con una escalera automática a su lado, habitualmente rota para fastidiar. ¿Ascensor? Sí. En Wikipedia.
El conglomerado deficitario RENFE y ADIF se encuentra bajo las órdenes ministeriales de Fomento desde hace décadas. La actual estación de Torremolinos data de los años setenta; en aquella época la conciencia colectiva sobre las personas con movilidad reducida no se prodigaba por los despachos oficiales más allá de la influencia benéfica de la ONCE. Lo que parece increíble es que tras los años de bonanza económica, al menos bonanza para el dispendio del tesoro público, ningún gobierno, ni de derechas ni de izquierdas, se haya preocupado por la adaptación de todas las estaciones y apeaderos a todos los tipos de diversidades funcionales. Personas mayores que no pueden subir esos múltiples tramos de escalera, cualquier ciudadano al que se le disloque un tobillo o se fastidie la rodilla, quien se encuentre con un miocardio delicado. Todos debimos poder usar esa estación desde hace muchos años. Y ya que no sirve para un ciudadano que sufra una disfunción severa de movilidad, al menos que la, o el, inepto al mando se preocupe de que las escaleras automáticas estén arregladas como si él o ella sufriese el problema. Lo que es vergonzoso es que estas navidades, cuando arrecian los días de compras y movimientos ciudadanos, el paliativo de las escaleras haya estado sin arreglar durante al menos cuatro días y espero que la excusa de las fechas no sea enarbolada. Como el amor, las piernas rotas ni entienden de calendarios ni de edades. He visto señoras mayores subir las escaleras casi de lado y con gestos de dolor a cada paso porque el o la responsable de las automáticas estaba tomando mantecados en esos días familiares. Las he visto jadear con el corazón acelerado y asfixiadas en cada uno de los descansillos. La línea C-1 de Málaga tiene tintes de esa modernidad cosmopolita que siempre dibujó la Costa del Sol. Un borrón del tamaño de una estación principal que no esté adaptada en nuestros días nos devuelve a la España terruñera y cerril por más que la próxima parada se anuncie en todos los idiomas del mundo.