Malagueños

29 Dic

Fue Emilio Prados quien habló de Málaga como una ciudad donde la creatividad popular afloraba por las esquinas, sin que ello desmerezca ningún otro punto del mapa, por supuesto, como Cádiz, sin irnos lejos, esa provincia que duerme pensando en qué va a decir cuando se levante. Pero coincido con Don Emilio en que Málaga manifiesta ciertas singularidades que la hacen merecedora de una mirada detenida. Prados abogaba por Málaga como cuna del surrealismo natural, un surrealismo fino, además, si me permiten el adjetivo tan impresionista como poco técnico que me sirve para calificar esos ojos con que las jábegas miran hacia el horizonte. En comparación no me nieguen que la imagen de un paraguas sobre una mesa de quirófano en el rastro de París, que tanto tarareaban los surrealistas franceses, no resulta soez y vulgar. Pero no me tengo que referir a aquellos felices años veinte que lo fueron, para algunos con el suficiente dinero como para ser felices, claro. Ayer subí al metro para dirigirme a Teatinos y en mitad del trayecto la locución automática anunció una próxima parada en Barbarela. La memoria me remitió a años pasados y una cena junto a la encantadora periodista Vampirela. Para un malagueño, Barbarela es nombre de óptica, de parada de autobús y ahora de metro, un ambulatorio, un espacio dentro de nuestras calles. Ella me hizo notar que el foráneo remite su imaginario hacia aquella Venus del espacio, la Barbarella de la película de ficción sesentera donde aparecían la preciosa Jane Fonda junto a la siempre espectacular Anita Pallenberg. Pero a cualquier malagueño ese donaire a la hora de poner un nombre de barrio pasa desapercibido porque nos sobra. Por ejemplo en los puentes. Uno comprendería que un vecindario con un río de verdad como el Moldava a su paso por Praga, o los míticos Sena o Támesis bautizase a sus puentes con apelativos pomposos que hicieran justicia a la espectacular corriente de agua que agita sus cimientos. Pues no. Esa cualidad queda para los malagueños que no contemplan más que una cicatriz seca en medio de la ciudad pero que es cruzada por La Rosaleda, La Esperanza o La Aurora.

Un magnífico gusto ante la pila bautismal que no se prodiga más allá de nuestras fronteras. Si tiene que alzarse una catedral que sea La Manquita; y más armónico que cualquier faro suena La Farola, propio y único en todos los puertos de España. Incluso el solitario afluente urbano del Guadalmedina parece título para un poema de Rafael Pérez Estrada, Arroyo de los Ángeles que, ya de paso, tocó con esa luminosidad, como de varita mágica, al resto de la zona, de modo que se hablaba del cuartel de los Ángeles, el asilo de los Ángeles y de Miraflores de los Ángeles, el barrio en donde aterricé cuando con cuatro años me trasplantaron desde mi Antequera natal y que, en efecto, en sus primeros días se contempló repleto de macetas y arriates en sus muros de contención y jardineras con que se vistió aquel conglomerado humano. Cerca de allí alcanzábamos el Monte Coronado tan próximo siempre al escritor Ángel L. Montilla Martos. Una Puerta Blanca, y una Puerta Oscura. La Paz a la que sucede La Luz. Una Ciudad Jardín continuada en una Virreina. Y un Limonar para que evoque a Don Antonio Machado. Por supuesto que también aparecen por el callejero nombres con gusto más que dudoso, pero no muchos más que en otras ciudades. Incluso así, con su cierto arte. Imaginen que alguien los invita a su casa en el Pasillo del Matadero. Anda que no. Se monta uno rápido una película gótica acerca de ese vecino y sus aficiones. E incluso disponemos de calles que abundan en la física poética y tan cercana ya a la metafísica como Peso de la Harina que deja un silencio de reflexión en el aire. Si a estos retazos de geografía urbana poética le unimos que nos comemos pitufos, nubes de café y mitades dobles, además de que entre güevos y mititillas cuantificamos lo concreto y lo abstracto con toda exactitud desde chaveas, queda claro que los malagueños tenemos personalidad y, vamos a decírnoslo, un güevo de gracia.

2 respuestas a «Malagueños»

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