Ayuntamiento en Málaga rima con endeudamiento según los últimos datos. La gran mayoría de los alcaldes se encuentran en año electoral y eso se nota en la carrera hacia el gasto, o hacia hacer el gato tal como había escrito en errata. Los regidores lloran y lloran por una ley que aborde la financiación municipal y aducen que los consistorios se hacen cargo de servicios que no les corresponden y que deben sufragar. Los gobiernos autonómicos también lloran, incluso los ricos también lloran como decía aquel falso título de culebrón. Los departamentos encargados de las finanzas se han convertido en coros de plañideras. En cada oficina se señala un culpable que siempre coincide con otro gobierno, nunca consigo mismo. Los únicos responsables de las deudas públicas han sido los alcaldes y concejales que han llevado a las instituciones a gastar por encima de sus posibilidades. Las cuentas están en sus manos y conocen sus ingresos y sus gastos. La situación ahora se asemeja a la de una familia que gana 100 y gasta 200, la excusa no puede achacarse al poco sueldo que entra en casa al mes. Así ha procedido una buena parte de los ayuntamientos de toda España y así sirve el mal de muchos como consuelo de unos tontos contribuyentes que ahora tendremos que pagar el generoso dispendio de nuestros gobernantes con esos euros que como no eran suyos como tales los han custodiado. La Ministra Salgado ha perdido el juicio cuando permite a los ayuntamientos a los que queda sólo el 25% para endeudarse del todo que agoten ese margen en deudas. Esto luego hay que pagarlo y el dinero sale de los mismos bolsillos. Muchos alcaldes, entre ellos el austero de Málaga, ya han demostrado un nivel de irresponsabilidad en el gasto como para que los aten en corto.
La vida política municipal española se ha corrompido tanto que nos conformamos con el alcalde no robe. Yo no tengo ninguna duda de D. Francisco de la Torre, incluso lo defendí por escrito cuando el grupo municipal socialista esgrimió la acusación de que se lucraba conduciendo el PGOU hacia su parcela. Honrado, pero multiplicador de organismos municipales, de cargos de confianza y asesores hasta que aquí ya no hay cama para tanta gente, pero ni rectifica, ni enmienda, ni modifica e incluso se muestra piadoso con las rebajas de sueldos a esa plutocracia malagueña por él creada aun a sabiendas de que esta actitud invoca la subida del IBI y otras tasas lo mismo que los indios a la lluvia. Tal vez tenga razón D. Francisco cuando dice que el ayuntamiento está siendo lastrado por la Junta y Gobierno Central por responsabilidades que no le corresponden, pero los ayuntamientos también se lastran a sí mismos con actividades y órganos que tampoco tendrían por qué verse con ellos en las manos. Pongo como ejemplos los teatros Cervantes y Echegaray que en cesión a empresas privadas al menos no significarían gasto. Como estos otros muchos podrían ser cuestionados. Málaga no aparece como una ciudad ejemplar en nada, ni queda nunca en un puesto decente en los indicadores nacionales de bienestar ciudadano. Uno se pregunta ¿Y dónde está todo ese dinero? Y no escribo que los concejales toquen la caja, sólo que la despilfarran en bolsillos de técnicos, asesores y demás moderna aristocracia que a tenor de lo que el paseante ve por la calle no se ganan su sueldo. A ver si oímos a la oposición alcaldable del PSOE y de IU decirnos a los ciudadanos cuántos de estos señoritos van a despedir del Cortijo del Parque para que el votante no crea que sólo van a cambiar de montura.