Quien la sufre a la puerta de su casa o negocio sabe los muchos fastidios que conlleva. Los vecinos y la asociación APOMA, que aglutina a empresas de varios polígonos, se quejan a las autoridades pero no reciben soluciones. Han encargado al prestigioso jurista malagueño José Manuel Cabra de Luna la redacción de una ordenanza que impida la prostitución callejera. Esos catorce artículos pretenden evitar la sórdida visión de africanas desnudas junto a la puerta de una ferretería, europeas nómadas, también desnudas, en torno a una fogata ante la fachada de un banco o una empresa de taxis, o los muchos inconvenientes que padecemos los vecinos de Alameda de Colón, no sólo por la presencia de las prostitutas, sino por el bullicio nocturno, basura y peligrosidad con que las acompañan clientes y otras raras aves noctívagas que las sobrevuelan. Un tipo incluso recogió a una en caballo. Estampa rijosa si no ocultase una realidad cimentada sobre la miseria en el remite de la chica, la ignorancia y quizás una esclavitud de la que desconozcamos su alcance preciso. Tan infinito como el número de estrellas se cifran las múltiples servidumbres de los humanos. La prostitución existe; cualquier paseante reconoce una prostituta aunque desconozca el barrio por donde anda, pero considero más complicado el dirimir con pruebas sólidas cuándo se ha producido un acto de demanda u oferta sexual punible en los juzgados.
No dudo de la eficacia legisladora de Cabra de Luna a quien conozco y respeto por muchos conceptos además del jurisconsulto. Otras cuestiones me inquietan. Cualquier ciudadana puede vestir la ropa que desee pues el escándalo acoge grandes dosis de subjetividad y convencionalismos. Una persona permanecerá en una esquina o acera cuantas horas le vengan en gana. Un conductor se detiene varios segundos para preguntar a quien guste si se quiere acostar con él, siempre que ni ofenda ni agreda a la demandada. Si acuden a un piso u hotel y, luego, tras los actos a los que con libertad se sometan, uno entrega al otro una cantidad de dinero, joyas, o un abrigo de pieles, así de buen rollito, no se habría producido ni comercio corporal, ni exhibiciones en vía pública. Un entramado que intuyo de compleja resolución. Hace ya mucho tiempo que la policía podría haber actuado, por ejemplo, mediante el establecimiento de controles exhaustivos de alcoholemia a quienes rondan esos distritos a ciertas horas, o con una demanda insistente de la documentación del vehículo, o con una persecución de las hogueras en la ciudad. Tampoco olvidemos que tras el carmín de prostituta callejera existe en primer lugar una mujer que se busca la vida -no entro en apreciaciones morales- y como escenario al fondo un catálogo de psicópatas. Si arrojamos a estas mujeres hacia alcantarillas ocultas en exceso puede que la erradicación de una molestia se traduzca en delitos graves contra su seguridad. Una cuadratura de círculo y esquina.
Prostitución
19
Ene
Simone de Beauvoir (1908-1986). Célebre pensadora existencialista francesa, escribe en su obra El segundo sexo (1949): para acabar con la prostitución es necesario abolir el matrimonio.