Un estudio de la Fundación Contemporánea sitúa a Málaga entre las últimas capitales en calidad e innovación cultural. El canciller Von Bismarck acuñó la expresión ´fondo de reptiles´ para designar el dinero con que sobornaba a la prensa enemiga con el fin de que elogiase las escaramuzas alemanas durante la Guerra Franco-Prusiana. Algo así deberá hacer el Ayuntamiento de Málaga si quiere que la ciudad brille con alguna dignidad ante la competición por la capitalidad cultural en 2016. Cultura se mueve en este apartado, aunque poco, desde que el delegado Briones accedió a su cargo. El alcalde ha ayudado en los últimos meses como sólo él sabe hacerlo, es decir, gastando un buen dineral en el sueldo de un asesor, quizás pagado con el dos o tres por ciento que mermó a las otras abultadas nóminas de varios prebostes municipales. Del informe aludido también se desprende la ramplonería con que se conduce la programación del Cervantes desde el piso que entre todos abonamos a su directora, o la vulgaridad con que se arrastra el moribundo Festival de Cine, no en las últimas ediciones, sino desde tiempos de Salomón Castiel. Málaga llegará ante los comités decisorios de la capitalidad cultural europea, por desgracia, sin ningún fuelle, eso sí, con un pastón gastado en asesorías y, lo peor, con mucho tiempo perdido porque los responsables culturales del Ayuntamiento no abrieron sus despachos a propuestas de actuaciones ni previeron un armazón cultural que ya debería de haberse artesonado.
¿De dónde surge este repentino interés por el 2016 cuando el Ayuntamiento nunca creyó en su candidatura? Además de pegatinas y alguna pancarta que revelan el limitado cauce de creatividad de sus responsables; además de aquella oficina mínima en Cultura como justificación de un sueldo ¿qué ha hecho el Ayuntamiento? Respuesta: contrata otro asesor, del que dicen, dicen los mentideros, que al alcalde le han dicho desde Madrid que tiene mucha mano en Bruselas. No tengo nada en contra de este tipo de acciones, pero una golondrina no hace verano, ni un conglomerado de actos culturales con presupuesto escaso, revela una localidad como cultural, menos aún cuando la competición se celebra en Europa. Por mucha influencia que el asesor despliegue, nada lo arropa el escaso currículo de la ciudad puesto de relieve cada vez que alguna institución realice una encuesta como la antes aludida que señala a los distintos organismos encargados de la difusión cultural en Málaga como faltos de originalidad e incitadores a más de lo mismo. Iguales formatos de conferencias, iguales circuitos de exposiciones, igual atonía monocorde cada vez que se organiza cualquier evento, pero con la agravante de que esta ciudad, dicen, dicen, que pretende competir por la capitalidad europea de 2016. Los responsables municipales nunca creyeron en esta candidatura y ya sólo esquivan el ridículo con manotazos de última hora.
Ridículos 2016
4
Ene
Sobre la Capitalidad Incultural 2016, siempre me remito a como se hacen las cosas al reves, se cierra un Museo de calidad (Bellas Artes) para abrir un Museo «Marca registrada»(marca Picasso), y los cuadros de Málaga a un almacen… parece que un día de estos la Aduana será Museo… y esto es sólo el primer ejemplo del desastre de la gestión cultural en Málaga… porque desidia en Málaga, por todas partes
En mi modesta opinión, la «cultura» no depende solo del número de museos o la calidad de estos, que posee una ciudad. La limpieza de sus calles, sus playas, el cuidado de sus edificios antiguos y emblemáticos, la amabilidad de sus gentes, etc. Y hay muchas de estas cosas, de las que Málaga carece. Soy malagueño y hasta hace 7 meses vivía allí y es cuando vives fuera, cuando te das cuenta de lo mal que está la ciudad y lo poco que la cuidamos. Málaga no es solo calle Larios y alrededores, tiene mucho, mucho más.
En resumen, estamos a años luz de aspirar a ser capital cultural.