Nubes de tormenta se anuncian para esta temporada turística que aún no ha comenzado con los soles de su esplendor. A perro flaco todo se vuelven pulgas, y una serie de noticias relacionadas con esta actividad, pan de los malagueños, alarma como medusas traicioneras entre el oleaje. En el cénit de una recesión económica tan severa con esta provincia, los sindicatos Comisiones Obreras y UGT han tenido que solicitar la mediación de las autoridades para que logren un acuerdo entre trabajadores y empresarios que evite una huelga perniciosa como pocas se me pueden ocurrir dadas las circunstancias laborales y crediticias. Al turismo, sonrisa, pescaíto, y ningún problema. El mero rumor de inconvenientes ocasiona que en la propia agencia, pongamos de Zamora, la oficinista avise a la pareja con ánimo de pasar una semana por estas orillas, de lo que puede encontrarse. Al minorista no conviene la venta de mercancía que se pudra sobre la toalla. El comprador que sólo pretende paz y recreo a cambio de euros no perdona una mala experiencia, como nunca olvida al que le vendió unos zapatos que torturen, o unas gambas que le ocasionen una diarrea. Aunque la bola de cristal no me funcione, las sospechas de malos aires desvían reservas hacia otros rumbos con horizontes calmos. No se trata de demonizar a ninguna de las partes. Los empresarios avisan de que no pueden soportar más costes y los trabajadores preguntan por qué tienen que sufrir una vez más otra crisis si sus bolsillos no llegan a fin de mes.
Se ruega cordura. El patrono puede amenazar en estos malos tiempos con el latigazo del despido a modo de purga, pero ese sentimiento de falta de compromiso ocasiona que el empleado tampoco se esfuerce con sus tareas. Magníficas instalaciones, barras sobresalientes, se hunden por la falta de profesionalidad de quienes sirven al público. Sabemos que la competencia exige calidad, pero no sólo en los colchones, ni en el diseño del recibidor, sino en cualquier persona que a otro atienda y eso también se paga y redunda en beneficios para la empresa. Rota una de las columnas que a Málaga sostenía a base de ladrillos, nos queda la otra y con alguna grieta. El cierre de Los Monteros señala indicios de melanoma sobre la bronceada piel del viaje de lujo. Que aún falte la depuradora de Nerja, y la Costa del Sol no disponga de saneamiento integral a estos precios, dibuja otra podredumbre en el rostro de un sol que a todos conviene que sonría entre tintos de verano y espetos de sardinas, deleite durante cualquier temporada para el foráneo y el lugareño, con permiso de las señoritas y señoritos ministros. Seamos conscientes de que la ciudad del paraíso sólo enuncia una metáfora que, como todo arte, dista mucho de una realidad a la que debemos aderezar con buenos servicios, olas al menos limpias y ausencia de sobresaltos para quien aquí aterrice huérfano de cocoteros y efluvios hawaianos. Aquí ni los pescadores ganan con turismo revuelto.
Turismo revuelto
18
Jun