Generación espontánea

15 May

Disculpen que no traiga hoy un tema de actualidad, y mira que no faltan temas golosos, desde el socorrido tobogán de Estepona hasta la última guerra comercial emprendida por Donald Trump contra China, que seguro que lloverá sobre todos. Pero llevo toda la semana yendo de Nietzsche a Descartes, pasando por Platón, para ayudar a una sobrina adolescente a preparar su examen final de Filosofía. El primer trabajo titánico ha sido convencerla de que aquellos señores filósofos no vinieron al mundo para fastidiarla a ella varios siglos después, y el segundo, tratar de encontrar en unos apuntes bajados tal cual desde alguna página web por un enseñante desganado, a filósofos que en su día lograron sacarme de pensamientos eróticos, sentimentales, futbolísticos o pecuniarios de los diecisiete para enredarme placenteramente en sus razonamientos.

Dado que hoy los libros de texto son tan sumarios que se comen los argumentos, hizo falta emprender una búsqueda en el mismo sitio al que acudió el profesor, la Red, donde está todo, para encontrar algún material capaz de vencer la resistencia de mi sobrina, que es de Ciencias, repite, y mejor para ella, porque Youtube está plagado de tutoriales para resolver problemas de Trigonometría. Ahí tienen la Khan Academy, cuyo fundador, Salman Khan, empezó como servidor, enseñando mates a una prima de otra ciudad a través de Internet y hoy tiene sesenta millones de alumnos en todo el mundo y un Premio Reina Sofía. Y sus materiales son gratuitos, pero, ay, omiten las humanidades. Para la Filosofía, en español, siempre nos quedan los argentinos. Menos mal, porque al final logré salvar la papeleta y creo que las horas empleadas podrán dar para el aprobado y para haber pasado un rato juntos devorando píldoras audiovisuales de siete minutos para asimilar conceptos abstractos que luego había que llevar a su vida cotidiana para que dijera ¡Claro!, abriendo mucho los ojos.

Llevar al terreno de los estudiantes la educación es uno de los grandes retos de las políticas públicas. Traducir conceptos y materias a su lenguaje. En mi época leíamos porque había uno o dos canales de televisión y mucho de lo más interesante estaba solo en papel, fueran libros sin dibujos, cómics o fanzines. Hoy algunos de mis amigos con hijos minusvaloran la forma en que se relacionan virtualmente. Cómo se pueden mantener conversaciones, relaciones amistosas, a través de un chat, se preguntan horrorizados. Y sin embargo he visto a algunos henchidos de orgullo porque su niña, viendo una serie de Manga en la Tablet, ha empezado a chapurrear japonés ella sola, o me he admirado de leer en la prensa que un chaval de La Línea de la Concepción de 16 años, Julián Fernández, ha fabricado en su casa, con un coste de 1.000 euros, el tercer satélite más pequeño del mundo, con la intención de llevar Internet a zonas rurales adonde aún no llega.

Es cosa de la edad no entender a los jóvenes. Mi bisabuela, con la que cada vez me identifico más, decía que divorciarte de ellos es el primer síntoma de que estás viejo, y el periodista polaco Ryszard Kapuscinski decía que oponerse a la juventud es una batalla perdida, porque de ella es el futuro. De nuevo menos mal, y en cuanto a nosotros, más bien podríamos preocuparnos de lo que les legamos. ¿Mal uso de las redes sociales? Si un marciano se asomara a Instagram, como testimonio de gente supuestamente culta y adulta encontraría sobre todo platos de comida, copas de vino, en el mejor de los casos atardeceres o paisajes del último viaje. ¿Poco seso? El último grito en la campaña para las próximas elecciones municipales, europeas y autonómicas es colgar vídeos del candidato o candidata de turno atacando bailes regionales o tomando una copita en la Feria de su pueblo. ¿Filosofía? Se me escapó el ejemplo para ilustrar el nihilismo, escojan cualquiera de los propuestos. Esas decenas de miles de muchachos y muchachas que han tomado la calle en todo el mundo liderados por Greta Thunberg, una estudiante sueca de 16 años, para exigir que cuidemos el planeta, o en una escala local, el recién creado grupo ‘@shhhmalaga’, lanzado por estudiantes de la UMA para pedir que se respete el descanso de los vecinos y vecinas del centro en las noches de marcha, en realidad son como las flores que crecen entre las piedras, sin que nadie las riegue.

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