Se ve que a nuestro alcalde, Francisco de la Torre, no le ha pillado esta nueva cita electoral con los hijos en edad escolar, porque de otra forma se lo hubiera pensado dos veces antes de proponer a la ciudadanía que le envíe por WhatsApp sugerencias para incluir en su programa de gobierno. Todo un acto de fe en la participación ciudadana o, tal vez mejor, en las posibilidades de las redes sociales como instrumentos de la nueva política. Si Donald Trump puede acongojar al mundo vía Twitter, ¿por qué no extremar la práctica democrática usando la aplicación que ha cambiado nuestras vidas?
Los grupos de WhatsApp son muestras fractales de la naturaleza humana. Están los disidentes silenciosos, que por silenciar, silencian hasta las notificaciones y terminan por no sacarles utilidad ninguna porque para cuando vencen la pereza y entran a ver, ya se les han acumulado cientos de mensajes. Están los árbitros naturales, que salen al quite de cualquier rencilla y tratan inútilmente de poner orden en el caos. Están, sobre todo, los desocupados, que reenvían cadenas de mensajes sin cribar que sean verdaderos o falsos, aparte del último meme que lo peta en todos los grupos, y hacen oídos sordos a quienes les piden mesura. Están, por último, los trolls, esos que siempre andan dispuestos a molestarse por todo y molestar por nada, sin piedad, aprovechando el relativo anonimato de la palabra diferida.
Pero no se preocupen, esto de nuestro alcalde va a ser más bien un buzón en diferido. Se recibirán propuestas y, advierte el alcalde, “las analizaremos y si son viables, las incluiré en el programa de gobierno 2019-2023”. Ha debido de costar un tiempo decidirse por la palabra “viable” en el anuncio de la iniciativa. Se podría haber dicho mayoritarias, pero las necesidades mayoritarias más obvias para la atención de un gobierno, como trabajo, vivienda, escuela, movilidad, una ciudad limpia y segura, etc, ya se sobreentienden, y hay otras propuestas o deseos que pueden ser más o menos masivas, pero en las que no terminaremos de ponernos de acuerdo: Feria del centro o Feria del Real, Semana Santa por el recorrido A, B o C, terrazas por doquier o limitación de ruidos…
Luego hay otras propuestas que van por barrios, y esas rara vez serían mayoritarias porque qué le importa a los de El Palo lo que haga falta en la Cruz de Humilladero y viceversa. Incluso dentro de un mismo barrio habrá quien pida una cosa y quien reclame su contraria.
Así que nos quedamos con ‘viable’. Para que nadie pida la luna y en todo caso permitir que se deslice alguna idea brillante cuyo peticionario o peticionaria (disculpen los de VOX el uso del lenguaje no sexista, le he cogido gusto) no reclame derechos de autoría. Viables eran también los instrumentos de participación ciudadana que durante muchos años se promovieron y trataron de desarrollar. Participación que implica al tejido asociativo, siempre dispuesto a aportar ideas, a la sociedad civil en general, a las vecinas y vecinos a título particular. Pero igual que es más fácil mandar un whatsapp para felicitar el cumpleaños que marcar el teléfono, es cierto que crear los órganos correspondientes para reunirse, debatir y tomar decisiones conjuntas, cuesta más trabajo que cubrir cualquier trámite por medio de un WhatsApp. Yo ya me he apuntado el número, 661859256, y estoy haciendo mi lista de peticiones. La primera es que en vez de un aburrido buzón que me agradezca haber participado, creen un grupo masivo donde todos y todas podamos comprobar en vivo y en directo la profundidad real de este tipo de iniciativas.