Habrá otro homenaje al Chiquito de la Calzada el próximo viernes en La Térmica. Creo que debería asistir Francisco de la Torre y regalarnos una subida al escenario para contarnos, en dos minutos gloriosos, sus planes de gobierno para los ocho meses que le quedan. Ojalá incluyese un paseíto de ida y vuelta -que sí, que no, que voy, que tampoco-, para confesarnos al inicio de un atrevido monólogo cómico, lo que pudo haber hecho y se le escurrió de nuevo en el último apretón. De manos. Que se hiciese el embovedado, con su gracejo juvenil, pensándose un chiste final relacionado con otra promesa imposible de cumplir, desternillante, e incluso que acabase su actuación quitándose la chaqueta y mostrando una camiseta cachonda debajo, como es él, con la tipografía de las letras del Astoria y la imagen del gran citrino Málaga en el pecho, el de los 20.200 quilates, ese que acarició con profundo regustillo borbónico, antes de ponerse cien veces amarillo, qué risas.
Poniéndonos serios, perdóneme, Don Gregorio, he leído en La Opinión de Málaga que el precio del alquiler de la vivienda en nuestra ciudad se ha disparado en el último año. Según el último estudio de Pisos.com, un 24,24 por ciento respecto al anterior, siendo, en cambio, la media de subida nacional, solamente del 8 por ciento. El precio de un piso de alquiler en Málaga asciende ya, según estos datos, a 1.025 euros mensuales y, esto lo digo yo, proseguirá su ascenso burbujeante hasta la cima del San Antón, si es que no nos estalla antes por la cara norte. La política turística del alcalde no ha traído -aún- el alto standing soñado, y la clientela en hoteles de lujo no hace las mismas colas que los que vienen a despedidas de soltero o similares y se alojan en alguno de estos apartamentos sin control. En consecuencia, nos ha surgido un grave problema causado por la alta demanda de alquileres vacacionales que afecta a familias y estudiantes, que no encuentran viviendas asequibles en alquiler, pero que el alcalde tendrá en su agenda de urgencias e intentará resolver, sin duda, en los próximos ocho meses de mandato. No se rían. De hecho, en julio del año pasado el edil de turismo anunció en rueda de prensa que se estaban “estudiando medidas reguladoras para las viviendas turísticas”. Se iba a consensuar una ordenanza que pusiera coto al crecimiento desmedido de estos pisos para evitar que “a Málaga le duela la cabeza en el futuro”. Es cierto que, desde aquella rueda de prensa tranquilizadora hasta hoy, el precio del alquiler de la vivienda ha crecido más que nunca. Aquello que aseguró Andrade, a bombo y platillo, de “gravar este tipo de viviendas con”, aún no sabía si “llamarlo tasa, impuesto, reforma del IBI o según el consumo de basura, que se pague”, no ha funcionado. Puede ser que se deba a que a pesar que se dijo que se haría algo, no se haya hecho nada. Se dejarían la carpetilla olvidada en la Gerencia de Urbanismo y a ver ahora quién la encuentra allí, si te obligan a mirar para otro lado.
O será, simplemente, que no se ha podido atacar el asunto todavía. Un año pasa muy rápido. A lo mejor el plan estaba pensado a largo plazo. Habrá surgido ese problemilla de última hora que siempre le surge a última hora a De la Torre y su estupendo equipo. Porque dejadez, no creo. ¿Oscuros intereses?, tampoco. Tal vez, estén intentando afrontarlo acotando las despedidas de soltero con una normativa que las regule, ¿no? Creo que tampoco. El gobierno de la ciudad se lava las manos y “aconseja” a los hosteleros que no dejen entrar en sus establecimientos a despedidas de soltero incívicas. A su albedrío. Arreglado. Ni ordenanza, ni normativa, ni reuniones, ni consensos ¿para qué? Con lo trabajoso que sería intentar cumplir con el deber. Y para ocho mesecillos de campaña que nos quedan…
Súbase, D. Francisco, al escenario. No se esconda como en la sesión de investigación sobre los expedientes urbanísticos. Que nos echemos unas risas.