La Agrupación de bandas de música procesional de Málaga considera que no tiene un sitio digno donde ensayar y, por este motivo, ha hecho público un comunicado en el que afirma que las bandas de cornetas y tambores no participarán en la próxima Semana Santa malagueña. De hecho, han convocado una rueda de prensa para hoy mismo en la sala capitular de la Agrupación de cofradías de Málaga para exponer tal determinación, que contará con la presencia del Presidente de la Agrupación de bandas –Daniel Zumaquero-, el vicepresidente y el abogado de la misma.
Se quejan de que la Policía Municipal les impide llevar a cabo sus ensayos con normalidad, en el sitio más digno que conocen, la calle, debido a las quejas vecinales.
Sin trasfondo, parece una decisión lógica. Si el único sitio digno en el que pueden llevar a cabo sus ensayos impide el descanso de algún vecino, lo más plausible es que la policía local no les permita continuar con dicha actividad molesta y si debido a ello, no pueden ensayar, la decisión más acertada sería la de renunciar a formar parte de los desfiles procesionales.
Sin embargo, esta concatenación de hipótesis lógicas aparentes, poco tiene que ver con una citación a los medios fundada en el desánimo. Todo lo contrario. El comunicado, más que un anuncio apesadumbrado y conformista por parte de la Agrupación de Bandas, parece que responde a cierto hartazgo y que incluye, no tan veladamente, el señalamiento de culpas y responsabilidades. Y es muy razonable.
A pesar de que el Ayuntamiento conocía que la música angelical que emitían estas bandas durante sus ensayos era entendida como ruido insoportable por los insomnes vecinos que la padecían frente a sus casas, decidió modificar la Ordenanza de Ruidos en marzo de este año, para permitirles hacer con sus cornetas y tambores, los ensayos que les diera la gana, frente a la casa de quien quisieran, esos sí, de ocho a diez de la noche y con autorización especial.
Esa dispensa, que arrogaba nuevos privilegios a algunos malagueños sobre otros en razón a la cultura tradicional y su costumbrismo, no obstante, parece que no se ha hecho efectiva por parte del Ayuntamiento. O sea, pueden dispensar pero no dispensan. Se modifica la norma para contentar a unos pero no se hace efectiva para contentar a los otros. No sorprende, es el proceder habitual del Consistorio. Sí al Mercado de las Artes si los vecinos están de acuerdo. Sí a los ensayos si los vecinos están de acuerdo. Sí a cualquier cosa que, después, le permita lavarse las manos en los vecinos.
Si no es de recibo incluir excepciones privilegiadas en la ley, menos aún es no hacer efectivos los derechos adquiridos por tales normativas. Que el Ayuntamiento pueda dispensar de la obligación de no hacer ruido a las bandas de Semana Santa en sus ensayos, según su propia ordenanza, significa que debe dispensarlas siempre, si cumplen los requisitos. No existe en democracia un requisito legal parecido a cuando quiera o a veces. ¿Qué baremo está utilizando para dispensar o no? ¿Los vecinos? ¿Se hace una excepción a una ley que protegía del ruido a los vecinos y no se hace efectiva para proteger del ruido a los vecinos? ¿Reír o llorar?
Pero esta vez, si no con la Iglesia, con algo tan influyente como ésta se han topado. A ver cómo sale el Ayuntamiento de éste, su propio desaguisado. En época de bonanza, indudablemente, construirían el mejor local de ensayo para los hermanos cofrades y sus bandas, y tan contentos. Pero ahora, tan pobres y austeros, con dos elecciones en cuatro meses, a ver cómo les convencen de que se vayan con la música a los polígonos y les sigan bendiciendo.
A propósito, tocarán.