Parece que ya se sabe quién se enfrentará desde las filas del PSOE a Francisco de la Torre en las próximas elecciones municipales. Parece, que es un verbo que te cuida. Cuando una cosa es segura pero no puede decirse, parece que será. A mis padres le parecía que los reyes magos podían traerme un pijama pero no les parecía que pudieran dejarme una bicicleta. Aunque yo aprendí a parecer más tarde, en la adolescencia, cuando algún amigo me preguntaba si lo veía más gordo o si notaba que empezaba a caérsele el pelo. Siempre me parecía que sí y me quitaba de las responsabilidades del saber.
Yo creo que el cabeza de turco del PSOE, al que todos los socialistas con cargo y miedo a ser señalados señalan como culpable de filtraciones e incomunicación, habría salido mejor parado si le hubiera parecido que Heredia y Griñán, por fin, se habían decidido por el candidato a enfrentarse al Cid de la Torre. A mí, el señor Conejo me produce todo el respeto y parecida pena. Hay que tener riñones para soportar tan estoicamente que tus jefes te usen de escudo humano y no poder dimitir por algún apego, supongo que psicológico. No hay mal que por bien no venga. Esto puede servir a los que vivan de la política para reubicarse. Si alguien mete la pata, como viene siendo habitual desde hace una década en el partido socialista malagueño y lo señalan, es que te dan el peso político de un monigote. En cambio, si a parecidas estúpidas circunstancias, tus compañeros callan, se convierten en monigotes de tu gran peso político. Ese que te da el prestigio, la vanagloria y las loas y que no se gana en las elecciones perdidas sino en el poder de poder darte un puesto en el gran cementerio de elefantes de las instituciones públicas.
Pues parece que María Gámez será quien se enfrente al eterno. Espero que con más ganas de las que nos hace concebir la manera en la que ha sido designada. Con mucho cuidado en el camino y muy poco al quitarnos la venda sin sorpresa. Cuando un futuro elefante entra en la cacharrería, mejor con estrépito desde el principio, para que a la opinión pública nos dé tiempo a apartar los trastos. Pero así, cuando esperas lince y aparece Conejo, puede que se revuelvan las tripas y hasta las ejecutivas federales.
Espero equivocarme, por la salud que precisa la política malagueña, pero me da la sensación de que el PSOE sigue sin cerrar filas en torno a un proyecto común capaz de disputarle la partida a los populares en el ayuntamiento. Los que gobiernan se limitan a subir en el caballo a Don Francisco, que va por libre, y a dejar que los señores de la guerra con carné socialista se den tortas en la serranía desde sus pueblecitos de interior.
Lo peor, la sensación de conformismo que desprenden. Ese tufillo a derrota consentida que “parecen” aceptar, como si les hubiese faltado un día para repasarse el examen y lo dejasen todo aparcado hasta la siguiente convocatoria.
Ojalá que María Gámez nos devuelva la ilusión que nos quitaron los que la debieran de haber elegido. Ojalá que no represente a una facción del partido sino a una ideología. Porque eso obligaría a subir el listón a todos, incluso a los que nos gobiernan.