Qué pena perpetua

27 Ene

prisonLa crisis nos pasa factura y nos convierte en morosos, creo, en todos los aspectos de nuestra vida. En lo económico, el panorama que nos desvela la previsión del Fondo Monetario Internacional augura que España será la única de las grandes economías que registrará una caída del PIB en el 2010, mientras que en 2011 crecerá de manera más débil que el resto. Y en lo social, la necesidad de buscar culpables de andar por casa a la depresión, se encuentra en el peor estadio, aquel en el que los débiles se han rendido ante los poderosos y buscan ahora su chivo expiatorio entre los aún más débiles.

Está claro, y así lo demuestran las encuestas y sondeos, que es el mejor momento para que se produzca un cambio en la intención de voto. En España, el PP se encuentra en la privilegiada situación de poder tomar prestada la confianza de muchos desencantados, que aún sin creer en el liberalismo económico ni en las bondades de la democracia cristiana, se han cansado de esperar una solución a sus problemas a través de su ideología o de un gobierno que no trata de revertir la situación sino de paliarla a través de simples e insuficientes medidas sociales.

Pero esta oportunidad que la coyuntura económica le ha endosado al PP, ha debido de pillarle por sorpresa. Qué torpe hay que ser para que sus oradores se llenen de mensajes tan poco apropiados para el centro en tan delicado momento. Del discurso moderado que le sumaría indecisos, han pasado al populachero que señala, por ejemplo, que aquí no cabemos todos, en referencia a los inmigrantes. Una persona de izquierdas que pueda llegar a pensarse a sí mismo en el centro por la ira del paro, volverá corriendo al redil de lo malo conocido antes de tener que soportar discursos tan mal encaminados de la peor derecha.

Y ahora, la cadena perpetua. Y no se refieren a RTVE, sino a la de las películas americanas. Buenos y malos, crimen y castigo. ¿Cuántos pasos atrás habría que dar en la corta historia de nuestra democracia para llegarnos a imaginar siquiera un planteamiento tan decrépito como ese?

Nuestra Constitución, la garante de nuestras libertades señala que “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social”. ¿Dónde existe la posibilidad de reinserción social en la cadena perpetua?

Pero como se han inventado “la cadena perpetua revisable”, los partidarios de este anacronismo, pretenden salvar el escollo constitucional diciendo que si el malo se vuelve bueno, se le perdona. Y hasta puede que después lo bendigan o lo beatifiquen y vayan a rezarle. Pero en nuestro ordenamiento jurídico, las penas siempre tienen que ser determinadas. ¿De verdad se pueden imaginar que se condene a un malo malísimo por tiempo indefinido? ¿Dónde está la seguridad jurídica?

Los populares han visto en las encuestas que la gente está tan soliviantada por razones muy diferentes a las jurídicas, que cuando se les pregunta por la calle si están a favor de la cadena perpetua para terroristas o violadores dicen en su mayoría que sí. Y se han apuntado al carro. Lo que ocurre es que si a esa misma buena gente cabreada, se les pregunta si estarían a favor de la pena de muerte para esos malos malísimos, también dirían que sí y si me apuran, al linchamiento y escarnio público, también.

El Partido Popular Populachero se equivoca. Allá ellos.

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