Qué suerte tienen los que deciden congelarse el sueldo. Eso de ponerse uno mismo la paga, o parecido, me ocurrió a mí una vez cuando estudiaba bachillerato. Fui rico un trimestre cuando la más progre de mis profesoras, de literatura, nos pidió que nos evaluásemos honestamente y nos pusiésemos nosotros mismos la nota. Yo, que era humilde, pecado de juventud, me conformé con un notable, que por cierto, no volví a sacar en mi vida. Pero fui sincero, creí que me lo merecía, supongo que por existir. Lo mismo le ocurrió al resto de la clase, hasta el punto de que no hubo ni un solo suspenso.
Puestos a comparar, ahora que Arenas aprieta y que el presidente de la Diputación ha anunciado que rebajará su paga para el próximo ejercicio, me veo a mí mismo pidiéndole a la señorita Victoria que me rebaje la nota del 8 al 6, para ser tan solidario y humilde como ellos. Lo que pasa es que me planteo la posibilidad, ahora que salen a la luz pública sus emolumentos, que tal vez, como nos pasó a nosotros, la valoración que cada cuál haga de sí mismo, pueda llegar a ser un poquito alta. No sé, yo que soy pobre, no entiendo mucho de esas cosas de los ricos y tal vez no debiera de entrometerme, pero a mí, sin quererlo, me parece que estos hombres públicos que se dejan la piel por nosotros, aún con las rebajas, seguirán ganando mucho dinero.
Realmente, no entiendo las pretensiones de un gobernante que anuncia que se va a bajar el sueldo. Será que nos informa de que va a apretarse el cinturón por sus ciudadanos, digo yo. Pero, ¿qué ciudadano puede imaginarse que alguien pueda pasar fatiga a fin de mes con un sueldo así, que multiplica por cinco la media de los ciudadanos que le pagan? ¿Qué imagen de austeridad puede ofrecer un señor que se baja el sueldo de 7.500 € mensuales a 6.750?
Me parece honesto que en época de crisis, quien cobra del dinero público y tenga la potestad de bajarse el sueldo lo haga, pero me resulta incomprensible que lo anuncie. La opinión pública no se quedará con el acto de bien de quién decide salir a cenar menos veces con la familia, sino con lo que gana ese buen hombre que no le arregla el bache de su calle.
Yo no sé quién puede aconsejar a nuestros políticos que hagan ciertas cosas. Por ejemplo, el señor presidente de la Diputación, va a reducir motu proprio su sueldo hasta igualar al del funcionario mejor retribuido de la institución (el secretario general), más un euro. Este acto ético y plausible, ¿no se enturbia por ese euro? Dicen que es un acto simbólico. ¿Pero no hay nadie que le diga que ese acto simbólico le perjudica más que le beneficia? ¿Qué sería mejor de cara a la opinión pública, que cobrase lo mismo que ese funcionario a pesar de tener muchas más responsabilidades que éste, o que cobre casi lo mismo, ¡pero casi!, porque al ser Presidente tiene que cobrar -¡un euro!- más? De Perogrullo.
Y Luego, el otro. El que no cede. Nuestro alcalde que no cree que pueda haber alguien que sea bueno y no cobre una millonada. El presidente del gobierno, los ministros, los secretarios de Estado, el presidente del Consejo General del Poder Judicial, el del Tribunal Supremo, el presidente del Tribunal de Cuentas, el del Consejo Económico y Social… Todos esos altos cargos del Estado, los mejor pagados, cobran menos que lo que los malagueños pagamos al menos a dos de los que necesita nuestro rector para dormir tranquilo y hacer de nuestra ciudad, tan querida, la que es.
En fin, voy a pedirle a mi jefe que me suba el sueldo un euro, a ver…