Hay personas que, por muy bonito que sea el lugar en el que están, siempre encuentran un trocito de caca. Hay otras personas que, por muy feo que sea el entorno en el que se hallan, siempre encuentran una flor. Las primeras son como las moscas y las segundas se parecen a las abejas. Y aquí viene la pregunta: ¿a cuál de los dos grupos pertenezco?
Esas dos actitudes no solo tienen que ver con juicios sobre las personas o la realidad que nos rodea. Tienen que ver con la actuación que se deriva de ellas. Hace unos días, en el aeropuerto de Cartagena de Indias, me encontré con un grave problema: no me fueron a buscar a la llegada de mi avión y no me habían comunicado cuál era el Hotel en el que tenía que alojarme. No disponía de móvil y no había forma de conectarme con el ordenador a la red wifi del aeropuerto. Me dirigí a la oficina de información. Eran las diez de la noche. Una chica escuchó lo que me pasaba y la ayuda que imploraba. Su respuesta fue practicar el deporte de encogerse de hombros. Me fui decepcionado. Salí a comprobar que nadie me esperaba. Volví a la oficina de información y estaba allí otra chica. Salió de su receptáculo, me dijo que me iba ayudar, que estuviese tranquilo. Con los datos de su móvil pude conectar mi ordenador a la red. Envié un correo a quien tenía la información. Por suerte, esa persona leyó mi mensaje y me comunicó el nombre del Hotel, situado en Bocagrande. La primera chica tuvo la actitud de la mosca, la segunda la de la abeja.
Como se trata de una actitud vital, de una configuración de la personalidad, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida. En el trabajo, en la familia, en el ocio, en las relaciones y en los análisis de nosotros mismos.
Y, como planteo en el primer párrafo, la actitud no depende fundamentalmente de las circunstancias, favorables o adversas, que rodean al individuo. Todos conocemos a personas que, en una situación crítica, mantienen una visión optimista de la realidad. Por el contrario, otras que gozan de un entorno lleno de facilidades, se muestran pesimistas.
Pensemos en un docente-mosca. Solo tiene ojos para los errores que han cometido sus alumnos en la evaluación. Los magnifican y los convierten en el factor decisivo de la calificación.
En alguna conferencia he solicitado la presencia de uno de los asistentes y le he mostrado una hoja blanca en cuyo centro he dibujado un pequeño punto negro. Tomando el folio entre ambas manos, pregunto:
- ¿Qué ves aquí?
- Un punto negro.
No ha visto la hoja blanca que, como es lógico, es mucho más grande. Obsérvese que no pregunto por lo que hay dibujado en la hoja sino por lo que tengo entre ambas manos. No han visto la hoja blanca.
Una maestra, a la que le hice esta pregunta y que respondió con énfasis que veía un punto negro, me encontró años después y me dijo:
- ¿Recuerda que en una conferencia me mostró un folio blanco, me preguntó qué era lo que veía y le dije que un punto negro?
- Sí, lo recuerdo.
- ¿Sabe donde tengo ese folio? Pues lo he llevado a una casa de fotografía y pedí que le pusiesen un marco. Tengo ese cuadro colgado de una alcayata en el aula, para no olvidarme de que, al valorar la actividad de mis alumnos, no puedo fijarme solamente en los aspectos negativos.
Es el caso de las profecías de autocumplimiento. en las que el profesional de la enseñanza anuncia que el grupo completo de clase o un pequeño grupo de cuatro o cinco alumnos de la misma o uno solo, nunca llegarán a nada, no valen para estudiar o nunca podrán alcanzar el éxito.
En la Editorial Homo Sapiens de Rosario publiqué hace años un libro titulado La casa de los mil espejos y otros relatos para la educación Inicial. Cuento allí la historia de una casa abandonada en la que hay una sala circular con mil espejos. Un perro vagabundo entra por un agujero que hay en la puerta, sube por una escalera y llega a la sala de los mil espejos. Está muy feliz. Da saltos de alegría en medio de la sala. Y ve que mil perros dan saltos de alegría como él. Piensa que ese lugar es maravilloso. Mueve el rabo para saludar y ve que mil perros le saludan a él moviendo el rabo. Decide volver siempre que pueda a ese lugar maravilloso. Horas después pasa para allí otro perro que, por el mismo camino, llega a la misma sala. Ese segundo perro está rabioso y entristecido. Saca los colmillos y ve que mil perros le sacan los colmillos a él. Piensa que ese lugar es insoportable. Empieza a ladrar con agresividad y ve que mil perros le ladran a él violentamente. Y piensa que ese lugar es insoportable. Al terminar ese texto pregunto: ¿no será la escuela la casa de los mil espejos?
El político-mosca solo ve en el adversario aquellas comportamientos que pueden ser objeto de reproche o descalificación. Y disfrutan cuando lo hacen. No puedo olvidar la cara de regocijo de Cuca Gamarra cuando, en la sesión de control al gobierno del pasado miércoles, el presidente de su partido enumeraba las acusaciones de corrupción que asedian al gobierno. Se la veía disfrutar, regocijada, feliz. La sonrisa era radiante. Y esta actitud es inquietante. Porque muestra que lo que importa no es la corrupción sino poder hundir al adversario con ella. Si se da en el propio partido es una lástima, pero si tiene lugar en el partido contrincante es una alegría.
Pondré otro ejemplo de profesional-mosca en el periodismo. Es aquel que posa su vista siempre en las noticias dolorosas, tristes, crueles. Son noticia las guerras, los asesinatos, las violaciones, las danas, las catástrofes… No sucede nada bueno en el mundo, no hay nada que celebrar. Lo positivo no es noticia.
Algunas veces, la actitud-mosca se centra en la valoración que hacemos sobre nuestra capacidad de aprender, de relacionarnos o de trabajar. Y nos convertimos en los jueces más exigentes de nosotros mismos. Practicamos el masoquismo.
Recuerdo una historia que muestra estas actitudes, encarnadas en la forma de ser de dos hermanos gemelos. Uno es una mosca y el otro una abeja. Son tan acentuadas las actitudes que los padres, al llegar la fecha de Reyes, quieren hacerles regalos que corrijan esas actitudes extremas. Le regalan a su hijo-mosca algo que le anime y le estimule, algo que le haga modificar la actitud pesimista desde la que contempla la vida, las personas e, incluso, a sí mismo. Deciden regalarle una moto y un yate, a pesar de que ese gran desembolso les obligue a pedir un crédito al banco. Al hijo-abeja deciden regalarle algo de escaso valor, qué digo de escaso valor, le regalan la plasta de una vaca.
Llegada la noche de Reyes les hacen los regalos para que en la mañana del día de Reyes se encuentren con la sorpresa. A medida mañana llegan a la casa unos tíos que, sabedores de la estrategia pedagógica de los padres, quieren comprobar el efecto que ha producido en sus sobrinos. Llaman a la puerta e la casa, preguntan por los chicos y les invitan a pasar y a comprobar sus reacciones.
Encuentran al hermano-mosca llorando:
- ¿Por qué lloras? ¿No te han traído nada los Reyes?
- Me han traído una moto.
- Estarás feliz, qué suerte.
- No. Todo lo contrario. Estoy muy triste porque tengo mala suerte, saldré un día sin casco, el suelo estará mojado y tendré un terrible accidente por culpa de este odioso regalo.
Como ven que no pueden seguir por ese camino, insisten en la exploración.
- ¿Te han hecho algún regalo más?
- Sí, un yate.
- Oh, un yate, qué maravilla. Estarás encantado. Podrás salir a navegar.
- No, no estoy encantado, estoy muy triste, estoy hundido. Porque soy muy desafortunado. Saldré a navegar un día que haya tormenta y, como no sé nadar, seguro que me ahogaré.
Mientras está explicando sus impresiones el hermano-mosca, pasa por la sala con su caja en la mano el hermano-abeja dando saltos de alegría.
- ¿Que es lo que te han regalado a ti para estar tan contento?
Con todo el entusiasmo imaginable, contesta:
- A mi me han traído un caballo pero no lo he encontrado todav No sucede nada bueno en el mundo, no hanada que celebrar, que dolorosas, tristes, cruelaes. Son notica los asesintos, ido contría.
Esta actitud se puede cultivar, se puede desarrollar. Y a ello nos ayuda la educación emocional. Nuestra actitud no depende tanto de lo que nos pasa sino de nuestra forma de analizar y vivir lo que nos pasa.
Ya sé que los optimistas ven alguna vez una luz donde no existe, pero, ¿por qué los pesimistas quieren ir a apagarla inmediatamente?, dicen las autoras portuguesas del libro Pedagogía del optimismo. Tienen razón.
Mu buenas D.Miguel Ángel Santos Abeja!
Preciosos artículo, es además muy aprendizable! (palabro para los machos moscas de la Rae)
Aunque gracias a Mar llevamos regalando muchos años gafas de abeja y retirando gafas de mosca… hoy con tu artículo he podido pasar a otras pantallas. Del Ver y tener al Ser!
A partir de ahora regalaré las gafas Mar-«Santos»
Que triste es ser un maestro o maestra Mosca y cuanto daño hace. Ya lo dices muchas veces…Sin optimismo en educación mejor dedicarse a otra cosa.
Por fin hoy tengo y me he regalado un sábado más menos tranquilo… jeje y he podido hacer medio ritual «Café Copa y puro»??…Mejor Café, Tú artículo y una sonrisa cómplice.
(Hoy a medias porque Gema está ahora en una jornada sobre Inclusión y me he quedado sin diálogo compartido)
Cómo dirían los del famoso programa de la televisión Vasca…» Vaya Semanita!!!
Es para escribir un libro!
Espero que quede algún registro de lo que habéis vivido en la Facultad y puedas mandarnos algo, o por lo menos que es MAS, nos lo cuentes dialogandonos una botellita de un buen vino.
Esperamos veros pronto a ti y a Carla!
Abrazos y besos compartidos
Queridos amigos:
No. Si voy a tener que escribir el artículo para que tú puedas enviar un comentario, aderezado con ingenio y buen humor.
Y Gema no deja pasar un fin de semana sin compromisos pedagógicos. Sois incansables.
La experiencia de Málaga ha sido magnífica. Se han ido encantados.
La Facultad ha respondido muy bien cediendo los espacios y colaborando en la organización.
Un buen grupo se ha ido a Madrid para asistir al Congreso de Apfrato. Este año ha tocado NO respecto a mi participación.
Me hubiera gustado ver a Tonucci, a quien he firmado una ampliación de ña viñeta que me dedicó en la investidura. Parece que le ha gustado la dedicatoria en la que le llamo SEMBRADOR DE SONRISAS.
Tenemos que organizar un encuentro donde sea.
Un abrazo llenos de gratitud.
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Hola Sr. abeja…
Cuando viniste a mi centro, con motivo de la inauguración de nuevas instalaciones, le hiciste a lo del folio y el agujero a uno de los espectadores. ¡Y cómo! Vio también el punto negro… ¡Todos habríamos caído en ver el punto negro! No por pesimismo, sino porque se cae la trampa verbal. Pero siempre es ilustrativa esta historia porque es cierto que es más fácil ver los errores que los aciertos de los demás… Y cuando se trata de docentes, las observaciones deben ser más minuciosas y cuidadosas para no caer en la «trampa» y así asegurar una valoración justa y constructiva.
La rapidez en la acción, sin pensar, como ocurre al mirar el folio en blanco, nos suele llevar a ver el error, que se destaca con facilidad, pero esa velocidad nos impide ver los aciertos que pasan desapercibidos… Recuerdo cuando valoraba a mis alumnos y alumnas dándoles información sobre sus aciertos, destacándolos y valorándolos, cómo favorecía su interés alumno y con ello mejoraba su aprendizaje. No obstante, en educación también hay que analizar los errores con el fin de corregirlos y mejorar el aprendizaje, pero sin destacarlos y penalizarlos por encima los aciertos.
Un abrazo.
Querido Juan Carlos:
No recordaba que hubiera preguntado por el punto en aquel encuentro.
Siempre que he hecho este sencillo ejercicio he recibido la misma respuesta. Un punto o un punto negro.
Es cierto lo que dices.Hay una tendencia a detectar primero el error y luego el acierto.
Hablamos de corregir un ejercicio, pero corregir significa enmendar lo errado.
Tenemos que poner más empeño en valorar lo positivo.
Gracias por leer el artículo y por el comentario.
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Excelente articulo maestro, muchas gracias porque con este amplias el concepto estudiado en la clase del diplomado el día de hoy.
Estimado Enrique:
Qué alegría encontrarme contigo tan pronto.
Ha sido un placer compartir con vosotros la sesión de esta tarde.
Gracias por leer el artículo y por las palabras de tu comentario.
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Querido Miguel Ángel:
Interesante artículo. Resulta que en la vida se da el dualismo constantemente,la cara y la cruz, el bien y el mal , el vago y el trabajador , el simpático y el antipático, el sincero y el mentiroso, y así en infinidad de cosas. La mosca, como símbolo de lo guarro y la abeja símbolo de la dulzura.
Como nosotros somos duales hemos de admitir que algo tendremos de mosca y de abeja. Esperemos que domine tanto la abeja que de la mosca no se vea ni una pata.
La realidad es que yo los recuerdos que tengo de ti son de una gran abeja: optimismo, amigo de la broma, gran conversador, dispuesto a ayudar.
Todos tus artículos son una invitación a la reflexión, a hacernos mejores personas, a sacar lo bueno oculto que todos llevamos dentro, el dualismo: sacar lo bueno y dejar inactivo lo considerado malo. El problema que a mí me parece es que lo que unos consideran malo, otros lo consideran bueno. Shí tenemos al Sr. Trump, pronto Presidente del país más poderoso e influyente del mundo, que para muchos es un delincuente, pero para otros es digno de esa responsabilidad y honor.
En fin, para que seguir si todos sabemos que el mundo es un campo lleno de moscas, mosquitos, abejas y zánganos.
Nosotros, clasificados en el mundo animal, coloquémonos en el sitio que creemos que nos corresponde.
De ti no hay duda: tus artículos, tus libros, tus enseñanzas, tus conferencias, tus actividades te clasifican bien, que por cierto también son reconocidas socialmente. De los demás…
Un gran abrazo y saludos a la abejas escritoras.
Querido Joaquín:
Sí, yo creo que existe un dicotomía básica. Se ve que hay profesores entusiastas y profesores desanimados. Te encuentras con personas afables y con personas antipáticas. Lo vemos constantemente. Te encuentras con una persona que quiere ayudarte y con otra que te da la espalda.
Lo que pasa es que esta división es un tanto exagerada porque en cada persona hay una mosca y una abeja.
El trabajo consiste en que cada vez predomine en cada uno la parte positiva.
Eso hemos trabajado en estos días dedicados a reflexionar sobre la educación emocional.
Recuerda la historia de los dos lobos que llevamos dentro, uno bueno y uno malo. ¿Quién ganará? Aquel al que alimentemos más y mejor.
Gracias por tu comentario.
Un gran abrazo.
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Querido Maestro:
Tengo la constancia plena, de que con una actitud educada y amable se llega a todas partes.
Y que como bien dice las actitudes tienen más que ver con las formas de ser que con las circunstancias adversas.
Llevo un tiempo en que mi situación vital se ha convertido en una lucha de titanes.
Me he hecho miles de preguntas, he analizado el tema desde numerosas perspectivas, he utilizado el tiempo como mi aliado, y al final he elegido, seguir buscando la verdad de este conflicto.
!La verdad siempre imperará!
He podido hacer daño en esta batalla, pero no es mi actitud, no es mi estilo.
!Yo solo quiero, que no me dañen a mí !
Pero tengo la necesidad de defenderme, ahora que el monstruo no existe, voy a ir por la bruja malvada del cuento, que ha tenido la desgracia de vivir solo dándole importancia a lo material y no a lo sentimental.
La solución ha sido alejarme de sus influencias y de su actitud negativa.
Y así he encontrado la fuerza y el coraje de seguir adelante y buscar justicia en este enorme caos.
La inteligencia emocional, que en este blog tanto se da, me ha ayudado un montón.
Mi manera de ser ha cambiado, porque he sabido tomar decisiones, y no he estado atada a la fuerza de la sangre, que a veces no es sustancial ni profunda, y los que deberían quererte, te maltratan.
Yo he tomado el camino de la justicia más amplia. La justicia administrativa, que es lenta y dura, y la fe y la justicia divina, que también tarda, pero llega.
!Y ahora que llegue la decisión más justa!
Agradecerle en todo momento, los mensajes de apoyo, que me han servido a ser yo y a creer en la fuerza del corazón.
Y ya sin más me despido con un cálido abrazo para todos.
!Qué la semana sea feliz y leve!
Muchos besos.
Querida Loly:
Yu eres una persona-abeja que busca, tanto entro e ti, como fuera la flor el bien, la flor e la verdad y la flor el amor.
Has tenido que aprender a defenderte de quienes, por ser de la misma sangre, deberían haberte cuidado y no agredido.
Ha sido un aprendizaje duro y difícil pero, afortunadamente, no te ha convertido en una mala persona.
Ese tipo e aprendizajes son dolorosos pero imprescindibles para no salir destruidos psicológicamente.
Ye mando un fuerte abrazo que dure hasta la próxima semana.
Gracias por compartir tu vida conmigo.
Y siempre mucho ánimo.
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Un artículo que nos ayuda pensar. ¿Somos moscas o abejas?
Sio el mundo estuviera lleno de abejas la vida sería más hermosa y feliz.
Veo esa diferencia de forma clarísima en todos lugares de atención al público: hay quien quiere ayudar y hay quien, si puede, no lo hace o lo hace con mala cara.
Y se ve también en la calle: has personas afables, agradables, cordiales y hay personas antipáticas, desagradables.
El artículo nos ayuda a situarnos en una u otra categoría.
Querida Mercedes:
Gracias por tu comentario.
Y por el tiempo que has dedicado a la lectura.
Eso pretendía: ayudar a pensar.
Y reflexionar sobre la importancia de ser abejas. Para cada uno y para los demás.
Creo que no se trata solo de vivir de forma positiva sino de ser personas positivas PARA LOS DEMÁS.
Bdesos.
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Enhorabuena.
El artículo no solo es interesante, es también es divertido.
Gracias.
ESTIMADO MIGUEL:
Una de mis pretensiones al escribir es respetar el primer mandamiento del escritor: NO ABURRIRÁS NI A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
NO ES FÁCIL CONSEGUIRLO SIEMPRE.
Si a ti te ha parecido interesante y divertido, me das alguna esperanza de que esta vez sí he conseguido el objetivo.
Un abrazo y gracias,.
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El artículo tiene dos dimensiones importantes:
1. Cómo somos y qué nos interesaría ser.
2. Cómo nos relacionamos y qué sería deseable para una convivencia armoniosa.
Está claro que si fuéramos abejas viviríamos más felices y haríamos más felices a los demás.
Estimado José Luis:
En efecto. Ser mosca o ser abeja no tiene solo que ver con la persona y con su felicidad. Tiene que ver con la comunicación con los demás. Las moscas molestan y las abejas dan miel.
Las dos dimensiones están relacionadas y son importantes, a mi juicio.
Un abrazo y gracias por escribir.
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Precioso artículo. De los que hacen pensar y de los que hacen bien a los lectores. Porque ayudan a reflexionar sobre cómo somos y cómo nos relacionamos con los demás. Y, en definitiva nos ponen en el camino de la mejora.
Además me he divertido mucho leyéndolo.
Muchas gracias.
Estimada María:
Esta mañana, hace unos minutos, me he encontrado con una abeja que se llama Yurena. Estaba atascado con un trámite con el Negociado de Pagos de la Universidad de La Laguna. Atendió una llamada (no es frecuente que te atiendan al primer tono) y, con toda la paciencia y amabilidad posibles resolvió el problema que yo tenía.
Otras secciones de la misma Universidad no respondieron a numerosas llamadas. Estoy seguro que otras personas no hubieran empleado tanto tiempo ni lo hubieran llenado con tanta amabilidad y eficacia. Ser abeja es importante no solo para cada persona sino para toda la sociedad.
Besos y gracias.
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Es verdad que esa dicotomía existe, Lo veo en las clases, en los lugares de atención al publico y hasta en la calle.
Hay personas afables, solidarias, generosas, simpáticas,,, y hay personas antipáticas, insolidarias, egoístas, malhumoradas…
Acabo de ver un episodio de ma serie Aida y he visto a la actriz Marisol Ayuso (la abuela) que tiene el don de la mosca. Siempre es capaz de encontrar el trocito de cada en cada situación, en cada conversación,… Es un personaje muy bien construido, muy coherente, Parece que está respondiendo a la definición de persona-mosca.
Querida Marta:
Conozco la serie. Es cierto. Ese papel podría servir de ejemplo de lo que es una persona-mosca.
En la vida nos encontramos muchas veces con personas que encarnan las dos actitudes. Lo malo es que las personas-mosca tengan una actividad profesional que consista en atender a las personas (profesores, médicos, enfermeras…). Digo esto porque esos puestos tiene, además, poder.
Debería ser un criterio para la selección e estos profesionales. Solamente se tienen en cuenta los conocimientos pero esta dimensión de la persona es muy importante en estas profesiones.
Besos y gracias.
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Estimado Miguel Ángel:
Muy buenas tardes desde acá Chile.
Recién acabo de leer tu comentario del sábado y no puedo dejar de quedarme sentado en mi escritorio y darle rienda suelta a la escritura.
Que forma más ejemplarizadora para resaltar las actitudes del optimismo y pesimismo, dos formas de enfrentar el cotidiano vivir que pueden ir desde el dibujar una sonrisa en un otro, hasta la mirada con ceño fruncido de aquel que ve caca en todo lo que le rodea.
Cada vez que enfrentamos situaciones desde la mirada del resentimiento o desde la resignación, solo veremos caca, solo seremos moscas. Sin embargo que hermoso cuando aquel que aunque viva en la caca, tiene como objetivo de vida algún día poder salir de ahí, es a estas personas las que uno debe tender la mano y desvivirse por sacarlos adelante , con una palabra de aliento, con una sonrisa, con ofrecer el mínimo de ayuda que podemos brindar.
Existe una historia que habla de 2 personas del mundo político, la una, pesimista por excelencia (la mosca) y la otra, optimista (la abeja), al encontrarse en un mitin, el optimista expresa, si seguimos de esta forma que no están gobernando, terminaremos comiendo caca todos, a lo que el pesimista responde, yo difiero, yo creo que la caca no alcanzará para todos.
Ambas visiones pueden ser malas, pero el pesimista siempre en su rol de mosca , podrá encontrar una forma mas negativa aun.
Ayer tuve una reunión con un docente del equipo que yo manejo, conversamos sobre la posibilidad de darle a un aluno una oportunidad extra, pero el me respondió que el no era sociólogo, ni sicólogo como para solucionar los problemas que traía de base desde su hogar o círculos sociales en que se desenvolvía. El formaba profesionales y lo habían contratado por su capacidad técnica, así que si lo obligaban a tener esa mirada prefería renunciar.
Este profesor al cual le tengo respeto y cariño, le di una mirada fulminante en forma inicial, pero después fui abeja y busque alguna vena fina como para inocular un poco de optimismo, positivismo y sobre todo, lo mucho que podía en el futuro ese alumno agradecer, la oportunidad que él pudiese entregarle.
Quedó en repensarlo y hoy en la mañana me escribió un mail en el cuál me dice que le dará otra oportunidad,. Que precipitó este cambio, fue el que yo le dije que buscara en su vida personal, si alguna vez había tenido una segunda oportunidad en cualquier aspecto, si encontraba una respuesta positiva a la pregunta, entonces que reconsiderara su posición.
No sé cual fue esa segunda oportunidad, pero si se y estoy seguro que la encontró y mas de una, lo digo porque conozco su historia personal.
No pude abstraerme de compartir esta vivencia con tu relato.
Recibe un abrazo como siempre y espero que esa pasantía de la cual quedé en deuda, haya sido una experiencia mágica.
Te saluda cordialmente.
Enrique Pérez Hidalgo.
Querido Enrique:
La pasantía ha sido una experiencia maravillosa por lo que vi, oí y sentí. Creo que quedaron muy contentos de las sesiones, de conocer la hermosa ciudad de Málaga y del trato recibido. Visitaron la Alhambra de Granada y quedaron maravillados de esa joya histórica.
Tuve el placer de tomar un café con el equipo de FLICH en mi casa. Parece un sueño haberles tenido en el jardín frente al mar Mediterráneo. Les regalé y dediqué un libro como señal de gratitud y afecto.
Sobre el tema:
Gracias por compartir la experiencia con tu compañero. Un ejemplo hermoso de cómo una mosca puede transformarse en una abeja. Hay en su formación un deficit, a mi juicio. Eso que dejaba de hacer es la parte más importante de su profesión, que no tiene solo una dimensión técnica, Tiene también una vertiente ética. Fue muy certera tu intervención. Y, afortunadamente, eficaz. Hazle vr la gran alegría que vivirá si el alumno aprovecha esa segunda oportunidad.
Un gran abrazo.
Y gracias por el estupendo comentario.
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