Empecé mi andadura como profesor universitario en la Complutense, donde había estudiado mis tres años de especialidad y obtenido el grado de Doctor. Previamente había cursado los dos años de Estudios Comunes en la Universidad de Oviedo.
Acabo de encontrar una carpeta con la carta que les dirigí a mis alumnos y alumnas al final del primer curso que impartí, como Profesor No Numerario, en la Universidad Complutense. Un pequeño tesoro que ha permanecido sepultado entre la tierra de los días y el paso de las noches durante casi medio siglo. Esa carpeta ha sobrevivido a mudanzas, obras y cambios diversos. Junto a mi carta, de cuatro folios, están las contestaciones de una treintena de alumnos y alumnas.
Hablo del año 1978. Franco había muerto en 1975 después de cuarenta años de dictadura. Era el año de la actual Constitución, que puso las bases de nuestra recién estrenada democracia. Había en el ambiente la sensación de haber salido de una pesadilla y la esperanza en la construcción de un nuevo futuro en libertad. El dictador decía que los españoles no estábamos maduros para la democracia. ¿Y cómo se puede madurar sin ejercerla? Él (y sus innumerables secuaces) sí estaban maduros para ejercer una cruel dictadura. Han pasado más de 45 años. Medio siglo que he vivido en las aulas. Me parece mentira, mientras contemplo las cartas, cómo ha podido pasar tan fugazmente todo este tiempo.
Mi carta está escrita a máquina (una Olivetti que todavía conservo como una reliquia) y las cartas de respuesta de mis alumnos y alumnas, casi todas escritas a mano y algunas, muy poquitas, a máquina. El papel ha adquirido ese peculiar color amarillo que confiere la pátina del tiempo. Se dice pronto: medio siglo.
A pesar del tiempo que ha pasado, me llama la atención que hoy volvería a firmar esa carta, con algunas matizaciones de carácter menor. Es decir, que aquella ilusión arrolladora, lejos de haberse desvanecido con el paso del tiempo, se ha fortalecido y se ha enriquecido.
Me alegra no haber destruido esta carpeta en mis sucesivas mudanzas y en mis obras de renovación de las viviendas. Por cierto, conservo los apuntes que tomaba en las clases de la Facultad, cuando era alumno y delegado de curso. (Ser delegado de curso en aquellos años conllevaba una vigilancia policial permanente. Había miembros de la policía camuflados en los cursos que asistían a las clases vestidos de paisano. Sabían lo que pensaban y decían los forzosos compañeros. Lo sabían todo. E informaban de todo. Cuántas asambleas interrumpidas, cuántas carreras, cuántos golpes…).
En el año 1990 escribí un artículo titulado “La erosión de la función docente”. Hablaba de diferentes factores que van desgastando las ilusiones iniciales de los profesores y las profesoras. Pues bien, ya jubilado, al releer esta correspondencia, he podido comprobar que aquellas inquietudes del comienzo se han hecho más fuertes y más intensas con el paso de los años.
Transcribo algunos párrafos de la carta que entregué a cada alumno con la papeleta en la que aparecía la calificación obtenida en la asignatura.
“No sé qué viciados planteamientos nos relacionan como enemigos. Me dan el arma de las notas (¿has pensado alguna vez qué sucedería si nos privasen a los profesores de este poder espectacular de la papeleta con el que os tenemos encañonados desde el primer día del curso?). Tú pareces tener el derecho de hacer lo menos posible de aquello que yo te exijo. Como si yo tuviera más interés por ti que tú mismo. Como si tú no supieras qué es aquello que te conviene…”.
La carta termina así : “Nos espera una tarea inmensa, en la pequeña esfera del aula y en la más amplia de la institución. Y en toda la estructura social. Quisiera alentar nuestra común esperanza, sostener la reflexión critica, avivar el espíritu comunitario y romper la comodidad de la rutina. Te pido ayuda para intentarlo. Ayuda, comprensión, esfuerzo y cercanía. Sé que puedes ayudarme infinitamente. Yo te ofrezco toda mi ilusión, mi empeño y mi amistad”.
Es difícil seleccionar de un montón de folios algunos párrafos que sean representativos de lo que expresan las cartas de respuesta. Hay una carta de cinco folios bien apretados, que está fechada el día 4 de octubre de 1978. La firma una alumna llamada Amparo. Dice en uno de sus párrafos:
“Expresas en la carta muchos puntos de vista que están y han estado en el ambiente, especialmente sacados a la luz en las sesiones que hemos tenido contigo. Con el resto de profesores, los planteamientos, las normas, no se han cuestionado; se han impuesto y aceptado. Es curioso que, a lo largo de todo el curso no hayamos intentado “convencer” y “convertir” a los demás profesores a una forma de hacer, de trabajar, como la que seguimos contigo. Mucho me temo que tu experiencia sea eso: tu experiencia, única y reducida a una sola materia del curso y de la carrera, ¿Qué es lo que nos pasa? Tú te vas de la clase y es como si lo que nos has transmitido de experiencias, de ideas, de estímulos, de revoluciones… se fuera contigo. ¿Por qué no cala en nosotros, hasta el puno de hacerlo revolucionario, de intentar modificar el planteamiento de otras materias. Si contigo actuamos de una forma que creemos, o decimos, que puede ser mejor, ¿por qué no plantearlo en el resto de las materias del curso?… Resulta inexplicable que seamos capaces de pasar en el intervalo de unos minutos (los que ha habido entre clase y clase) de planteamiento como los que seguimos contigo a los que nos presentan otros profesores y nos quedemos tan tranquilos”.
Releo la carta de Julia (tres páginas escritas a mano) en la que dice: “Ese muro que separa a los alumnos y a los profesores, ¿quién lo ha construido? En principio se diría: los profesores. Pero yo pienso que no, cada uno ponemos nuestro ladrillo en el muro. Quizá ellos, como arma contra nosotros pondrían la primera piedra pero los alumnos ni la intentamos derribar sino que seguimos construyendo el muro con nuestra pasividad y nuestra desconfianza”.
Amaya me dice en una carta manuscrita de dos folios: “Como bien sabes te has metido en algo muy difícil. Estoy segura de que te saldrá bien y los muchos esfuerzos que deberás invertir verás cómo no son estériles”.
“Solo quienes sienten la fiebre de la injusticia y no pueden dormir porque les resuena el aullido del entorno están en camino de hacer algo. Los demás seguirán estudiando, perfeccionándose, ascendiendo, pero siempre les faltará lo más esencial. Por encima, a pesar y a través de todo podrán los años arrugar tu cara pero jamás resquebrajarán un corazón formidable”, dice Encarnación.
También aparece la carta del padre de una alumna, un pedagogo de la época, llamado Alberto del Pozo Pardo. He tenido la satisfacción de entregarle a su hija María del Mar, profesora de la Facultad de Alcalá de Henares, una copia de la carta de su padre. En la carta me da este consejo de profesor veterano a profesor novel: “Y ahora que has escrito a tus alumnos, a tus recién estrenados alumnos, quizás con demasiado dramatismo, y les pides que te comprendan un poco y que se den un más, vuelvo a repetirte: ese es el camino. No lo abandones. Sin vino y sin rosas”.
Quiero plantear, al hilo de esta correspondencia, una cuestión que considero fundamental. ¿Por qué unos evolucionan de una manera y otros de forma tan diferente silos contextos son similares?
Cuando se jubiló el profesor Emilio Lledó dijo que se había dado cuenta que había dejado atrás una fuente inagotable de felicidad y de vida. Pues bien, ¿cómo se explica que otros profesionales estén marcando los días que faltan para llegar a la jubilación, como si se tratase de la fecha en la que abandonan una cárcel o una tortura? Y me hago esta pregunta por la importancia que tiene para el interesado (no es igual vivir felizmente que ser un desgraciado) y para los alumnos y alumnas con quienes tiene que trabajar un año tras otro.
La jubilación es el momento de pasar el testigo a quienes empiezan. La decana de mi Facultad ha tenido este año una hermosa idea. Me pidió que les escribiera una carta a los graduados y graduadas de este curso. Y que les grabase un mensaje que verían en la ceremonia de graduación. Dos encargos que cumplí con gratitud y satisfacción. Ojalá que comiencen con la mitad de la ilusión con la que yo me he ido.
Querido MIGUEL ÁNGEL:
De nuevo, un saludo afectuoso, que hago extensivo a todos los lectores y lectoras.
–Rezuma el texto (de gran hermosura) una mirada apasionante y apasionada cuando contemplas, lees y reflexionas sobre tus cartas y las misivas o respuestas de aquella promoción de 1978. Ese joven y entusiasta MIGUEL ÁNGEL SANTOS de los inicios en la Complutense, como el del último día en que impartiste clase (palabra cliché, polisémica y desemantizada): con tu afectiva y efectiva interacción con tus alumnos y alumnas de la prestigiosa Universidad de Málaga, mantiene la actitud y el sentimiento expresados por la docencia, con especial atención a tus alumnos, a quienes nos debemos los educadores, la mirada interior, el estilo, talento y talante que confieres (o conferías a las clases), esencialmente, a sabiendas de la evolución hacia mejor, ha pervivido y permanecido en el egregio pedagogo que yo conozco (¡gran regalo de la vida!) desde hace más de veinte años. Me han impactado favorablemente dos palabras e ideas: una alumna destaca en su respuesta la palabra “corazón”; otra idea es la singularidad de tu persona y del ejercicio de la docencia. Viene a decir que actuarás como un solitario, y deja entrever que esa senda no será de largo recorrido.
Nada más lejos de la realidad y de los hechos: ayer y ahora has sido fiel a tus convicciones. Has permanecido fiel a ti mismo. Ello te honra.
–Desde la hermenéutica histórica, hemos de situarnos casi en el tardofranquismo, en la organización institucional, en las rutinas e inercias, y en la inexistente innovación (sin menoscabo de casos como el tuyo). Atrás quedaron el cierre y la persecución policial por el campus.
–Si me permitís un comentario: yo me estrené con 23 años en la otra Universidad de Madrid (pública), la Autónoma. Resulta curioso el diseño de los espacios (se proyectaron para propiciar las encerronas por parte de las fuerzas policiales). Todavía mantengo el trato y el contacto con un nutrido número de alumnos y alumnas. Hace poco, precisamente, me escribió un alumno para saludarme y pedirme una orientación. Conservo los ficheros con fotos, etc.
Como dice Bergoglio: “En la vida hay que caminar dejando huella, si no, no servimos para nada”. Y dejar huella significa memoria, recuerdos, ayuda, escucha…inmortalidad. Repito siempre: “El tiempo pasa, pero el afecto y el recuerdo permanecen indelebles”.
Feliz fin de semana.
Gracias
Carlos Arconada Carro, desde Valladolid (España)
Querido Carlos:
Más que puntual a tu cita con el artículo, ya que has enviado el comentario a las 04.37. ¿Cuándo duermes?
Me sorprendías ayer diciendo que estabas intrigado y a la espera del artículo del sábado. Eso es fidelidad a un encuentro. Muchas gracias, querido amigo.
Sé la importancia que tiene para ti ser profesor y sé muy bien con qué rigor preparas tus clases y con qué profesionalidad fuera de lo común tratas a tus alumnos.
No me extraña que te llamen y te pidan ayuda.
Si ni hubiera alumnos no existiríamos los profesores. A ellos se lo debemos todo. Ellos son nuestra razón de ser.
Pero, claro, hay muchas formas de entregarse a la profesión y a la hora de ejercerla.
Esas dos cartas, la de 1978 y la de 2024, se encuentra toda mi vida docente.
Cuando comencé mis alumnos tenían una edad parecida a la de los graduados de este curso, pero yo he ido sumando curso a curso, curso a curso, hasta superar los 80. El abismo generacional hay que llenarlo con la formación permanente y hay que salvarlo con una compleja cercanía emocional.
Recuerdo que yo participaba en viajes, en cenas, en actividades. Poquito a poco la edad me ha ido distanciando, pero la proximidad emocional he tenido que cultivarla de otra forma.
Me gusta mucho el pensamiento de Rubenm Alves, pedagogo brasileño ya fallecido: “Enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna forma seguimos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra palabra… Por eso l profesor nunca muere”.
UN abrazo.
MÁS
Querido MIGUEL ÁNGEL:
Un saludo. Dices bien cuando expresas que soy meticuloso con un casi enfermizo perfeccionismo con el que preparo, reviso, reemplazo, amplío materiales…esquemas, mapas conceptuales, ideas clave, incluso si surge una contingencia, una improvisación, dejo preparado algún recurso. Conozco a cada uno y cada una de mis alumnos y alumnas. Algunos años, imparto Lengua castellana y Literatura a tres grupos, por ejemplo, de 1° de ESO. TENGO QUE TRABAJAR Y HACER QUE HAGAN CON DINÁMICAS, MATERIALES Y METODOLOGÍAS Y EXIGENCIAS DISTINTOS: como si se tratase de tres cursos de distintas etapas. La realidad se impone. Saludos.
Querido Carlos:
Estoy de acuerdo.
Ls clases no se dan en serie porque los grupos son diferentes y los alumnos de cada grupo también.
Me habrás oído (o leído) plantear esta idea: Para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John.
ESTA EXIGENCIA HACE QUE CADA CLASE SEA UN AVENTURA.
Qué diferente es estar con un profesor o con otro.
UN abrazo y enhorabuena.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
De niño prácticamente te conocí y siempre te he visto positivamente diferente, lleno de ideas y vitalidad, siempre alegre y dispuesto a la broma, sin ofender, muy campechano y sencillo en el trato, tu sencillez te hace más grande.
Sé que ni quieres ni necesitas alabanzas, pero, lo que nos traes hoy es otra muestra más de de ese pozo de buenas ideas que brotan como manantial limpio de tu cabeza.
Todos sabemos de tu entrega entusiasta a la educación, que todavía sigue viva en ti y merecerá justo reconocimiento.
La vida vista desde arriba parece un sueño, algo que ha pasado rápido. Lo importante es llenarla bien. Como dices, ante idénticas situaciones cada persona reaccionamos de modos diferentes. Quizás esa sea la hermosura de la vida basada en lo diferente, lo contrario sería lo monótono.
Me imagino también la emoción de esos alumnos y alumnas de ver lo que sentían y escribieron en su juventud. Son recuerdos agradables, tanto más si eran comprometidos.
Gracias por hacernos partícipes de tus sentimientos y de tu entusiasmo que los años en vez de borrarlos los van acrecentando.
Recibe un gran abrazo y saludos a todos.
Querido Joaquín:
Gracias, querido amigo. Ayer, 20 de julio, se celebró en Argentina (y en otros países) el Día del Amigo. Nosotros no tenemos esa fecha conmemorativa. Todo los años recibo en ese días felicitaciones de amistad. Efectivamente, nosotros lo somos desde la infancia.Y es propio del amigo tener una visión positiva de los amigos.A ese hecho atribuyo todo lo que dices y piensas sobre nuestra trayectoria paralela, que nos llevó por los caminos de la docencia.
Gracias por manifestar todo lo positivo que has visto en mí. Son los ojos del amigo, que lo iluminan todo de bondad.
Es cierto que todos los años de docencia han ido haciendo que va con mayor ilusión cada día esta tarea. Una tarea en que, junto a las rosas, hay también espinas.
Por eso admiro a personas que, como una amiga que me escribió ayer, dejaron la docencia antes de tiempo siendo magníficas profesionales por circunstancias adversas del contexto.
Te envío un gran abrazo.
Gracias por tu amistad de tantos años.
MÁS
Muy buenas Magister!
Hermosa carta y hermoso descubrimiento.
Felicidades.
Los búhos sabios que custodian tu biblioteca siguen realizando bien su trabajo y te seguirán ayudando a encontrar tesoros.
Nos hubiese encantado ver tu cara cuando tenías en tus manos esos folios amarillentos encontrados en una carpeta escondida.
Esa biblioteca es una auténtica casa de las musas que tenemos que cuidar y transmitir.
Nos quedamos también con el consejo del viejo profesor al Nobel: “ese es el camino. No lo abandones”. Madre mía no solo no lo has abandonado sino que el camino lo has hecho más confortable, más profundo y mucho mas visible. Gracias!! Y encima hay vino, rosas,feromonas, dianas, primaveras,Arte y parte, crisoles, Corazón, Emociones, escuelas que aprenden, sin muros sin sexismo…y mil regalos más no exentas de preguntas fundamentales: Por qué unos evolucionan de una manera y otros de forma tan diferente si los contextos son similares?….
Esta pregunta me la quedo para la próxima tertulia-comida contigo….porque da para un libro..o dos.
Hoy te hacemos la ola con un FeliGracias!
Sigue descubriendo tesoros, mi querido Indiana Jones pedagógico! Ah y compartiéndolos que si no ..no tiene gracia!
Mil abrazos y besotes
Nos vemos pronto
Querido Miguel, querida Gema:
Estoy en Madrid. Ayer, en el viaje, viví una experiencia simpática. A las 5.50 tenía que hacer una webinar para varios países de Hispanoamérica. ¿Qué significa educar con el corazón?
A las 5.15 salí de la autovía y entré en un área de servicio. No tenía wifi. Intenté conectarme a través de mis datos. Y la imagen era borrosa y el sonido entrecortado. Me fui a otro lugar, un complejo grande que se llama Los Abades… ¡y tampoco había wifi. Y el tiempo pasaba. Había 500 personas de todos los países imaginables. Nos fuimos con la música a otra parte: ¡un polígono industrial un sábado por la tarde! Una odisea. Y todos a la espera. Creí que no podía hacer nada. Y entones se me encendió la luz y pensé hacerlo desde el móvil. Y, dentro del coche, pude responder a la pregunta que me hacían: ¿Qué significa educar con el corazón?
Pues se pueden hacer cinco cosas, les dije:
1. Hacer de la escuela el reino de lo afectivo (no solo de lo cognitivo)
2. Generar las condiciones para que se produzcan aprendizajes significativos y relevantes: hace falta una disposición emocional para aprender.
3 .Desarrollar las bases para una convivencia armoniosa, inclusiva, solidaria, compasiva…
4. Estableces los requisitos para alcanzar la felicidad
5. Garantizar cosechas magníficas de gratitud y afecto
Al parecer, (por las intervenciones directas y por las que llegaban por el chat) les pareció estupendo.
¡Qué situación! Aparcados frente a una valla, en un polígono industrial, un sábado por la tarde… hablando de codas maravillosas.
Gracias por vuestro comentario, tan emocionante como siempre.
Qué buena pluma y qué gran corazón.
MÁS
Querido Miguel Ángel.
Qué tiempos aquellos en los que escribiste esa carta… Un contexto muy distinto al de hoy. Pero a pesar de ello seguro que se repiten muchas circunstancias, como el muro entre alumnado y profesorado o las papeletas de las notas y su poder intrínseco. Pero no sé yo si en la actualidad el alumnado universitario sería capaz de dar unas respuestas como la que recibisteis tú en aquéllos días…
Terminas hablando de la jubilación. Es cierto que para algunos será salir de una esclavitud, para otros, como es mi caso, es ver la vida desde otra perspectiva. Claro que echaré de menos el contacto directo con mis niños y niñas… Cómo decía ante ellos en mi último día, me perderé ver esas caritas risueñas y de mirada de complicidad que me dirigían a la entrada del cole… Esas risas en el patio con mis bromas y chorradas… ¡Qué transformación sufría cuando estaba en clase!
Cuando tratas al alumnado de forma diferente a como lo hace el resto del profesorado o eres un loco o un aventurero. Bendita locura y aventura.
Un abrazo aventurero!!!
Querido Juan Carlos:
Sé que eres de los que, al jubilarse, siente perder muchas cosas hermosas. Y, como es lógico, de los que van a poder disfrutar d una jubilación llena de otras iniciativas y placeres.
También estoy seguro de que tus alumnos y alumnas te echarán de menos. Porque es imposible ocultar lo que se lleva dentro.
Me ha hecho pensar lo que me has dicho sobre las contestaciones que darían los alumnos y las alumnas de hoy ante una carta de este tipo.
Sé que tú has sido uno del montón…, pero del montón aparte.
A disfrutar del verano (y de la sombrilla famosa) y a disfrutar de la nueva etapa.
Un abrazo y muchas gracias.
MÁS
Querido Maestro:
Las personas, los maestros, los profesores, que tienen grande su corazón, nunca se van.
Permanecen en los entresijos del alma, renovando recuerdos, construyendo lazos, edificando nuevas ideas, matizando conocimientos, esparciendo los sentimientos más nobles y genuinos.
!El corazón es el que manda!
El más potente motivador en la vida diaria, el explosivo que te hace avanzar por el mejor camino.
Habla de un año mítico, también para mí, en muchos aspectos.
En 1978, terminé la carrera de magisterio.
El esfuerzo fué grande pero valioso.
Estudié con becas, entonces pocos teníamos posibilidades económicas y siempre me he caracterizado en ser responsable de las situaciones familiares.
!Aproveché al máximo la mano que me lanzó el destino!
Tuve, lo he dicho muchas veces, pero no me cansaré de repetirlo, un ejemplo formidable en mi querida abuela Isabel.
Una persona con las ideas tan claras, como el sol de la mañana.
Cuándo la recuerdo, no dejo de emocionarme, las lágrimas caen por mi cara, pero son de amor y añoranzas.
! Qué de notas y ejemplos nos dejan las personas que nos aman!
!A mí me hubiera gustado tenerle como profesor, seguro me hubiera dejado grandes huellas!
No me estraña que sus antiguas alumnas le hayan escrito tan dulces y certeras palabras.
Necesitamos siempre y en todos los ambitos, personas que nos aporten, nos quieran y nos valoren.
Y ya sin más, esperando lleven está ola de calor, lo mejor posible, me despido con un gran abrazo para todos.
!Qué la semana sea feliz y leve!
Muchos besos.
Querida Loly:
Siempre escribes con el corazón en la mano.
Y eso es de agradecer.
Siempre escribes desde la sinceridad más grande. Se nota que lo dices lo sientes y lo piensas.
Sí, has hablado muchas veces de esa maravillosa mujer que fue tu abuela Isabel.Te hizo mucho bien y te dejó una huella imborrable.
Y s que hay personas que dejan huella.
Son regalos que nos da la vida.
Gracias por tu comentario.
Que tengas una semana fresquita y feliz.
Besos.
MÁS
Estimado Miguel Ángel:
Muy buenas tardes desde acá Chile.
Como siempre tus relatos son cautivantes e invitan a que cada uno de nosotros se conecte con sus vivencias y empatice totalmente con esa montaña de emociones, recuerdos, sentimientos y nostálgicos inicios en la actividad de la pedagogía. (aunque en adultos es llamada andragogía)
Lo maravillosa del relato es cómo te reflejas en él, tu compromiso, tu vocación, tu entrega y lo que lográs en el otro.
Esta mirada soñadora de la docencia, que a veces parece una mirada romántica y sin cabida en la sociedad actual, sobretodo en la occidental, pero si no fuese por estos sueños, estos sentires medios infantiles, como quizás diría un ácido crítico, no llegaríamos a ser capaces de entregar el todo por la causa,.
El desafío de ejercer docencia, está en cuánto soy capaz de donarse, de sentir que al frente existe un ser humano, ávido de aprender, pero que a lo mejor viene con todos los ripios de la cultura imperante, tanto social como de casa, esa cultura que lo hace vulnerable, desafiante, ansioso, miedoso, inquieto, pero que si o si, está en la búsqueda de su identidad, la cual se forjará queramos o no, siguiendo los patrones que le hemos ido entregando, si hemos sido ejemplos de vida, no para que no sigan e imiten, sino que ejemplos para que construyan su propia historia, sean observadores de este mundo con la capacidad para respetar, tener opinión propia,entregar AMOR, solidarios, compasivos y de aporte a la construcción de un mundo mejor, habremos realizado nuestro trabajo.
Esto no tiene tiempo, porque aunque jubilemos, se sigue siendo un formador de personas, en todo ámbito, no importando el tipo de aula en que nos encontremos.
Lo que realmente importa es cómo me conecto con el otro y como soy capaz de entender que tipo de relación construyo, asimétrica o de iguales.
Uso la pistola de la nota o entrego herramientas que permiten desarrollar la autocrítica,la responsabilidad, el compromiso, la resiliencia.
Formo personas o entrego conocimientos, en tu caso Miguel Ángel, te veo como un formador de personas, siempre te he comparado con mi madre, que abdicó su ser persona, por ser una maestra con sus hijos, con sus vecinos, con sus alumnos, con su marido. Al compararte lo hago con mucho respeto, pero si hay alguién que yo admiro es a mi madre, por lo tanto vaya para ti esa admiración también.
Soy un discípulo de mi madre, moriré con las botas puestas en la docencia y aunque soy jubilado del sistema social como Ingeniero, uno que abdicó de la Medicina, estoy feliz de haber elegido ser docente de educación superior, porque le rindo tributo a mis mentores, pero sobretodo, me hace feliz hasta el éxtasis, ver la transformación de esos alumnos que al igual que las cartas que guardan tus recuerdos, los veo salir mejores personas que las que llegaron a los inicios de sus carreras.
Guardo al igual que tu algunas evidencias escritas de sus testimonios.
Tal vez compartiré algunos de ellos en otro comentario.
Te abraza como siempre.
Enrique Pérez Hidalgo.
Un Discípulo
que no debo construir relaciones asimétricas, es decir el arma de la nota o evaluación, es un detalle como dice Serrat, “esos locos bajitos”, que
Querido Enrique:
Tus comentarios son siempre una invitación. pensar y a sentir.
Hay en ellos reflexión intelectual y pasión personal.
Digamos que escribes con la cabeza y con el corazón.
Por eso aparece la extraordinaria y cautivadora figura de tu madre, que tanta huella te ha dejado.
Me honra que sitúes a su vera.
El trabajo que realizas después de haberte jubilado viene a decir lo mucho que valoras la docencia. No sé si conoces un libro mío al que puse un título muy signIficativo: ENSEÑAR O EL OFICIO DE APRENDER. Estoy seguro de que, al mismo tiempo que enseñar, también aprendes. Porque las personas inteligentes aprenden siempre.
A ver si llega pronto otra gira chilena que nos permita dialogar cara a cara de forma larga y tranquila mientras degustamos un rico café, Son los placeres de la vida y de la docencia.
Un gran abrazo.
Gracias por tu nueva aportación.
MÁS
Querido Miguel: agradecida siempre por todo lo que nos compartís siempre, por obligarnos. de manera muy sutil e inteligente de llevarnos al baúl de los recuerdos y a la inevitable reflexión.
Luego de leer tu articulo recordaba lo que mi madre me dejo como herencia, sus palabras!!!. y el significado de ella.
Dia tras dia remarcaba en mi y en mis hermanos del poder que la palabra tiene, nos explicaba cuánto construyen y cuando destruyen también, por eso ella siempre me decía que si no iba a tener una palabra amorosa para con el otro, mejor es hacer silencio.
Y guardaaaa con dar nuestra palabra en una promesa o compromiso y no cumplirla!!!, para ella es algo deshonroso. Y con los años no solo lo asimile, lo comprobé si no que por suerte lo comprendí, a tal punto que siento orgullo de los valores inculcados por mi amada madre y infinito agradecimiento.
Por eso me hizo sentido las cartas de tus alumnos refiriéndose a ti con tanto cariño y agradecimiento.
Será que todos los educandos pueden tener la dimensión de la huella que pueden dejar en sus alumnos? Será que les interesa conocer mas de ellos ? Y como dice freire Aprender mientras Enseñamos!!!.
Lamentablemente no, no se sale igual de una clase que de otra.
Igualmente voy agradecer a aquellos que pudieron ver en mi más alla de mis temores y autolumitaciones, por el incentivo, por sus palabras de amor y de aliento,por creer en mi , por darme alas para soñar . Y aquel/a, que me dijo q no tenía el suficiente conocimiento para seguir y que hasta ese cuatrimestre llegaba MUCHAS GRACIAS también, por que lejos de cuestionarme mi permanencia en esa carrera me lanzo a la búsqueda de herramientas, ayuda y alternativas para ponerme al nivel de mis compañeros. Es la misma docente que pidio disculpas a sus colegas por emocionarse hasta las lágrimas por mi Final . ( argumentando que la había sorprendido para bien . Ya q fui la única de 22 alumnos que lo rindió de manera óptima, dando y haciendo todo lo que ella esperaba).
Yo corrí a abrazar a las 3 profesoras sordas que jamás dudaron de mis ganas de ser y de progresar.
Por eso se lo importante que es la PALABRA Y EL AGRADECIMIENTO .
Gracias maestros,profesores, educando por el amor,la pasión, la vocación ,el tiempo,la dedicación .
Un beso gigante.
Querida Laura:
Hermoso, contundente y aleccionador comentario.
Tuviste una estupenda maestra en tu madre. Te enseñó muchas codas importantes de la vida. Y te enseñó, sobre todo, a creer en ti. Utilizó la PALABRA para salvar no para condenar.
En tu propia carne has aprendido cómo la PALABRA también puede ser utilizada para desanimar, condenar, castigar y hundir a las persona. Esa es la responsabilidad de los maestros y de las maestras.
También has podido ver que nadie puede hacerte daño de verdad si no tu autorizas a que te lo hagan. Puede alguien no confiar en ti, pero tu puedes utilizar esas palabras en una reacción de coraje y de fortaleza.
Gracias por este comentario autobiográfico tan magnífico.
No podía ser de otra manera, porque tú eres una persona magnífica.
Basos.
MÁS
Querido y admirado profesor MIguel Angel, En mi México te consideramos un pedacito nuestro, al igual que las didtintas tierras que has pizado, un centenar de quienes te leemos, te escuchamos y compartimos la noble tarea de encaminar aprendizajes, ya tambien a opunto del retiro, solo queremos darte las gracias por lo que siempre has tenido a bien brindarnos en cada conferencia dictada con magistral experiencia. a mis 60 años espro tener todavia el animo de alcanzar esa mitad de tu ánimo, esmero y sabiduría. un abrazo desde Xalapa, Veracruz. México.
Querido Javier:
Muchas gracias por tu enorme generosidad. Todo lo aprendemos entre todos. Estoy seguro de que los docentes mexicanos me han dado mucho a mí de lo que les haya podido ofrecer en mis conferencias y en mis libros. Todo eso que he ido recibiendo de manera tan gratuita y tan afectuosa ha hecho que mi compromiso y mi ilusión inicial se han ido desarrollando y enriqueciendo con el tiempo.
Tenía previsto un viaje a Villahermosa en el mes de julio (con los billetes ya emitidos) y se ha pospuesto porque, según me han explicado, los trámites administrativos se han demorado.
Una profesora de Xalapa, llamada Paloma, ha intentado organizar alguna actividad conmigo, pero todavía no ha sido posible.
Te envío un gran abrazo lleno de gratitud.
MÁA
Estimado y queridísimo Maestro, esta tarde he tenido la suerte de coincidir con Usted en el taller, para la revisión de mi vehículo.
Y además de poder abrazarle en agradecimiento por tanto que ha aportado y sigue aportando a nuestra sociedad tan necesitada en valores.
Como he tenido el placer de decirle en persona Usted enseña valores tan necesarios como la «Humildad» con mayúsculas como mejor se ha de enseñar con el ejemplo.
Muchísimas gracias por tanto y como dice en el último párrafo, hay Maestros como el que le escribe, que le pone la mitad de la ilusión como la que Usted siempre le puso y le sigue poniendo en sus escritos.
Un abrazo.
Mille.
Querido Mille:
He ha encantado conocerte y darte un abrazo esta tarde. Es maravilloso encontrarse con personas como tú, todo bondad y generosidad.
Hr ido a la Volvo por un problema en el aire condicionado. Y me han dicho que de todo lo malo que me podía pasar me ha pasado lo peor. Una avería que me ha dejado sin coche y que me supondrá casi 2000 euros. Pero ya ves, ha salido fel.
iz de la cita porque tus palabras y tu persona lo han envuelto todo de emoción.
GRACIAS POR TUS PALABRAS, POR TUS SENTIMIENTOS Y POR TU FORMA DE SER.
TAMBIÉN ME HA ALEGRADO MUCHO ENCONTRARTE ESTA NOCHE EN EL BLOG.
UN ABRAZO.
MÁS
Muchísimas gracias por sus palabras.
Un abrazo.
Mille.
Qué bonita experiencia. Hará sido una gran emoción haber encontrado esa carta y sus contestaciones.
Sería interesante hacer una experiencia con estudiantes de hoy. ¿Cómo serían las cartas de respuestas? ¿Qué cosas han variado hoy respecto a lo que pensaban hace tantos años?
Me encantaría leer la carta entregada a los graduados y graduadas. Me voy a hacer con ella porque seguro que será emocionante: el autor que ha terminado y el receptor que va a comenzar.
Querida María:
El género epistolar no es valorado hoy como antes. ahora apenas si se escriben cartas.
Me ha gustado poder dirigirme a los graduados y graduadas de mi Facultad. Creo que la idea de la Decana ha sido magnífica.
También pude dirigirles unas palabras en la ceremonia de graduación.
Es una forma de aprovechar la experiencia.
Gracias por tu comentario.
Besos.
MÁS
Estimado Miguel Ángel :
Aunque tarde, me asomo a este entrañable artículo y a las interesantes aportaciones del foro, mayormente de docentes.
Son experiencias ajenas a mi entorno académico y profesional, pero ese año 1978 me lleva a reflexionar sobre la evolución social, en estas casi 5 décadas.
La sociedad, la politica o la economía, las recuerdo como grises, el color que asociábamos a los uniformes de la policía. Pero ese año, para mí fué de color azul marino y blanco.
La industria naval de construcción de petroleros, estaba en crisis y se intentó redirigirla a la construcción naval militar.
Eran los años en que, desde el cine o la tele, nos interpelaban insistentemente con aquella frase de “la Marina te llama”, que te facilitará la vida y la economía con una atractiva profesión.
Y si no, a la dificultad de encontrar un trabajo, se sumaba la negativa de las empresas a contratar, cuando no tenías superado el período de interrupción por el servicio militar obligatorio.
Así ese año, mi preocupación era cumplir lo antes posible, los 18 meses, cuando me comunicaron que, sí o sí, tenía que dedicar ese tiempo a la patria. A la decisión de la fortuna de los 12 meses que dedicaría cualquier español, se añadían 6 meses más si la suerte te asignaba a la Marina, por proceder de provincia marítima, incluídas también Madrid y Sevilla.
No sólo en la Docencia, son reflexiones de cómo, en 50 años, ha cambiado la sociedad, en mayor o menor medida para cada persona.
Así por ejemplo, para las últimas generaciones, para bien o para mal, “quinto” es una expresión desconocida.
Gracias por soportar las “batallitas del abuelo”.
Querido Ángel:
Nunca es tarde para escribir en el blog.
Quiero hacer público aquí el descubrimiento que has hecho de un texto de hace casi medio siglo. Un texto en el que he reconocido perfectamente mi letra, Se trata de una reflexiones sobre un trabajo que tu grupo había hecho sobre los sueños. Qué coincidencia. Qué casualidad…
En el comentario del blog haces unas sugerentes reflexiones sobre el paso del tiempo, el trabajo, la mili, la morriña..
Y partes desde el año en que escribí la carta:1978.
El día 31 de agosto nos reunimos los quintos de Grajal de Campos, mi pueblo leonés.
Gracias por tus dos aportaciones.
Un abrazo.
MÁS