La constante macabra

17 Feb

El profesor francés André Antibi comenzó a estudiar hace años un fenómeno que llamó “la constante macabra” y escribió en 2003 un libro con ese título. El autor define así el concepto:  «Por constante macabra entiendo el hecho  de que los profesores más o menos inconscientemente siempre logran, bajo la presión de la sociedad, poner un cierto porcentaje de malas notas”. Sostiene que «el mayor trastorno que genera ese hecho es la desmotivación y la frustración del alumnado». Y añade: «El trabajo de un docente no es seleccionar a los mejores, sino que la gente aprenda.Cuando suspende un 95% de los estudiantes presentados, el problema no es de los alumnos, sino del profesor». Entroncado a este fenómeno está el de los profesores “hueso”, que tienen a gala convertir su asignatura en un obstáculo casi insalvable.

Hace algunas semanas escribí en esta columna  un artículo titulado “Los coleccionistas de ceros”. Reflexionaba en los 8200 caracteres que se me asignan sobre las actitudes de un docente ante el altísimo nivel de fracaso de sus alumnos y alumnas. Entre los comentarios que suscitó el artículo hay uno que me parece sugerente porque lo escribe un docente ecuatoriano, preocupado por el alto y reiterado nivel de fracaso en alguna  de sus signaturas. Loable inquietud.

Voy a reproducirlo con el deseo añadido de rendir homenaje  a los autores y autoras de los veintitrés mil comentarios que se han ido acumulando en mi blog desde el mes de marzo de 2004. Es un modo de expresar mi gratitud a quienes dedican su tiempo a leerme y a enriquecer mis escritos. Ni uno solo de los enviados ha quedado excluido, por muy crítico que fuera su contenido. Voy al comentario en cuestión, que reproduzco literalmente, respetando sus mayúsculas:

“Hola, Miguel Ángel: Te saludo desde Ecuador. He visto la grabación de tus criterios en el webinar sobre EVALUACIÓN que has brindado en esta semana anterior a través de la Red Ecuatoriana de Pedagogía, en mi país. Me he preocupado mucho por tus comentarios respecto a los coleccionistas de ceros, pues en algunos casos me alcanza, pero de ninguna manera son una satisfacción tenerlos; sin embargo, la evidente despreocupación de la mayoría de estudiantes, el poco apoyo de sus padres y otros factores (incluyendo posibles yerros en mi metodología) podrían estar afectando el RENDIMIENTO o calificación final de mis estudiantes, en Lengua y Literatura. En realidad, yo les presiono bastante porque creo que PUEDEN ALCANZAR METAS ELEVADAS, cambiando la actual situación que no ubica ni a un 10% del total de egresados en la universidad pública… En todas las asignaturas que he dado: Emprendimiento y Gestión, Historia, Lengua y Literatura, he tenido resultados más o menos parecidos: un 40% de los alumnos NO APRUEBA de forma directa el año. En otras como Educación para la Ciudadanía, Educación Física, Educación Artística, la cosa va diferente, pues trato de INDIVIDUALIZAR EL APRENDIZAJE y la evaluación, fijando metas razonables. he tenido algunos diálogos con amigos docentes que acusan una posible falla en mis estrategias didácticas, pero me resisto a aceptarlas, en la medida en que la gran mayoría de mis estudiantes, cuando están en grados superiores, ME AGRADECEN por haberles exigido, pues les ha resultado muy beneficioso…. Entiendo, estimado colega y maestro, que la evaluación NO ES SOLO LA NOTA CUANTITATIVA, sino también la valoración de las ACTITUDES Y APTITUDES del alumnado, por lo que me cuesta atisbar algún error en mi pedagogía… La mayoría de estudiantes TRABAJA EN CLASE, se alegra de que yo llegue a trabajar, porque soy chispeante, pero se turba cuando les evalúo y, pareciera, que están muy mal acostumbrados a serlo (Venimos de dos años de pandemia y de un sistema que prácticamente IMPEDÍA la repetición de año, aunque hubieren razones muy evidentes para aquello). Quisiera que me des tu opinión al respecto y, de ser posible, mantener correspondencia sobre el tema, aunque el curso lo he revisado con mucho detalle y he quedado muy gustoso de haberlo revisado”.

Esta es la consulta. Voy a reproducir la contestación, a la espera de sus comentarios, si los hubiera (cosa que espero ya que solicita que mantengamos el diálogo), sobre la misma.

“Estimado Lenin: Tu comentario me ha impresionado y me ha parecido de un extraordinario valor. Porque está cargado de inquietud por tus alumnos y alumnas, es riguroso en la argumentación (a mi juicio), es también autocrítico, es respetuoso con mis opiniones y, sobre todo, muestra una preocupación profunda por hacer bien la tarea que realizas.
1. Cuando nos detenemos en las causas del fracaso (lo que yo llamo atribución o explicación) podemos poner la vista en la responsabilidad de los demás (alumnos, familias, sistema…) o en nosotros (metodología, actitud, criterios de evaluación…). No se puede ni se debe descartar la causalidad que está en los demás, pero no se puede mejorar si el 100% de las causas se pone en agentes y factores externos a nuestro quehacer. Veo que tú eres del grupo que analiza con rigor las causas. Ves algunas externas (no estudian, no se esfuerzan…) y otras por las que te preguntas si podrían residir en tu práctica.

Hay un hermoso libro titulado “Lo que hacen los mejores profesores universitarios” (que vale para cualquier nivel) que es el informe de una investigación cualitativa en la que el autor, Ken Bain, analiza la práctica de PROFESORES EXCEPCIONALES. Recuerdo que, cuando explica cómo evalúan dice de ellos: “Nunca atribuyen a sus alumnos las dificultades que encuentran en el aprendizaje…”. Espero que entiendas lo que quiere decir el autor.  

2. Nunca digo que no haya que exigir, que no sea necesario el esfuerzo, que no agradezcan los alumnos lo que se les exigió, pero no olvides que quienes (pasado el tiempo) agradecen la exigencia quizá no representen a todos y a todas. A mí me preocupan los otros, aquellos que fracasaron, que empeoraron el autoconceoto, que se desanimaron, que sufrieron porque no llegaban, que no se sintieron motivados… Y no se puede olvidar que el esfuerzo se hace más y mejor cuando existe motivación para hacerlo.

3. Me parece interesante el diálogo que estableces con otros colegas, el acercamiento a un curso como este, el comentario en el que expresas tus inquietudes, la reflexión sobre el elevado número de suspensos  que encuentras en tus asignaturas y que a ti mismo te preocupa.

4. Me gustaría que disfrutases no tanto de quienes te agradecen la “dureza” o la exigencia como de quienes te agradecen la ayuda, el apoyo, la motivación y el disfrute con las clases y el trato.    .

5. Humildemente te propongo que leas mi libro EVALUAR CON EL CORAZÓN. Puedes encontrar algunas reflexiones que te ayuden a comprender mejor la tarea que realizas.

6. No sé en qué etapa trabajas. Respecto a la etapa obligatoria me gusta decir que los alumnos y las alumnas no solo tienen derecho a la escolarización sino que tienen derecho a tener éxito en la escolarización. Espero que entiendas lo que quiero decir.

7. Tu comentario me ha parecido ejemplar. Propio de un docente responsable y sensible. Ojalá que puedas disfrutar de esta hermosa e importante tarea que realizamos cada día en las aulas. Y que disfrutes con los excelentes resultados de tus alumnos y alumnas. Estoy seguro de que, desde el éxito que alcancen te sentirás más feliz, más motivado. Y ellos también disfrutarán más en tus clases. Un gran abrazo y gracias por el comentario”.

Hasta aquí la pregunta y la respuesta sobre una cuestión inquietante que tiene una  dimensión personal, como es el caso de este profesor  y otra institucional. Hace algunos años, hablando de este tema me contaba un decano:

– Hay en la Facultad  un grupo de docentes que tienen a gala ser un tapón para los estudiantes. Muchos agotan las convocatorias y tienen que cambiar de Universidad para cursarla. Esos docentes practican un corporativismo a ultranza.

En este caso no solo había un profesor “hueso”, había un grupo que actuaba con una exigencia extrema. Eran conocidos y odiados por esa actitud. A mí me gustaría que me recordasen por otros motivos.

Es importante empoderar a los alumnos en la evaluación. Es preciso que hagan autoevaluación, que negocien la aplicación de criterios. Tienen que asumir más protagonismo. Y nosotros tenemos que ser más cercanos, flexibles y humildes. Recuerdo a uno de mis alumnos que un día me dijo, cuando le animé a dialogar con el profesor que le había suspendido:

– No lo haré porque es peor. Un día fui a solicitar cinco décimas y salí sin cuatro puntos.

16 respuestas a «La constante macabra»

  1. Buenas Miguel Ángel!
    Precioso diálogo con el camarada Lenin, otros por menos estaban en el gulag..ya te aviso.
    Los cirujanos sabrán mucho pero como no sepan operar lo llevan crudo… creo que tocas hoy otra clave esencial de la educación.
    La evaluación, saber evaluar, aprender a evaluar es imprescindible para para dar clase y creo contigo que nos centramos mucho en “saber’.. más que en “saber hacer”, tenemos que compensar la balanza.
    Hoy también nos llevamos premio, muchas gracias! Aun siendo esencial la necesidad de mayor protagonismo del alumnado en la evaluación nos ha resultado profundo y de mucho calado las implicaciones que tiene tu frase: “no solo tienen derecho a la escolarización sino que tienen derecho a tener éxito en la escolarización” uffff habiéndola escuchado antes hoy sí que ha pegado fuerte por la amígdala hasta el prefrontal.
    Nos ha parecido interesantísimo éste diálogo educativo con Lenin, aunque somos más de Rosa Luxemburgo pensamos y a las muestras me remito que eres buen mayéutico y que tu compi Sócrates está contentísimo!
    Cuantos “Diálogos Educativos” tienes? Seguro que muchos y por todo el mundo…pues ergo y en botella, más claro no puede estar..
    Te deseamos un buen viaje a México! Los mimbres para que descanses en el vuelo ya están y además llevas un corazón gigante y unas neuronas bien engrasadas; sabemos que vas a disfrutar y que disfrutarán contigo, nos alegramos un montón, Amigo Maestro!!
    Nos vemos al regreso para preparar el Congreso de Almería y la Gala de Premios.
    Mil besos y abrazos para toda la Familia.

    • Querido Miguel, querida Gema, querida familia:
      Ya ves que este es un artículo de homenaje a los comentaristas. Y ahí estás tú con la prima de abrir muchas semanas la puerta de los comentarios.
      Sin lectores y comentaristas no existiría el blog.
      Siempre aprendo de esos diálogos a los que aludes.
      He dicho muchas veces que una evaluación de naturaleza pobre genera un proceso de enseñanza y aprendizaje pobre.
      La evaluación no es un proceso en el que B juzga a A sino en el que A y B reflexionan juntos para mejorar lo que hacen A y B
      He dicho que la consulta de Lenin es un bonito ejemplo de la práctica de la duda, de la interrogación, de la búsqueda.
      Sin la interrogación no habrá búsqueda de respuestas.
      Dice Chesterton que viajar es comprender que estabas equivocado. Por eso pienso que en los viajes yo recibo mucho más de lo que doy.
      Sí, nos vemos al regreso.
      Un abrazo gigante.
      Y gracias por ser como sois y por el regalo impagable de vuestra amistad.
      MÁS

      .

  2. Buenos días Miguel Ángel.

    En primer lugar, quiero felicitarte porque en un par de semanas cumplirás 20 años escribiendo en este blog. Sabiendo lo espléndido que eres con el uso de la palabra oral y escrita, me imagino lo que debe costar ceñirse a esos 8200 caracteres de limitación. No creo que eso suponga callarte nada, mira si tienes tiempo y espacio para volver a tocar cualquier cosa, 20 años escribiendo semanalmente da para mucho…

    Respecto al tema de esta semana. Conozco profesores que hablan y buscan la excelencia educativa. Es muy noble ese objetivo, pero me temo que sólo está al alcance de unos pocos. Muchos de ellos basan en esa búsqueda de la excelencia los malos resultados de las evaluaciones. El buen maestro/a o profesor/a no puede centrarse en el aprendizaje de calidad de unos pocos, eso es muy fácil, cualquiera puede exigir, lo difícil es logra que aprendan los que tienen dificultades. Ahí es donde se ve quien es un buen docente…

    En Educación física nunca suspendo, no porque la asignatura no sea importante, sino porque todo el alumnado trabaja motivado, todo el alumnado mejora, todos se esfuerzan… ¿Qué más se puede pedir?

    Cuando he sido tutor en una de las asignaturas instrumentales (lengua o matemáticas) y un gran porcentaje del alumnado ha cosechado malos resultados, inmediatamente me he culpabilizado de ello y, en vez de seguir adelante con el temario, he parado y he vuelto para atrás repitiendo con otras estrategias metodológicas hasta lograr que todos alcancen un nivel mínimo de aprendizaje que le permita continuar sin dificultades.

    En educación, como bien dices en tu libro, hay que educar y evaluar con corazón. No centremos sólo la atención en la excelencia en el dominio de conocimientos, existen otras cuestiones que hacen excelentes a nuestro alumnado, valorémoslo también en la misma medida.

    Un abrazo y feliz cumpleblog.

    • Querido Juan Carlos:
      Efectivamente, van a cumplirse veinte años d la apertura del blog: mes de marzo de 2004. Antes, había escrito diez años en el periódico SUR de Málaga. La censura de un artículo me hizo levantar el vuelo. La casualidad hizo que, en una conferencia que impartí en Alicante en la sede del periódico información, me invitaron a colaborar en el periódico la Opinión de Málaga. En el Sur escribía con este criterio: “manda un artículo y, cuando se publique, mandas otro”.En La Opinión me ofrecieron un día fijo de la semana y, como el domingo ya estaba ocupado por el economista Juan Torres, pedí escribir los sábados. No he fallado ni uno solo.
      El tema de la evaluación se las trae.
      Em la etapa obligatoria no deberían existir las calificaciones, aunque sí la evaluación como instrumento de mejora.
      Me parece razonable lo que haces en Educación Física, no porque vea la asignatura menos importante que cualquier otra.
      Muchas gracias por tu participación, siempre valiosa. Se nota que escribe un magnífico maestro.
      Un abrazo.
      MÁS

  3. Querido Maestro:
    Hoy después de la aportación en su texto de los años que lleva en este blog y los miles comentarios que le han hecho quiere manifestar lo siguiente:
    Siempre le llamo maestro, con toda la carga emocional y significativa que para mí tiene, porque ha sido esencial en mi crecimiento personal, leyendo sus excelentes artículos y aportando mi granito de arena sobre cada cuestión.
    Si tuviera que evaluar la influencia de su saber en mi vida diría, que ha llenado de sentimientos mi alma.
    Que ha entrado en mi corazón haciéndome ver lo importante que es ser y no tener.
    Que me ha hecho ver la realidad del mundo y el profundo valor que tiene el estar cerca de las personas cuando nos necesitan.
    Ha abierto mis ojos a la creencia y la importancia que tiene, la educación en valores, pues nos da salud y una reconfortante paz mental.
    A sabido acrecentar el valor de los afectos y las relaciones humanas igualitarias.
    He aprendido que queriendose se llega más pronto a querer a los demás.
    Serían innumerables las cosas que he aprendido en este blog.
    He mejorado la apreciación por la vida, y sobre todo y me llena de satisfacción, que alguien que no forma parte de mi círculo más cercano, sepa tanto de mi forma de ser.
    Quiero que sepa que esos caracteres que escribe casa sábado nos infunde valor y fuerzas para seguir adelante.
    !Mi evaluación es muy positiva!
    !Y ya sin más reciban un fuerte abrazo para todos!
    !Qué la semana sea feliz, cordial y leve!
    Muchos besos.

    • Querida Loli:
      Ya sabes que este artículo ha pretendido ser un homenaje a quienes habéis contribuido a enriquecer este blog.Por eso he elegido una cuestión y la respuesta que ha suscitado.
      Resulta emocionante leer las cosas positivas que te ha aportado la lectura de los artículos y de los comentarios.
      Pero todo lo que dices se debe, sobre todo, a tu receptividad, a tu deseo de aprender, a tu sensibilidad.
      Tú no lees solo con la cabeza, tú lees también con el corazón.
      Todo lo aprendemos entre todos.
      Yo agradezco infinitamente tu fidelidad al blog, tus aportaciones y también las hermosas y generosas palabras que has escrito en este comentario.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
      MÁS

  4. Estimado Miguel Ángel :
    Ya que ni las constantes (macabras o no), ni las matemáticas en general, fueron nunca mi fuerte y tampoco sé nada de la Docencia, (una profesión que me parece preciosa vista desde afuera, pero seguramente es muy compleja ejercida desde dentro), sólo diré pues, que me han parecido muy correctas las dos reacciones a la situación que trasladas al artículo.
    Por un lado, la del profesor que tras un recorrido de un tiempo en la docencia (suponemos que todavía una corta experiencia), sus resultados le lleven a cuestionar si está o no, en el buen camino. Y pese a creer que éticamente esté haciendo lo adecuado, pide la ayuda de otras opiniones más autorizadas.
    Y por otro lado, la respuesta solidaria y desinteresada de otro docente, brindando su parecer y opinión, que viene tamizada por una larga trayectoria recorrida en todas las etapas educativas. O en definitiva, por la experiencia de alguien con las partículas de polvo de tiza en las gafas, del estudioso con muchas horas en las aulas y cerca del encerado.
    Y aclaro esta analogía :
    En el anterior artículo, al que se refiere éste, me llamó mucho la atención la imagen tan expresiva y hasta poética, que utilizas para describir la experiencia o práctica de la autora, que “tiene pegado a sus zapatos el barro de la práctica”. Me pareció muy gráfica, para definir la experiencia o la práctica que resulta del trabajo continuado.
    Pero aquí me vino a la mente, la imagen del profesor con lentes, como símbolo del estudioso y erudito, e impregnados de la tiza en los dedos con los que, por reflejo, nos recolocamos las gafas, señal del trabajo continuado en el aula.
    Yo utilizaba mis gafas en clase, y más compañeros y profesores, pero sólo recordaba esas motitas de polvo de tiza en las gafas plateadas del profe de Filosofía.
    No veía las mías ni las de los que estaban lejos, o lo habré olvidado. Por eso ahora he pensado:
    ¿Sería porque de esa clase recuerdo muchos más momentos, que de las demás?.
    ¿Sería porque en esa asignatura se producían más hechos interesantes y empáticos que en las otras?.
    ¿Sería que al profesor se le veía desde más cerca, porque se movía más entre pupitres, en un cara a cara más cómplice?.
    ¿Sería que el profesor se tiznaba bajando “a la arena”, a la pizarra, sin permanecer en la tarima, como en las caricaturas de Peridis sus personajes empoderados sobre la columna jónica?
    Como ves, a veces tus artículos me llevan por otros derroteros, que poco tienen que ver con su contenido.
    Gracias por la paciencia de leerlos.

    • Estimado Ángel:
      No se necesita para leer tus comentario. Yo los disfruto.
      Y este no está tan alejado como piensas del contenido. Porque está plenamente centrado en la docencia.
      Comparto contigo esos dos adjetivos que, al comienzo, dedicas a la docencia, Es una tarea HERMOSA y COMPLEJA. Suelo añadir otros como IMPORTANTE y APASIONANTE.
      Me han gustado tus referencias a la experiencia. La experiencia no se convierte siempre en sabiduría. Hay quien no tiene veinte años de aprendizaje sino que repite durante 19 años lo que hizo el primero. La rutina es el cáncer de las instituciones-
      Muy significativas tus preguntas sobre el polvillo de tiza en las gafas.
      Muy agradecido por la lectura que has hecho del artículo y por el comentario enviado.
      Un abrazo.
      MÁS

  5. Querido Miguel Ángel:
    Muchas gracias por tu artículo de hoy y por todos los que has escrito a lo largo de estos 20 años: artículos en los que aparecen diferentes perspectivas sobre un mismo tema, artículos en los que hablas sobre diferentes temas aunque tratados desde un punto de vista educativo, artículos en los que se extrae conocimiento teórico desde una situación real…en fin…algo propio del mejor maestro y pedagogo. Enhorabuena y muchas felicidades por ello.

    El profesor Lenin ha sido muy valiente en su escrito y en su solicitud de ayuda; sinceramente, me ha parecido entrañable por todo lo que expone en su argumentación y a lo de manera impecable le has sugerido en tu exquisita respuesta. Una persona noble, un profesional preocupado por su alumnado y por su tarea docente que se cuestiona qué puede estar ocurriendo para que su alumnado no alcance los resultados deseados. Noble pregunta. Noble respuesta la tuya.

    Que tu estancia en Méjico sea agradable, bonita y que te aporte cosas buenas.
    Un abrazo y muchas gracias
    María Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Te escribo desde el aeropuerto de Ciudad de México, donde estoy haciendo escala para viajar a Monterrey.
      Sabes que me alegra mucho ver tu nombre porque cuando escribes sé que estás mejor. Además, siempre aportas ideas y emociones surgidas de la experiencia de un profesional maravillosa.
      Es cierto. Elegí el comentario de Lenin porque me pareció ejemplar: humilde, responsable, comprometido…
      Sí, ya son veinte años sin faltar a mi cita de los sábados. Hay que me dice que deje de escribir ya que desde hace más de tres años lo hago de forma totalmente gratuita.Y pago religiosamente el ejemplar de papel. Pero creo que tengo con mis lectores y lectoras un compromiso de mutua fidelidad. Es más que suficiente recompensa.
      Besos y gracias por tus buenos deseos para este viaje.
      MÁS

  6. Quiero darle la enhorabuena al profesor Lenin. Su consulta le hace acreedor de mis elogios porque veo su humildad, sus ganas de comprender, sus deseos de mejorar. Dice que ha dialogado con otros docentes y hace una consulta a un gran especialista en evaluación.
    También me ha gustado la respuesta que ha recibido del profesor Santos Guerra. Tan clara y tan precisa.
    Un cordial saludo.

    • Querida María:
      Gracias por tu comentario. Comparto tus elogios al profesor Lenin.Es frecuente que los profesores que tienen muchos reprobados se muestren seguros e incluso orgullosos. Por eso suelen arrastrar esos hábitos muchos años, sin que nada ni nadie les haga dudar.
      La actitud de Lenin es la que permite aprender y mejorar.
      Besos.
      MAS

  7. Tanto la cuestión que plantea Lenin como la respuesta de MÁS me parecen estupendas.
    Gracias por compartirlas en el artículo.Ya las había leído en el blog pero me parece que ha sido un acierto construir sobre ellas el artículo de la semana.

    • Querida Marta:
      Ya he dicho en el artículo que el comentario de Lenin y mi contestación pretendían ser una homenaje humilde a todos los comentaristas que mantenéis el blog y que lo hacéis interesante. Sin vosotros y vosotras no tendría sentido.
      Los comentarios de este tipo dan al blog un interés que no tiene el artículo. Lenin habla de su práctica, de lo que le pasa, de lo que le preocupa. Y muestra su actitud de búsqueda
      Besos y gracias.
      MÁS

    • Querida Marta:
      Gracias por tus cuatro palabras palabras. Dices mucho con ellas. Yo te lo agradezco sinceramente.
      Besos y gracias.
      MÁS

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