La primera llamada de atención fue ver a una señora leyendo un libro con el título de este artículo en un viaje de avión desde Málaga a Madrid. No pude ver el nombre del autor pero reconozco que quise saber de qué iba aquella enigmática obra. ¿Hábitos atómicos? La segunda fue ver en una librería que ese libro ya tenía 27 ediciones. Seguro que ahora ya tendrá alguna más. La tercera fue fijarme en el nombre del autor, James Clear, empresario nacido en Hamilton (Ohio), a quien conocía por otros trabajos. Y la definitiva fue darle un vistazo al índice (no sé dónde leí que de los libros no hay que fiarse ni del índice) y leer la contraportada. Sé por experiencia que, aunque esté redactada en tercera persona, suele estar escrito por el autor.
Mi ocupación de profesor y mi condición de padre fueron también decisivas para tomar la decisión. Los jóvenes están muy necesitados de adquirir buenos hábitos, hecho que exige dos cualidades que son muy necesarias y de las que no andan sobrados: voluntad y perseverancia. Más que suficiente para la compra del libro. Adquirir buenos hábitos y evitar o eliminar los hábitos dañinos son estrategias necesarias para encauzar la vida por buen camino.
He leído el libro, cuyo subtítulo es muy clarificador: “Cambios pequeños, resultados extraordinarios”. Y me he alegrado de hacerlo. Porque me ha dado luz a algunas cuestiones que considero importantes para orientar los comportamientos y organizar la vida de forma provechosa. Pocas cosas hay más importantes.
Se trata de un libro de más de trescientas páginas, muy bien estructurado, bien escrito, claro y conciso, a caballo entre la reflexión teórica y la orientación práctica y, sobre todo, muy bien fundamentado. Tiene más de treinta páginas de notas aclaratorias, además de numerosas acotaciones a pie de página. Con frecuencia hace referencia a investigaciones en las que apoya sus explicaciones y sugerencias. No es, por consiguiente, un simpe libro de autoayuda.
Comenzaré por desvelar el contenido de las dos palabras que dan título al libro y a mi artículo. “Un hábito es una rutina o una práctica que se realiza de manera regular: una respuesta automática a una situación específica”. El hábito es una conducta que se ha repetido lo suficiente para volverse automática. Un átomo es la parte más pequeña de una sustancia, que no se puede descomponer. Un hábito atómico “es una práctica regular o rutina que no es solamente pequeña y fácil de realizar, también es la fuente de un poder increíble. Un componente de un sistema de crecimiento compuesto”.
Es fácil realizar malos hábitos y difícil desarrollar buenos hábitos. En efecto, los buenos hábitos (leer diariamente, hacer ejercicio, llevar un diario, cocinar, meditar, ordenar el cuarto de estudio, ser puntual…) funcionan unos días, pero después los abandonamos porque resultan una molestia. Los malos hábitos (consumir comida basura, fumar, aplazar las obligaciones, ver demasiada televisión, usar constantemente el móvil…) son difíciles de romper.
James Clear sostiene que hay tres niveles o capas de cambios: el cambio de resultados, el cambio de procesos y el cambio de identidad. La manera más efectiva de cambiar los hábitos consiste en centrarse no en lo que se quiere lograr sino en la persona en que se quiere uno convertir. Y la identidad surge de los hábitos.
El proceso de construir un hábito pasa por cuatro fases o pasos. La primera fase es la señal, que desencadena el proceso en el cerebro. Se trata de una pequeña porción de información que anticipa la recompensa. La segunda es el anhelo, que es la fuerza que nos impulsa. Sin cierto nivel de motivación o de deseo no tendríamos razones para actuar. La tercera fase es la respuesta, que es justamente el hábito que se realiza. El que la respuesta ocurra depende de cuánta motivación exista. La cuarta fase es la recompensa, que es la meta final de cada hábito. El primer propósito de la recompensa es la satisfacción del deseo, el segundo es enseñarnos qué acciones vale la pena recordar en un futuro.
Dice el autor que la motivación está sobrevalorada y que el ambiente, a menudo, es más importante para la formación de hábitos. Yo añado que es muy importante integrarse en grupos de personas que tienen hábitos saludables. Es más fácil ejercitar el hábito de leer o de hacer ejercicio cuando perteneces a grupos de personas que tienen estos hábitos muy bien desarrollados. De la misma manera que es más fácil fumar cuando perteneces a un grupo de fumadores empedernidos. Y esto es especialmente verdad para los jóvenes ya que para ellos tiene mucha fuerza lo que hacen sus pares.
No conviene instalarse en la procrastinación. Hay que buscar la forma de no postergar. Y para conseguirlo es bueno elegir rutinas sencillas. Pondré un ejemplo narrado por la protagonista. Twyla Tharp es reconocida como una de las más grandes bailarinas y coreógrafas de la era moderna. En 1992 ganó la beca McArthur, conocida como la Beca de los Genios. Ha pasado la mayor parte de su carrera haciendo giras mundiales para presentar sus originales coreografías. Ella considera que una buena parte de su éxito se debe al desarrollo de sus hábitos cotidianos. Estas son sus palabras:
“Empiezo cada día de mi vida con un ritual. Despierto a las 5.30, me pongo mi ropa para entrenar, mis calentadores, mi sudadera y mi gorro. Salgo a la calle desde mi casa en Manhattan, tomo un taxi y le pido que me lleve al gimnasio Pumping Iron que se encuentra en la esquina de la Calle 91 y la Primera Avenida, donde hago ejercicio durante dos horas.
El ritual no consiste en los estiramientos y el levantamiento de pesas que realizo cada mañana en el gimnasio. El ritual es tomar el taxi. En el momento en que le digo al taxista a dónde voy, he completado el ritual.
Es un acto muy simple, pero hacerlo de la misma manera cada mañana lo convierte en un hábito repetible, que es sencillo de hacer, reduce la probabilidad de que lo deje de hacer o de que lo haga de manera distinta. Es uno más de los hábitos en mi arsenal de rutinas y es una cosa menos a la que tengo que dedicar tiempo para pensar”.
El lector o la lectora podrán encontrar reflexiones teóricas pero también algunas sugerencias prácticas conducentes a la adquisición de hábitos saludables. Pondré un ejemplo: la regla de los dos minutos. Dice el autor con indudable perspicacia: “Cuando sueñas con hacer un cambio, la emoción te domina de manera inevitable y terminas tratando de hacer demasiadas cosas en poco tiempo”. Para contrarrestar esta tendencia propone seguir la regla de los dos minutos que reza así: “Cuando empiezas un nuevo hábito, no debe llevarte más de dos minutos”. Para que quede claro: “Leer antes de dormir” se transforma según esta ley en “leer una página”. Hay que empezar por lo fácil, por lo sencillo. Correr un maratón es muy difícil, correr cinco kilómetros es difícil, caminar diez mil pasos es moderadamente difícil. Caminar diez minutos es fácil. Y ponerse las zapatillas es sumamente sencillo.
James Clear plantea cuatro leyes para la adquisición de hábitos buenos (entre paréntesis las leyes para evitar los malos hábitos): hacerlo obvio (hacerlo invisible), hacerlo atractivo (hacerlo poco atractivo), hacerlo sencillo (hacerlo difícil), hacerlo satisfactorio (hacerlo insatisfactorio). Con explicaciones claras, ejemplos sugerentes y propuestas concretas, el autor nos persuade de la importancia que tiene para organizar la vida, adquirir hábitos beneficiosos y eliminar los hábitos dañinos.
Es muy importante que quienes tenemos la responsabilidad de la educación en la casa y en la escuela sepamos ayudar a nuestros hijos y alumnos a formar hábitos beneficiosos, sin olvidar nunca que es nuestra forma de actuar lo que más influye en su formación. No es muy coherente decir con un cigarro en la boca: hijo, fumar es muy dañino para la salud.
Hay interesante literatura sobre esta cuestión. Pienso en el “El poder de los hábitos”, escrito por Charles Duigg. La pretensión de estas reflexiones es clara y decisiva: se trata de aprender a vivir mejor.
Muy buenas Miguel Ángel!
Gracias por tu pedagogía atómica de hacernos sencillo y asequible todas tus teorías y prácticas educativas.
Conocíamos muchos de los conceptos que explicas en el artículo y más para un pseudo aristotęlicoTomista como el que suscribe, el tema de los hábitos es fundamental, pero no tenía idea del libro ni del autor.
Hoy también la chocolatina de tu artículo tenía premio dentro. Gracias.
Esta semana tocará “menos samba e mais traballar” la práctica que la teoría. Me concentraré en… ponerme las zapatillas de deporte!
Educativamente se perdió el hábito de hablar de los hábitos creo en parte por reacción y por el desgaste producido por una formación nacional católica centrada más en el hacer (prácticas) que en el Ser…pero en fin afortunadamente observo el regreso del hábito sea atómico o astrofísico.
Nos despedimos con un buen hábito:
desearos buen finde con abrazos enormes, hoy ya con energía atómica.. pero de fusión.
Abrazotes 3×4
Querido Miguel, querida Gema, queridos jóvenes:
Mi hija Carla y muchas de sus amigas, a las que conozco por la espontaneidad de su relación conmigo me han conducido a la redacción de este artículo. Veo con qué facilidad entran en malos hábitos pongo por ejemplo el wapear y con qué dificultad adquieren hábitos saludables de lectura, por ejemplo. Con qué facilidad se cuelgan del móvil y con cuanta dificultad se habitúan a tener ordenados sus cuartos.
Eso no quiere decir que nosotros los adultos no tengamos que reflexionar sobre esta cuestión porque también lo necesitamos. ¿Cuántos adultos se acostumbran al tabaco, por ejemplo y tienen dificultades para hacer unos minutos diarios de meditación.
Cuando vi el libro y leí el índice pensé que el autor me podía a ayudar no solo a reflexionar sino a organizar mi vida y a orientar a nuestros chicos.
Vamos a ver cómo funciona el artículo esta semana.
He visto que, a estas horas, ocupa el cuarto lugar de lo más leído de opinión del periódico. No es un mal dato.
El próximo 19 emprenderé viaje a México, camino de Monterrey.
Un abrazo lleno de gratitud y afecto.
MÁS
Querido Maestro:
!Hoy también ha acertado con si texto!
Es imprescindible para la salud tener buenos hábitos.
Tengo que confesarle que a veces me cuesta seguir una rutina diaria.
Eso sí, cuando preparo mi mente y veo que viene bien a mi salud mental y física, consigo lo que me propongo.
Es muy cierto que hay que hacerlo poco a poco, pero asumiendo que todo es empezar.
Tengo algunas metas diarias, andar 7000 pasos, a veces llegó a doblar la cantidad. ! No siempre!
Está bien no engañarse, no proponerse cosas que no puedas alcanzar. Eso genera frustración.
Sí, hacer esfuerzos diarios de cumplir metas saludables.
Ayer fui a una charla de una gran investigadora, María Dolores Castillo, sobre los beneficios del café.
Nuestras mentes tienen alojadas demasiadas teorías que no son acertadas.
Salí convencida que es muy bueno y sano tomar café de molido natural y no tan bueno el descafeinado que suelo tomar.
También que sigo unos patrones de aprovechamiento de los recursos que tenemos que es muy bueno para el desarrollo ambiental.
Y como cosa curiosa del aprovechamiento de todo lo relacionado con la planta del café, nos dieron unas infusiones buenísimos echas con las hojas y cáscara del café.
!Quedé alucinada con la de la cáscara, tenía sabor a cerezas!
Me cuesta a veces hacer cosas diferentes y luego alucino con lo que aprendo y lo que mejoro en el día a día.
Y ya sin más me despido con un saludable y cordial abrazo.
!Qué la semana sea feliz y leve!
Muchos besos.
Querida Loly:
Cuánto me alegra saber que cada días caminas esos 7000 pasos que te has propuesto. Ya ves, yo tengo serios problemas en incorporar un hábito de este tipo en mi vida cotidiana. Y uno de los motivos que dificultan adquirir el hábito son mis viajes. Ahora tengo una salida a Mexico de una semana Pues bien, esa semana, corta todas mis rutinas.Y sé que me vendría muy bien hacerlo que tú haces porque paso demasiadas horas sentado delante del ordenador.
Interesante tu experiencia sobre el café. Es bueno fundamentar los hábitos en informaciones rigurosas, en los daos que nos proporcionan los expertos.
Que tengas una semana llena de buenos hábitos que te ayuden a vivir mejor.
Muchos besos.
Y gracias por estar siempre ahí.
MÁS
Querido Amigo y Maestro, gracias por tu artículo y la posibilidad que nos brindas de pensar y repensarnos como educadores.
Ya hace tiempo…. “mucho tiempo”… en que tome de a poco el hábito de leer cada sábado tu columna “El Adarve” … muy pronto formó parte de una liturgia cada mañana sabatina, acompañada siempre de un buen mate y el calor de la amistad a la distancia de tantos años en nuestro común deseo de “hacer más humano lo humano” desde la cercanía.
Y es así que este “hábito atómico” fue tomando cada día más cuerpo y atravesó toda mi vida de educador, de director y gestor de distintos proyectos educativos; con frescas luces y sobre todo con incontables motivaciones e inspiraciones.
Entiendo que el Adarve también forma parte de un “habito atómico” en tu vida y valoro mucho lo que significa sostener esta bandera pedagógica tantos años.
Tengo el “habito atómico” de ser agradecido… entonces valga este comentario para ponerlo en práctica una vez más y agradecerte querido maestro por todo lo que haces “cada sábado” por nosotros.
Un sentido abrazo desde una tórrida Argentina.
Horacio
Querido amigo Horacio:
Solo tú podrías escribir este comentario tan oportuno, tan significativo y tan entrañable. Conocía este hábito tuyo y siempre te he estado agradecido por haberlo practicado durante estos veinte años. El Adarve nació en marzo del año 2004.
Efectivamente, ese hábito tuyo es correlativo con el que yo practico cada viernes, que es el día que envío al periódico el artículo. Hasta hace hace algunos años la recompensa de este hábito tenía una doble cara: una pequeña remuneración y la respuesta de mis lectores y lectoras. Cuando desapareció la pequeñita remuneración, la recompensa solo reside en la la respuesta de quienes leen, como hábito o como acto aislado.
Quiero agradecerte este hábito lector que tanto me honra. Recuerdo una foto que me mandaste en la que te podía ver con el mate delante de la pantalla en la que aparecía el artículo del Adarve que estabas leyendo.
Te envío un enorme abrazo en estos tiempos tan inquietantes que está viviendo nuestra querida Argentina.
Gracias infinitas.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Un tema interesante el de tu artículo de esta semana, aunque yo tendría que leer varias veces el libro porque me cuesta bastante establecer rutinas que sé que serían buenas para mí pero que abandono pronto si no me gustan por más sanas que sean.
La rutina de leer a diario la tengo arraigada desde niña y, por muy ocupada o cansada que esté siempre busco y encuentro aunque sea unos minutos para disfrutarla.
Otra cosa por ejemplo es caminar a diario o hacer algo de deporte, algo sano y necesario de introducir en nuestra rutina, pero que yo, por más que lo intento, no consigo mantener. No hago si no dejarlo para otro momento buscando excusas…pero al menos soy consciente de que son eso…excusas.
Deberé anotar el libro para introducirlo en mi rutina de lectura a ver si se una vez soy capaz de eliminar alguna rutina nociva que tengo e introducir al menos la de la caminata diaria. Iré a ello!!
Un abrazo y muchas gracias.
Y buen viaje!!
María Ángeles Peláez
Mi querida María Ángeles:
Si soy sincero tengo el mismo problema que tú con el hábito de hacer ejercicio. Alguna vez me he inscrito en un gimnasio pero mis frecuentes viajes me han cortado la necesaria regularidad que requiere un hábito. Como bien sabes tengo escenarios estupendos al lado del mar para dar paseos agradables, pero no consigo crear el hábito de recorrerlos ni solo ni acompañado. El libro me ha dado algunas pistas para intentarlo de nuevo.
También comparto contigo el hábito de la lectura. En mi caso, la lectura y la escritura. Leo y escribo casi constantemente.
En cuanto a la educación, es importante que en las casas y en las escuelas cultivemos la voluntad y la perseverancia que se necesitan para adquirir hábitos saludables y desechar otros que sean dañinos.
Muchos besos.
Gracias por estar aquí. Siempre me alegra ver tu nombre.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Como esto va de adquirir y perseverar en los hábitos buenos y tratar de eliminar los malos, te diré que tengo, creo, dos hábitos buenos: uno es que me suelo acostar hacia las 11 de la noche y levantarme hacia las 8. Mi reloj biológico me obliga a ello; otro, es que cada sábado escriba o no escriba siento la necesidad de leer tus artículos.
Personalmente tengo muchos hábitos buenos que socialmente se consideran aburridos: no bebo licores, solo algo de vino, salgo de paseo y no siento necesidad de sentarme en terrazas, no fumo, ni nadie de mi familia. Bueno no sigo por aquí, sólo diré que mis hijos me consideran un marciano.
No todo son buenos hábitos, lo difícil es la constancia en lo teóricamente sencillo.
Creo que un mal hábito, arraigado, con deseo, voluntad y constancia se puede erradicar. Creo que no hay nada que hacer frente a los malos hábitos si uno no los reconoce como malos.
Ahora procuro adquirir el hábito de dejar cada cosa en su sitio para no volverme tarumba buscando las cosas.
Hoy, como otras veces, pasaré tu artículo a mis hijos, les hará reflexionar.
Por mi parte agradecerte este alimento semanal que graciosamente nos sirves.
Recibe un gran abrazo y saludos a todos.
Querido Joaquín.
Nuestra formación en la infancia y la juventud fue buena para la adquisición de algunos hábitos saludables y el destierro de otros que resultan dañinos para la forma de vivir. Yo nunca he fumado. Nunca. Ni he bebido. Y he aprendido a ponerme de pie al primer toque del despertador. Mi hija lo apaga tres o cuatro veces cuando suena. Y se encuentra con algunos problemas de puntualidad cuando tiene necesidad de llegar puntualmente.
Ya le he confesado a mi amiga María Ángeles hace un momento la dificultad que tengo en hacer ejercicio de forma regular. Y sé que me vendría muy bien, como sé que le sucede a todo el mundo que tiene esa costumbre tan saludable.
El libro del que he hablado me ha ayudado a reflexionar sobre la dinámica de la creación o la extinción de hábitos.
Me alegra mucho saber que los sábados has creado el hábito de dedicar unos minutos a la lectura y a la escritura en este blog.
Un gran abrazo par ti y para Ana María.
MÁs
Habría que investigar más sobre esta cuestión. Resulta decisiva para la vida. Evitan muchos problemas. Ordenar la vida formando buenos hábitos es muy importante.
El artículo de esta semana me ha hecho pensar en mis hábitos buenos y malos. Es uno de esos artículos que no te dejan indiferente, que te interpelan. Muchas gracias.
Querida María:
Gracias por escribir de nuevo un comentario.
Me alegro que el texto de esta semana te haya interpelado. Es una de las finalidades de la escritura.
A mí me ha servido la lectura del libro a plantear algunas cuestiones que afectan a la organización de mi vida y también me ha ofrecido algunas pistas para la educación de hijos y alumnos.
Un beso y que todo te vaya bien.
MÁS
Estimado Miguel Ángel :
Otra vez, consigues extraer un interesante artículo, partiendo de una casual situación.
Un enigmático título de un desconocido libro, resulta ser una llamada de atención y un método para dar salida a esas pequeñas acciones, que tenemos interiorizadas como positivas, pero que finalmente, pocas veces conseguimos empezar a desarrollarlas.
Para un futuro, me quedo con el método: empezar por los átomos, por las cosas pequeñas, poco a poco, aunque actualmente mi situación, no me permite planificar nada, ni en la próxima hora.
Ni mis paseos, acabados en un cafecito, ni siquiera conseguir una rutina horaria para leer o escribir un comentario.
Pero, ya ves, el libro te (nos) resultará muy útil como pistoletazo de salida a esas buenas rutinas.
Gracias por la reseña.
Por cierto, he visto que emprenderás un nuevo viaje, a Monterrey, y me vienen a la memoria unas oportunas coincidencias históricas :
Posiblemente en tus intervenciones allí, hayas podido comentar el origen de su nombre en Monterrei (Ourense).
Y es que, un tal Diego de Montemayor fué el enviado por el virrey para fundar la ciudad, a la que llamó Monterrey, como el lugar de nacimiento de su jefe, el virrey de Nueva España, Gaspar de Zúñiga.
Y en aquélla acrópolis de Monterrei, fundaron los jesuítas un colegio, al que llegó un jovencito Miguel, procedente del cercano “lugar” de Cervantes, en la Sanabria de “las montañas de León”, y el que después elogiaría los métodos docentes de aquéllos jesuítas, “benditos padres, que enseñaban deleitando”.
Ahora un Miguel, docente leonés, va al Monterrey de Nuevo León, seguramente con el propósito, de “enseñar deleitando”, como escribía el otro Miguel, el de Cervantes.
Alguien dijo un día, que hay que poner en cuestión lo que se pueda decir en un libro. En mi libro de Literatura ponía que Cervantes había nacido en Alcalá de Henares, pero después encontré otras razones para creer que, en realidad, nació “en un lugar de la mancha” (o lugar de “manchados” o carentes de “limpieza de sangre”) llamado Cervantes, en Sanabria.
Bueno, he tenido un rato de tiempo libre, pero ya me estoy pasando.
Gracias por tus artículos y por soportar el rollazo de este comentario.
Querido Ángel:
No.No es un rollazo este comentario.
Me han parecido estupendas, oportunas e ingeniosas las dos partes que contiene.
La primera hace referencia al libro que he comentado y a la posibilidad de que puedas aprovechas algunas de sus reflexiones y propuestas.
Sería una satisfacción que algo de lo que escribo pueda servir de ayuda.
La erudita segunda parte, me ha parecido magnífica ya que me ha dado algunas pistas pasa reforzar mi deseo de enseñar deleitando. Suelo decir que me gusta utilizar palabras INTELIGIBLES, MOTIVADORAS Y AMENAS. Porque aprender es apasionante y resulta muy triste que la Enseñanza resulte tantas veces insoportable.
Un gran abrazo.
Muchas gracias por el excelente comentario.
MÁS
Admirado Miguel Ángel :
Hoy tengo algunos ratos libres y momentos “buho”. Y puesto que no te ha parecido un rollo el tema Miguel de Cervantes y este artículo viene de una casualidad, de coincidir en un avión con una lectora de un oportuno libro, te comento más casualidades.
Cuando en clase tuve que hacer un trabajo de Historia o de Literatura, (además de otro en Filosofía, sobre “Los sueños”), escogí a Colón y a Cervantes por una cuestión práctica : era más fácil encontrar bibliografía sobre estas figuras, cumbres de la cultura.
Obviamente señalé en sus biografías, que Colón era genovés y Cervantes complutense. Por casualidad, más adelante encontré otras opiniones que decían que el gran navegante era de Poio, en Pontevedra y el genial escritor era de Cervantes, en Zamora. Y de esas opiniones, encuentro cada vez más evidencias.
Un 27 de julio de 2011 (suelo poner una nota con el lugar, fecha y precio de compra de cada libro), encontré en una feria del libro de ocasión, el título “Cervantes decodificado” de César Brandariz y como me sonaba el tema, lo compré por 3 euros. Por casualidad, hace poco me pasaron una reseña de un artículo, en que al autor le había sucedido algo semejante, pero un año antes.
Y otra casualidad, que posiblemente te resulte conocida : El artículo salía en el número 69 de noviembre – diciembre de 2010, de la revista Gibralfaro, escrito por Antonio García Velasco, profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.
En fin, muchas casualidades.
Bueno, parafraseando el dicho del cuento de Calleja, como “tienes más viaje que Calleja”,tu paisano, no será extraño que encuentres, por casualidad, más anécdotas susceptibles de inspirar un artículo. Lo esperamos.
Buen viaje a Monterrey y muchas gracias.
Estimado Ángel:
Te voy a contar una anécdota relacionada con la vida (y la muerte) de Colón. No es una referencia histórica sino didáctica, ya que está relacionada con el aprendizaje y la enseñanza. Me la contó en una ciudad argentina (uyo nombre no recuerdo ahora y no es extraño porque he visitado 135 localidades diferentes de este país por cuestiones laborales. Al acabar la conferencia, como suele suceder, se me acercó un grupo de docentes. Una maestra me dijo que había estado medido traumatizada siendo niña porque leyó en su libro de historia la siguiente frase: COLÓN MURIÓ SIN DARSE CUENTA. Le parecía una situación dramática, triste, dolorosa. Pobre Colón. Hasta que un tiempo después, no sé si largo o corto, pasó la página y siguió leyendo: DE QUE LA TIERRA ERA REDONDA.
Me gusta mucho la idea que recurrentemente traes a colación: la casualidad. A mí la causalidad. A mí me inquieta más el rigor de los nexos causales. Alguna vez he escrito sobre este asunto.
Me alegro de que tengas esos ratos libres o momentos búho que dan lugar a estos sabrosos comentarios.
Un cordial saludo.
MÁS
Qué importante cuestión. Para niños, jóvenes y adultos.
Qué importante también para educadores y educadoras. Para padres y madres.
Es muy importante, para vivir bien, eliminar los hábitos que nos destruyen y cultivar los hábitos saludables.
Gracias por la información sobre el libro Hábitos atómicos. Creo que me ayudará a reflexionar y a tomar decisiones.
Querida Marta:, por lo que leo, ha interpelado a los lectores (y lectoras). Y también a los educadores/as. No ha sido un compendio de reflexiones teóricas sobre los hábitos que tenemos en la vida sino que nos ha llevado a preguntarnos:
– ¿qué hábitos tengo?
– ¿son buenos hábitos?
– ¿son hábitos dañinos?
– ¿qué estrategias hay que plantear para adquirir buenos hábitos?
– ¿cómo se pueden eliminar los malos hábitos?
– ¿cómo ayudar a nuestros hijos/as o alumno/as a adquirir buenos hábitos y a evitar o eliminar los malos?
– ¿por qué es difícil eliminar los malos hábitos?
– ¿por qué es tan fácil perder los buenos hábitos?
Y cada uno ha ido respondiendo y contando en el comentario lo que le pasa sobre estas cuestiones.
Gracias por leerme y por escribir el comentario.
Besos.
MÁS
ADQUIRIR BUENOS HÁBITOS FACILITA MUCHO LA ORGANIZACIÓN DE LA VIDA.
ES UNA ENORME VENTAJA HACER LAS COSAS CON FACILIDAD AL ESTAR CASI AUTOMATIZADAS,.
POR ESE MISMO MOTIVO ES IFÍCIL ABANDONAR MALOS HÁBITOS COMO EL DE FUMAR O EL DE BEBER.
Querida Marta:
Por eso creo que es mejor no adquirir malos hábitos que desarraigarlos. Yo no he fumado nunca y nada me cuesta seguir sin hacerlo. Mi padre fue un fumador empedernido.
Recuerdo que el médico le preguntó un día:
– Si le dijese que, después, de la exploración se ha detectado un cáncer de pulmón, ¿que haría?
Mi padre le dijo que dejaría inmediatamente de fumar.
Sin embargo, no fue capaz de dejarlo hasta que llegó el diagnóstico. Entonces ya era demasiado tarde.
Gracias por la participación.
Besos.
MÁS
Quiero centrarme en los hábitos lectores.
Yo tengo la costumbre de leer antes de dormir. Una vez adquirida, se ha convertido casi en una necesidad. Es lo bueno que tienen los hábitos lectores. De forma mecánica, automática, espontánea me pongo a leer aunque esté cansada. No es que no me cueste nada ponerme a leer, es que disfruto de ese rato, que no siempre tiene la misma duración.
Querida Martaé
Yo tengo un hábito que podía denominar “de ponerme a leer”. Casi da igual la hora del día o el lugar donde esté. Me gusta leer, como a ti, antes de dormir.Pero también
me gusta leer en el estudio que tengo en la casa, o en el avión o en el tren.
La recompensa es el placer de la lectura.Hace algún tiempo escribí en este blog un artículo titulado SI NO LEO ME ABURRO.
Veo que los jóvenes no tienen esa tendencia. Creo que la causa fundamental es el móvil. No se apartan de él ni para ver la televisión. No saben lo que se pierden.
GRACIAS POR LA LECTURA DEL ARTÍCULO Y POR EL COMENTARIO.
Besos.
MÁS