Pasar el décimo por la espalda

16 Dic

Las supersticiones son el fruto de asociaciones fortuitas o aprendidas  a las que se otorga, sin justificación alguna, una fuerza causal, la producción de un efecto. El problema reside en dar por cierto ese imaginario nexo causal. Dice Teofrasto que la superstición es el “amedrentamiento ante lo sobrenatural”.  Y es, sobre todo, el quebrantamiento de la razón. 

La superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica, especialmente si se relacionan con la mala o buena suerte.

Los psicólogos han prestado mucha atención al estudio de la superstición extrapolando los resultados de los estudios de la conducta animal. Por ejemplo: si se alimenta  mecánicamente a una paloma mientras el ave está escarbando, pronto escarbará más deprisa como si tuviese algún control sobre la provisión de alimento. Ha establecido un nexo causal entre el acto de escarbar y  la recepción de alimento.

Existen, a mi juicio, diversos tipos de supersticiones. La superstición social  engloba creencias  que nunca se han podido probar: trae mala suerte ver un gato negro, pasar por debajo de una escalera, tirar la sal, abrir un paraguas en una habitación, llevar o ver el número 13, romper un espejo, cruzar los dedos, empezar el día con el pie derecho, el novio no puede ver a la novia antes de la boda, tocar madera, tirar monedas a un pozo o a una fuente, encontrar un trébol de cuatro hojas, la fecha martes y 13… Las personas supersticiosas tratan de evitar todos los comportamientos vinculados en la cultura a la mala suerte.

Jorge Vigil Rubio en su “Diccionario razonado de vicios, pecados y enfermedades morales” dice que “existe una superstición “mágica” (yo creo que toda superstición lo es)que abarca “el mundo de videntes, curanderos, magos, profetas, adivinos, parapsicólogos  y otros delincuentes morales que se aprovechan de la ingenuidad y la ignorancia de la gente y de la azarosidad de la vida para vender consejos y profecías necesariamente necias con el beneplácito de los poderes públicos y de los medios de comunicación”.

También existe la superstición religiosa. Y así se piensa que una catástrofe natural o  una epidemia son la consecuencia de un castigo divino por la maldad de los seres humanos. Pensar, por ejemplo, que la enfermedad del sida es un castigo divino por los comportamientos indebidos de quienes la padecen es otro buen ejemplo. Algo parecido se puede decir sobre las rogativas para pedir la lluvia o  la presentación de ex votos en algunos santuarios…

Alguien me contó hace tiempo que a un sacerdote le fueron a pedir los feligreses, ante la terrible sequía que asolaba al pueblo, que organizase unas rogativas para pedir la lluvia. El párroco, abriendo la ventana de la sacristía les dejo:

– Si quieren que salgamos en procesión, saldremos, pero les advierto que el tiempo no está para lluvia…

Edward Tylor fue el primer antropólogo en  sugerir que el impulso religioso  en el ser humano tiene su base en el animismo, la creencia de que las personas comparten el mundo con una población de seres extraordinarios, extracorpóreos, todos invisibles, que comprende desde las almas y los espíritus hasta los santos y las hadas, los ángeles y querubines, los demonios, genios, diablos y dioses.

Se aproxima el día en que se celebra en España el sorteo de la lotería nacional. Las supersticiones hacen acto de presencia en formas diversas. Hay quien elige un número por motivos completamente irracionales, hay quien pasa el décimo por diversas partes  del cuerpo (la chepa de un jorobado, la cabeza de un calvo, la tripa de una embarazada…), hay quien reza a San Pancracio para que le toque un buen premio y quien pone el décimo cerca de una herradura…

Hace unos días, el reportero Isma Juárez, que trabaja en el programa “El Intermedio”, le pide al presidente del gobierno, en el acto de presentación de su libro “Tierra firme”, cuando se lo está dedicando, que le permita pasar un décimo de la lotería por su espalda, ya que le considera un hombre de suerte. El presidente accede sonriendo. Las imágenes muestran el ritual y, para asombro de todos los seres racionales, el número 12035, que figuraba en el décimo y que el periodista muestra a la cámara,  se agota en las administraciones de lotería.

El simpático periodista se hace eco de una superstición: hay personas con suerte y hay personas gafes, que atraen la desgracia.  Y la traen no solo para ellos sino para quienes se acercan a ellos.

 Ya se sabe que hay personas que tienen fama de personas con suerte y otras que la tienen de ser gafes. A veces es el mismo interesado quien se lo cree.  “El Papa Pío IX, prelado  amable, inteligente y santo, tenía mal de ojo. Recorriendo Roma, después de su coronación, lanzó una supuesta bendición  a una niñera que sostenía un bebé detrás de una ventana abierta. De inmediato el niño cayó a la calle y murió. Desde entonces su reputación como jettatore de primer orden fue rotunda (“jettatore es quien, particularmente en Nápoles, es una persona a quien se cree portadora, con la presencia o las palabras, de desgracia y molestias). Uno de sus contemporáneos dijo: si no fuera jettatore, sería muy extraño que todo lo que bendice fracase. Cuando bendijo nuestra causa contra Austria en 1848, íbamos ganando batalla tras batalla a las mil maravillas; repentinamente todo se hizo pedazos. Un día fue a Sante Aguese a presenciar un gran festival: el piso se derrumbó y la gente resultó aplastada. Después visitó la columna erigida en honor de la Madonna en la Piazza di Spagna,  bendice la columna y a los obreros y uno de los obreros cae del andamio ese mismo día y se mata. Nada es tan fatal como su bendición”. Lo leí hace tiempo en un libro de Bioy Casares titulado “De jardines ajenos”.

Una persona se puede considerar gafe y no ser considerada así por los demás. O viceversa. También puede suceder que tanto la persona como la fama coincidan. Es obvio, desde mi punto de vista que ambas valoraciones son puras supersticiones.

Bioy Casares, en esa cita, habla de mal de ojo. El mal de ojo es una creencia popular supersticiosa que está extendida en muchas civilizaciones, según la cual una persona tiene la capacidad de producir daño, desgracias, enfermedades e incluso llegar a provocar la muerte a otra solo con mirarla. Esta contraparte afectada se dice que “está ojeada”, que “le echaron mal de ojo”, o “el ojo encima”

Acabo de ver en la televisión a un ciudadano que juega siempre el primer numero  (00000) y el último (99999), otros compran el número que una vidente ha adivinado que va a tener el máximo premio (que en España llamamos “el gordo”). Hay quien compra un décimo en un lugar donde ha habido alguna catástrofe.

La superstición está tan arraigada en nuestra sociedad que las filas en la administración de Doña Manolita en la madrileña Puerta del Sol para comprar lotería, lo demuestra de forma contundente. Hay quien viaja hasta Madrid, hace horas de cola, o encarga a amigos y familiares que le compren décimos en esa administración. No hay más probabilidad de que te toque el premio por comprar allí. Es exactamente la misma si se compra un décimo en una administración perdida en un pueblo pequeño. Exactamente la misma. Allí toca más porque hay más gente que compra allí. De la misma manera que tocará más veces en Madrid que en una localidad pequeña

Se cuenta que al premio Nobel de Física Niels Bohr le fueron a hacer una entrevista a su domicilio varios periodistas. Cuando ya finalizaba, uno de los periodistas le preguntó:

  • ¿Cree usted que las herraduras, colocadas en las puertas de las casas, traen suerte a sus moradores?
  • Claro que no, yo soy un científico. ¿Por qué me lo preguntan?
  • Porque nos ha sorprendido ver en la puerta de su casa una herradura.
  •  ¡Ah, cierto! Es que me han dicho que las herraduras en las puertas de las casas traen suerte incluso al que no cree en ello.

Hay que luchar contra la superstición. El arma más poderosa para esa lucha es la educación. Porque la educación nos enseña a pensar, nos ayuda a descubrir las causas y los efectos, tanto en la vida ‘personal como en la social. Dice Paulo Freire, que  la educación consiste en pasar de una mentalidad ingenua a una mentalidad crítica.

24 respuestas a «Pasar el décimo por la espalda»

  1. Buenas Miguel Ángel!
    La lotería de Navidad en España tiene su punto; se mezcla superstición, tradición, socialización..etc un fenómeno digno de estudio. Gracias por el artículo y las anécdotas!
    Hasta los que pensamos que la lotería es una estafa piramidal terminamos comprando el décimo del cole, el del trabajo, el compartido con la familia..etc.
    Además la lotería se utiliza para financiar a muchas asociaciones y es difícil a veces negarse ante el chantaje emocional.
    En casa también compartimos la ilusión con amigos por si toca.. pero desde la consciencia de nuestros enormes privilegios de ciudadanía del primer mundo.
    Tus artículos son una caja de sorpresas. Gracias
    Un fortísimo abrazo. 3×4

    • Querido Miguel, querida Gema, queridos jóvenes:
      Con la probabilidad de sobre cien mil de que toque la lotería las esperanzas son mínimas, pero cualquier pequeña superstición genera la ilusión de la suerte
      Ilusión que se afianza con las imágenes del júbilo de los poquísimos afortunados. Si después del sorteo, los medios mostrasen la decepción de miles y miles de personas
      disminuiría la fuerza de la trampa.
      LO que más me llama la atención de este fenómeno y otros parecidos es la credulidad, la ingenuidad que mostramos los seres humanos.
      Cuando en la dictadura se prohibía el juego, la lotería de Navidad campaba a sus anchas promovida por el poder.
      Siempre os recordamos con inmenso cariño y gratitud.
      Un enorme abrazo.
      MÁS

  2. Querido Maestro:
    !Yo no soy demasiado supersticiosa!
    Entiendo que en el mundo tiene que haber de todo.
    Creo más en las evidencias, en lo que compruebo a través de mi intuición y mi experiencia.
    Puede que existan seres, que permanecen a nuestro lado, cuando creen que los necesitamos.
    La vida me ha mostrado alguna coincidencia.
    A mí madre le gustaba el número 13. Murió un 12 y se enterró un 13.
    En la lotería, no creo mucho. Sin embargo llevo algunos numeros. Mi padre se llevó toda la vida jugando a un mismo número y nunca le tocó el gordo.
    En la suerte, todo es estar en el momento justo y en el lugar idóneo.
    La suerte es estar viva y que los tuyos estén sanos y felices.
    Conservo la esperanza de que la suerte me acompañe en mi día a día, en qué mis sentimiento sean cada vez más sensatos y limpios, que mi manera de proceder concuerde con mi manera de sentir y que me acompañen amigos y familiares hasta el último minuto de vida.
    Y que cada hora, cada minuto, cada segundo sea capaz de transmitir todo el amor que mi corazón siente.
    Espero que todos disfruten de unas felices fiestas de Navidad.
    Sin más me despido con un gran abrazo.
    !Qué la semana os traiga muchos afectos y unidad familiar!
    Muchos besos.

    • Qurida Loly:
      Hermoso comentario. En él se puede ver cómo eres y cuáles son tus valores.
      Las cosas importantes están situadas en la esfera de los valores.
      Al hacerlo asó nos ponemos en el camino de la felicidad y de la solidaridad.
      Es muy poco racional regirse por supersticiones, por me alegra leer qu no eres supersticiosa.
      Si juegas algo, ojalá te toque akgùn premio.
      Felices fiestas.
      Feliz semana.
      Besos y gracias por tu fidelidad.
      MÁS

  3. Estimado Miguel:

    Muy buenos tardes, después de haber terminado una clase donde tu fuistes el facilitador y nosotros los oyentes. me dediqué a leer tus comentarios de hoy.
    Todas estas sentencias y frases populares que se emiten con verdad y de una certeza absoluta, me hacen pensar que la gente necesita en forma urgente seguridad en sus actos y para eso intenta creer en algo que no veo, que no siente, que no percibe a través del tacto, no lo huele, tampoco puede saborearlo, por lo tanto la paradoja me dice, cómo diablos lo hago conocimiento, como lo percibe mi cerebro, tal vez sólo a través de un constructo irracional, del cual cada uno es responsable o irresponsable de las consecuencias que genere.
    Será que la ignorancia es atrevida y permite atribuir propiedades a cosas inertes, a validar leyendas que traen consigo el mito y la superstición adicional, o será que tenemos ceguera cognitiva y no sabemos qué que no sabemos, pero lo que es peor aseveramos supersticiones como certezas, que a decir verdad son tan falsas como que la tierra es plana.
    Resumen, hacerse cargo cada uno de sus propios mitos, colocar raciocinio y decidir como tu muy bien lo planteas, que educar y educarse, no es más que informarse, evidenciar y en base a esto construir la seguridad.
    Y si me lo permiten dejo hasta aquí mi comentario, porque trae mala suerte escribir después de las 15:15 hora local en Chile.

    Un abrazo gigante Miguel Ángel

    • Estimado Enrique:
      Interesante comentario.
      Me alegra saber que algún texto mío, escrito o visual, os haya servido para reflexionar en la clase.
      Es bueno preguntarse por quién y por qué está regido nuestro proceder.
      Cuando las supersticiones nos guían, estamos encaminados a la irracionalidad o a la estupidez.
      Me sorprende comprobar la credulidad del ser humnano, la ingenuidad con la que analizamos la realidad y la comodidad que nos hace aceptar como creencias lo que solo son supersticiones.
      No sé si cierras el comentario con una broma o si se trata de una superstición chilena.
      Un grana brazo.
      Gracias por el comentario.
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  4. Hola Miguel Ángel Santos.

    Como “santo” te pido que el día 22 me toque el gordo, pero el de la lotería, no cualquier gordo o gorda… Tampoco pasa nada si me toca los otros obesos, conocidos como segundo y tercero. En la competición deportiva quedar segundo no es algo agradable, en muchos casos sabe a fracaso, salvo cuando se reparten las medallas olímpicas… En esa ceremonia se consagran a los tres primeros.

    Los viejos del lugar dicen que la mejor lotería es trabajo y economía… Quizás por eso sea poco lotero y tampoco suelo realizar otro tipo de apuestas. En Navidad, en cambio, tal y como apunta Miguel Vera, sí que compro algunos décimos, fruto de la ilusión compartida. Si toca en el colegio que nos toque a todos los compañeros y compañeras, si compra alguien de la familia, compartamos décimo para que todos seamos afortunados… Fortuna e ilusión, dos términos ligados a la felicidad. Pues para estas fechas que llegan os deseo a todos y a todas mucha fortuna y que se cumplan vuestras ilusiones… Por eso toco madera soplaré la pestaña (esa no la sabes) para que disfrutéis del amor,…

    El día 22 estaré en el colegio mientras otros niños cantan los números de lotería y los premios, pondré una pata de conejo, un trébol de cuatro hojas y una mariquita de siete puntos negros junto a mis décimos de lotería porque dice un premio Nóbel que hasta a los que no creemos puede que nos dé suerte. A ver si para tu próxima entrada en esta página web nos congratulamos de ser nuevos “ricos” y nos compramos un Mercedes, o quizás solo podremos seguir disfrutando de nuestra salud… Por San Pancracio, también os deseo la mejor salud posible, que cuando se pierde, esa sí que es una mala lotería…

    Suerte a todos y a todas!!! 😉

    • Querido Juan Carlos:
      Qué sano es el humor. Y qué in©misiva es la ironía.
      Me madre decía que que el dinero que ganas a la lotería es el que dio juegas.
      Mientras escribía el artículo pensaba en las numerosísimas supersticiones que tenemos los seres humanos.Referidas a la lotería unas, pero también a la salud, al amor, a la religión, al trabajo, al juego… ¿Cuántas veces vemos entrar en el campo a un jugador tocando el suelo y haciendo la señal de la cruz?
      Alunas supersticiones son intrascendentes pero otras nos condicionan la vida.
      Es importante ponerlas en cuestión para no vivir engañados.
      A ver si, mientras compartes con tus alumnos y alumnas lamañana del día 22, recibes la noticia de que te ha tocado el gordo.
      Un abrazo<o y felices Navidades.
      Gracias por tu siempre interesante participación.
      MÁS

  5. QUERIDO AMIGO Y MAESTRO:
    Un saludo muy cordial y mis mejores deseos, que hago extensivos a tus lectoras y lectores.
    Te felicito por el artículo que nos brindas hoy: nos describes unas secuencias o grupos de este fenómeno de la superstición (podría considerarse un hecho o universal antropológico, me viene a la memoria el “fatum”, “sino”, “hado” (La obra teatral decimonónica y romántica: “Don Álvaro o la fuerza del sino”, la tragedia griega, etc.).
    El trasfondo es la aniquilación de la libertad del ser humano, de lo que, tras el Concilio de Trento, se defendía como el “libre albedrío”. Si la irracionalidad de un fenómeno cuasi mágico, maravilloso y surrealista satisface las conciencias de “el hombre/mujer masa”, nuestra madurez humana y el criterio del discernir queda relegado e incluso socavado.
    Bendita sea la supremacía del “SER” y “ESTAR” frente a la del “TENER” con desenfreno y neurótica y obsesivamente. Que el dinero es necesario, obvio. Pero fundamentar y situar la suerte de ser agraciado con el gordo de la lotería en un sistema de valores dice mucho , pero nada bueno del individuo que “sueña” con la lotería. ¡Cuántos agraciados han visto destrozada su vida a causa del desorden, descontrol y vicios perniciosos por culpa del dinero! Todo en su justa medida, esa es la “virtus”.
    Y como anécdota familiar, recuerdo que mi tía-madre, Petrita, fallecida el 15 de mayo pasado, me decía que cuando tiraba o arrojaba una herradura sin mirar, siempre, sin lograr explicación alguna, retrocedía y la golpeaba. Igual que los clichés del tiempo: hay un refrán y un antirrefrán: “A quien madruga, Dios le ayuda “/”No por mucho madrugar amanece más temprano “.
    Vivimos en una sociedad sin ética, ultracapitalista, neoliberal. Su único y neurótico fin y razón es lucrarse a costa de quien/quienes sea. La industria digital, el capitalismo feroz, la global globalización, la comunicación artificial autómata se explican desde un dirigismo y una proyección perfectamente pensada. “HOMO CONSUMERICUS”.

    FELIZ FIN DE SEMANA PARA TODOS Y TODAS.

    • Querido Carlos:
      Tus comentarios son siempre lecciones de un profesor competente y atento a los fundamental: a la esfera de los valores.
      Me gustó mucho un libro de Adela Cortina titulado Ética del consumo.
      Planteas dos cuestiones importante: una relacionada con la superstición, que destruye nuestra libertad y racionalidad y otra con el consumismo que afecta ala lógica y a la ética. Es cierto, la avaricia, la obsesión pro el consumo nos lleva a tremendas trampas vitales.Como dices, el dinero es necesario, pero la avaricia es perniciosa. Y pones el ejemplo de aquellas personas que, al recibir un gran premio de la lotería, han destruido sus vidas.
      Curiosa la anécdota de tu querida tía-madre Pedrita, que has perdido no hace mucho.
      Os envío un gran abrazo con mis mejores deseos.
      Gracias por escribir y por hacerlo tan bien, como corresponde. un magnífico profesor de lengua y Literatura.
      MÁS

  6. Estimado Miguel:

    Mi último comentario era solo una broma, para darle un tinte más jocoso a lago que en la realidad es profundo, sobretodo por lo que algunos rigen su vida por las supersticiones, eso si que es peligroso e inconcebible.
    Nos encontraremos en enero en las clases del Master y sábado a sábado como es habitual.

    Un abrazo y gracias por la caja de galletas.
    Enrique

    • Querido Enrique:
      Lo suponía pero, como la supersticiones son a veces tan irracionales, no me hubiera sorprendido que fuese cierto.
      La caja la habéis puesto vosotros esta mañana, como expliqué.
      Nos vemos el 6 y el 13 de enero. No me gusta que estén tan alejadas en el tiempo las sesiones, pero repasaremos brevemente lo que hemos visto hoy.
      Un gran abrazo.
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  7. Acabo de ver en televisión que hay gente que lleva varios días esperando a que comience el sorteo con el fin de tener un lugar en el recinto y verlo en directo,
    Uno de ellos mostraba un décimo con el número 00000, Había viajado para estar allí con mucha antelación. Ha sido testigo directo en cinco ocasiones.
    Eso nos hace ver que las supersticiones se mantienen en el tiempo, a pesar de los reirados fracasos de la suerte.

    • Querida Marta:
      Conozco esos irracionales comportamientos. Días y días de espera para poder entrar en la sede del sorteo. Y los muchos rituales que tienen las personas antes y después de acceder al mismo.
      En estos días que he estado pendiente de supersticiones he caído en la cuenta de lo presentes que están en la vida de muchas personas: he visto a jugadores de fútbol tocar el césped y hacer la señal de la cruz, he visto una sale de cine en la que no aparece el número 13 en los asientos, he visto pasar el décimo por el vientre de una mujer embarazada…
      Lo que me llama la atención es que, a pesar del fracaso de muchos de estos gestos, se sigue manteniendo la superstición y repitiendo sus rituales.
      Besos y gracias por tu comentario.
      MÁS

  8. Las supersticiones condicionan nuestra vida y la cargan de irracionalidad. La lotería es uno de los fenómenos donde se pueden ver claramente que marcan el comportamiento.Algunas supersticiones son de carácter común y otras son creadas por cada uno. De esa manera, cuando se va a comprar un décimo el vendedor pregunta:
    – ¿Qué número quiere usted?
    Y el comprador no suele responder:
    – Cualquiera, da igual.
    Lo que la gente dice es deme una terminación 58 (porque es la fecha de mi nacimiento) o el 8 (porque son los años que tiene mi hijo) o 25 ( porque es el día que me casé…).
    Interesante artículo. Excelente para pensar.

    • Querida Marta:
      Es verdad. Hay supersticiones genéricas (pasar un décimo por la calva, la chepa o la barriga…) o pensar que “afortunado en el juego, desgraciado en amores. OtaS, POR si esas fueran pocas, cada uno se inventa las suyas.
      El caso es que algunos de nuestros comportamientos están presididos por criterios irracionales.Se establecen nexos causales sin ningún fundamento riguroso. Decimos, por ejemplo, gracias a Dios sin pensar que acaso Dios no ha tenido que ver en lo acontecido.
      Gracias por tu aportación.
      Besos.

  9. Mañana se celebra el sorteo de la lotería.
    El recitado de los números y los premios por los niños y niñas de San Ildefonso es el comienzo de las fiestas de Navidad.
    Muy pocos van a ser los afortunados, pero van a tener tanta presencia en los medios que
    mantienen el sueño casi imposible de que toque algún premio

    • Querida Marta:
      Se dice que el día 22 de diciembre debería declararse DÍA NACIONAL DE LA SALUD porque, como a la mayoría de los jugadores no les toca nada, se producen diálogos de este tipo:
      – ¿Te ha tocado algo?
      – No. Ni un uro.
      – Bueno, no pasa nada. Lo importante es que haya salud.
      Las escenas de celebración ante las administraciones con botellas de champán son muy tentadoras. Es la base de la información del día 22. No se ponen imágenes de las infinitas decepciones.
      La posibilidad de ser uno de esos pocos afortunados hace que se vuelva a jugar, a pesar de que la probabilidad es muy pequeña. Imaginemos un montón de 100.000 décimos y que, con los ojos vendados, tenemos que elegir uno al azar. Es evidente que la probabilidad de elegir el número del premio es muy pequeñita.
      Pero la gente sigue soñando al ver las imágenes de la suerte.
      Un beso y muchas gracias.
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  10. Resulta increíble ver a personas haciendo cola en algunas administraciones. Porque es completamente irracional. Podrían ahorrarse el frío, el tiempo y el desplazamiento (algunos hasta viajan a Madrid para comprar en la Administración de Doña Manolita.
    Qué poco racionales son algunas personas racionales.

    • Querida María:
      Para contestar a tu comentario, que agradezco, copio aquí una entrevista de un reconocido matemático sobre la lotería de Navidad.

      El matemático David Martín señala el error que se comete al comprar Lotería de Navidad: “No hay números más probables”
      David Martín de Diego, del Instituto de Ciencias Matemáticas, explica algunas cuestiones básicas sobre el sorteo de Lotería de Navidad.
      El matemático David Martín señala el error que se comete al comprar Lotería de Navidad: “No hay números más probables”
      AMESCUA
      David Martín de Diego es matemático en el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), un centro de investigación en el que colaboran miembros de cuatro instituciones, el Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC) y tres universidades madrileñas: Autónoma (UAM), Complutense (UCM) y Carlos III (UC3M). “En sus pocos años de existencia ya se ha convertido en uno de los centros referentes internacionales en investigación matemática. Como ve, hay cosas que se hacen bien con el dinero público”, explica el matemático, que analiza para AS cuestiones sobre la Lotería de Navidad de este viernes:

      -Llega el sorteo de Lotería de Navidad, la pregunta clásica: ¿qué probabilidad hay de que toque el premio gordo?

      -Pues al haber 100.000 números en juego y si compraras un décimo, la probabilidad sería de 1 entre 100.000. Para que nos hagamos una idea mental, es más probable que lanzando una moneda al aire salgan 16 caras seguidas a que te toque el gordo, o tienes más del doble de posibilidades que tirando un dado 6 veces se repita el 6 todas las veces. Desde un punto de vista más gastronómico es como si vaciásemos cien paquetes de lentejas en un barreño y encontremos la única lenteja negra cerrando los ojos.

      -¿Y qué probabilidades hay de tener un premio cualquiera?

      -En el sorteo de Navidad tienes aproximadamente una probabilidad del 5% de ganar algo más de lo que has jugado, pues el otro 10% consiste en que aciertes el último número y recuperes lo jugado. Siguiendo con el símil de la moneda, es más probable que tirando una moneda cuatro veces salga cara siempre que ganar algo en el sorteo. El que siempre gana es, como todos sabemos, el Ministerio de Hacienda, que se queda con aproximadamente el 30% de todo el dinero jugado.

      -¿Comprando más números aumentan las posibilidades? ¿Cuánto? ¿De manera significativa?

      -Comprando dos números distintos aumenta el doble tus posibilidades, si compras tres el triple… pero no es una estrategia aconsejable al aumentar tu gasto.

      -Si compras 50.000 décimos, ¿hay un 50% de posibilidades de ganar alguno de los tres premios?

      -La probabilidad de que te toque al menos uno de los premios sería muy alta 7 entre 8, es decir del 87,5%, pero no es una estrategia recomendable, pues deberías gastarte un millón de euros en boletos de lotería, algo no habitual.

      -¿A partir de qué momento, deja de ser rentable comprar boletos para ganar un premio?

      -¡A partir del primer boleto! Jugar a la Lotería Nacional puede tener que ver con ilusión, Navidad… pero jamás debe pensarse como una inversión para ganar dinero.

      -El término esperanza matemática se utiliza en juegos de azar, ¿cuál corresponde a la lotería de Navidad?

      -La esperanza matemática de ganancias de un juego es la suma de los productos de las posibles ganancias de cada premio por la probabilidad de obtenerlo menos el dinero que hemos gastado. Así en la lotería la esperanza es negativa, lo que nos dice que en media siempre vamos a perder dinero en este juego.

      -¿Cuál cree que es el error más común cuándo se juega a la lotería de Navidad?

      -A mí todavía me asombra ver personas esperando horas y pasando frío ante determinadas administraciones de lotería cuando se podría comprar un décimo en cualquier otro sitio. También me asombra que haya gente que piense que haya números más probables o improbables en este sorteo. Todo esto me hace reflexionar sobre la necesidad de fortalecer los contenidos matemáticos en la educación obligatoria.

      -¿Introduciría algún cambio en el sorteo de la Lotería de Navidad?

      -Creo que cumple su función, la lotería es un impuesto que pagamos con ilusión y sonriendo…

      -¿Cuál es el juego de azar que más posibilidades tiene de tocar?

      -Entre los juegos de azar más populares, es más probable que nos toque el gordo de Navidad que acertar una quiniela, la Bonoloto o Euromillones aunque los premios suelen ser más cuantiosos en estos últimos juegos. Además, reparten menos en premios que la Lotería Nacional.

      -¿Usted jugaría como matemático? ¿Ve rentable jugar a la lotería, más allá de la tradición y lo inconsciente?

      -Como matemático jamás jugaría a un juego con esperanza negativa. Pensar que es un negocio rentable sería lamentable, otra cosa cómo dije anteriormente es la ilusión, aspectos que también se modelan matemáticamente usando funciones de utilidad.

      -¿Qué es más probable, que toca la Lotería de Navidad o el Sorteo de Lotería del Niño?

      -La probabilidad del primer premio es la misma 1/100.000, es decir, del 0,001% aunque la cuantía de los primeros premios es mayor en la Lotería Nacional y, en cambio, en el sorteo del Niño hay más reintegros.

      -¿Qué supone la irrupción del Big Data para los juegos de azar?

      -En juegos como la Lotería Nacional no afectarán en nada, pero, en cambio, hay otros juegos, como en los que se acumulan un “bote” en el que pueden ayudar para saber más fácilmente si conviene jugar o para analizar más rápidamente las probabilidades.

      -¿Y para el futuro de las matemáticas?

      -La inteligencia artificial ya se está utilizando como una herramienta en la investigación matemática y, además, para los nuevos desarrollos de la inteligencia artificial se necesitan nuevos resultados matemáticos que se están desarrollando por diferentes grupos internacionales. Por lo tanto, la inteligencia artificial significa un nuevo reto para las matemáticas y nuevas oportunidades en investigación y empleabilidad para los matemáticos.

      Muchos besos, querida María.
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  11. Hace algunos años un mago que se llama Anthony Blake “adivinó” el número del premio gordo. Lo metió en un libro y el libro en un cajón que quedó sellado seis días antes y que estuvo vigilado de forma ininterrumpida. ¿Cómo pudo ser?

    • Estimado Mario:
      Yo soy completamente escéptico. Estoy seguro de que hubo un truco, aunque no lo conozco. De no ser así, cada año podría ese mago o cualquier otro podría adivinar el número de los premios. Y no es así.
      Acabo de ver en la televisión a unas decenas de personas que van a dormir en la calle (con temperaturas bajo cero) para ver el sorteo en directo. Qué locura.
      Gracias por participar.
      Un saludo.
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  12. Querido maestro:
    Supersticiones, prejuicios y mas dichos que crea el hombre son dañinas cuando nos someten porque se pierde la libertad de elegir, porque se opaca la realidad, porque se le atribuye la causa a algo para justificarnos y/o porque nos desvían de la verdad.
    Siga escribiendo
    Con cariño y admiración
    Lily

    • Querida Lily:
      Gracias por tu ánimo para que siga escribiendo.Enseñar a pensar es uno de los fines más importantes de la escuela como institución y del educador como profesional. Tienen que enseñar a pensar, no qué pensar. Freire decía que educar era ayudar a pesar de una mentalidad ingenua a una mentalidad critica.
      Hay muchos intereses económicos, sociales, políticos, religiosos… que se buscan los poderosos a través de mensajes tramposos y bulos que engañan a la gente.La persona que ha aprendido a pensar es capaz de establecer nexos causales rigurosos.
      Besos.
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