Pasó el tiempo volando

4 Nov

Estoy seguro de que eso es lo que pensó y sintió Ana Berenguer, sobrecargo del vuelo IB6402 de la compañía Iberia, que cubría el recorrido Ciudad de México a Madrid el pasado día 26 de octubre: pasó el tiempo volando, en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos.  Era el último vuelo de su larga vida laboral. El vuelo del adiós.

No supimos nada los viajeros de esta circunstancia hasta que, poco antes de aterrizar en Barajas, nos comunicaron por megafonía que ese vuelo tenía un especial significado para una persona de la tripulación.

Como titular de una tarjeta oro de Iberia le había pedido a la sobrecargo (siempre me ha costado utilizar esta palabra para referirme a una mujer) el pequeño favor de que me dijese si había tres asientos consecutivos libres en alguna hilera del avión ya que, al llegar a destino en Oviedo, tenía que pronunciar una conferencia y quería dormir unas horas. Amablemente me indicó, después de consultar su tablet, que la misma fila donde yo me encontraba tenía tres asientos libres. Le di las gracias, ocupé el asiento central y, siguiendo su consejo, coloqué algún objeto en los dos asientos contiguos. Después de la cena pude dormir unas horas de manera relativamente confortable.

Una sencilla respuesta a una demanda te permite efectuar un diagnóstico fiable. Ana fue amable, rápida y eficaz.  Sé que los momentos iniciales del embarque requieren una atención intensa y diversificada. Hay dos tipos de pasajeros, los inclasificables y los de difícil clasificación. Ella lo sabe mejor que yo. Cada uno expresa su demanda y lo hace a su manera.  Y tiene que atenderlos a todos. Por lo que luego supimos de ella, Ana ha sido una magnífica profesional que ha hecho la vida más fácil a sus colegas y a sus pasajeros.

En las tripulaciones, como en otros lugares de atención al público, hay dos tipos de personas: simpáticas o antipáticas, amables u hostiles, generosas o egoístas, alegres o hurañas, sonrientes o adustas. Es decir, personas que si pueden ayudarte lo hacen encantadas y personas que, aunque te ayuden, parece que te están perdonando la vida. Ana pertenece al primer grupo. He dicho muchas veces que en los lugares de atención al público debería haber, de forma obligada, un libro de quejas (que lo hay) y un libro de felicitaciones (que no existe). No me gusta que me digan: escriba su felicitación en el libro de quejas. Yo habría utilizado el de felicitaciones para agradecerle a Ana su amabilidad y simpatía.

Entre las numerosas indicaciones relacionadas con el aterrizaje y el final de vuelo, hubo una intervención muy especial. Las otras estaban dirigidas a la cabeza, pero esta fue directamente corazón. No es frecuente escuchar algo que suscite una emoción. Imagino que la voz de Carol Morales fue la que nos hizo llegar este mensaje ya que, como supe después, ella es la autora del mismo. Lo reproduzco literalmente:

“Hoy es un día especial para un miembro de esta tripulación. Es el último vuelo de Ana Berenguer, nuestra sobrecargo. Se jubila después de más de 34 años surcando los cielos. Con más de 20.000 horas de vuelo y 14 millones de kilómetros, unas 350 veces dando la vuelta al mundo.

Es una líder nata y todos nosotros nos hemos nutrido de su experiencia y compañerismo. Nos ha dejado crecer como tripulantes y como personas. Ha logrado una cohesión como grupo a pesar de todas nuestras diversas peculiaridades. Hemos “respirado” en su compañía, a pesar de estar volando en un tubo de acero a miles de metros de altura.

No es fácil decirle adiós a esta compañera, que también es una amiga. Se recuerdan las anécdotas y los buenos momentos compartidos como grupo.

Ha sido una gran experiencia porque nos ha hecho fáciles las horas del día y de la noche, por saber escuchar, por su paciencia y por ser tan buena persona.

Por suerte, seguirá viajando y ofreciendo al mundo todas sus experiencias.

Nos morimos de envidia y tristeza por verla marchar.

Le deseamos toda la suerte del mundo en su nueva etapa.

Un fuerte aplauso para ella”.

El aplauso que pedía una desconocida para otra desconocida, estalló de forma entusiasta en el avión. Es el misterio de la solidaridad humana que se une al reconocimiento y al adiós de un miembro desconocido de una tripulación. El aplauso agradecía el trabajo bien hecho, festejaba la bondad de una persona que ponía su autoridad al servicio del equipo y deseaba felicidad para la nueva etapa que ahora comenzaba para ella.

Luego, Ana Berenguer recorrió emocionada los pasillos del avión entre una oleada de aplausos, tan bien ganados. Le pusimos rostro a la persona que se despedía de su trabajo, de sus compañeras y de los viajeros.

Las palabras de Carol no son el fruto de un momento aislado de la vida laboral de Ana. Estoy seguro de que responden a una forma de ser y de actuar, a un estilo de vida, a una forma de comunicación agradable y generosa. Hay personas que pasan por la vida y por el trabajo procurando hacer felices a los demás.

Me levanté de mi asiento y fui a pedir el texto que habíamos escuchado por megafonía. Una azafata me dijo que el texto lo había escrito Carol Morales, a quien alabó por sus cualidades  literarias. Carol me envió por whatsapp el texto. Le hizo ilusión mi promesa de publicar su escrito en esta columna. Hoy cumplo aquella promesa, que es una felicitación por una iniciativa tan entrañable. Estos gestos,  llenos de generosidad y de bondad, dignifican nuestra especie.

La llegada a la jubilación es un momento importante de la vida. Y muy significativo. Hay personas que celebran la liberación de una pesada y horrible carga. Otras, por contra, lamentan tener que dejar un caudal de satisfacciones. Decía Emilio Lledó que, cuando se jubiló, sintió que dejaba atrás una fuente inagotable de felicidad y de vida. Unos, como es el caso de Ana Berenguer, dejan un reguero de hermosos y ricos recuerdos. Sus colegas lamentan esa ausencia. Otros celebran con alegría la marcha de una persona insoportable.

Tengo tres primos (dos hermanos y una hermana) que han dedicado su vida a estas tareas celestiales en Iberia. Dos de ellos se han jubilado ya (María José y Vicente Santos). El tercero, Ignacio, está todavía viajando. Siempre recuerdo, cuando veo estos casos de asiduidad aérea, el accidente de un avión que, hace algunos años, salió de Málaga y se estrelló contra una montaña de Melilla. Viajaba en él una alumna mía con su pareja. Murieron en el accidente. Y también murió, como contó la prensa, un pasajero que hacía el primer y único vuelo de avión de su vida. Pienso en la mala suerte de aquella persona. Qué fatalidad, pensé entonces y vuelvo a pensar ahora. Hay personas que pasan su vida volando, haciendo y este  pobre hombre no llegó a culminar su primer vuelo.

Desde estas líneas me sumo al homenaje que la tripulación de aquel vuelo quiso hacer a su jefa y compañera Ana Berenguer. Y en ella quiero manifestar la gratitud a quienes cada día se jubilan después de una larga vida profesional al servicio de los pasajeros y pasajeras.  Vaya mi gratitud por tanta amabilidad y tanto desvelo en hacer un viaje más cómodo y más llevadero, sea cual sea el estado de ánimo y las circunstancias de la vida que estén atravesando.

Recuerdo aquel premio que la compañía Swiss Air le concedió el año 1998 a una azafata y al comandante de un vuelo por la forma ingeniosa y aleccionadora con la que resolvieron un problema surgido en un vuelo. Cuando una señora comprobó que el compañero de asiento era un hombre de raza negra, llamó a la azafata para decirle lo siguiente:

  • Señorita, nadie debe estar obligado a viajar al lado de una persona desagradable. Le pido por favor que me cambie de asiento.

La azafata dijo amablemente:

  • Señora, la clase turista está completa. Para pasarle a business tendría que hablar con el comandante. Espere unos segundos que haga la consulta.

La azafata se ausentó unos minutos y volvió después de efectuada la consulta:

  • Señora, he hablado con el comandante y los dos estamos de acuerdo con usted. Le vamos a pasar a primera clase.

La señora hizo el amago de levantarse para recoger sus cosas. Fue entonces cuando la azafata le aclaró la situación.

  • No, señora, quien va a pasar a primera clase es su compañero de asiento.

Magnífica lección. El señor de raza negra no merecía viajar al lado de una persona desagradable.

Ya me imagino las innumerables anécdotas que nos podría contar Ana Berenguer. 34 años volando dan para muchas historias. Fue emocionante participar en el última: su adiós definitivo al trabajo. Enhorabuena, gracias y suerte.

26 respuestas a «Pasó el tiempo volando»

  1. Buenas Miguel Ángel!
    Entrañable artículo que nos ha emocionado.
    Es un gusto levantarse y desayunar algo tan hermoso.
    Esta mañana toca saborear el silencio de la vida que se pasa volando.. para algunas personas también en Iberia. Se merece hoy no encender radio ni TV y ponerse las gafas de abeja.
    Felicidades por el artículo y por la promesa cumplida. Ha sido una buena idea compartirla.
    Espero que puedas descansar algo en casa que estos viajes no son ya “bajar las escaleras” y el cuerpo lo nota.
    Mil besotes y abrazos 3×4
    (También nuestros polluelos andan “volando” del nido)

    • Queridos y entrañables amigos Miguel y Gema:
      Gracias por este hermoso comentario, lleno de sensibilidad.
      Como la corriente emotiva que recorrió el avión, más allá y más acá de los comunicados habituales. Carol encendió la mecha y los sentimientos se dispararon, Qué curiosa y bonita experiencia.
      Sé que han comprado ejemplares de La Opinión para entregar a todos los miembros de la tripulación y, especialmente, a la persona protagonista del homenaje.
      Cada vez veo más claro que la forma de jubilarse explica mucho de cómo ha sido la trayectoria profesional de quien se jubila y de cómo es la persona que finaliza su tarea.
      El martes vuelvo al avión para para ir a Villahermosa. Una Escuela Normal de Arandas quyiere aprovechar que ya estoy allí para hacer una par de actividades, así que tengo una locura de vuelos y hoteles. Espero no perderme.
      Carla viene con frecuencia. No tengo la sensación de que estñe viviendo fuera.
      Un abrazo gigante en el que quepamos todos.
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  2. Hola Más.

    Dada la hora que es no veo ningún comentario publicado. Me extraña que yo sea el primero en escribir esta semana a esta entrada, me imagino que seguirás de viaje y no habrás accedido al blog aún para darle rienda suelta a los comentarios que estarán en la “sala de espera”…

    Felicitaciones a Ana y felicitaciones a ti por tu sensibilidad por transmitirnos este tipo de situaciones.

    Se va aproximando mi la jubilación y me van surgiendo los dos sentimientos contradictorios a los que haces alusión, uno intentar descansar (que ya toca tras 34 años de colegio y algunos más en otras faenas, aunque me temo que será difícil desconectar de todos los líos en los que ando metido… Y otro, dejar la escuela, dejar de ver esas caritas con sueño que viene por la mañanas y que se vuelven risueñas y revoltosas tras unas horas de clase… Pero nadie es imprescindible, y seguro que como diría la canción “la vida seguirá igual…”

    Un abrazo.

    • Querido JUan Carlos:
      Hoy estoy en Málaga y, para mi sorpresa, no me encuentro con la avalncha de comentarios de otros sábados. Entiendo tus sentimientos ambivalentes.Sé que seguirás siendo maestro.
      Para muchos niños tú habrás sido imprescindible. No para que siga rodando el mundo, pero sí para muchas personas a las que has ayudado a aprender y a ser mejores.
      Tú tienes un frente de actividad muy intenso. No podrás parar porque disfrutas de las cosas que haces.
      Creo que la jubilación debería ser un derecho, no una obligación.
      Te envío un gran abrazo.
      Y mi gratitud porque siempre aportas ideas interesantes.
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  3. Querido Maestro:
    Hoy ha escrito un relato que nos hace reflexionar.
    !A mí me da que pensar!
    Es magnífico como cuenta las historias vividas y su capacidad de trasmitirla al papel para que todos podamos disfrutar de ellas.
    No todos o todas se toman la jubilación de igual manera.
    A veces es una decisión compensada por los años trabajados y otra es una manera de acogerse a algo que te dé estabilidad para poder sobrevivir.
    !Cuestión de suerte!
    !Todo es cuestión del cristal con que lo mires!
    Tiene que ser bonita la experiencia de esa azafata de vuelo, estar en el aire durante tantos años con la amabilidad y la vocación que manifestaba en su trabajo.
    Muy merecida la reacción de sus compañeros al despedirla con esas dulces palabras en su último vuelo profesional.
    Ser agradecidos es una forma de vivir con autenticidad.
    Ser generoso, amables con las personas que tenemos cerca es una auténtica maravilla.
    Porque nunca sabes con las personas que te encuentras las batallas que está peleando en su vida.
    Hay quien solo mirar a los ojos analizan tu historia.
    Me pasó el otro día que fuí a una reunión grupal y el ponente, un profesional de la salud mental, me ayudó con sus acertadas palabras.
    Hay acercamientos de muchas maneras, a veces la comunicación gestual habla mucho de tí, de como te sientes, y más el influjo alentador de unas afectivas palabras.
    Hay angeles en el cielo, a bordo de un avión, y en la tierra en una sesión cualquiera, donde entre muchas personas alguien se fija en tí para darte apoyo existencial.
    A veces creo que existe el Karma, y que algo de lo que tú das, aparece cuando menos lo esperas.
    Y que el tiempo con su endulgente espera nos da mucha sabiduría para ir repartiéndola a todos los que se nos acercan.
    !Me encantó la anécdota que cuenta!
    Y ya sin más me despido con un cordial abrazo para todos.
    !Qué la semana os sea feliz y leve!
    Muchos besos.

    • Querida Loly:
      Gracias una vez más por estar ahí leyendo y escribiendo.
      Es verdad que hay personas que que son fuentes de las que todos podemos beber y hay otras que son bolsos que solo tienen el cometido de meter cosas. Unas dan de forma generosa, otras recogen de manera egoísta.
      Acabo de hablar con Carol Morales, la azafata que escribió el texto para la sobrecargo, su jefa. Se ve la sensibilidad de quien escribe y la bondad de la persona que se jubila, ya que despierta esos sentimientos de felicitación y de gratitud.
      Hay quien es una fuente que lo da todo y hay quien es un bolso que lo recibe todo.
      Me alegra que hayas tenido ese encuentro tan positivo.
      Que tengas una feliz semana, como tú nos deseas.
      Besos.
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  4. Querido Miguel Ángel:
    Tu artículo de hoy me ha parecido entrañable.
    Me encanta saber que hay personas buenas y generosas que tratan de hacer la vida más fácil a las personas que las rodean, aunque no las conozcan de nada. Y es bonito saber que hay profesionales magníficos y en todos los ámbitos de la vida, como es el caso de esta sobrecargo a la que felicitas hoy y de ti, que le dedicas un artículo sabiendo que que con ello, esta bonita historia llegará a muchas personas.
    Un abrazo
    Mª Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Sí, el ciclo se cierra en personas que, al leer el artículo, saca esta conclusión tan positiva, tan hermosa y tan real.
      Ahí está el caso de la vida de esta azafata que ha hecho mejores a sus compañeras, el caso de Carol que escribe un texto precioso y que lo comparte con todos los pasajeros y pasajeras del vuelo recabando un aplauso para su compañera/jefa. Y ahí está el eco del artículo que ha llegado a toda la tripulación y (me dice Carol) también al jefe de todos los trabajadores y trabajadoras que dedican su vida a hacer más cómodo y más amable un viaje aéreo.
      Un beso.
      Tengo pendiente una conversación contigo.
      El martes vuelvo a México. Qué paliza.
      MÁS

  5. Estimado Miguel Ángel :
    En este artículo nos transmites toda la emoción de esos instantes, como si también estuviésemos a bordo.
    Merecido homenaje a quien ejerce su profesión en toda su extensión, una implicación bien reconocida por compañeras y pasajeros.
    Una profesión difícil, cansada y hasta peligrosa a veces, aunque desde fuera podemos pensar que sólo tiene ventajas.
    Así que, después de 34 años, a 40000 piés de altura o pié en tierra, con seguramente, infinidad de anécdotas de todo tipo vividas, es un bonito colofón a esa intensa dedicación profesional.
    Son también “las emociones de la profesión”, una profesión de altos vuelos.
    Feliz vuelo a México. Tal vez puedas volver a vivir otro de éstos momentos únicos.
    Gracias por mostrarlos.

    • Querido Ángel:
      Cuántas experiencias podría contar de mis numerosos vuelos. Así que me imagino la gran cantidad de vivencias que podría contar Ana Berenguer. Hace tiempo leí un libro titulado “Anécdotas de azafatas”.
      Le doy mucho mérito a la autora del texto, Carol Morales. Tuvo la iniciativa, redactó el escrito, lo leyó y luego tuvo la gentileza de regalármelo.
      Es una profesión especial la suya, ya lo creo. Estén viviendo lo que estén viviendo en su vida privada tienen que poner la mejor cara y mostrarse amables y serviciales con todo el mundo. Habrá pasajeros de todo tipo. Algunos exigentes y antipáticos… Y luego está el mucho tiempo fuera de la casa. Y la adaptación al jet lag…
      Por eso me pareció tan hermosa la iniciativa y por eso decidí contarla.
      Muchas gracias por tus buenos deseos.
      Un abrazo.
      MÁS

  6. Qué hermosa experiencia. Me parece estupenda la iniciativa de pedir a todos los pasajeros un aplauso como reconocimiento al trabajo de 34 años volando. Todo parece indicar que esa persona ha sido una magnífica compañera y una estupenda jefa, que ha facilitado el trabajo a todo el equipo.
    Gracias a MAS por compartir esa experioencia con todos los lectores y lectoras de El Adarve.
    Un cordial saludo y felicitaciones a Ana Berenguer.

    • Estimado David:
      Gracias a ti por hacerte eco del artículo con tu comentario. Y por haberlo leído.
      NO sé si Ana leerá tus palabras de felicitación. En cualquier caso son de agradecer tus palabras.
      Deberíamos felicitar a quienes se jubilan de esta manera, con el aplauso de los compañeros de trabajo. Eso revela quién es la persona que se va.
      Un gran abrazo.
      Gracias.
      MÁS

  7. Buenos dias, soy Carol, sí, esa Carol que leyó el otro dia unas palabras en un avión escritas a Ana, alguien que significa mucho para mí.
    Me encanta escribir, llevo haciendolo toda la vida pero mis historias pocas veces han visto la luz. Normalmente han quedado escondidas entre los folios de un cajón. Soy muy autocrítica y además mis escritos tienen parte de mi alma y de mi corazón por lo que me siento muy expuesta y eso no es fácil compartirlo con tu gente o con desconocidos.
    Nunca pensé que por hacerle un homenaje a una compañera y amiga iba a ver mis sentimientos plasmados en un papel al alcance de cualquier persona que comprara un periódico o que siguiera el blog de Miguel Angel. Éste mismo fue una aparición, en una esquina de nuestro galley, al lado de mi compañera Rocio, que me dijo: “Ahora la sorpresa es para tí!” Y desde luego que lo ha sido.
    Quedo eternamente agradecida por valorar mis palabras, por publicarlas y por creer en mí.

    • Querida Carol (así te conocí y así te llamo):
      Quiero agradecer tu presencia en este blog, en este este artículo. Porque le confiere credibilidad y emoción. Tuviste una hermosa iniciativa, leíste lo que acertadamente habías escrito y ahora cierras el proceso con este comentario sobre tu amor a la escritura.
      Lo importante no es que yo crea en ti. Lo importante es que tú creas en ti.
      Se nota que escribes desde el corazón y, claro, eso te hace sentir vulnerable. Pero no olvides que nadie puede herir tu autoconcepto si tú no lo consientes.
      Sigue escribiendo y publica lo que quieras. A escribir se aprende escribiendo.
      Besos.
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      PD: Mañana viajo a México de nuevo y vuelvo el día 12. Ojalá volvamos a coincidir en las nubes. Y, cuando veas a Ana, deséale de nuevo una feliz jubilación.

    • Querida Carol:
      Hoy, al entrar en el avión (vuelo MADRID-CIUDAD DE MÉXICO), me he sentido como en casa. Belén Racionero, la sobrecargo, me dijo que la habías llamada. Ellaya había leído el artículo. Ha sido un vuelo muy especil. El comandante me saludó en la cabina. y, LO MÁS ESPECTACULAR, me dijo si quería ver el aterrizaje del vuelo a su lado. Qué pro+vilegio. Fue maravilloso. Les dije gtres palabras que resumían mi experiencia en la cabina. ADMIRACIÓN, ASOMBRO Y GRATITUD. QUÉ MARAVILLA VER ESA MOLE VOLANDO A UNA VELOCIDAD INCREÍBLE,majestuisamente, atravesar las nubes, sobrevolar esa ciudad tan impresionante y ver cómo buscaba la pista de aterrizaje. Increíble. Pues todo te lo debo a ti. Besos y ggracias.
      MÁS

      • Hola Miguel Angel!!
        Me alegra mucho que tanto Belen como el resto de la tripulación hicieran de tu vuelo una experiencia especial, diferente y única. Una pequeña contribución en tu honor de la familia de la compañia Iberia. Tu artículo ha corrido como la pólvora entre nosotros y ha encantado a todo el colectivo. Saludos y hasta la próxima.

        • QUERIDA CAROL:
          Acabo de contestar el emocionante comentario de nuestra querida Ana Berenguer. Tú encendiste la mecha de esta traca de afectos. Qué importante esta experiencia en un mundo tan cargado de prisas, de interese económicos, de tragedias como la guerra, de hostilidades sin cuento. Muchas gracias.
          Besos.
          MÁS

    • Querida Carol:
      Te escribo de nuevo.
      Hoy, al entrar en el avión que me llevaba de Madrid a México me he sentido como en casa. Belén Racionero, la sobrecargo, me dijo que la habías llamado. Ella ya había leído el artículo. Todo fueron atenciones. El comandante me saludó en la cabina. Pero, lo más extraordinario, fue su invitación a ver el aterrizaje a su lado. Qué espectáculo tan impresionante. Ver esa mole volando a esa velocidad majestuosamente, ver la inabarcable ciudad de México, ver cómo atravesaba las nubes, cómo se posaba en la pista… Les expresé tres sentimientos: ASOMBRO, ADMIRACIÓN Y GRATITUD.
      LO QUE ES CIERTO ES QUE TODO TE LO DEBO A TI.
      Besos y gracias.
      MÁS

  8. Querido Miguel Ángel:
    Es hermosa la jubilación iniciada con la sonrisa y el aplauso de los compañeros. Eso indica un buen hacer profesional.
    A mi modo de ver la jubilación se puede entender como tiempo de descanso, ya no hay obligación de ir al trabajo porque te pagan sin ir; pero la realidad, para muchos, es muy distinta: se inicia una nueva vida llena de trabajos y proyectos. Miguel Ángel, mírate a ti mismo, no sabes lo que es aburrirse ni un dia, escribes, asesoras, viajas por aquí y por América, a mi modo de ver llevas una vida plena. Eso, en mayor o menor medida, pasa a muchos jubilados.
    Ana, para mi, representa la mujer que ejerció su profesión con amor y eficiencia, y seguro que tendrá una jubilación plena de actividades.
    Y me alegra también que nos hayas traído el ejemplo de una persona sencilla, representativa de la mayor parte de la gente que se jubila.
    Me alegro también de que puedas decir que te da la impresión de que Carla parece que sigue por casa. Excelente.
    Feliz y fructífera estancia por Méjico.
    Un gran abrazo y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Ya te echaba de menos. Nunca es tarde si el comentario es bueno.
      Todo hace pensar que la vida profesional de Ana ha sido excelente cuando sus compañeras la valoran de esa manera tan positiva.
      Es bueno vivir esa última etapa de la vida de forma plena.
      Yo no he notado mucho el cambio porque sigo haciendo muchas cosas que hacía antes. Solo ha desaparecido la obligatoriedad del horario.
      La jubilación debería ser un derecho, pero no una obligación.
      Tu afición al deporte está siendo importante en tu jubilación. Y los viajes. Y la familia…
      Gracias por tus buenos deseos.
      Mañana tengo que madrugar.
      Un gran abrazo.
      MÁS

  9. Qué hermosa experiencia.
    Ha tenido que ser emocionante para Ana Berenguer ese homenaje de todos sus compañeros y de todo el pasaje del vuelo. Ls iniciativa de Carol Morales es muy bonita porque es un modo de reconocer el buen trabajo realizado por su compañera. Se nota que el trabajo ha sido excelente ya que la despide con gratitud y con tristeza.
    Gracias por compartir esta experiencia.
    Un abrazo para todos y felicidades para Ana.

    • Estimada Marta:
      Pues sí, fue emocionante.
      Todo ha sido una cadena de hermosas experiencias. La iniciativa de Carol, el texto, la lectura, los aplausos, el artículo, los comentarios, el nuevo viaje a México con la gentileza de los pilotos…
      Muchas veces se producen efecto en cadena que no se sabe cuándo van a terminar. Se trata de la repercusión que tienen las iniciativas que nacen llenas de bondad y de empatía. Creo que tienden a perpetuarse en el tiempo y en el espacio.
      Besos y gracias por tu comentario.
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  10. Soy Ana Berenguer, la sobrecargo, muy gratamente sorprendida por este precioso homenaje de Miguel Angel, tan agradecido como inesperado.

    Siento haber tardado tanto en contestar pero al día siguiente del vuelo, me fui a una travesía caminando al desierto del Sáhara y he estado sin conexión.

    Efectivamente, se pasó el tiempo volando.

    Unas semanas antes de mi jubilación me preguntaba cómo sería ese último vuelo y esos últimos momentos con el uniforme. Como dice Miguel Angel, la llegada de la jubilación es un momento importante en la vida. Me preguntaba si sería bonito y si lo iba a poder compartir con mis seres queridos, que están todos tan liados. Lo que ocurrió superó mis mejores sueños.

    Además de todo lo que ocurrió en el avión, que tan bellamente os ha contado Miguel Angel, a la llegada a Barajas, estaban esperándome por sorpresa, muchos de mis compañeros que son mi familia aérea, junto con mi familia de sangre. Los que no pudieron acudir, me llamaron y me mandaron mensajes de agradecimiento y bonitos deseos. Me regalaron un precioso ramo de flores, unas bandas tipo Miss y una diadema de flores mejicana, digna de Frida Kahlo. Me sentí enormemente querida, valorada y cuidada. Fue muy, muy emocionante, sobre todo porque estoy más acostumbrada a cuidar que a que me cuiden. Pero las muestras de cariño eran tan evidentes y apabullantes, que me llegaron a lo más profundo del corazón.

    Mi madre siempre me ha dicho: “sé generosa y amable con los demás, que todo te será devuelto con creces cuando menos te lo esperes y viniendo de las personas más sorprendentes”. Esto que ha pasado con Miguel Angel es un claro ejemplo de ello.

    Para mi, una de las partes más bonitas de mi trabajo, es cuando puedo hacerle el vuelo más agradable a una persona. Viajo mucho en mi tiempo libre y sé lo diferente que puede ser un vuelo, especialmente si es largo, en una asiento cómodo o en uno incómodo. Cuando trabajo, si hay una persona muy alta sentada en el medio, me encanta buscarle un asiento de pasillo o con más espacio; o cuando viaja una mamá con un bebé y le intento conseguir un asiento adicional para que no lo tenga que llevar todo el vuelo en brazos. Es muy frecuente que a algunos pasajeros no los admitan en el país de llegada por motivos burocráticos y que se les haga una “devolución en caliente”, obligándoles a regresar al origen haciendo 2 vuelos largos seguidos. Suelen llegar al avión desorientados y muy cansados. Si puedo, les busco un sitio cómodo y les hago ver que siento lo que les ha pasado. Para mi todo esto es un placer y me hace muy feliz cuando lo puedo hacer.

    Siento que las palabras tan emocionantes e inesperadas de Miguel Angel, recogen la voz de todas esas personas anónimas a las que les he podido hacer el vuelo un poco más agradable y que no han podido estar en mi despedida.

    Pero este bonito trabajo no lo he hecho sola. Durante estos 34 años he volado con compañeros increíbles, tantos que es imposible referirme a todos. Los últimos años me he podido rodear de un equipo con el que se me cae la baba, en el que nos “peleamos” por ver quién puede ser más detallista y a los que tengo que regañar porque se esfuerzan tanto que no se cuidan lo suficiente. Todos son muy especiales, pero ya que Carol es la co-protagonista de la historia, os compartiré lo entrañable que es verla atender a niños y bebés, que son su debilidad. Su bondad y entrega con todos los pasajeros es sobrecogedora. Es tan impecable haciendo su trabajo que nos hace a todos querer ser estar a su altura …. y mide 1,83 ;-). Ya habéis podido disfrutar de su talento literario y como persona, madre y amiga es de quitarse el sombrero.

    Ha sido difícil despedirse de un trabajo que tiene tantas facetas disfrutables, de tantos compañeros que son familia elegida, de las miles de anécdotas inolvidables, y de los viajeros, que como Miguel Angel, a pesar de ser desconocidos te dejan una huella inborrable. La nuestra es una profesión muy especial, una forma de vida. Ahora siento que es momento de hacer otras cosas de las muchas que me apasionan y hacerlas sin horario ni obligación. También me gusta la idea de dejar hueco a las nuevas generaciones que empiezan con tanta ilusión.

    Me voy con el corazón muy lleno. El aplauso de los pasajeros, los discursos de mis compañeros, el bonito homenaje de Miguel Angel, los múltiples gestos de cariño y todo lo vivido en estos años, me acompañarán en todos mis vuelos como viajera y en mis despertares sin despertador.

    • Querida Ana:
      Qué sorpresa y qué alegría verte por aquí sabiendo, por información de Carol, que estabas pasando unos días en el desierto del Sahara.
      No me cabía la menor duda de que habías sido una persona excepcional durante tus años de trabajo en Iberia. Un texto como el que te escribió (y nos leyó) Carol no surge de la nada ni se escribe por casualidad. Estaba claro para mí que, detrás de esas líneas, había una persona especial. Una persona que al irse deja el lugar de trabajo lleno de hermosos e imborrables recuerdos. He escrito hace unos años un libro titulado LAS FEROMONAS DE LA MANZANA. Digo en él que tiene autoridad la persona que ayuda a crecer. Y eso es lo que Carol dice de ti. Qué curioso. De hecho, la palabra autoridad proviene del verbo latino AUCTOR, AUGERE que significa HACER CRECER.
      Tiene autoridad aquella persona que ayuda a crecer. La que humilla, reprocha, castiga y desalienta tendrá poder, pero no autoridad.El título del libro se debe a que las manzanas tienen unas feromonas que, si metes en una bolsa frutas verdes, estas maduran rápidamente por la influencia generosa, humilde y persistente de las feromonas. De modo que, frente a jefes tóxicos que despiden venenos hay jefas como tú que ayudan a crecer y a ser felices.
      Por si fuera poco todo lo que pensaba e intuía, te descuelgas con un comentario tan maravilloso como este. Un comentario en el que nos hablas de ti, de tu madre, de tus compañeros y hasta de los pasajeros como si todos formásemos una familia.
      No sabes cuánto me alegro de haberme hecho de tu despedida. Porque dice mucho de ti, de como eres y de cómo has vivido tu trabajo. Y dice mucho de cómo has sido durante esos fugaces 34 años.
      Tu historia ha continuado en el siguiente vuelo, ya que Carol habló con la sobrecargo Belén Racjonero y ella, siguiendo tu estela, hizo más agradable y hermoso el viaje. Y, para colmo hasta el comandante me hizo el impagable regalo de poder contemplar en su cabina el aterrizaje en el aeropuerto de Ciudad de México.
      Yo soy un adicto de Iberia. Es la única condición que pongo en mis viajes: quiero viajar con Iberia. Y sé que esa dependencia la habéis generado vosotras con vuestra amabilidad y eficacia.
      Querida Ana, te deseo lo mejor en tu nueva etapa. Veo que la llenarás de actividades diversas y de nuevas formas de explorar el mundo.Quiero agradecer tus años de trabajo, te quiero felicitar por el rastro de profesionalidad y de amabilidad que has dejado y quiero congratularme con tu familia que te va a tener más cerquita y menos dependiente de tus frenéticos horarios laborales.
      Gracias y enhorabuena por tu trayectoria, felicidades a tu madre por las inteligentes y eficaces propuestas que te ha hecho y gracias a Iberia por tener tan magníficas personas en su plantilla.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
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  11. Querido Dr.

    Que hermoso relato y que fortuna esas coincidencias de eventos que lo inspiran para compartirnos estas vivencias tan valiosas.
    Sin duda alguna se necesita una pluma como la suya para transmitir ese entusiasmo y curiosidad por la vida inspiradora de los demás.
    Un abrazo

    • Querida Paloma:
      Por fin te encuentro por aquí.
      Me alegra verte en este espacio de comunicación.
      Gracias por tus palabras.
      Estoy en el aeropuerto de Villahermosa. Tengo que conectar en Ciudad de México para ir a Guadalajara. El vuelo está retrasado y no se si podré llegar. Gajes del oficio.
      Te envío muchos besos.
      MÁS

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