El castigo

21 Oct

El nexo casual de imponer un castigo y conseguir la erradicación de la falta es muchas veces poco riguroso

Otra cuestión es la adecuación entre la gravedad de la falta y la naturaleza del castigo. ¿Es proporcionado? ¿Es justo?

En el vuelo de Madrid a la Ciudad de México que realicé hace unos días para participar en el 6º Congreso Nacional de Escuelas Normales del país mexicano comencé a ver una película titulada “El castigo”. Una película del Director Matías Bize, con los actores Antonia Zegers (Ana) y Néstor Cantillana (Mateo). Se trata de una coproducción chilena-argentina. El comienzo es sobrecogedor. Los padres de Lucas han dejado a su hijo de 7 años solo durante dos minutos en un enorme bosque, como castigo por algo que el espectador no conoce pero que la madre califica de muy grave. Dos minutos de abandono para que el niño escarmiente y aprenda a evitar el mal comportamiento que ha tenido.

Los padres lo dejan solo, se van en el coche y dos minutos más tarde vuelven al punto donde dejaron a su hijo pero, para su sorpresa y su angustia, no aparece por ninguna parte. Los ruidos extraños del bosque sobrecogen. La inmensa maleza aterroriza. Los padres temen que el hijo haya podido pensar que le habían dejado allí para siempre, que le habían abandonado. Y, como consecuencia de su desesperación, ha corrido sin rumbo. Está oscureciendo. La noche está cayendo y el matrimonio se teme lo peor. Puede haber animales salvajes, puede haber trampas y pozos en los que podría estar atrapado.

La madre recibe la llamada de la abuela del niño y le pregunta cuánto tendrá que esperar para que lleguen a la cena. Excusas diversas ocultan el drama que están viviendo. La madre finge una normalidad que está muy alejada de la tragedia que están viviendo.

Los padres gritan el nombre de su hijo con progresiva desesperación.

– Lucas, Lucas, Lucas…

La madre, en un primer momento, le amenaza con un nuevo castigo si no sale de su escondite y se presenta inmediatamente: “si no apareces vas a estar un mes sin utilizar la tablet”. Luego se ablanda ante la ausencia y entre reiteradas llamadas y exploraciones infructuosas por la zona boscosa le promete algunos regalos si abandona su estrategia de ocultamiento y pide perdón por lo sucedido. Se puede observar fácilmente que la madre funciona con su hijo a través de un código de premios y castigos.

Mientras buscan y gritan el nombre de Lucas, los padres entablan una interesante discusión sobre la actitud sancionadora, rígida y estricta de la madre. Ella tuvo la iniciativa y exigió llevarla a la práctica. El marido la acusa de rigidez extrema y ella le reprocha una excesiva permisividad. “Hay que ponerle límites y hay que exigirle que los respete. Y, cuando no lo hace, tiene que ser castigado para que aprenda”, dice la madre.

En ese momento de la proyección el avión aterriza en el aeropuerto de la ciudad de México y se detiene el sistema de entretenimiento. Así que allí dejo al niño perdido en el boque y a los padres crispados y aturdidos ante la inminencia de la llegada de la noche

En los días de Congreso me acordaba del pequeño Lucas perdido en el bosque y me asaltaban dudas que siempre me han perseguido sobre la necesidad y la bondad y la justicia y la eficacia de los castigos. Nunca los he utilizado ni con mis alumnos y alumnas ni con mi única hija. Siempre he dudado de su eficacia para el aprendizaje. He querido que aprendan, pero no a palos. ¿Qué se pretende con el castigo? Pues que el niño o la niña aprenda a comportarse bien, es decir, a evitar los malos comportamientos o a ejecutar los buenos ante el temor de la sanción. No por convencimiento sino por temor. Pero existe una objeción que nadie me ha desmontado: el niño aprenderá a evitar el mal comportamiento por miedo al castigo. Pero, ¿qué sucederá cuando ya no exista? En realidad no ha aprendido a portarse bien, sino que ha aprendido a evitar el dolor (la privación, la sanción, el ridículo, la afrenta…). Prueba de ello es que muchos de esos comportamientos que pretendemos erradicar tienen lugar cuando nadie les ve.

Si aprendemos a comportarnos bien por evitar el castigo, cuando ya no lo tengamos encima como una amenaza, repetiremos nuestros comportamientos negativos.

Creo que no debemos aparcar en doble fila porque podemos causar un grave daño a una persona que necesita salir con urgencia y no puede hacerlo porque un coche se lo impide. La multa es un castigo que tratamos de evitar pero en nada mejora nuestra sensibilidad con el prójimo, que es lo que realmente importa.

El nexo casual de imponer un castigo y conseguir la erradicación de la falta es muchas veces poco riguroso por no decir totalmente arbitrario.

Creo que nos menospreciamos cuando pensamos que los seres humanos solo aprendemos a palos, es decir, con multas, con sanciones o castigos. ¿Por qué no pensar que los razonamientos, que los valores, que el respeto, que la convicción nos ayudan más que el perjuicio económico, o la privación de libertad?

Existe un efecto secundario en el castigo en el que a veces no se repara. La persona castigada, cuando piensa que el castigo ha sido injusto o desproporcionado, puede romper la relación con la persona que vela por su educación.

Hay otras cuestiones de carácter educativo en el proceso sancionador que frecuentemente no son consideradas. ¿Es realmente un comportamiento detestable? ¿A juicio de quién? ¿Lo es en sí o porque le molesta al adulto?

Otra cuestión es la adecuación entre la gravedad de la falta y la naturaleza del castigo. ¿Es proporcionado? ¿Es justo?

Y, sobre todo, el castigo, rompe frecuentemente la relación positiva del adulto con el hijo o el alumno. Sobre todo cuando no se produce un diálogo que permita manifestar la discrepancia, si es que existe, entre la valoración del infractor de la norma y la persona que impone la sanción.

Es cierto que el niño necesita tener límites, que debe saber que los actos que realiza tienen consecuencias, que no da igual hacer las cosas bien que hacerlas mal. El problema está en pensar cuál es el camino que lleva a conseguir esos objetivos sin excesivos costos.

Vete a ver lo que hace el niño y prohíbeselo, dice el progenitor severo al más benevolente.

Si queremos acabar con los comportamientos racistas en los campos de fútbol, ¿tenemos que imponer sanciones durísimas que cierren las puertas de los estadios a quienes faltan al respeto a las personas de color? Cuando se queden en sus casas o paseen por la calle, ¿habrán dejado de ser racistas?

Llegó el momento de regresar al avión. Hice el trayecto de Xalapa a Veracruz y de Veracruz a ciudad de México y en el vuelo de Iberia hacia Madrid elegí la película que había comenzado a ver y que no había concluido.

Entonces supe lo que había pasado. El niño, que viajaba en la parte trasera del coche, tuvo un ataque de ira contra su madre, dio varias patadas en su asiento y le tapó los ojos con ambas manos cuando ella iba conduciendo. Este hecho provocó un frenazo brusco y el inmediato castigo. El niño bajó del coche y ellos se fueron. Dos minutos. Lo que se llama en el lenguaje cinematográfico tiempo objetivo. El tiempo anunciado coincide con el tiempo del reloj.

Desesperados, repiten el nombre de su hijo. Llaman a la policía. Pero no se atreven a manifestar que la desaparición había sido consecuencia de un castigo a su hijo. Les dicen que el niño pidió parar para orinar y se apartó porque es muy vergonzoso.

Sin embargo, con perspicacia, la policía descubre que hay un frenazo en las huellas de las ruedas del coche y otra rodada normal. Por consiguiente, han estado allí dos veces. Se ven obligados a descubrir la realidad.

La policía les advierte que es necesario saber la verdad. Su intervención tendrá más éxito si conocen todo lo que ha pasado: el niño ha podido ser devorado por una fiera o ha podido ser recogido por algún conductor que pasase por la carretera.

Al final de la película el niño aparece sano y salvo, sin que el espectador conozca el detalle de lo que ha sucedido con su descubrimiento. Un policía le acompaña. El padre acude a su encuentro de forma espontánea y entusiasta. La madre le mira desde la distancia, sin saber si dar rienda suelta a la alegría del reencuentro, sobrecogida por el reconocimiento de su drama interior.

La crisis ha puesto de manifiesto que la madre tiene una relación compleja con su hijo. Nunca aceptó su concepción ni su nacimiento. Y confiesa que la presencia del hijo en la vida ha estado en el origen de su infelicidad. ¿Cómo no tener en cuenta esa vinculación emocional en el análisis el afán sancionador?

26 respuestas a «El castigo»

  1. Querido Miguel Ángel.

    Espero y deseo que hayas podido descansar después de tantos vuelos internacionales y nacionales. Sobre todo; descansar y ver a la familia.

    Por fin he podido saber el final de la película, y no me importa que lo hayas desvelado (intentando usar el castellano que recomienda la RAE, aunque el anglicismo spoiler está ya generalizado en nuestra lengua). Cuando el jueves te escuchamos parte de esta historia quedamos expectantes y en mi trayecto de vuelta a casa le di muchas vueltas al “castigo” y a las alternativas.

    El lenguaje, como bien sabemos, no es neutral ni inocente. De hecho en Asturias, en nuestra regulación de los derechos y deberes del alumnado no se habla de castigos sino de “medidas restauradores de la convivencia”. Quizás un eufemismo o quizás un acierto.

    Coincido plenamente contigo en que un castigo por si mismo no elimina la conducta que lo generó y lo que es aún más grave, no genera un proceso de aprendizaje profundo y/o un cambio de actitud en su triple concreción (pensamiento, emociones y conducta).

    Algunas personas pensarán que es buenísimo, yo creo que es tratar con madurez y sobre todo escuchar. Escuchar motivos, razonar los hechos y, cuando se puede, pactar las medidas. Es evidente que la edad puede condicionar pero hasta mis hijos de dos años “entienden” límites a su manera.

    Ayer por la tarde en la entrega de los Premios Princesa de Asturias, Meryl Streep, premiada por el ámbito de las Artes, finalizó su discurso de esta manera:

    “La empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia, igualmente útil en otros ámbitos de actividad. En este nuestro mundo cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: lo importante es escuchar”.
    (Se puede leer el discurso íntegro aquí: https://acortar.link/nRrsuF)

    Creo que a quienes nos dedicamos a la educación nos vendría bien este binomio: empatía-escucha.

    No es una receta mágica ni infalible, pero pueden ser dos ingredientes para anticiparnos a situaciones o entender los sucedido y abordar la forma de gestionarlos.

    Como siempre, muy oportuno tu artículo y más reflexión a la que nos invita, además de a buscar la película, que desconocía, para verla.

    A seguir… ¡Gracias por tus palabras y por tus abrazos!

    Que honor haberte escuchado una vez más de cerca y tenerte en Oviedo unas horas.

    Seguimos…

    Un cálido y fuerte abrazo.

    • Querido Alejandro:
      Te escribo desde Guadalajara. Una locura de vuelos.
      En Málaga tuve dos intervenciones (una para Argentina, otra para Chile).
      Demasiado ajetreo, pero lleno de experiencias emocionantes como la que viví en Oviedo y, al día siguiente, en Rioseco.
      Efectivamente, a raíz de tus palabras he caído en la cuenta de que he contado una parte del final.Lamento haberlo hecho porque es una incógnita importante en el desarrollo de la historia.
      Cuento una graciosa anécdota de uno de aquellos antiguos acomodadores de salas de cine que recibió una propina muy pequeña de un espectador y, para vengarse de la tacañería, se acercó a él durante la proyección y le susurró al oído lo siguiente:
      – El asesino es el sheriff.
      Interesantes reflexiones las que haces sobre el tema.
      A mí siempre me ha inquietado esta cuestión. Se aprende a evitar el castigo y se suele generar una actitud hostil…
      Leí en una obra de Cal Rogers: Si un ser humano te escucha estás salvado como persona.
      Hermosas palabras de Meryl Streep. Leeré íntegro el discurso.
      Ye escribiré para decirte algunas cosas sobre la noticia que me diste en aquel rincón del gimnasio. Inolvidables palabras.
      Un abrazo y gracias por el comentario.
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  2. Querido maestro sus reflexiones son universales… como padres necesitamos brindar una educación justa, una enseñanza de valores con el ejemplo y los consejos que hagan de nuestr@s hij@s personas que sepan amarse y amar, que sepan luchar y volverse a levantar, que respeten, que sean tolerantes y pacíficos pero que también sean justos y honestos. La historia de la película nos deja ver que cuando el castigo o el regaño llega a dañar la mente y el corazón es cuando hemos actuado mal y los niños lo saben; cuando uno obra mal tenemos la oportunidad de reaccionar para disculparnos sinceramente, porque cuando reconocemos ante nuestros hijos que hemos fallado hay más posibilidades de que ellos en un futuro comprendan y se autoanalicen, no es fácil pero es bueno reconocer que el diálogo y el ejemplo es la mejor forma de enseñar a vivir.
    No recordé que había comentado que venía en octubre a México, espero haya tenido un buen viaje, seguramente su visita fue una luz en cada persona que le vio y escucho.
    Siga escribiendo
    Con admiración Lily

    • Querida Lily:
      Te escribo desde la ciudad de de Guadalajara. Mañana intervendré ante muchos docentes (al parecer, más de cinco mil). Emocionante pata mí.
      Antes estuve en Xalapa. Allí me dirigí a dos mil estudiantes de magisterio y sus docentes de todo el Estado.
      Muchas gracias por tu interesante y hermoso comentario. Coincido con tu apreciaciones. El ejemplo es la clave. Yo digo que el ruido de lo que somos llega con tanta fuerza a nuestros hijos/alumnos que les impide oír lo que decimos.
      Besos y gracias.
      No sé desde dónde me escribes.
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  3. Querido Miguel Ángel:
    Interesante tema: el castigo.
    La sociedad utiliza el castigo de modo sistemático, creo que por interés y, de rebote, para tratar de evitar que se vuelva a las andadas. Se hace con las infracciones de tráfico, con los plazos que impone para nuestros pagos, con los delitos que se cometen. Solo trata de corregir y que se cumpla por el palo.
    Estoy muy de acuerdo en tu explicación sobre el tema. Lo importante no es evitar una conducta indebida por el castigo, sino convencer de que esa conducta no se debe realizar por indebida. Cuando uno está convencido de eso ya no la realizará.
    El castigo evita momentáneamente, pero deja un poso de rencor que puede ser muy peligroso. El castigo suele ir acompañado de gritos, de mal humor, de enemistad. Siempre el amor y la comprensión, unida a la explicación al niño del por qué su conducta es indebida, es más productiva que el castigo con acritud.
    Yo creo que el castigo se da porque es lo más fácil y un desahogo del castigador.
    El castigo a los niños lo considero no sólo innecesario, sino perjudicial.
    En los adultos la cosa cambia. Al adulto se le considera que sabe lo que hace , y al hacerlo, acepta sus consecuencias.
    Según se nos cuenta, no hay asesinos gente amada de niños, pero está llena la materia de gente maltratada, malquerida en su infancia.
    Un gran abrazo , Miguel Ángel, y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Es atinada la diferencia entre niños/jóvenes y adultos, aunque el principio es el mismo. Si dejo el coche aparcado en una plaza de personas con discapacidad es porque esas personas me importan un bledo. Si nos ponen una multa, no lo dejamos por la multa, no por el respeto a nuestros necesitados semejantes.
      Siempre he dudado de la eficacia educativa de los a¡castigos.
      Y hay que ver lo que castigan algunos padres y algunos profesores.
      Un maestro le exigió a un niño que escribiese cien veces TENGO QUE TENER MÁS MEMORIA. ¿Es posible?
      Y ya se sabe que las faltas y los castigos) contra las personas mayores en edad, dignidad y gobiernos, son más graves. ¿Quién tiene más dignidad que quién?
      Y eso lo decidían quienes pertenecían a esos grupos.
      Un gran abrazo.
      Gracias, amigo.
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  4. Buenas Miguel Ángel!
    Escribes ergo pensamos y disfrutamos..
    El tema del castigo y su eficacia tiene su punto no solucionado en la generalidad de la práctica educativa. El paradigma punitivo vence en el aula y en los centros al paradigma preventivo…y no sólo en el papel que lo aguanta todo, también en la práctica y los recursos disponibles. Estamos de acuerdo que todo Comportamiento (primera c) contrario a las normas de convivencia tiene que tener una Consecuencia justa y proporcionada pero si no vamos a la otra c que es la de la Causa no seremos eficaces; siempre que llamamos a la puerta de la causa nos abre una emoción y la tendremos que trabajar.
    Nos encanta verte por el mundo y que te disfruten al otro lado del charco. Felicidades porque Felicidad das.
    También me ha gustado que las escuelas en México se llaman escuelas normales que supongo serán las escuelas públicas; aquí en España también tenemos escuelas Anormales como la privada concertada….en fin, un nombre que les viene al pelo.
    Esperamos que hayas descansado y que te encuentres a tope.
    Mil besos y abrazos, o como siempre suelo terminar en mi verso libre de Onda Cero
    “Muy buenas tardes, un abrazote y que pases un día bonico”.

    • Querida familia:
      Ya estoy de nuevo en México.
      He impartido la conferencia EVALUAR CON EL CORAZÓN a un público de (calculo) siete mil docentes. Un público IMPRESIONANTE. Te emociona verles aplaudir de pie.
      Y después, creo que me he hecho más fotos que Luis Miguel. Pero os diré una cosa: me conmueve esa emoción con la que te dicen: ¿me regala una foto, doctor? Solo me despiertan GRATITUD. Nunca he dicho que no, a pesar del cansancio o de las prisas. No regresaré a España sin que estén cumplidos esos deseos tan fáciles de satisfacer.
      Me preocupa en los castigos no solo la eficacia sino la justicia.¿Qué aprende un alumno al recibir el castigo? Creo que lo importante es el análisis que haga y la conclusión que saque. Porque el temor que tengo es que lo único que concluya es que hay que hacer lo que se desea sin ser descubierto. Y así no habrá castigo.
      Me preocupa también si la persona considera justo y proporcional el castigo. Sobre todo, tengo miedo a la ruptura del vínculo educativo.
      Los viajes me están alejando del día a día patrio. No quiero pensar que no se llegue a formar gobierno.
      UN gran abrazo.
      Gracias por tantos buenos deseos.
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  5. Estimado maestro :
    Muy interesante su artículo e historia de hoy. Cómo establecer una sana disciplina es un desafio para padres y profesores. Algunas veces he pensado que hay muchos alumnos que solo se portan bien cuando alguien los esta mirando y otros que solo lo hacen por miedo a un castigo. Me parece que como Usted lo señala hay que reflexionar con los alumnos sobre la necesidad de establecer norrmas de comportamiento porque de esta manera se respeta el derecho de todos y esto posibilita una convivencia pacifica .
    Educar es formar personas reflexivas que practican los valores de respeto y tolerancia . Los educadores padres y maestros debemos ser ejemplos vivos de estos valores sino el discurso que impartamos será vacio . Los padres y docentes ganamos respeto de los hijos y los alumnos cuando les demostramos amor y preocupación por ellos. Castigos y sanciones desmedidas causan daño y forman personas inseguras y temerosas.
    Gracias por sus argumentos y reflexiones. Un abrazo desde Ecuador

    • Estimado Eduardo:
      No me has dicho nada del libro.
      ¿Estás trabajando en la reducción del tamaño?
      Interesantes reflexiones. Creo que el planteamiento conductista es muy simplista y engañoso. El pensar y proceder humano son muy complejos.
      El diálogo es importante, si. Podemos pensar que el castigo que damos es justo, pero no siempre piensa lo mismo el infractor.
      Hay castigos que no respetan la dignidad de la persona. La madre de la película reconoce que se ha equivocado. Ha impuesto el castigo de forma precipitada, en caliente. El castigo es tan brutal que pone en riesgo incluso la vida del hijo.
      Me preocupa la eficacia educativa del castigo. Y la rotura de la relación educativa.
      Un. cordial saludo.
      Gracias por escribir.
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  6. Estimado Miguel:

    Muy buenas tardes, desde acá Chile.
    Hoy al leer tu relato después de salir de clases del Master en Educación Emocional, me puse a reflexionar como me conectaba esto con mi historia y trajo a mi memoria 2 hechos muy significativos para mí.
    El primero tiene que ver con la pérdida de nuestro segundo hijo y la frase que me dijo mi esposa, una vez que estábamos de vuelta en casa posterior a todo el proceso que significa el dolor del episodio vivido. “Estoy hasta más arriba de la cabeza con que mi casa sea consultorio y nuestra cama camilla”, detrás de esa frase yo entendí que en alguna medida ella descargaba su emoción conmigo y con mi afán de entregarme por entero a una causa quijotesca, que era mi vocación por los demás pero que en lo particular no había servido, porque nuestro hijo segundo no estaría jamás con nosotros. Esto me llevó a repensar, replantear mi vida a dejar la medicina, a reinventarme, a tener un espacio de retiro personal que duró un par de meses, hasta que comprendí que había que equilibrar mi mundo y mis anhelos, con mis seres amados en todo los ámbitos posibles. Me fui a estudiar ingeniería y me transformé en otra disciplina que me permitiera compatibilizar quehaceres y responsabilidades.
    El segundo episodio, tiene que ver con un compañero de curso de mi hijo mayor, cuando cursaba el tercero medio que es el penúltimo año de educación secundaria, su mejor amigo y casi un adoptado en nuestra casa, que era su hogar de acogida. Después de haber vivido juntos una experiencia de toma de contacto con el quehacer laboral a nivel mundo obrero (actividad formativa del colegio que dura 7 días y conviven con hogares de escasos recursos y desde ahí salen al trabajo), 3 días después del regreso a casa. Tomó la determinación de suicidarse, porque no se sentía amado por sus padres, que lo tenían todo en lo económico, pero que le dedicaban poco tiempo y que además por ser el niño del medio, no se identificaba con ninguno de sus padres.
    Esta tragedia obligó a realizar algunas actividades con el resto de los alumnos de ese curso para ver cómo estaba el impacto sicológico en cada uno.
    Realizamos una jornada de padre e hijo por 3 días, en un centro de veraneo, la dinámica mayor fue que cada padre caminará y buscará un lugar en la playa para compartir con su hijo y los hijos respondieran la pregunta “En que te das cuenta tu, que tu padre te ama y te quiere”.
    Después de unos 40 minutos de absoluto silencio, yo tímidamente le pregunté a mi hijo, “tienes ya la respuesta”, él me dijo de inmediato, hace mucho rato. Yo le dije cuál es entonces, el me dijo con mucha emoción, “yo se que tu me amas y me quieres mucho, cuando me pones límites, porque yo ahí me doy cuenta que te importo, te Amo mucho papá”
    Ahí entendí que la decisión que había tomado al colgar el delantal y el fonendo, estaba correcta.
    En la vida hay que aprender a darse y donarse al otro, ahí está el verdadero sentido del Amor incondicional

    Ser padre por accidente puede traer dificultades y sólo se mejora aceptando, asumiendo y donándose al otro.

    Un abrazo desde el alma.

    Saludos cordiales.

    • Querido Enrique:
      No sé cómo agradecerte que hayas compartido con los lectores/as del blog esas dos impactantes experiencias. La frase de tu mujer es antológica.No me sorprende que, después de lo sucedido, te hiciese dar un volantazo a tu vida. No todas las personas son capaces de hacerlo. Tuviste clarividencia y valentía. Pero, como dices a través de las palabras de tu hijo, la decisión fue difícil pero acertada.
      Los dos desencadenantes que marcan vuestra historia tocan el decisivo hecho de la muerte. Hay hechos que nos ponen contra las cuerdas de la reflexión y del diálogo.
      Hablas de un tercer hecho de gran trascendencia: ser padre por accidente suscita la necesidad de respuestas y de actitudes de gran calado. La película aporta, en ese sentido, reflexiones importantes por parte de la madre (el padre tenía una actitud opuesta: quería al hijo por encima del matrimonio; d hecho, dice que de no haberlo querido tener, hubiera abandonado a su esposa). Cada caso es único.
      Un gran abrazo desde Guadalajara.
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  7. Hola Miguel Ángel.

    Me has tenido en vilo durante la lectura con la desaparición de Lucas y la incógnita de su paradero. No sé si me ha resultado mejor conocer el final de la historia o haberla dejado en el aire, tal y como te pasó a ti a tu llegada a México…

    Como padre, la situación de Lucas me estaba resultando angustiosa y estaba ávido por saber que se encontraba sano y salvo. Pero el final me ha resultado inquietante, una madre que no acepta a su hijo…

    Así es como se nos ha educado, con el azucarillo o con el látigo, con el premio o el castigo. En ambos casos, a mi juicio, se puede llegar por la falta de autoridad la de los padres/madres o la de los maestros y maestras. Me refiero a una falta de autoridad moral y reflexiva y eso conduce a mayor pérdida de autoridad frente a los hijos e hijas o frente al alumnado.

    Gracias por compartir las películas que ves.

    Un abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      Sí, quizá debiera haber dejado el final en el aire, pero era una dato de mucha envergadura para analizar y comprender el problema. La verdad es que no se sabe lo que ha pasado con el niño: si huyó desesperado, si se escondió para dar un disgusto, si se había perdido, si había llorado, si había visto animales salvajes… Tus puntos suspensivos tienen su miga: una madre que no acepta a su hijo… Esa es una clave importante de la película.
      Ese concepto de la autoridad moral me parece importante. Le he oído decir a Carla que lo que mas le dolía de su “mal” comportamiento era causar un disgusto.
      Cuando el niño aprende a hacer las cosas bien porque ASÍ HAY QUE HACERLAS, hemos ganado un terreno importante. Porque cuando esté solo, sin vigilancia, sin amenazas se comportará bien.
      Te escribo desde Guadalajara. He tenido más de siete mil docentes (presencial) y no sé cuántos miles on line. Me han dicho que, en total, unos veinte mil. Qué barbaridad.
      Gracias por escribir.
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      • Miguel Ángel.

        Suponía que estabas de viaje porque he visto que has ido contestando poco a poco… Ya me imagino lo atareado que habrás estado… Sabía que tarde o temprano contestarías. Gracias siempre por tu respuesta amable y asertiva.

        Por cierto, ya tienes tanta asistencia como muchos futbolistas en un partido, ya no te digo que políticos en un mitin porque los superas… La próxima vez tendrás más asistencia que un concierto re rock… 🙂 🙂

        • Querido Juan Carlos:
          Este mundillo es algo extraordinario. Miles y miles de docentes. Creo que han seguido las sesiones unos 20.000 profesores. Piden fotos a centenares.
          La verdad es que son personas maravillosas, con mucha curiosidad, con deseos de aprender
          Antes de la conferencia hice un alegato contra la guerra y pedí un minuto de silencio por las víctimas, especialmente por los niños. Los educadores no podemos mirar para otro lado.
          Un gran abrazo.
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          PD. Ayer hablaron de una película titulada RADICAL, que habla sobre una experiencia en una escuela

  8. He estado en su conferencia “Evaluar con el corazón” en la modalidad virtual. Me ha dejado la cabeza volando y mi corazón lleno de sueños. Gracias por cada una de sus palabras.
    Desde hoy lo seguiré por medio de este blog.
    Saludos y un abrazo, desde México.
    Lucy

    • Querida Lucy:
      Qué magnífica reacción. Todo lo que un conferencista desearía: haber tocado la cabeza con algunas idas y haber llenado el corazón de sueños. ro no significa que la semilla haya sido excelente. LO que de verdad demuestra que la tierra en la que ha caído es inmensamente fértil.
      Nos seguimos viendo aquí.
      Besos.
      Muchas gracias.
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  9. Los castigos no funcionan de forma tan lineal como pensamos: mal comportamiento/aplicación de castigo/ buen comportamiento. Ojalá fu¡era así de fácil
    Las cuestiones aparecen en todos los apartados.
    ¿Por qué es un mal comportamiento? ¿Qué gravedad tiene?
    ¿Qué es un castigo justo y proporcionado?
    ¿Se ha producido el buen comportamiento por esa acción punitiva?
    No hablemos ya de los efectos secundarios…

    • Querida Marta:
      Las preguntas se pueden multiplicar hasta el infinito. Resulta curiosa e inquietante la seguridad con la que algunos actúan.
      No es tan fácil, como parece, desde luego.
      Y, a las dificultades que apuntas añadiré una más: la diferencia que existe de un individuo a otro. El reproche que a uno le estimula a otro le desalienta.
      Por otra partem hy que preguntarse por la experiencia previa de cada individuo en el momento que se desea actuar. Hay que preguntarse de dónbde viene y quñe ha vivido.
      Besos y gracias, querida Marta.
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  10. Buena tarde desde Sonora México mi estimado Dr.
    Espero, más bien estoy seguro que disfrutó mucho su estancia en Xalapa Veracruz en el CONISEN con mis colegas normalistas.
    Es un gusto leerle de nuevo, despues de unas semanas de demasiado trabajo y compromisos familiares y laborales.
    Simpre he escuchado que es mejor que los hijos te tengan respeto a que te tengan miedo. Pero el respeto no se pide, se gana, con el ejemplo, con cariño, con amor, con paciencia… a diferencia del miedo.
    Tampoco estoy de acuerdo con las lecciones que muchas se dan en forma de castigos. En mi caso personal, las lecciones las doy platicando con mi hijo, con mis alumnos reflexionando sobre las situaciones que están pasando o pasaron. Así he entendido que se aprende más dialogando y reflexionando que castigando o reprobando a las personas.
    Lo que las personas muchas necesitan para mejorar, es sentir que alguien confia en ellos, no necesitan tener a alguien que señale sus errores y los castigue por ellos, hablando como padre y maestro.
    Los castigos no edifican la autoestima, ni la confianza, sino más bien la degradan y eso trae consecuencias negativas.
    Esa película ma ha dejado intrigado y coo usted bien la analiza, vale mucho la pena verla en casa como en la escuela.
    Saludos cordiales.

    • Querido Misael:
      La experiencia en Xalapa fue estupenda. Y también lo ha sido en Guadalajara en el Quinto congreso de Recrea Academy. Es emocionante ver a siete mil docentes aplaudir de pie una conferencia. Le puse a la conferEncia el título de uno de mis libros: EVALUAR CON EL CORAZÓN.
      Además participé (en el Palacio de gobierno) en en unas interesantes sesiones bajo el titulo DIÁLOGOS IBEROAMERICANOS.
      MUY DE ACUERDO CON LO QUE PLANTEAS SOBRE EL CASTIGO.
      Un gran abrazo.
      Estoy a punto de volar a Madrid.
      Muchas gracias por tu interesante y certero comentario.
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  11. En mi opinión, el castigo es un método educativo que no se sostiene a largo plazo, pues a la larga solo conseguirá que la relación entre padres e hijos se deteriore. Está bien que el niño tenga conocimientos acerca de que debe y que no debe hacer, pero me parece más sencillo que desde pequeño se fomente la comunicación para hacer entender al niño que es lo correcto. Además, el castigo me parece que no soluciona nada, pues a fin de cuentas, realizará sus acciones por miedo al castigo, a la sanción y no porque comprenda que lo que hace está mal. Esto me lleva al pensamiento de que cuando llegue un día en que nadie vaya a imponerle un castigo, el niño hará lo que quiera, pues ha aprendido que las cosas no se hacen porque hay un castigo.
    Un saludo.

    • Estimado Pablo:
      Comparto en buena medida tu tesis sobre el castigo por estos tres argumentos fundamentales, aunque otroscomplementarios:
      a. Se aprende a evitar el castigo, no a evitar la mala acción.
      b. No ayuda a reflexionar sobre el contenido moral de las acciones o las omisiones,
      c.Rompe o enturbia la la relación entre padres e hijos, educadores y alumnos.
      Digo que hay otros argumentos como el de ajustar la intensidad o duración del castigo a la gravedad del hechos.
      Tampoco es fácil conocer cómo valora la persona castigada la justicia de la sanción.
      Hay, muchas veces, intereses ocultos o explícitos en la actitud de quien castiga (comodidad, subjetividad, estado de ánimo…).
      Un cordial saludo.
      Gracias por tu participación.
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  12. Esta entrada me ha gustado mucho ya que es un tema importante del cual se debe hablar y ayuda a concienciar de la importancia que tiene la forma de castigar.

    • Querida Valeria:
      Tienes razón. El castigo en sí mismo y todo lo que lleva consigo tiene graves repercusiones en la relación de las personas (las que castigan y las que son castigadas). Y puede marcar de manera muy negativa.
      Gracias por leer y por escribir.
      MAS

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