La magia de la escritura

3 Dic

Responsables del Ministerio de Educación de Chile en la región de Coquimbo me han invitado a participar en una experiencia que pretende promover la reflexión escrita sobre la práctica docente como un modo de transformarla en su racionalidad y en su justicia.

Se trata de un proyecto que comenzará con cinco talleres, de los cuales me han encargado dirigir el primero. Pero la experiencia no acabará sino que comenzará con dichos talleres. Es entonces cuando se armarán los proyectos de escritura. Un profesor en solitario, un grupo de docentes o un claustro completo.

Es importante escribir. Es necesario escribir. El pensamiento que tenemos sobre la práctica suele sr caótico y errático pero, cuando escribimos, nos vemos obligados a estructurar, a argumentar, a ordenar el pensamiento. Y eso ayuda a comprender.

La escritura tiene otro beneficio, Otros pueden leer lo escrito. Y esa lectura tiene dos virtualidades. Ofrece a otros profesionales caminos para poder avanzar. Y, además, genera el optimismo que supone saber que no estamos solos en los esfuerzos para alcanzar la mejora.

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En el libro titulado “La magia de escribir”, cuyos autores son mis queridos amigos José Antonio Marina y María de la Válgoma se dice:  “Escribir es abrir un claro  en el bosque de experiencias confusas, poner en limpio”.

En un interesante libro que acaba de publicar Rosa Montero, titulado “El riesgo de estar cuerda”, que he leído hace unos días, se puede leer: “Escribir es danzar y la música me ha ido llevando, como quien trenza pasos en el aire, hasta llegar a estas líneas que tecleo ahora”.

Estoy seguro de que en muchas escuelas existen prácticas magníficas de enseñanza, de comunicación, de evaluación, de creatividad. Me juego el brazo izquierdo con reloj incluido a que las hay. Y no pierdo mi brazo. Pero no me juego el brazo derecho para apostar a que esas prácticas están escritas. No me lo juego. Porque lo perdería.

Existen, a mi juicio, siete causas de la agrafia docente.  No quiero decir que no haya otras, pero pienso que estas afectan a muchos docentes.

No soy un teórico con preparación para realizar tareas de ese tipo. “Lo mío es dar clase.  La escritura es para los académicos, para los investigadores, para los teóricos”, dicen algunos profesores. Un docente me dijo hace algún tiempo “A mí no me pagan por pensar, me pagan por dar clase”. Qué inmenso error. Primero porque no se puede dar clase sin pensar. Y no se pueden mejorar las clases sin reflexionar.

Lo que yo hago no tiene tanta importancia como para ser contado por escrito.  Hay profesores que piensan que solo merecen contarse las experiencias  excepcionales, las iniciativas fueras de serie, las macroinvestigaciones que exigen grandes muestras y operaciones estadísticas sofisticadas. Lo cierto es que cada experiencia es única, cada innovación tiene su peculiaridad. Es más, son esas investigaciones a pie de aula las que más interesan a los docentes.

No dispongo del tiempo necesario que exige la escritura. Hay otras tareas más apremiantes que me ocupan el tiempo. Lo prioritario es preparar las clases, planificar el trabajo, evaluar los aprendizajes, atender la burocracia. No queda tiempo para hacer tareas de escritura.

Lo puedo contar hablando, pero no se me da bien escribir.  No hace falta ser un escritor profesional, pero sí es necesario  escribir correctamente.  No es tan complicado. Sujeto, verbo y predicado. Sujeto, verbo y predicado. Sujeto, verbo y predicado. Así, hasta que se acabe de contar lo que se pretende. Por otra parte, a escribir se aprende solo de una manera: escribiendo.

No es una tarea que esté entre mis obligaciones profesionales.  Hay quien tiene a gala cumplir  lo que la ley exige.  Son los profesionales del cumplimiento (cumplo y miento, decía mi profesor Miguel Fernández Pérez), Y entienden que escribir no está entre los deberes.  No le voy a regalar nada de forma gratuita a la administración, añaden.

Es la primera vez que lo voy a hacer. Es lógico que, ante una experiencia nueva, se sienta el riesgo de  no saber llevarla a buen término. Y que se sienta el temor a ser evaluado negativamente por los potenciales lectores y lectoras.Creo que es  interesante asumir ese riesgo.

No hay quien edite lo que yo escriba. Conozco algunos docentes que han escrito y no han encontrado plataformas de difusión. Las editoriales, como es lógico, solo publican aquello que puede serles rentable. Un proyecto como este exige garantías para la difusión, sea en documentos con soporte de papel o a través de plataformas digitales.

Voy a poner dos ejemplos de experiencias  de escritura que he impulsado. No estoy hablando de memoria. Hablo de experiencias concretas. Una tiene que ver con la escritura realizada por docentes y otra de escritura realizada por  alumnos.

El primero tiene que ver con una  experiencia de formación que se hizo en la Universidad de Santiago de Chile. Impartí una conferencia de dos horas que titulé La evaluación como aprendizaje. Había profesores de varias especialidades. Se organizaron reuniones del conjunto de voluntarios para coordinar las acciones, intercambiar ideas y compartir propósitos y analizar dificultades.

Con la ayuda de un guión que les propuse redactaron un informe sobre sus prácticas de evaluación. Esos informes se compartieron con todos los profesores que formaron parte de la experiencia.

Con los informes se publicó un libro titulado “La evaluación como aprendizaje. Experiencias en la Universidad de Santiago de Chile”. Ese libro fue presentado solemnemente a la comunidad educativa en una sesión en la que intervinieron los autores, alumnos participantes en la experiencia, autoridades académicas  y yo como coordinador. Se regaló a todos los asistentes un ejemplar de la obra.

He elegido esta experiencia entre muchas otras.  La escritura de los informes provocó una dinámica de reflexión que dio lugar a innovaciones en la práctica de la evaluación.

El libro sirvió y sigue sirviendo para que otros conozcan caminos de mejora y para que quienes se esfuerzan por mejorar sus prácticas no se sientan solos en el empeño.

Quiero compartir con mis lectores y lectoras otra experiencia relacionada con la escritura que realicé hace años con mis alumnos y alumnas. Al comienzo del curso les propuse que, además de leer lo que otros han escrito sobre la asignatura (Organización de las instituciones educativas) les proponía escribir un libro que fuera fruto de sus investigaciones. Al fin y al cabo, les dije, estamos inmersos en organizaciones. Podemos observar, podemos interrogar a los que las habitamos. Y luego escribir lo que hemos descubierto.  Al finalizar el curso publicamos un libro titulado “Investigar en organización”.

En cada capítulo aparecen los nombres de los autores y de las autoras. No se trata de poner a trabajar a los  alumnos para que luego publique el profesor. Ese es un modo de proceder abusivo. Los alumnos trabajan y el profesor recoge  los frutos, atribuyéndose el mérito de una publicación.

Tengo ese libro delante. Y veo los nombres de los autores al pie de sus trabajos: “El primer día de clase” (María Dolores Pérez y María del Mar Sánchez),  “Cambio en la dinámica de las clases” (Adoración Saavedra Delgado), “Contrastes espaciales” (María Ascensión Aguilera y Ana Peláez),  “El que manda, manda” (María de los Ángeles Laosa), “La hora del comienzo” (Gloria Díaz, Catalina Rodríguez y María del Mar Sánchez), “Alineados y desconcertados” (Rafael Verdún Cabello), “Análisis de documentos” (María José García Marqués)”, “Los recortes del tiempo” (Miguel Ángel Santos), “Los procesos de participación en el aula (María Dolores Pérez y María del Mar Sánchez”)… Estos son algunos títulos y sus autores y autoras.

Ellos casi no podían creer que tenían en la mano un libro que era suyo, que había nacido de sus esfuerzos por indagar y de su deseo de expresar los hallazgos por escrito. Esa experiencia tenía también la finalidad de romper el patrón clásico de la enseñanza: uno que ha leído explica a los alumnos y alumnas el resultado de las investigaciones que otros han hecho. No es eso lo importante. Ellos vieron que eran capaces de buscar, de explorar, de escribir  y de compartir lo descubierto con sus lectores y lectoras. De hecho ese libro se incluía en las bibliografía de la asignatura en años posteriores. La magia de la escritura.

23 respuestas a «La magia de la escritura»

  1. QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL ÁNGEL:
    Un saludo muy afectuoso y mis mejores deseos para ti, para los tuyos y para tus lectores y lectoras.
    No cabe duda de la importancia y de las variadas dimensiones del hecho de escribir, en el caso concreto que abordas en el rico e ilustrativo artículo de hoy, la escritura en la institución escolar (docentes y discentes). Siempre digo a mis alumnos que escriban, que borren, que tachen, que redacten un diario…que plasmen por escrito sus cuitas, sus inquietudes, sus ilusiones…¿Por qué? Por su efecto catártico, terapéutico, de desahogo. Porque les permite reflexionar y restructurar sus pensamientos al revisar lo escrito.
    Y lo escrito escrito está, a perpetuidad, la ciencia y los saberes, en gran medida, se han desarrollado gracias a la escritura. Las Ciencias de la Educación no son ajenas a esto. Pero más allá de lo academicista, resulta interesante escribir sobre la práctica docente, impulsar la reflexión y la metacognición sobre el día a día de las clases. Tuve la suerte de ojear, hojear y leer brevemente los diarios de clase de una vocacionada maestra de mi madre. Se llamaba doña Sara Zurro (una de sus hijas es profesora de latín en un IES de Valladolid). Aquella maestra de mi madre, que ejerció en Simancas (Valladolid, España) elaboró unos diarios de clase de gran valor y calidad en lo referente a la praxis, al desarrollo de las sesiones, al pensamiento sobre la Educación. Destacaban también por su riqueza literaria y textual.
    La escritura también atañe e interpela al alumnado: no solo han de escribir en las clases de Lengua y Literatura: reflexionar y analizar y describir sobre las clases, la metodología, el profesorado, sus vivencias escolares, su interactuar, los procesos de toda índole…dignifican al alumno como parte activa e integrante de la institución educativa: ¿qué sería de los profesores, de los colegios, institutos y universidades sin alumnos? Y no solo es recomendable que escriban, hay que propagar, divulgar, conferir protagonismo a esos escritos. ¿Cómo y dónde? Transmitiendo oralmente a la comunidad educativa que han escrito, proponiendo proyectos sobre aspectos de su interés a fin de dejar constancia de sus ideas en un libro colectivo; publicar esos textos del alumnado en la revista o periódico del centro, barrio, en alguna sección de la Consejería de Educación, en soportes digitales.
    Se pueden presentar esos escritos del alumnado a certámenes no literarios, salvo que el tema sea libre…En una sociedad de la información, semidigital o semiguttemberg (nos movemos en la Administración entre lo digital y los soportes tradicionales).
    -Termino: vais a pensar que me he tomado una cafetera, que uso pilas Duracell y que he redactado mi diario matinal.
    Escribir, escribir y escribir…sin temores ni perfeccionismo (mi maestra universitaria, doña Isabel Paraíso, escribió un libro titulado “Psicoanálisis de la experiencia literaria”, en él habla del psiquismo del escritor y de la censura que su subconsciente ejerce en el proceso de la escritura, con el bloqueo consiguiente…).
    Feliz fin de semana.

    • Querido Carlos:
      Qué madrugador. He visto que has escrito tu interesante comentario a las 8.17. Y sé que eres de quienes leen con atención, así que te has puesto a la tarea muy prontito.
      Se nota, que quien escribe tiene un compromiso profesional com la enseñanza. Sé con qué intensidad y profesionalidad vives y disfrutas tu tarea. Tienen suerte tus alumnos y tus alumnas.
      Te gustará leer el libro de Rosa Montero que cito en el texto. Se nota que ha trabajado muchísimo para su elaboración.
      Ayer presenté en la librería Rayuela la obra de un autor italiano (Diego Galdino) que tiene traducidos al castellano dos libro: El primer café de la mañana y El último café de la tarde. Este autor se levanta a las cuatro de la madrugada y escribe diariamente durante una hora. Luego se va a trabajar como camarero a un bar que se encuentra cerca del Vaticano.
      Estupendo comentario, de los que mejorar el artículo. GRacias.
      Un abrazo.
      MÁS

  2. Muy buenas Miguel Ángel!
    Lo primero es darte las gracias por este artículo “toca neuronas” especialmente para los que no escribimos y deberíamos hacerlo.
    Tenemos experiencias educativas chulas donde participa toda la comunidad que podríamos escribir. Desde el grupo de la incoherencia porque ánimo mucho a escribir y yo no lo hago… creo que me voy a pasar a la coherencia de vamos a escribir juntos.
    El lunes lo voy a proponer!
    Hoy desde una churrería típica tópica madrileña hago este pacto conmigo mismo; como testigos, estos buenos churros que pronto desapareceran me recordarán lo pactado.
    Espero que sí apuestas el brazo no perderás tampoco el reloj. Gracias por los constantes ánimos! En eso también eres un crack.
    Mil felicidades por el TED Málaga.
    Fenomenal
    Un súper abrazo que tengo que dejar la mesa.
    Hoy, aunque la tertulia ha sido conmigo mismo, te mando mil abrazos y besos de tu familia Almeriense.
    Te queremos!

    • Querido viajero:
      Eres admirable. Así que en Madrid, con unos churritos delante, has leído, has escrito y te has comprometido a la escritura.
      Ayer estuve presentando en la librería Rayuela al escritor italiano Diego Galdino. Él escribe novela, pero le apasiona tanto la escritura que se levanta a las 4 de la mañana para escribir de 4.30 a %.30 antes de ir a trabaja como camarero a un bar de Roma. Es un camarero que no puede vivir son la escritura.
      qué importante disfrutar de esa tarea. Pero ya ves: algunos todavía mandan a los alumnos escribir cien veces una frase, como un profesor que le mandó escribir a un alumno cien veces la frase TENGO QUE TENER MÁS MEMORIA.
      UN GRAN ABRAZO.
      Y gracias.
      Buen regreso y buena semana (con propuesta incluida).
      MÁS

  3. Hola Miguel Ángel.

    Me imagino que ya te habrá avisado otro comentarista. Pero, por si ls “moscas”… Se ha colado en la entrada algo que me imagino corresponde a los metadados del blog:

    “Estás listo para publicar?
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    En relación a tu entrada me gustaría comentar algunas cosas:

    Ante esta frase “A mí no me pagan por pensar, me pagan por dar clase”… Me parece increíble esta afirmación. Una porque es mentira, seguro que el que la dijo está constantemente pensando. Segundo, para pensar y decir esta frase, mejor estar desconectado y quedarse en “stand by”. Tercero, nos pagan entre muchos otros motivos para pensar y escribir. Una programación no es ni más ni menos que un diseño escrito de lo que pretendemos enseñar….

    “Lo que yo hago no tiene tanta importancia como para ser contado por escrito” Cuanta experiencia interesante se pierde por no plasmarla por escrito y darle visibilidad. Como editor de una revista de educación, tal y como comentas, lo que realmente atrae a la mayoría de los lectores docentes son las experiencias de otros colegas, mucho más que artículos teóricos y científicos. Aunque los contextos sean diferentes, siempre se puede adaptar a nuestra realidad escolar.

    “No dispongo del tiempo necesario que exige la escritura” Efectivamente muchos van con el tiempo apretado, pero seguro que podemos sacar tiempo de algún sitio para sentarse de forma serena y reflexionar sobre lo que hacemos en nuestra práctica docente. Escribir las ideas nos las ordenan y estructuran en nuestro cerebro. No se trata de enseñar por enseñar, para eso no es necesario ser docente, pero si es preciso si se quiere actuar con intención educativa. No vale enseñar verbos, clases de sustantivos, tipos de animales, tipos polígonos, notas musicales, ejercicios físicos, colores, palabras en otro idioma,… sin intención educativa. Todo lo que enseñemos debe tener un propósito, un objetivo, de lo contrario es posible que enseñemos cuestiones superficiales y poco útiles y duraderas en la memoria.

    “Es la primera vez que lo voy a hacer”. Efectivamente, a mí también me produjo cierto temor la primera vez que presenté un escrito en público. Cuando escribes algo para ser leído por otros estás exponiendo algo de ti, y eso da miedo y exige responsabilidad. La primera vez le pasé el escrito a un colega con experiencia para que lo revisara. Todos tenemos compañeros y compañeras con experiencia que nos pueden guiar y orientar…

    “No hay quien edite lo que yo escriba” Hay de todo, con un mínimo de rigor y de interés en mi revista se publica gran cantidad de artículos relacionados con la educación física. Es cierto que hay revistas elitistas que son muy selectivas. Pero siempre hay plataformas donde dar los primeros pasos, solo hay que buscarlas. He aquí una, sin ir más lejos… Y si nadie te publica existen los blogs que, de forma gratuito y con una facilidad intuitiva, nos acercan a un mundo casi infinito como es internet…

    Feliz semana, escribano!! 😉

    • Querido Juan Carlos:
      Ayer tuve un día ajetreado porque presenté en la Librería Rayuela dos libros del escritor italiano Diego Galdino. Y estuve con él todo el día. No pude atender los comentarios. Voy a ver lo que dices al comienzo de tu comentario.
      Agradezco los avisos sobre problemas del texto porque, una vez que lo cuelgo, no suelo releerlo.
      Me parece muy interesante lo que comentas sobre las dificultades que tienen que superar los docentes para hacer frente a las exigencias de la escritura.
      Se nota que escribes desde dentro de la profesión.
      Muchas gracias.
      Un abrazo.
      MÁS

  4. Buen día desde México mi estimado Dr. Santos Guerra.
    Vaya que es una tarea muy importante la de impulsar la lectura y la escritura. Se han realizado esfuerzos buenos y malos, con poco o mucho impacto por décadas en cada sistema educativo para porder fomentar la lectura y la escritura. Pero nunca serán suficientes, porque hoy más que nunca vivimos una crisis de lectores y de escritores. Nos está pasando en las Escuelas Normales (Formadoras de docenes en nuestro país) y también en cualquier universidad. La gran mayoría de los alumnos no quiere leer y mucho menos escribir.
    Recuerdo una actividad con la que iniciaba mis clases cuando era docente de educación promaria, para impulsar la escritura, se llama “La frase del día”. Un alumno inicaba diciendo algo que le había pasado, así como usted lo dice “Sujeto, verbo y predicado”, pasaba al pizarrón y la escribía, luego seguía otro, y otro, y así se hacía un texto, luego lo leíamos todos y le dábamos coherencia, como una historia, un cuento. Al final todos habían colaborado y se motivaban por escribir, porque sus ideas estaban plasmadas en el texto y tenían valor.
    Es muy cierto lo que dice que muchos docentes menospreciamos nuestras propias experiencias y por eso no nos atrevemos a escribirlas. Recuerdo una vez que vino un maestro de otro país, no recuerdo cual, a un congreso a Sonora México y nos platicaba que todo empieza de lo cotidiano, que de ahí podemos partir. Nos pidió que contáramos anécdotas de nuestra práctica, luego nos dijo que si le dábamos autorización de extraer información de ellas para publicar y compartir, a lo que dijimos que sí. Al poco tiempo, esas anécdotas eran parte de uno de sus libros y al menos yo, quedé impresionado por ver nuestras historias publicadas y que serían leídas por muchas personas.
    Hay prácticas maravillosas que realizan los docentes en las aulas, pero se quedan ahí porque no las comparten, por darles poca importancia. Podíamos hacer manuales enteros con distintos tomos de cómo dar clases, de cómo evaluar, de cómo motivar, etc…si recogiéramos la experiencias de nuestros maestros, porque cada una es singular y particular.
    Saludos cordiales Dr. Santos Guerra.

    • Estimado Misael:
      Fíjate lo que pasa con la escritura: de cada mil lectores SOLO HAY UNO QUE SE DECIDE A ESCRIBIR.
      Claro que hay experiencias interesantes que no conocemos porque los protagonistas, por diversos motivos, no las cuentan.
      Tú hablas de algunas y estoy seguro de que muchas se quedan en el silencio.
      Gracias por tu comentario.
      UN GRAN ABRAZO DESDE ESPAÑA A MÉXICO.
      MÁS

  5. Querido Maesto:
    Aplaudo todos los proyectos que ha realizado y admiro que todos tienen un fin, el deseo de escribir y que lo escrito y redactado sirva de experiencia en un futuro no lejano.
    Voy a hablar de mi caso que por medio de este blog he ido profundizando en comunicar mis historias a través de mis humildes escritos.
    No sabe cuanto me ha ayudado a crecer como persona y a tener seguridad en mi misma.
    Sus historias, sus consejos, sus mensajes, me han servido para tener la osadia de seguir escribiendo en este blog, expresando a mi manera mis sentimientos y mi manera de ser.
    Tengo mucho que aprender de sus conocimientos y quiero estar aquí para seguir haciéndolo.
    Hoy se ha notado que ha llegado el invierno, el frío y algo de lluvia nos ha recordado que nos acercamos a la Navidad; pero de la Navidad ya hablaremos.
    Ya sin más me despido con un cordial saludo y miles de abrazos para todos.
    !Qué la semana sea feliz y leve!

    • Querida Loly:
      Pue sí, estoy comprobando desde hace tiempo que escribes con asiduidad, sin fallar ni una sola semana desde hace años.
      Es estupendo que sepas escribir sobre diferentes temas y plasmar tus vivencias con claridad y eficacia.
      Me alegra mucho que utilices este espacio para plasmar tus ideas y tus sentimientps.
      Besos y gracias.
      MÁS

  6. Querido Miguel Ángel:
    Hoy se nos anima a escribir. La verdad es que siempre me ha dado algo de miedo escribir para que lean otros.
    Yo recuerdo, que en mis tiempos de estudiante, se tenía en el aula una buena costumbre que se llamaba redacción. Está consistía en desarrollar un escrito sobre un tema determinado. Reconozco que era un trabajo ímprobo para el profesor leer y corregir todas esas redacciones. No sé si hoy se sigue está buena costumbre muy pesada para el profesor.
    Recuerdo que cuando inicié la universidad en Barcelona, lo primero que nos mandaron y calificaron a todos fue una redacción titulada “a río revuelto ganancia de pescadores”.
    No necesito decir que el que intentaba pescar era el profesor…
    Estoy muy de acuerdo en los beneficios de la escritura, nos libera de muchas tensiones. Si es de cara a que la lean otros, también las da.
    Querido Miguel Ángel, te tengo como gran modelo de conferenciante, de escritor y sobre todo de persona. Sólo digo lo que siento.
    Un gran abrazo y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Hablamos de escribir y veo cada semana que expresar muy claramente tus ideas, tus posiciones y tus sentimientos.
      Sí, hay que animar y enseñar a escribir a nuestros alumnos y alumnas.
      Y, para ello, es necesario que lo profesores también disfrutemos haciéndolo.
      Gracias, amigo, por tus generosas palabras.
      Un gran abrazo.
      MÁS

  7. Lo ideal es saber escribir con satisfacción, porque si se vive la escritura como un castigo será más difícil dedicarse a esa tarea.
    Eso requiere empezar desde la escuela. Hay que invitar a escribir, ayudar a escribir, felicitar por lo escrito.
    Es bueno escribir sobre aquellas cuestiones que interesan.
    Podemos escribir para nosotros, para expresarnos o escribir para que nos lean.

    • Querida Laura:
      Estoy de acuerdo con tus planteamientos.
      El profesor tiene que ser un ejemplo. Si a él le gusta escribir, será más fácil que contagie la pasión por la escritura.
      Yo cuento la anécdota de un profesor que le pone una nota manuscrita a un alumno en un examen y el alumno no entiende la letra del profesor.
      Acude a él y le dice:
      – Profesor, no entiendo lo que me ha escrito.
      El profesor lke contesta:
      – Ahí te digo que escribas con la letra más clara.
      No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo.
      Besos y gracias.
      MÁS

    • Querida María:
      Solo por ese motivo mereció la pena escribir el artículo.
      Que te vaya bien en esa decisión. Estoy seguro que así será.
      Besos y gracias.
      MÁS

  8. Hay muchísimas experiencias extraordinarias que no se cuentan. Y es una pena porque muchos podrían. beneficiarse de esas ideas y alimentar el optimismo.
    El principal estímulo para escribir es que nos guste hacerlo.
    Hay que alimentar ese disfrute.

    • Querida Elisa:
      Claro, si algo es apetecible, lo haremos casi sin remedio. Pero si algo es aborrecible, no lo haremos de forma voluntaria.
      Es importante que manejemos de forma inteligente la didáctica de la escritura.
      Querer, saber y poder expresarse es una forma de enriquecernos intelectual y afectivamente.
      Besos y gracias.
      MÁS

    • Estimado José:
      Gracias por la lectura y por tu valoración positiva del artículo.
      Los comentarios suelen ser muy interesantes. Se nota que son fruto de la reflexión. Casi siempre argumentan y ofrecen visiones interesantes. No se limitan a decir me gusta o no me gusta.
      Un cordial saludo.
      MÁS

  9. A mí me gusta escribir. Lo hago porque me gusta expresar lo que siento y lo que pienso,
    Cuando lo hago me siento bien. No escribo para los demás, Escribo porque lo necesito, porque me gusta.
    Saludos.

    • Querida Marta:
      Qué hermoso. Es muy importante que la escritura sea una tarea placentera.
      El día 3 de diciembre, sábado, presente en la Librería Rayuela de Málaga al escritor Diego Galdino. Es un camarero de Roma. Se levanta alas cuatro de la mañana y de 4.30 a 5.30, antes de ir a trabajar, escribe durante esa hora TODOS LOS DÍAS.
      Eso solo se puede hacer si se tiene pasión por la escritura.
      Besos, gracias y enhorabuena.
      MÁS

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